La raiz de todo mal (parte 1)


Este capítulo será un poquito extenso, pero trataré de que no tenga tanto relleno, solo serán dos capítulos pero trataré dar todo para que entiendan lo más que pueda lo que mi loca mente les quiere transmitir, explica el pasado de Giyu con su hermana y el momento hasta que salvó a Giyu y a Sabito, créanme no me siento orgullosa de lo que le pasó a Tsutako.






Tsutako se levantaba con todos los ánimos, hoy el día era hermoso, soleado y un fresco viento, lamentablemente, la vida no era fácil para ella y su otooto, con sus padres muertos, había tenido que dejar la escuela para poder estar al cuidado de su hermano.

Giyu era pequeño cuando sus padres murieron y Tsutako era una chica joven, de ser una jovencita que asistía a la escuela y preocuparse por quien la invitaría al baile de graduación, pasó a ser una joven buscando trabajos que aceptaran menores de edad y dejar de estudiar.

Había sido difícil, pero se negó a que servicios infantiles se llevaran a su hermano, la trabajadora social, a cargo de su caso, era una buena persona y abogó por ellos, mientras Giyu estuviera bien nutrido y fuera a la escuela, todo estaría bien.

Lamentablemente los gastos apenas eran cubiertos por los salarios de Tsutako.

Tenía dos trabajos, el primero en una tienda de ropa y el segundo en un lujoso bar-antro, sabía que había sido contratada por ser bonita, pero la paga era buena y con las propinas podía costear los "regalos" de su otooto.

Pero ese día podría ser distinto, tomó la mano de su pequeño otooto y lo llevó a la escuela, de inmediato se fue a la tienda para ponerse a trabajar, el día era lindo, pero no moralmente, al llegar le esperaba un gerente molesto, el cual la regañó por que mucha ropa estaba fuera de lugar, incluso algunas tiradas, Tsutako sabía que no era su culpa, era de su compañera que no era mas que una floja, pero al ser sobrina de la esposa del dueño, prefería callar, necesitaba el trabajo.

Después de la reprimenda, empezó a acomodar las camisas, cuando alguien entró, un cliente, el cual se acercó a Tsutako.

-disculpe señorita ¿podría ayudarme?-

Tsutako levantó la vista y vio a un joven muy guapo, la cabellera castaña y alto, tez clara y linda sonrisa, el chico bajó sus lentes de sol y ella observó unos preciosos ojos aceitunados, era muy guapo.

- eehh.. si-

El chico sonrió

- eres muy linda- Tsutako se sonrojó por las palabras del chico - necesitó algo para una fiesta en la noche y soy pésimo combinando, espero puedas hacerme ver bien y con estilo- le dijo guiñándole el ojo

Tsutako no sabía cómo reaccionar así que solo siguió asintiendo, después de un rato, el chico salió con un buen conjunto, algo que hacía verlo más guapo, palabras de la chica.

Al momento de pagar, el chico iba a preguntarle algo a Tsutako, cuando la sobrina del dueño decidió intervenir y mandarla a la bodega, la chica asintió y solo se fue, debía dejar de fantasear, chicos como el, solo se fijaban en chicas con dinero, dejó de soñar y fue a revisar la bodega, quería acabar para llevar a su hermano por un helado al salir.



- entonces el maestro me dijo que en unos meses habrá un viaje a la playa y podremos ver las diferentes especies de peces en su hábitat natural y eso incluye un paseo en el santuario Shinto, es el que tiene muchos peces koi-

Tsutako sonreía con las palabras de su hermano, un helado de fresa y chocolate estaba en las manos de su otooto, mientras que ella se había decidido por uno de mantequilla de maní.

- lastima que no podré ir- dijo Giyu y siguió comiendo su helado

- claro que iras, mi pequeño otooto debe de...-

- la cuota es de 34000 yenes-

Tsutako se atragantó con su helado, era más que lo un mes de renta

- podría tomar un doble turno y...-

- no, estaré bien, es solo un viaje, además trabajas mucho, se que trabajas tanto y apenas alcanza, no te preocupes onee-san-

Tsukato se dio cuenta de que pequeño era demasiado listo y había madurado demasiado rápido, los niños de la edad de Giyu debían divertirse y su única preocupación debía ser que les sirvieran verduras, pero su hermanito se preocupaba por que ella no se presionara.

- ¿quieres comer algo de ramen?-

- ¿no se te hará tarde?-

- no, además- dijo y presionó su frente con la de Giyu- tú eres lo más importante, nada vale más que tú-

Giyu sonrió y asintió, Tsutako le dio su helado y apretó las lágrimas dentro de su ojos, esperaba que pronto las cosas mejoraran.


- en serio que creo que es el destino el que esa jugando este día-

Tsutako reconoció esa voz, al voltear, vio al chico de la tienda, usaba la ropa que escogió y estaba acompañado de un grupo de chicos, se veía muy guapo y ella le tocaría ser su mesera.

La noche transcurrió normal, la única diferencia fue que los chicos le habían dejado una muy buena propina y el número telefónico, Tsutako sonrió, pero con la mala suerte que una compañera chocó con ella y terminó bañada en vodka y con el papel escurriendo la tinta, su compañera se disculpó y ella sólo sonrió, no se podía hacer más.

Al llegar, fue a la casa de la vecina por su hermano, la señora Sayuri era quien cuidaba de su hermanito mientras ella trabajaba, no podía dejarlo solo, pero esta vez ella le dio la noticia de que se tendría que mudar y no podría cuidar más a Giyu, eso fue como un balde de agua fría para ella, no quería pensar en perder ese salario, pero su hermano no podía quedarse solo.


- este es el número del lugar, cualquier cosa me marcas y vendré de inmediato-

- estaré bien onee-san, puedo cuidarme solo-

Tsutako se vio en la necesidad de dejarlo solo, pero su hermano le prometió que estaría bien y en realidad lo estuvo, durante dos semanas todo fue bien, pero lo malo fue cuando esa noche recibió la llamada de su casa.

- otooto ¿estás bien?- preguntó ella, pensado que era su hermano

- necesitaos hablar señorita Tomioka-

Tsutako se congeló con la voz de la trabajadora social, de inmediato le informó al gerente que se tenía que ir, el viaje le pareció eterno, pero se quedó fría al ver a la mujer en la puerta de la casa al lado de una mujer mayor, esto sería malo.

Estaba tan desanimada que no sabía que hacer, la noche anterior había sido puesta a prueba, si tenía otro incidente, la custodia de su hermano pasaría al estado, no podía permitirlo, había tenido que renunciar a su segundo trabajo y tendría que buscar uno solo que cubriera el sueldo de ambos trabajos, pero era difícil para una chica sin estudios, más tarde le preguntaría al gerente si podría darle un aumento.

Estaba tan desanimada, que no se dio cuenta del chico que llegó a su lado

- sabes, me sentí decepcionado de que no me llamaras-

- lo siento, yo perdí tu número y...-

- no pasa nada, pero espero me aceptes algo después de tu turno-

La chica asintió, un pequeño rayito de luz en su día.

Al terminar su turno, vio al chico a la salida, pero olvidaba que tenía responsabilidades más fuertes que el amor

- perdón, pero debo ir por mi hermano, lo siento-

El chico le sonrió

- entonces espero a tu hermano les guste el takoyaki-

- ¿nos invitarás a ambos?-

- claro, por cierto, mi nombre es Yue-

- el mío es Tsutako-

- lindo nombre-

Si bien las cosas estaban bien con Yue, Giyu lo había aceptado, siempre y cuando no hiciera llorar a su hermana, la economía era terrible, apenas podía costearse la comida con la paga y prefería no meter a Yue en sus problemas.

Se veía al espejo y observaba sus costillas, casi se podían sentir una por una en sus costados, su cara estaba pálida, pero podría arreglarlo con maquillaje, pero lo que más le dolió era su hermano.

Había reducido las porciones de comida a unas más pequeñas, incluso algunas veces, solo podían comer un poco de arroz, pero Giyu nunca se quejó, los bentos pasaron a ser simples bolas de arroz y Tsutako comenzaba a ver más delgado a su hermanito.

Esa tarde Yue la invito a salir, no se sentía muy bien pero debía fingir que todo estaba bien, le dio de comer a su hermano y salieron juntos.

El chico había aceptado que ella siempre llevara a su hermano, cosa que agradecía, pero cuando estaban a medio camino, sintió su cabeza dar vueltas y el cuerpo pesado, solo escuchaba la voz de Yue y los gritos preocupados de Giyu, después, todo fue oscuridad.

Despertó unas horas después en el hospital, una intravenosa en su mano y su hermanito acostado a su lado.

- desviste decirme que las cosas no estaban bien-

- yo...-

- tienes una severa desnutrición y anemia, Giyu presenta síntomas más leves, pero le pedí al doctor que no levantara el reporte ya que recuerdo que me dijiste que estabas a prueba por la custodia de tu hermano-

- lo siento- dijo comenzando a llorar - ella me dijo que debía cuidar mejor a mi pequeño otooto, pero no puedo conseguir otro trabajo, debo cuidarlo y no tengo estudios y no quería causarte problemas-

Yue se acercó y la abrazó

- yo puedo hacerme cargo de ustedes, me gustas mucho Tsutako, de hecho te amo y si me permites, quiere ser parte de tu familia, cuidar de ti y de Giyu-

Las palabras eran tan sinceras, que se dedicó a llorar en los brazos de Yue, un abrazo que prácticamente era un pacto silencioso, uno que resultaría con un final tan catastrófico, ya que no siempre conocemos a las personas, no del todo, conocemos su exterior más no la oscuridad que guarda su alma.....











Espero les guste




Los kiere y ama inukagban








Rakel 😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘

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