SMUT: ØNƏ
pov 's park soojin
Desde que tengo memoria no ha habido ni un día en el que mi madre falte al trabajo, sin importar si yo era muy pequeña, o estaba enferma, ella se iba de todas formas y a mi solo me tocaba verla partir, anhelando al menos pasar un día completo junto a ella. Pero, luego de que su jefe la haya llamado un viernes por la noche a las tres y media de la tarde, recibí lo que podría ser un paso a la diferencia en mi vida, como siempre, él solicitaba que ella asista a uno de sus viajes de negocio, puesto que el Vicepresidente de la empresa estaba ocupado, ella como la tercera al cargo, no dudó más de dos segundos en aceptar. Comenzó a empacar sus cosas, y a arreglarse frente al espejo. Yo, aburrida, bostece; casa sola, y una niña grande en está. ¿Qué mejor que eso?
—No estés tan tranquila. —dijo, arreglando su cabello en un perfecto moño. Parpadeé, sin entender a que se refiere con esas palabras— Llamé a los padres de ShinA, ellos accedieron a tenerte este fin de semana en lo que yo no estoy.
—¡Mamá!
—¿Cómo puedes quejarte? La última vez que te deje sola más de dos días estuviste a nada de quemar la casa, estaba lleno de adolescentes hormonales y el jardín era un desastre. Lo menos que puedes hacer ahora es comportarte.
De acuerdo, puede que me haya comportado como una mocosa malcriada hace tres meses atrás, cuando hice una fiesta a sus espaldas –una fiesta que duró tres días seguidos, sin parar– cuando ella llegó, mi hogar seguía siendo un desastre, habían roto varios cuadros y algunos jarrones, reliquias familiares que valían bastante. El enojo de mamá fue tanto que demandó a los padres de cada chico por una pequeña suma de dinero, y por culpa de ella es que ahora me ven con malos ojos cada vez que pasó por el pasillo de la escuela. Mi comportamiento fue malo, y lo aprendí a costa de mi vida social.
Aún así, planeaba que ShinA y SungMi vengan a casa con sus novios, podría hacer una noche de películas y comida grasosa, lo suficiente agradable como para pasar estos días. Pero claro, mamá ya no confía en mí, y siendo honesta, yo tampoco lo haría. Pasado ese día no tuve más opción que empacar una mochila con ropa y partir a la casa de mi mejor amiga.
Conozco a ShiShi desde que tenemos cinco años, nunca hemos estado separadas mucho tiempo. Por lo que nuestros padres también se conocen bien, de vez en cuando organizan cenas o algún viaje en grupo, es agradable. O lo era, hasta hace unos años. A medida que crezco puedo darme cuenta de algunas cosas, del como mi cuerpo y mente maduran, y en ello, llegan pensamientos que no debería tener, tan sucios e impuros que me asqueo de mi misma. Su nombre entre mis labios, la imagen de su cuerpo en mi mente, y mis dedos en mi centro goteando. He pecado ante Dios con sólo la alusión de sus besos en mi cuerpo.
¿Cómo verlo a la cara luego de tantas noches suplicando por su presencia en mi cama?
Esa misma tarde llegué a la casa de mi amiga, y toqué su puerta.
La persona que salió me recorrió de pies a cabezas con una profundidad en sus ojos que no pude entender.
—NamJoon —llamó mi madre—, gracias por aceptar cuidar a SooJin.
—No es nada, Jena y yo estamos felices de recibirla. ShinA seguro estará muy enérgica estos días, después de todo son como gemelas.
El padre de ShinA está casado, tiene dos hijos, es un hombre adulto en sus cuarenta con una vida estable. Y aún así, algo dentro mío se emociona cada vez que lo siento a mi lado. Después de que mi madre haya partido pude estar a solas con él por unos segundos, su sonrisa sin mostrar los dientes se agrandó, viéndome con la tenue luz del pasillo de su hogar. Pese a la edad que tiene es alguien bien cuidado, tiene una estatura grande, parece ejercitado, por las pocas veces que lo vi sin playera en uno de nuestros viajes a las Cataratas, puedo decir que se ejercita casi a diario.
Ese rostro, y ese cuerpo no lo tiene cualquiera. Mi mente pide a gritos ser sostenida por sus manos, pegada contra su pecho y besada hasta que me quede sin oxígeno.
—¡SooJin! —la molesta voz de una tercera hace que nuestra guerra de miradas sea terminada allí mismo, una melena larga y negra viene en mi dirección, a su lado, alguien más joven que no puede evitar saltar emocionada. La esposa del hombre que protagoniza mis fantasías más oscuras me abraza, ella es muy buena, lo más parecido a un ángel, no hay forma que alguien pudiera odiarla— Cariño, hice galletas de chispas para ti, tus favoritas.
¿Lo ven? Jena es increíble, incluso más que mi propia madre.
—Deja que SooJin guarde sus cosas primero, bebé. —dice el Kim— ShinA, ayuda a tu amiga.
—Claro. —la muchacha me rodea con su brazo por mis hombros y me encamina a su cuarto, en el segundo piso— Estoy emocionada, no podremos quedar hasta tarde viendo las películas porno que JungKook recomendó.
Reí, asintiendo. En el momento que comencé a subir el primer escalón, quise ver por sobre mi hombro atrás. Su mirada me estaba quemando.
( ... )
La habitación de ShinA es como la de una niña aún, conserva los regalos que su padre le ha dado desde que era joven, cada uno puesto en su sitio perfecto, tiene todas las cosas que yo también tuve, pero las de ella se sienten diferente. Hasta hace poco no entendía el porqué de ello, luego, comprendí. Mientras que a mí mi madre me regalaba juguetes para que me calle un rato, a ella le daban cosas para demostrarle su cariño, por haber sido una buena niña, por sacar buenas notas, y porque la amaban incondicionalmente. Era imposible no sentir celos por ShinA, tiene el tipo de familia perfecta que todos quisieran.
Caminé por la habitación, conociendo cada rincón. Mis manos viajaron al peluche de conejito, ubicado en su estantería, lo tomé, inspeccionandolo, nunca lo había visto por aquí.
—¿Es nuevo? —pregunté— No lo he visto antes.
—Me lo dio papá hoy en la mañana, dice que lo vio en una tienda nueva y le pareció tierno. Se llama Shooky.
—Hmmh. —sonreí— Es lindo que tu padre piense en tí todo el tiempo. Ustedes son una familia muy linda. —mi amiga levantó sus hombros, sin comprender su repentino bajo humor, me acosté a su lado en la cama— Hey…
—Creo que papá… está en algo raro.
Su confesión hace que mis ojos se agranden. De acuerdo, debería comportarme tranquila, sin alteraciones en mi reacción, puesto que ShinA es alguien sensible en cierto punto, cualquier cosa que diga es capaz de dañarla. Mojé mis labios antes de preguntar la razón en un suave tono bajo, con el que solo ella podía oír, acaricie su brazo flexionado bajo su cabeza, y espere la respuesta. ¿El padre de ella en 'algo raro'? Me parece incapaz de ser posible, él es un hombre tan bueno que incluso protege a las moscas de ser aplastadas. Tal vez, ella sólo esté imaginando cosas, es normal cuando las niñas empiezan a crecer y se distancian de sus padres, o estos están repletos de trabajo como el Señor Kim.
La contraria hizo una mueca y sus ojos se volvieron aguados.
—Oh, no. No llores…—negué— ¿Qué puede ser tan malo?
—Mis padres han pasado los últimos días discutiendo, ¿Y si ya no se aman?
Jena es una mujer increíble, y NamJoon un hombre… magnífico. Es dificil imaginar una situación turbulenta entre ambos.
—Es normal que los matrimonios discutan en cierto tiempo, nadie es perfecto. —intente razonar para que ella pudiera sentirse mejor.
—Hmmh, tienes razón. —asintió más tranquila— Mis padres se aman.
Sí, en verdad lo hacen.
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