05 ─── all my baby wants
CAP. CINCO [ 3 ]
Heaven no podía sentirse mejor aquel día, por fin se sentía el centro de atención, a pesar de que hace una sólo unos momentos él la hizo sentir lo contrario. Pero bueno, ella igual no entendía, porque no era cualquier persona, sino del hombre del que juraba con el alma estar enamorada (si es que se puede llamar así al sentimiento indescifrable con el que ahora lidiaba).
Ambos se arreglaron para ir al restaurante donde Daniel ya había hecho una reserva.
Heaven se miró al espejo y no podía creer lo bien que lucía en aquel largo vestido azul marino, con los hombros descubiertos y un escote más que favorecedor.
Se puso también mismo anillo que Daniel le regaló en su cumpleaños, y se roció un par de veces el perfume que también el mismo hombre le obsequió. Pintó sus labios del mismo color de su pasión, rojos, un rojo muy profundo y llamativo. Y dejó su cabello suelto. Y por último sus zapatillas negras.
-¿En serio eres tú? Te ves preciosa, Heaven, en serio deslumbrante y preciosa.
-Muchas gracias. -sonrió. -¿A dónde iremos?
-Sólo sígueme, mi amor.
¿En serio la había llamado así?
[...]
-Daniel... Es hermoso.
Sus ojos apreciaban una de las mejores vistas. Estaba en un edificio hasta el último piso, en el restaurante, con enormes ventanas de cristal, que casi podía ver toda la ciudad.
-Pasen por aquí, por favor. -un mesero los llevó hasta su mesa.
-Muchas gracias. -dijeron ambos al tomar asiento.
El mesero le dio un menú a cada uno.
-¿Algo que desee ordenar, señor?
-Un platillo de Tonkatsu, por favor.
el hombre lo anotó. -¿Señora?
Señora, wow, de seguro piensa que estamos casados.
-Eh... eh... Lo mismo que él pidió. -daniel rió silenciosamente.
Heaven no conocía todos esos platillos, para ser sincera, casi no le gustaba la comida de China o Japón. Bueno, no le gustaba para nada.
-Anotado ¿algo de beber?
-Vino espumoso. -respondió daniel. -Por favor.
-Lo mismo. -sonrió. -Por favor, lo mismo que el pidió.
-Por supuesto, en un momento les traigo todo.
-Gracias. -respondieron.
-¿Dije algo gracioso? -heaven pregunta.
-No Heaven, nada.
-¿Entonces de que se ríe?
-No quiero sonar grosero pero ¿has comido estos platillos antes?
-Nah, ni siquiera me gustan.
-¿Sabes que no sólo hay comida japonesa aquí?
-Pues eso me hubiera dicho antes.
-No puedo dejar de decirlo, en serio te ves hermosa.
-Pues tú no te ves tan mal. -sonrió ampliamente. se miraron unos segundos sin decir nada, heaven suspiró para luego decir: -Gracias por esto.
-Es sólo poco de lo que te mereces.
-¿Pero qué hicieron con el Daniel LaRusso que conozco? -rió un poco. -Oye, puedo preguntar ¿Quién era esa mujer? Kumiko.
-Oh, ella-
-¿Fue tu novia?
-Algo así.
-¿Algo así?
-La conocí un día cuando el señor Miyagi y yo vivimos en 1985... Y creo que nos enamoramos.
-Que bien, hay sentimientos que parecer no cambiar ¿no?
-Heaven...
-Disculpa, es sólo que... bueno, a mí no me pasan esas cosas. -suspiró. -Creo que nunca me pasarán
Que ironía decir eso, cuando un chico en Estados Unidos sentía un gran alivio en su corazón cada vez que escuchaba la voz de Heaven Walker.
Daniel realmente no sabía que decir, y siendo sincero, temía decir alguna estupidez que arruinara la noche.
Pero bueno, lo único que se le ocurrió; se inclinó un poco a su derecha, donde Heaven estaba, para susurrarle tentativamente al oído: -Que bien te luce ese vestido.
-No puedo esperar a que me lo quites. -habló de la misma manera.
-Aquí tienen, señores.
El camarero llegó, interrumpiendo la charla entre susurros que muy probablemente terminaría entre toqueteos por debajo de la mesa.
-Muchas gracias. -ambos dijeron.
-Con su permiso. -se retiró.
Esa era la primera vez que Heaven comería comida de Japón, nunca le habían gusto por cierto. ¿Tonkatsu? ¿Qué rayos era eso?
-Ehm, fue rápido. -heaven pasaba un tenedor por su comida. -Creí que la comida tardaría más en llegar. -rió nerviosa.
-Heaven ¿ni siquiera te gusta esto, verdad?
-No.
-Siento haberte traído aquí entonces.
-¡No! -notó que habló fuerte y después bajó su voz. -Bueno, es que no lo he probado, tal vez sí me guste... No es tu culpa.
Tan rápido que se pasó la cena, entre pláticas que quizá nunca habían tenido sí Heaven se hubiera quedado.
Algunas personas que había cenando los miraban ¿será por la diferencia de edades tal vez? Pero eso no era lo que importaba, sino que Heaven cada vez entraba más en confianza y se mostraba justamente como era ante Daniel, no sólo como la chica que le favorecía sexualmente cada que él quería, no, sino como una chica con una evidente falta de amor y atención masculina
-¿Podemos irnos? -ella preguntó. -Es que está comenzando a hacer frío.
-¿Segura que es por el frío, Heaven?
-Que inteligente que eres Daniel.
-No te preocupes, princesa, llamaré al mesero, saldremos de aquí y haremos todo lo que tú quieras.
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