Двадцать семь / 27
Al de esvástica se le escapó un pequeño jadeo entrecortado de tono extraño cuando la mano del contrario apretó más su cuello dejándolo sin aire cortos segundos y cuando la apartó se vio en la necesidad de abrir la boca para moderar su respiración, cosa que aprovechó el de orbes hielo para tomarlo del cabello con algo de fuerza estando hipnotizado por el Aroma a manzanilla del que se llenó la habitación momentos atrás.
Volvió a oír otro jadeo un poco más claro en forma de quejido, al parecer al escarlata le gustaba rudo a pesar de no tener un buen umbral de dolor.. pero ni siquiera estaba pensando bien en lo que hacían sus manos manipulando el cuerpo ajeno a su antojo, solo podía decir que le estaba gustando hacerlo.
-Las.. lass mich los.. Schwuchtel.. -Pudo al fin balbucear el más bajo con algo de esfuerzo, estaba también algo perdido en el Aroma a pan horneado que emanaba el de hoz y martillo con mucha intensidad-.
(Su.. suéltame.. marica..)
-..No soy quien está jadeando así. Entonces.. ¿Esto te gusta, no? -La mano de URSS tiró un poco más del cabello ajeno en lo que la otra bajó al cuello un poco oscurecido con marcas ligeras que le estaban apareciendo al germano ante la presión anterior, pronto lo oyó jadear otra vez a lo que sonrió de lado- Veo que si.
Al tener los brazos ya libres, Dritte alzó su diestra contra el pecho ajeno otra vez para empujarlo pero sólo consiguió quedarse en blanco cuando sintió su palma humedecerse a lo que se la miró tembloroso sin prestar atención al gruñido bajo emitido por el de camisa oscura ya arruinada. Así que este en castigo hizo que su propia mano acabase en su boca con algo de fuerza obligándolo a lamerla.. esto se lo hubiese cuestionado mucho en otro momento, pero en ese estaba demasiado segado por sus instintos desconocidos y solo quería humillar un poco al fascista para que dejara de joderlo. Una vez vio que las pequeñas gotas blanquecinas ya no estaban en su piel ahora reemplazadas por saliva, sintió una gran agitación y le estampó un beso demandante sin soltar aún su cuello oyéndolo quejarse de manera ahogada pero no le importó más que el curioso sabor dulzón que tenía su propia leche "Materna".
-Papi.. ¿Kuchen despe'to? -Rusia al otro lado de la puerta la tocó llamando en tono soñoliento, se había bajado solito de la cama de su padre con ayuda de uno de los perros al notar que estaba solo en la habitación y fue en busca de los mayores aún preocupado-.
El eslavo y el rubio se soltaron de golpe alejándose para mirar hacia la puerta, el primero fue más rápido en levantarse para abrirle a su bebé fingiendo normalidad en lo que este se asomaba tras su pierna para notar que el de esvástica estaba mejor y le sonrió ampliamente yendo en su dirección.
-¡Kuchen! -Chilló el de ojos lavanda volviendo a llorar un poco pero con alivio, se había asustado mucho con los golpes que se dio el otro y más aún siendo la primera vez que veía sangre en su corta vida- Du.. gut?
(¿Tú.. bien?)
-Was..? -El europeo parpadeó sorprendido de que el pequeño le hubiese hablado en alemán, siendo que este lo hacía incompleto aún en su propio idioma y ya estaba intentando pronunciar uno ajeno a su corta edad-.
(¿Cómo..)
-Ha estado todo este tiempo viendo tus discursos en televisión, siempre me pedía traducirle las partes donde te ponías a gritar como maniaco moviendo las manos y como es un niño muy inteligente, aprendió rápido algunas palabras cortas. -El carmesí viró los ojos en lo que con su pierna izquierda impedía que Dasha, Evgeni y Maksim entraran a la habitación debido a la puerta abierta queriendo acerarse también al germano aún convaleciente, tratando de pasar por alto su propio comportamiento anterior-.
• • •
El almuerzo para los adultos.. era tenso, mientras que Rusia estaba feliz porque su "Kuchen" se había sentado junto a él e incluso había tenido la gentileza de cortar la carne de su guiso pero aunque tuviese una expresión neutral había elegido hacerlo por si mismo, sin duda el hecho de que el niño pareciese tener tanto fanatismo por él le convenía.. aunque también le generaba un extraño sentimiento además del interés para sus fines próximos.
-Entonces.. ¿Te sabes ya los números en mi idioma? -La mirada de Reich recayó de soslayo sobre el bicolor que le puso atención apenas comenzó a hablar al fin, así como el otro que solo entrecerró los ojos-.
-Solo cinco.. -Levantó este su pequeña manito regordeta extendiendo los dedos de su mano izquierda para enfatizar la cantidad, un poco avergonzado de saber tan pocos, pero después de todo apenas estaba aprendiendo incluso su propio dialecto-.
-Mm... ¿Quieres que te enseñe los demás que siguen? -Las esmeraldas del descendiente de Kaiser brillaron un poco cuando el aludido asintió con rapidez emocionado por la idea de que el mismo germano le enseñara su idioma-.
Aunque antes de que URSS pudiese soltar un comentario amenazante para así advertirle que no le enseñara groserías, la puerta fue abierta por la moldava que traía en brazos una canasta de frutas frescas con una sonrisa en el rostro mientras tarareaba una canción de su territorio.
-¡Mi niño hermoso, ya llegué! -Ella solo estaba interesada en el de mirada lavanda así que ignoró a los otros dos para saludarlo llenándole de besos las mejillas rosaditas y suaves que tenía el infante provocándole risas en lo que recibía un abrazo de su parte-.
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