Двадцать пять / 25

De acuerdo a su plan logró despertarse en medio de la madrugada cuando el silencio reinaba y las sombras eran las optimas para colarse en el resto de la casa con perfecto sigilo, subiendo escalón por escalón con cuidado de no hacer crujir la gruesa madera de la que estaba hechos, llegando así hasta el pasillo de habitaciones intentando averiguar cuál sería la oficina.

La primera a la derecha era la habitación del pequeño ruso ya que estaba abierta dejando ver una cuna y cosas de bebé, la de la izquierda era la que había ocupado él hace casi un año, las siguientes cuatro estaban vacías y en la última a la derecha escuchaba una respiración suave así que probablemente sería la habitación del eslavo donde dormía con su hijo, por lo que la de en frente debía ser si o si su oficina.. por lo que respiró profundo empujando con cuidado la puerta entre abierta. Casi entró en pánico al ver a alguien sentado en el escritorio que apuntaba hacia la entrada, pero luego notó que el soviético estaba casi dormido en medio de la oscuridad al parecer con la ropa removida haciendo algo con una cosa que sostenía entre sus manos, a lo que adaptó mejor su vista a la penumbra distinguiendo que el objeto más grande era una botella de leche llena hasta casi la mitad y más arriba algo se apariencia plástica.. colocado sobre su pectoral derecho, un ladrido de los perros afuera hizo que este despertara bastante soñoliento volviendo a sacar el exceso de leche en su pecho para poder dársela de desayuno al de ojos lavanda y no tener que preocuparse al respecto en la mañana con la presencia del de esvástica que seguía en la puerta pasmado sin que notaran su presencia, observando pálido cómo del pezón ajeno caían chorritos de leche que pasaban a la botella gracias al extractor materno.

Al intentar retroceder para volver a la sala, el rubio hizo crujir la madera bajo sus pies e intentó girarse para correr ligero hasta la escalera pero todo pasó tan rápido que apenas notó cuando el de hoz y martillo ya estaba en la puerta justo a su lado mirándolo con el ceño fruncido intentando mantener los ojos abiertos, aún seguía algo dormido pero su instinto de depredador era más fuerte. Se inclinó a olfatear al fisgón notando el aroma a manzanilla emanar del más bajo a lo que al ser uno conocido para su subconsciente se relajó volviendo a su ensoñación, apoyándose arqueado en su hombro buscando dormir pues estaba cansado y era lo único que importaba en su mente, Dritte aún con todos los nervios encima intentó apartarlo pero sólo consiguió rozar el pecho ajeno con sus manos enguantadas provocando que este suspirara y el extraño aroma a pan recién hecho llenara un poco el ambiente para su sorpresa notando que en realidad provenía del de cerrados ojos hielo que lo tenía acorralado contra la pared final del pasillo sin tener idea de qué hacer pues si lo despertaba de un empujón o un golpe seguro lo iban a matar al notar sus intenciones.

-Verdammt.. -Murmuró en tono muy bajo intentando no tocar de más el pecho descubierto ajeno para poder al menos sacarlo de sobre él y dejarlo apoyado en la pared el tiempo suficiente para regresarse corriendo al sofá antes de que se cayera y despertara, aunque ya no tenía idea de si se sofocaba por la presión de la cercanía peligrosa o por el calor que emanaba del otro-.

(Maldición..)

Pronto oyó un jadeo bajo proveniente del más alto, al parecer había rozado sin querer uno de sus pectorales a lo que quiso lloriquear del estrés, pero no se detuvo hasta lograr cambiar la posición quedando ahora libre con el castaño apoyado.. pero este llegó a rodearlo con sus brazos antes de lograr alejarse.

-Rus... duerme.. -El castaño balbuceó entre sueños pensando que era su hijo al que abrazaba contra su pecho, al menos su suéter delgado se había bajado debido al movimiento y el de esmeraldas apretaba los labios para no soltar una maldición en grito muy frustrado-.

Era inútil forcejear contra el oso soviético, tuvo que detenerse a esperar otra vez que relajara su agarre pero fuero resbalando lentamente hasta acabar en el suelo semi sentados, el menor apretó los colmillos y se mantuvo quieto cuando otro ladrido resonó afuera de los perros cazando animales desafortunados en la oscuridad. Esperó y esperó durante las horas restantes hasta quedarse dormido poco antes de que la luz comenzara a aparecer entre las bonitas nubes del verano, extrañamente cómodo olvidó que debía alejarse cuanto antes del contrario y solo descansó medio acostado sobre las piernas del carmesí con las suyas extendidas sobre el suelo de madera.

Al sentirse fastidiado por la luz URSS comenzó a parpadear con molestia notando de manera borrosa que se encontraba en el pasillo de las habitaciones, al bajar la mirada pensó encontrarse de alguna manera a su hijo que tal vez lo hizo caminar de madrugada con algún llanto suave por un mal sueño, pero el cansancio se le fue de golpe tras notar que a quien tenía acunado.. era al de esvástica que se abrazaba a si mismo con el ceño algo fruncido pero respirando tranquilo.

Ni siquiera pudo pensar cuando oyó los balbuceos de Rusia en la habitación de la derecha por lo que se levantó con todo y el europeo entre sus brazos para entrar a donde el pequeño bicolor estaba ya sentado entre las sábanas buscando a su papá en lo que frotaba sus ojitos, el de suéter café dejó al otro adulto en su lado para alzar a su niño como obvia prioridad.

-¿Papi, Kuchen?.. -El de pijama azul miró al otro aludido durmiendo con calma en su cama, no le molestaba pero le sorprendía porque pensó haber estado durmiendo solito cuando se levantó no notando a nadie-.

-Shh.. está durmiendo. -Solo pudo susurrar a lo que su hijo le hizo un seña de silencio entendiendo que no debía hacer ruido, así ambos salieron de la habitación para ir a la cocina a preparar el desayuno como era su rutina diaria establecida-.

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