Двадцать девять / 29
Dritte se había atrevido a escupirle al soviético mientras discutían por el comportamiento del primero durante el almuerzo, así que ahora se encontraban forcejeando sobre la alfombra de la sala estando el más bajo en desventaja debido a sus golpes previos y a que no poseía mucha fuerza física, pero aún así intentaba levantar lo suficiente una de sus piernas para así poder patear al otro.
-Lass mich los.. Kommunist, dreckiger und Perverser! -Chilló removiéndose mientras le empujaba el pecho con ambas manos para marcar distancia, pero sólo había conseguido sentir cómo estas se humedecían de la sustancia conocida y el más alto no le soltaba el cabello por nada del jodido mundo-.
(¡Suéltame.. comunista, mugroso y pervertido!)
-En mi casa no le vas a faltar el respeto a nadie y menos a Moldavia, racista estúpido. -La mano del carmesí aumentó el agarre hasta hacerlo ladear el cuello y que dejase de mover la cabeza para intentar morderlo como si fuese un animal-.
-Argh! -El rubio sintió uno de sus huesos tronar y por alguna razón eso luego le causó alivio, probablemente lo hubiese tenido algo contracturado debido a la caída, así que ahora se había quedado quieto disfrutando esos segundos de alivio con los ojos cerrados tras soltar un jadeo-.
-..Mierda, si que eres un maldito demente. -URSS tragó en seco sintiendo el aroma a manzanilla inundar su olfato pero su mano siguió sujetando el cabello ajeno con un poco menos de fuerza al estar ocupado controlando su propia saliva-.
-¡Papiii! -Llamó desde fuera el menor haciendo que los otros dos se soltaran rápidamente con recelo y miradas de fastidio, a lo que por la demora del nombrado se acercó a la puerta que llevaba a la casa- ¡Papi mi'da lo que encont'é!
-Ya voy Rus, dame un momento -El carmesí resopló con disimulo mientras se levantaba y sacudía un poco su ropa antes de dirigirse en dirección a su hijo que lo esperaba ansioso-.
Por otro lado el fascista se quedó en el suelo por un momento más procesando qué mierda acababa de suceder, ya había sido lo suficientemente raro que el otro lo besara como para que ahora él mismo soltara ese vergonzoso sonido aunque fuese a causa de su cuello... además de ese jodidamente embriagante aroma a pan recién hecho que ya lo estaba volviendo loco, no tenía otra explicación mas de que se trataba de brujería eslava. Así que apenas se le fuesen los moratones del rostro saldría de allí directo a la seguridad de su hogar libre de herejes y seguidores malignos, estaba muy claro además de que esa casa siempre parecía retenerlo de alguna manera.
No quiso quedarse un solo segundo más a merced de esos comunistas locos y subió a la habitación que estaba ocupando esos días, se acostó bajo una sábana delgada para disponerse a distraer su mente en reuniones futuras hasta que se quedó dormido del aburrimiento pues extrañamente todo estaba muy callado y la calidez del ambiente fue optima para que se dejara llevar por el sueño. Hasta que pasada casi una hora se despertó por pasitos rápidos en la escalera y unos golpeteos a la puerta que lo hicieron fruncir el ceño listo para soltar una grosería pero esta fue abierta por el carmesí que dejó pasar al pequeño de ojos lavanda quien con una cajita en manos se acercó rápido al germano que arqueando una ceja ante la intromisión se sentó por curiosidad disimulada.
-¡Kuchen, encont'é un paja'dito! -Chilló el niño abriendo la cajita de cartón en la que había un pañuelo sobre el que estaba acomodado una ave pequeña con el ala derecha extendida aparentemente lastimada por algún motivo desconocido-.
-Oh, es sieht aus wie ein Wattebausch -Los ojos del foráneo apreciaron con detalle al animal que bastante tranquilo picoteaba una galleta de nueces partida en trozos, era incluso más pequeño que su mano pero de aspecto curioso- Está bonito, niño.
(Oh.. parece una bola de algodón)
-Cayó de un á'bol -Rusia le dio una caricia en la emplumada cabeza con sus deditos siendo cuidadoso como le había dicho su padre, luego de dejar a su tía en la estación de tren fueron a conseguirle una caja y semillas al ave-.
• • •
-De co'do'des, de co'do'des se visten los campos en la pimave'da, de co'do'des, de co'do'des son los paja'ditos que vienen de afue'da.. -Cantaba bajito el bicolor mientras veía la televisión sentado en la alfombra rodeado de cojines junto a la cajita del ave, ya estaba oscuro afuera así que se aproximaba la hora de comer y luego dormir- De co'do'des, de co'do'des es el adco i'dis que vemos duci'i. Y po' eso los gandes amodes, de muchos co'do'des me gustan a mí.
URSS había sido llamado media hora atrás por lo que a fuerzas tuvo que subir a su oficina para comenzar a transcribir unos informes que solicitaba el Kremlin así que maldecía entre dientes teniendo el teléfono apoyado en el hombro, mientras tanto en el primer nivel el pequeño y el de ojos esmeralda pasaban el rato cada quien en su propio asunto pues el mayor estaba acostado en el sofá con uno de los perros al cual distaría dándole caricias.
-, Kuchen, ten'o ham'be -El niño detuvo su tierno canto para girar a ver al de esvástica, sabía que su padre estaba ocupado así que otra buena opción era el mencionado ya que al ser adulto podría ayudarlo-.
-Sag dem Kommunisten er soll dich füttern -No era niñero de nadie como para andar alimentando mocosos ajenos, pero luego notó que este no lo había entendido así que no tuvo de otra más que ceder al menos esa vez, ya que después de todo le convenía que el ruso menor le tuviese consideración que pudiera usar a futuro- ...¿Con qué cosa te alimentan?
(Dile al comunista que te alimente)
-Deche -Dijo inocentemente el rojiazul, ladeando la cabeza con extrañeza cuando vio al alemán palidecer como si se le hubiese bajado la presión, tal vez era de a los que les hacía mal las cosas como la leche y el queso, como al señor guardia de la entrada-.
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