El pequeño Gradient llevaba unos días viviendo con nuestros protagonistas, Ink lo amaba, amaba crear y descubrir cosas nuevas y más descubrir a un nuevo ser que viviera con ellos.
Mientras Error… pues no era el más feliz de ambos, al contrario del pintor, no le daba mucha atención a las cosas nuevas, si apenas aguantaba a Ink, ¿Cómo aguantaría a un bebé?, pensaba; aunque muy en el fondo le empezaba a coger muy poco cariño. Pero algo es algo.

-Eres un bebé hermoso Grady! ¡Te quiero muchísimo mi bebecito precioso!

Decía con voz de idiota para Error mientras alzaba en brazos a Gradient y le daba besos y mimos al pequeño, éste solo respondía con risas y balbuceos, pues aún le falta mucho para aprender a hablar. Error lo miraba desde el sofá un una cara de aburrimiento.

-Ink… llevas más de una hora con esa cosa, no te cansas?

-Claro que no, Error! Nunca me cansaré de esta cosita tierna

Dijo abrazando al bebé.

-ugh…

Gradient volteó a ver a Error y estiró sus pequeños brazos en dirección a él, a Ink le pareció tierno y Error sintió terror.

-No quieres abrazarlo?

-No.

Entonces el pequeño comenzó a llorar.

-Error!

-No lo haré Ink! Y no harás nada para evitarlo!

-Claro que sí.

Dicho esto puso a Gradient en los brazos contrarios. Error estaba apunto de tirarlo pero...

-Sí lo haces… despidete del chocolate…

Dijo con una cara que aterrorizaría a cualquiera de tan solo verla, Error tembló y no le quedó de otra que hacerlo. Gradient le sonrió y dejó de llorar, mientras Error trataba de hacer el menos contacto físico posible. Ink se calmó y los miró con una cara tierna.

Daba más miedo lo rápido que puede cambiar de emociones.

(N/A: Pff, ni tiene ahre)