Sofίᥲ • ρᥲrtᥱ1

7_Sofía.

Solía preguntarse si era normal que siempre quisiera estar sola o, en algunos casos, si estaba bien que le provocara cierto rechazo la gente en general.

Desde fuera, las personas solo podían contemplarla vagamente como una sombra hasta el momento en el que se generen intereses, momento fugaz que se pierde en cuestión de minutos y que significaba nada para ella.

Sus padres le dieron la atención afectiva justa y necesaria, hasta que comenzaron a nacer hermanitos. Era evidente el favoritismo, ella tuvo que tragárselo e ir por su cuenta. Parecía un pecado el no permitir que Sofía tuviera que aprender lecciones por las malas, sin ningún tipo de consejo previo y con la excusa de que así debía ser; si de todas formas, lo que más importaba era que más tarde le transmitiera consejos y experiencias a sus hermanos.

En el colegio, ella simplemente no soportaba a sus compañeros de clase, pero hacía sus mayores esfuerzos por tratar a todos con respeto y amabilidad. Hacía lo que podía con tal de encajar y de no llamar la atención, cambiando su forma de ser y tomando fragmentos de personalidades ajenas, tan solo para evitar esa molestia que le generaba mantener una conversación no deseada.

Volviendo a su familia, y dejando de lado a sus padres que conversaban con dobles intenciones mientras le pedían favores que no quería realizar pero hacía para callarlos, esta vez hablemos de sus abuelos. Ellos eran muy dulces, un tanto cerrados de mente también, pero eso no significaba un problema para ella. Cuando estaban juntos los tres, era muy habitual el silencio profundo contrastando con sonidos de objetos de la casa, lo cual era agradable para todos. De hecho, en la casa podía encontrarse un patio interno en el cual Sofía reposaba para intentar estar en paz, un lugar tranquilo en el que podía estar sola y disfrutando de pequeños placeres de la vida que ella adora. Lamentablemente, era raro que se encontrara durante más de un par de horas en esa casa, ya que sus responsabilidades le exigían abandonar y hacerse cargo hasta de lo que no le corresponde. De todas formas, tampoco puede decirse que encontraba la paz en compañía de sus abuelos, porque ellos se preocupaban y no encontraban otra manera de intentar ayudar que preguntar sobre el por qué se la veía así, o directamente, el cómo podían ayudar; lo cual a Sofía le incomodaba mucho porque el problema era justamente ese, quería alejarse de toda interacción comprometedora; por lo que se encontraba en una situación controversial, ya que es complicado hacerle saber al problema que es un problema. Tan solo se resignaba dejando en claro que todo estaba bien, que ella simplemente es así y su abuela le daba la razón, además de un beso en la frente y un abrazo acompañados de una galleta enorme con chispas de chocolate, para poder disfrutarla durante el camino de vuelta.

Su vida social le exigía mucho y ella solo quería estar tranquila. No podía concentrarse en lo que le gustaba, en lo que no, en lo que le gustaría y ni en pensamientos básicos, como deliberar lo que haría durante el día. Era completamente agotador y no había manera de descansar. Según ella, no tenía problemas en sí, no le iba tan mal en los distintos aspectos de su vida y a pesar de que reconocía no destacar en algo, no se quejaba.

Aclarando algunas cosas, es conveniente saber que a sus abuelos maternos nunca los conoció y, por otro lado, en su casa debía ayudar mucho a cuidar a sus hermanos menores y a mantener la limpieza, además de tener que realizar sus tareas escolares y tomarse su tiempo para sus escasas relaciones sociales. Dicho esto, prosigamos.

Cualquiera pensaría que su vida en realidad no era insoportable, y puede que tendría razón si hablara de estar en su lugar; pero a quien le tocaba estar ahí era a Sofía y de lo que menos soportaba, era con lo que tenía que lidiar día a día, todos los días, todo el día. Se trataba de una chica tímida y ansiosa, callada y que normalmente pasaba desapercibida, chica que amaba envolverse en sus pensamientos a pesar de que casi nunca lo lograra, y a quien los demás solo reconocían por jugar con su pelo lacio permanentemente.

Tomó como solución el ignorar sus sentimientos, el adoptar una personalidad demasiado complaciente, el jugar al juego de los demás y esperar a que de la nada, la dejaran en paz. Luego notó que eso no iba a pasar, que nadie cambiaría así de la nada y porque sí, y mucho menos que iban a notar cómo se sentía cuando ella no daba señales de su estado emocional; por lo que empezó a preocuparse. Su estrés seguía siendo moderado, pero su optimismo y su motivación comenzaban a disminuir poco a poco; lo cual era alarmante para alguien que soñaba con llevar a cabo una serie de pasatiempos que le harían sentir completa, pasatiempos perfectos a los que sus padres ignoraban porque consideraban inútiles y nada importantes, que daban igual, eran "cosas de chica rara".

Trataba de no darle muchas vueltas a este asunto, pero cuando lo pensaba, no podía evitar negarse sea como sea el hecho de que tenía que poner en orden su círculo social, hablándolo con todas las personas que perturbaban su frustrada paz. Para solucionar su problema tenía que sumergirse en él, y en lugar de eso, optaba por imaginar e intentar planear las maneras en las que podría comunicar su incomodidad sin tener siquiera que relacionarse con esas personas. Evidentemente, no le convencían sus ideas, pero lo creía mejor a tener que ponerse nerviosa y tratar de hablar de frente mientras intenta no tener un ataque de ansiedad.

En realidad, a ella no le preocupaba mucho cómo se sintieran los demás respecto a lo que dijera, porque es que además, en cierta forma se lo merecían por la inconsciencia de sus actos; pero Sofía entendía que las reacciones ajenas, sean cuales sean, terminarían por dañarla.

¿Acaso estaba atrapada dentro de una situación sin solución? Sí, para Sofía no existía una solución; pero como todos, llegó a un punto del problema en el que puedes decidir buscar una respuesta incansablemente y contrarreloj, o dejar que te consuma desde el epigastrio hacia el exterior, hasta hacerte temblar.

-------《3cby¤》

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