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Hace tanto tiempo que no estaba en ese lugar y no había cambiado tanto, el señor Kim aún tenía su tienda según veía desde la ventana del autobús, los cheng aún tenían su lavado de autos y las señoras que recordaba de joven aún se reunían en el parque para poder hablar, sólo que ahora tenían más arrugas.
Los árboles eran más grandes sí, pero aún lucían igual, el autobús se detuvo en la parada y allí estaba su padre esperando por él, sonrió con nostalgia, bajó del autobús y bajó las maletas consigo, las dejó a un lado y abrazó a su padre, no sabía que necesitaba tanto ese abrazo, hasta que lo sintió.
Después de los abrazos su padre lo llevó a casa, se sentía bien, aunque no perfecto, sólo bien.
Después de varios minutos llegó a la casa, seguía como la recordaba, la reja blanca, el jardín con rosas de varios colores, los columpios en lo que jugaba de niño, su madre en la puerta esperando como cuando llegaba de la escuela, sintió su corazón hacerse nada, no sabía lo mucho que había extrañado ese lugar, corrió a los brazos de su madre como si fuera un niño pequeño y lloró, porque sus sueños se habían acabado, y por estar de vuelta en casa.
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Unas horas después estaba desempacando todo e la que fue su habitación, seguía igual, las paredes tenían el mismos color, sólo que ahora la cama era más grande, aunque no es como si Jimin fuera muy alto, él sabía que siempre había sido pequeño en estatura y cuando era joven eso nunca fue problema, de niño había tenido un poquito de peso y en su adolescencia fue cambiando, a excepción de sus cachetes, esos siempre, aún siendo adulto, seguían abultados, como sus labios.
Una foto en la mesita de noche llamó sus atención, era él, junto a Yoongi, fue tomada una semana antes de irse para el cumpleaños de Yoongi, ese día Jimin le dio como regalo su primer beso, recuerda que se había puesto rojo como un tomate; sonrió ante el recuerdo... luego le preguntaría a sus padres qué fue de Yoongi.
Al bajar las escaleras el delicioso olor de la comida casera lo recibió, su madre había cocinado, se sintió tan feliz y lleno, tal vez no sería tan mal haber vuelto, al final ese era su hogar.
— Espero que te guste – le dijo su madre
— Mamá tu comida es de lo que más he extrañado créeme – respondió mientras llevaba un poco del pollo con salsa a su boca, que su madre había hecho y las verduras
— Disfrútalo mi amor – dijo ella con cariño
Luego de un rato y de haber comido ahora estaban en al sala, sólo conversando, los padres de Jimin habían hecho una cuenta con parte del dinero que él les mandó y sus madre tenía una florería en el pueblo, su papá tenía el taller funcionando, además que vendían leche de las vacas que tenían.
— Amor tal vez deberías hablar con Kim Taehyung, ¿Lo recuerdas? – Dijo su madre y claro que Jimin lo recordaba, era el hijo de los Kim, de Seokjin y Namjoon, fueron compañeros en la escuela, lo recuerda que también quería bailar como él, pero estaba muy enamorado de su novio y no se fue con Jimin.
Y no es que Jimin no haya querido a Yoongi, pero sus sueños eran importantes también, al menos en esa época lo habían sido, mucho, aún amaba bailar, pero anhelaba amor también.
— Sí, lo recuerdo – dijo - ¿Pasó algo con él?
— Bueno... tiene una escuela de baile, podrías pedirle empleo
— Mamá, yo nos soy maestro – dijo él
— Pero tienes 10 años de experiencia, no estaría mal que fueras, trabajaste para una de las mejores empresas en Seúl — dijo ella y Jimin sabía que tenía un punto allí
— Sí hijo, si quieres mañana que vaya al pueblo te llevo a su escuela, es excelente — concordó su padre
— Bien, iré – dijo Jimin
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Al día siguiente había ido a la escuela y había visto a Taehyung allí, tenía un hijo se llamaba Kai, y venía otro en camino, se había casado con él que fue su novio de la escuela, Jeon Jungkook quien ahora tenía un restaurante, a Jimin no le extraño pues siempre andaba cocinando de todo, o comiendo, respecto a la escuela para Jimin no estaba mal y los niños eran agradables.
— Y bien ¿aceptas? – le había dicho Tae
— Aceptó, tienes un nuevo maestro – le dijo Jimin
— Ahhh bien, los niños estarán felices, ellos saben de ti, te han visto y que eres de los mejores bailarines – le dijo Tae sonriendo
— Gracias, por la oportunidad Tae
— Seguimos siendo amigos ¿no?
— Siempre — ambos se rieron y compartieron un abrazo
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Ese día más tarde, Jimin caminaba tranquilo por el parque de aquel lugar, cuando un muy agitado Taehyung lo había interceptado, Jimin lo había visto correr y le resultó graciosos ver como agitaba sus brazos.
— Adivina – fue lo que dijo al recuperar el aliento
— No traje mi bola de cristal – dijo sarcástico
— No seas tonto, Min Yoongi esta de vuelta en el pueblo – Jimin sintió que se subía la sangre a sus mejillas, pero trató de controlarse
— ¿No estaba aquí? – preguntó casual, o al menos intentó sonar casual
— No, él vivía en Seúl, hasta donde se por Jungkook, si recuerdas eran mejores amigos, se mudó allá dos años después que tú, consiguió trabajo como conserje en un estudio de música y luego con los años se convirtió en productor ¿No lo sabías? — preguntó si amigo
— Tae qué yo viviera en Seúl, no significa que sepa quién vive allí – rodó los ojos
— No importa ve a verlo – dijo su amigo
— ¿Estás loco? — casi chilló Jimin — Seguramente me odia o se olvidó de mí – dijo sin observar que Tae tenía la boca abierta viendo detrás de él – o es un engreído por ser un gran productor musical
— Ah….. Jimin – intentó llamar su atención Tae
— Yo ya no he de gustarle – dijo ignorando a Tae
— Bueno, eres imposible de olvidar Park Jimin y jamás te odiaría, tampoco soy un engreído – Jimin se tensó en su lugar y luego giro de un solo viendo al chico frente a él, sí, era Yoongi, más adulto, pero era él, sus ojos eran los mismos, más alto tenía un poco más de cuerpo su piel aún era pálida, pero su cabello hora era azul oscuro
— Te recuerdo engreído – sonrió Jimin aunque estaba nervioso, sentía sus mejillas calientes
Y Yoongi no estaba mejor, no sabía que al volver vería a Park Jimin, seguía siendo hermoso, pero más sexy, se veía perfecto aún en esa ropa y eso que muchas veces lo vio con sus trajes de bailes en Seúl.
Sus hermosos ojos miel, sus labios de cereza, gruesos, esponjosos y apetecibles, deseaba volver a probarlos para saber si seguían siendo dulces como en sus recuerdos.
— Sigues siendo hermoso – dijo y Jimin se sonrojó aún más de la misma manera que Yoongi recordaba
— Gracias ya lo sé — trató de disimular su nerviosismo — y tú no estás mal – dijo Jimin
— ¿Te gustaría tomar un café algún día de estos? – preguntó Yoongi
— El acepta – habló Tae, antes de que Jimin dijera algo
— ¡Tae! – regañó Jimin, Dios, él iba a explotar de lo rojo que estaba – pero sí, acepto
Intercambiaron teléfonos y quedaron de llamarse para su cita.
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Había pasado tres semanas donde Jimin y Yoongi había tenido varias citas ya, y habían retomando su relación, Yoongi le había dicho a Jimin que nunca lo había dejado de querer como antes, de las veces que lo vio bailar y que no le guardaba rencor por haberse ido, porque él amaba que él fuera feliz, ese día Jimin había llorado de felicidad y había besado a Yoongi, había sido un beso tímido, pero bello.
Jimin estaba feliz en la escuela todo era de maravilla, Tae era un amor y había retomado más que bien su amistad, todo era de maravilla definitivamente.
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Ahora estaban en al casa de Yoongi, sólo él y Yoongi, este último le había dicho que tenía algo importante que decirle, Jimin temían que le dijera que se iría a Seúl y que ya no se verían.
— Seguramente te preguntas el misterio de todo esto – dijo Yoongi al ver los nervios de Jimin
— siendo totalmente sincero, pues...la verdad sí – admitió un poco nervioso
– Jimin yo sé que no encontramos hace unas semanas de nuevo, pero nuestro amor es desde que somos niños, yo te amo incluso desde antes de saber lo que significaba esa palabra, te he amado toda mi vida, y quiero que así sea por lo que resta de ella, quiero estar contigo cada segundo de mi vida, te amo y estás semanas han sido las mejores de mi vida, Park Jimin ¿Quieres casarte conmigo? Si aceptas prometo hacerte feliz cada día de mi vida y ser tu apoyo y lo que necesites siempre
Las lágrimas de Jimin no se podían contener, Yoongi se había arrodillado frente a él, tenía en sus manos una cajita de terciopelo, con dos hermosos anillos de plata, sus manos temblaban, mientras Yoongi le sonreía con amor.
— Sí, siempre, quiero estar contigo toda mi vida, pero tu está vida en Seúl – dijo Jimin
- Mi vida es donde tu estés y ya había decidido mudar mi estudio aquí, que tu estés aquí solo lo hace mucho mejor — Yoongi puso el anillo en el dedo de Jimin y beso su mano
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Una semana después ya se estaban casando, la boda había sido hermosa, sus amigos había estado allí, todo había sido perfecto, Jimin era feliz había invitado a la señora Lee, su única amiga en Seúl, ella ese día le dijo que ella había tenido razón y así había sido, Jimin era feliz.
Quizás las cosas parecían haber ido muy rápido, pero él sabía que su amor con Yoongi era puro y real, él era más feliz de lo que quizás nunca había sido. Incluso dando clases en la escuela de Tae, lo era, amaba su nueva vida.
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