1
No podía creer lo que le estaba pasando, él, Park Jimin el mejor bailarín que pudo tener todo Seúl, definitivamente no podía creerlo, estaba siendo despedido por su propia firma, ese estudio de baile al que le dedico años de trabajo, es verdad que el ya no era un joven de 16 años como cuando llegó, pero tampoco estaba viejo, tenía 26 años, 26 años, le dio 10 años de sus vida a ese trabajo porque es lo que amaba, lo que ama y así lo despiden con un sobre blanco y un mugroso cheque, hasta una transacción hubiese sido menos dolorosa y humillante.
Tomó las maletas con sus trajes y zapatos luego salió del lugar, hecho una furia, era frustrante, indignante, quería golpear algo, pero temía lastimar sus manos, es que, el quería gritar y desgarrar su garganta con la furia que llevaba dentro.
Tomó un taxi que lo llevó a su apartamento, observó por la ventana los carteles que anunciaban las próximas obras del estudio donde estuvo trabajando, hace un tiempo su rostro había estado allí, pero ahora había rostros de niños inexpertos que, rogaba a todos los dioses se llevarán a la quiebra el maldito lugar, por desgraciados con él. ¿Extremista? Tal vez, pero que lo demanden entonces, porque estaba furioso.
Al llegar bajo del taxi, las maletas fueron bajadas, pagó lo correspondido y subió al porche, abrió la puerta y allí estaba la vieja señora Lee, era la dueña del complejo de apartamentos, era una señora amable, pero a veces parecía loca, a Jimin le agradaba mucho.
Subió las escaleras, puesto que no era novedad que el elevador no funcionara, era cosa de todos los días, y dirían con 10 años trabajando en uno de los mejores estudios de baile, más famosos de Seúl él tendría mucho dinero, pero lo cierto era que ese dinero le servía para mantenerse en esa cuidad tan cara y mantener a sus padres, quienes tenían una granja en su natal Busan.
Cada sueldo la mitad iba a ellos y ayudar en sus medicinas cuando enfermaban y los estudios que terminó en Seúl en baile y actuación, pronto había conseguido un gran empleo en ese estudio, ahora era desechado como un vil trapo viejo, él, que le había dado tanto tiempo.
Se había mudado a los 15 años dejando a sus padres, su casa, amigos y a su amor, ese chico de piel pálida y ojos negros como los de un gato, ese chico, Min Yoongi.
El mismo al que no le dijo que se iría, que sólo se fue sin despedirse por miedo a que lo detuviera de cumplir sus sueños, no sabía que había sido de él, recuerda que sus padres tenían una tienda de suvenires, que su sueño era ser productor de música, y si vaya que tenía talento para ello, Jimin de verdad deseaba que lo hubiera logrado, a pesar del tiempo él nunca dejó de quererlo.
Dejó de lado esos pensamientos y se concentró en lo que debía hacer, ciertamente lo que tenía no le ajustaría para vivir allí por siempre, debía buscar otro empleo, o su única opción era volver a Busan, cosa que no, no quería. No porque no quisiera realmente, sino que, se sentiría como una derrota.
Sacó los trajes de las maletas y los tendió en la mesa del comedor de su casa y luego se dirigió a la habitación, tomaría un baño, dormiría y al día siguiente vería qué hacer.
.
.
.
.
Al día siguiente parecía que las cosas estaban de mal en peor, la señora Lee había decidido de la nada vender el edificio a un hombre que lo convertiría en un restaurante de comida rápida y ella se iría de vuelta a su país natal con el dinero, Jimin no había bebido ni su café cuando una circular lo esperaba en la puerta con el anuncio.
Definitivamente todo se estaba yendo al carajo, ¿Dónde viviría?, los apartamentos eran caros, se le iría su liquidación en uno nuevo, no tenía empleo , no tenía nada, jamás se sintió tan inútil, tal vez si hubiera hecho caso a los demás miembros de su familia, conseguir un esposo que lo mantuviera y ser un amo de casa, estaría lleno de hijos, con una vida aburrida, pero con un techo sobre su cabeza, dinero, comida.
Respiro hondo, ese no sería su fin, cumplió sus sueños, durante diez años lo alimentaron y cuidaron de su familia, no fue perdida había sido una inversión, había válido la pena.
Se vistió con lo mejor de sus guarda ropa y salió a buscar un empleo, la señora Lee había dicho que aún tenían 10 días para desalojar, eso le daría tiempo para un nuevo empleo, y un lugar donde vivir.
Con eso mente se dirigió a lugares donde buscar, claro de lo que sabía, no buscaría empleo de algo que no tenía ni idea, camino por las calles hasta llegar a su destino, había conocido a la mujer dueña del estudio SAMA, era uno de los mejores de Seúl, no el mejor, pero eran muy famosos y tenían excelentes bailarines y actores.
La recepcionista le había pedido que esperara y así lo hizo, hasta que pudo pasar, camino por los pasillo hasta llegar a la oficina de la directora.
La saludo con cortesía al igual que ella a él.
— Estaría muy feliz de tenerte aquí Jimin, pero las reglas han cambiado, ahora si pasan de los 25 años no son muy buenos y tu tienes 26
— Pero eso no quita que sea un gran bailarín, lo sabes — dijo Jimin, no quería hacer notar su desespero
— Lo sé, lo eres, antes no habría dudado en buscarte, pero tenías un estudio con el que trabajabas ya — dijo ella, realmente parecía conmovida
— Por favor, ni siquiera debes contratarme como bailarín principal, puedo ser incluso un extra - él, Park Jimin, se estaba rebajando a extra, ni secundario, sino que extra
— Lo siento — dijo ella negando
— Ésta industria es tan injusta, se les acabarán los jóvenes — dijo antes de salir
Bueno eso había sido frustrante y así pasó el día, en todos lugares le dijeron que no, bueno fue solo a tres, de los más importantes, le dijeron que no, era muy viejo, ¿Desde cuándo se notaba un año? Solo era un número.
.
.
.
.
Y la semana se pasó como un soplo, en todas las agencias o estudios que fue le dijeron lo mismo, hasta parecía que se habían puesto de acuerdo para que nadie lo contratara, incluso en las de más bajo grado en la industria.
Ese día iba terrible, el dinero se escapaba rápido, aún debía una renta y la señora Lee llegaría en unos minutos a cobrar, suspiro rendido, no tenía más opciones al parecer.
El sonido de la puerta lo hizo saltar del susto, fue abrir y allí estaba la señora Lee, asintiendo, ella siempre sonreía era raro, aún así agradable para Jimin.
— Hola cariño - dijo ella
— Hola señora Lee - dijo él
— Sabes a qué vengo muñeco - hablo sin rodeos ella
— Aquí tiene - Jimin le entregó el sobre con el dinero y rió porque ella era muy divertida
— ¿Estás bien? - Dijo ella al ver su rostro algo triste
— Estoy desempleado y usted vendió así que no tendré donde vivir
— Cariño, vuelve a tu casa, si ya no hay nada aquí para ti, allá puede que sí
— No quiero - puchereo Jimin
— Tú no sabes si tu verdadero destino está en el lugar donde naciste y si te niegas a averiguar eso, probablemente estés cometiendo un error
— Tal vez — medio admitió
— Tres días y sino te vas el nuevo dueño te sacará de aquí, no es un hombre amable
— Gracias señora Lee
La señora no dijo nada más sólo siguió caminando por el pasillo, tal vez ella tenía razón y debía volver a su pequeño pueblo, que más daba, en Seúl ya no había nada para él, al parecer.
Camino a la habitación y terminó de hacer sus maletas, guardo todo, sus trajes, había sido bueno mientras duró, pensó al cerrar la puerta del apartamento luego de unas horas, se despidió de la señora Lee y le agradeció por todo, ella le dijo que ahora sería feliz, él sólo sonrió y salió del edificio rumbo a la estación, volvería a casa.
.
.
.
.
.
~ Si tengo algún error pueden decirme ~
^_^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top