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36_Raquel.

No entiendo por qué no reflexionaba respecto a ello; simplemente, sentía que el plano físico y el mental, eran injuntables.

Basada al inicio en percepciones emocionalmente primitivas, no iba más allá en este sentido, sino hasta que su cansancio físico comenzó a hacerse presente tras aparentes patrones abstractos.

-¿Todo bien, señorita?

-No, todo normal.

Se sostenía de las barreras de seguridad del transporte de forma intuitiva, mientras dirigía toda su concentración a encontrar la forma más eficaz de respirar.

-Tranquilo, de igual forma, no tiene de qué preocuparse; aunque gracias.

Y tras decir esto entre bocanadas, simplemente prosiguió a buscar aquel deseado asiento desde el cual pudo ver, mientras se alejaba, al grupo de compañeras que la perseguía y al cual con éxito logró superar.

Se sofocó desde antes y lo sintió al terminar la persecusión; desde ese punto, se puede predecir el receso que requiere retomar el aliento, el cual nunca es preocupante ni desproporcionado. No expresó enojo esta vez, no insultó por la ventanilla y, por ende, tampoco tuvo que ir a disculparse con el chofer; se desconoció al notar que, al parecer, progresivamente estaba dedicándose a poner énfasis en la reserva de energía.

Soy atlética y es mi rutina., pensó, antes de autodenominarse "exagerada". Normal estar cansada después de correr, ¿no?; y normal cansarse en distintos niveles, tratándose de una situación en la que los factores de la ecuación son analógicos. Bueno, Raquel no era "normal". De hecho, aun más llamó su atención el haber terminado el viaje y apenas sentir que recuperó energía.

Ajusté bien mis cordones, pisé con precisión y en la ruta de siempre; no sentí haber hecho un esfuerzo considerable,ni estuvieron demasiado cerca. Realmente, no entiendo.

No paraba de pensar como si no hubiera más, no dejaba de sentirse confundida ante el hecho desconocido de que estaba omitiendo parte de ella.

Sentada y tirando la cabeza hacia atrás por sobre el respaldar estaba, cuando entró su madre al comedor a terminar la picada colombiana que había dejado a medio hacer. Su madre ni siquiera necesitó mirarla, como si sospechara del ambiente; para posteriormente, preguntar sobre qué le pasaba a su "carechimba".

-Nada.

-Entonces come y, después, hablamos seriamente.

Comió solo porque sabía que era necesario, pero comenzaba a desesperarse un poco. Incluso sin fijarse en ello, sentía que algo le estaba pareciendo irónico, y estaba en lo cierto; porque resultaba ser que su mirada se estaba descolocando mientras que, por otro lado, saboreaba en perfecta armonía.

No tenía algo programado en la cabeza, pero no por eso significaba que no existiera. Terminó su ducha fría, se cubrió con lo que más movilidad le proporcionara y, habiendo recuperado energía pero acompañada de frustración, se colocó la gorra y empezó a estirar sus músculos; saludó, cerró la puerta tras sí y cortó todo reproche. Correr frenéticamente, evadiendo obstáculos naturales de todo tipo, siempre y cuando fuera dentro de un espacio sin intervención humana, y descansar bebiendo agua saborizada; se traducía como el contexto subjetivamente perfecto, a juicio de su íntegro ser. Saltaba coordinadamente a velocidades en las que, con la presencia de tantos elementos, el cerebro no procesa de manera correcta la enorme cantidad de información espontánea; pero hasta ella se impresionaba de la cercanía que poseía con cada rincón de su templo, y cómo lograba utilizarla para salir ilesa de situaciones en las que se involucraba a voluntad. Quizás, esto último era uno de sus motivos, obteniendo una gratificante recompensa emocional hasta por cada rama esquivada; mientras que, además, permitía canalizar su indeseable interior en las puertas de salida, hasta que las fuerzas físicas lo expulsaran de ella. No es una máquina ni un exponente animal, reconoce que debe descansar cuando siente que sus orificios nasales no son suficiente.

El declive de su ritmo es proporcional a la cantidad de rapidez previa; no así el latido de sus dos corazones, completamente descoordinados, cuya acción del abstracto es inmediata al reposar y contemplar, y acción del palpable es similar a la reincoporación de una persona que se encontraba en peligro. Olvidó estirar nuevamente y quizás debería, por lo que vuelve a levantarse, mostrándose molesta por esto y haciéndolo con cierta dificultad; pero no le tomó más que unos minutos, y se sintió incómoda consigo misma por haberse quejado no verbalmente de un trabajo físico tan sutil.

Encontró un lugar en el que dejar caer su cuerpo no sería doloroso ni molesto. No dudó y se sentó en "posición de indio", en pos de atender necesidades internas. Voluntariamente, sus párpados impidieron su visión para así abrir paso a algo más, algo que estaba más allá de esa clásica oscuridad y los ocasionales destellos solares; o, quizás, alguien. Llegó a un estado de concentración profunda, al cual había visitado solamente cuando debía utilizar todo el potencial físico que hallara en sí; pero esta vez, era distinto, porque Raquel no estaba siendo invadida por su recurrente instinto. Raquel, de repente, se encontraba en un absoluto vacío, creado por la mediadora de toda realidad única y sin precedentes; no era nuevo para ella, tan solo, quería conocer qué sucedía si allí se quedaba.

Ya no se trataba de saber cómo debía comportarse frente a cierta situación, para luego, tan solo reaccionar y atravesarla; no solo era desconocido, sino también, inexplicable. No pudo evitar perder noción del tiempo; pero sin arrepentirse, logró valorar todo tipo de... sensaciones, digamos. Dinámica como animación de dos fotogramas, fiel a la entropía universal; por primera vez, avistaba aquello que sin preverlo, le ordenaba a sus dedos jugar con una pequeña piedra aleatoria, algo que sabía que inconscientemente había realizado en más de una ocasión. Pero este no se trataba del único ejemplo, porque además, sintió cómo una especie de red interna tiraba de sus pieles hacia dentro; era algo de lo que no podía deshacerse, sin importar el esfuerzo mental o el "físico", por lo que escapó de él tras frustrarse, pero no sin que siga sus pasos un pequeño enojo que sabía que se comportaba como la sombra de lo sentido. Cambió de parecer, esto decepcionaba. Levantó campamento y volvió por donde vino, pero caminando esta vez, alegrándose de a poco al tener en cuenta que hizo algo por entenderse; se sintió orgullosa, contenta, querida, cuidada... y por valorar el gesto, no se arrepintió. Comenzó a correr nuevamente, ya estando a medio camino de regreso, volviendo a disfrutar aquello que siempre genera resultados de camino nuevo. No paró ahí, pasó a euforia con el correr de la luna; Raquel se posó sobre su cama con una blanca sonrisa que trascendía la oscuridad, y se dispuso a dormir como si, de repente, los microvalores de la vida cobraran relevancia. Todo lo que involuntariamente experimentaba en este momento, no era más que un "mañana"; se imaginaba utilizando todo el poder que creía poseer al sentir, porque es increíble hasta dónde podemos llegar a la hora de calificar como motivación. Se mostraba contenta, demasiado, y le encantaba incluso teniendo que ignorar el hecho de que, en el fondo, se autocriticaba por "parecer niña chica"; ¿a quién te recuerda?

Escapar de ellas en el momento, era siempre peor; ojalá haberlo hecho sin un drama de por medio ni generando rencor. Alguno que otro moretón, quizás debilitantes gotas; nada de otro mundo, nada comparado con las cuchillas en los árboles o los mazos del suelo. Pero, en fin, ya estaba hecho. Parada frente a ella, exhausta de solicitud; se le escapaba lenta y desesperantemente de las bellas manos morenas.

Apenas recordaba haber abierto los ojos para las exigencias del siguiente inicio, pero, ¿por qué?

-------《bin't9o....》

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