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Día 3 - Noé (Nea y Mana)

—¡Estamos muertos si nos descubre! —exclamó exaltado el pequeño Noé, moviendo los brazos para llamar la atención de su hermano. Nea buscaba la forma de ocultar el desastre que habían ocasionado por jugar a las escondidas.

—En primer lugar, fue tu culpa que la libreta de Allen se manchara —regañó el peli morado, dando un ligero golpe en el hombro a Mana. El menor accidentalmente había derramado la tinta de un bote sobre los papeles en el escritorio de madera, manchando a su paso una de las libretas de Allen con quien-sabe-qué tipo de anotaciones.

Unos pasos en el corredor helaron la sangre de ambos. Se vieron con pánico y voltearon a ver de forma robótica al hombre de cabellera castaña que estaba de brazos cruzados apoyado en el marco de la puerta.

—¿Se puede saber qué hacen escondidos en este lugar y a oscuras? —preguntó, levantando una ceja al verlos comportarse extraño.

Mana tenía un nudo en su garganta, Nea se tensó, carraspeó un poco y ocultó la libreta tras su espalda sin que se diera cuenta—. J-jugamos a las escondidas—. Mana asintió igual de trémulo ante la mirada analítica de Allen.

—Es cierto... —dijo Mana, empujando a Nea para que salieran del estudio antes de que Allen notara las salpicaduras de tinta en sus manos y ropa—. Pero escuché que mamá nos buscaba, d-debemos irnos antes de que se preocupe.

Justo antes de que los hermanos cantaran victoria y lograran escabullirse bajo las narices del castaño, el cuello de la camisa de Mana y el brazo de Nea fueron sujetos por Allen.

—Huh... ¿Por qué será que nos les creo? —canturreó, con lo que podría describirse como una sonrisa macabra. Una notoria vena apareció en su cien al darse cuenta de lo que Nea traía en la mano. Cuando su travesura se vio expuesta, Mana fingió sorpresa. Nea en cambio miró enojado a su hermano para luego disculparse.

—L-lo siento. Estábamos jugando, Mana no se fijó y terminó derramando la tinta sobre el escritorio —espero una respuesta de Allen, pero este parecía no aflojar el agarre en su brazo, la sonrisa que traía y el reflejo de sus lentes le dieron una muy mala espina—. Fue un accidente.

—Les creo. Los accidentes suelen pasar —los soltó y ambos menores lo vieron incrédulo. De la nada la actitud de Allen cambió a un rostro un poco más comprensivo.

—Limpiaremos el desorden —añadió Mana, recibiendo la mano de Allen sobre su cabeza, desordenando sus cabellos y causando un ligero rubor en su rostro infantil.

—Está bien... —sonrió, luego su mirada se vio ensombrecida y un aura oscura empezó a salir de su cuerpo. Fue en ese momento que los Nea y Mana sintieron el verdadero terror.

—Sólo espero no encontrar algún residuo de tinta y ver todo lo que tenía escrito en una nueva libreta cuando regrese, ¿les quedó claro?

—A la orden —murmuraron derrotados, yendo por un balde de agua y una esponja.

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#DGrayTober

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Los dejo con un Bye Bye Dango... nos leemos mañana ^^

D.Gray-Tober By: Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。