Día 28 - Chibi

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Día 28 – Chibi (Timothy, Emilia).

—Oye, Emilia... ¿Emilia, me escuchas? —Timothy trataba con la impaciencia que sólo un niño podía tener de llamar la atención de la chica rubia que estaba concentrada en la foto de su padre sobre un guardapelo que el hombre le había regalado antes de unirse a la Orden.

—Emilia... Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia —Jaloneaba la falda de la joven sin lograrla hostigar.

—¿Qué quieres? —responde serena.

—Tengo hambre.

—Hmm... —dijo sin haberle prestado atención y regresó su mirada perdida a la foto.

—¡Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emilia, Emiliaaaaaa! —Timothy volvió a insistir. Esta vez la sacudía y gritaba con la esperanza de que se enojara y finalmente escuchara lo que tenía que decir.

—¿Que pasa?

—Me duele la cabeza —fingió lloriquear. Sin embargo, tampoco surtió efecto.

—Ve a la enfermería entonces... —respondió simple y una vez más fijó sus ojos celestes en la foto.

—¡AAAHH! —gruñó irritado, jalando su cabello. A Tsukikami no hacía más que divertirse esa escena, levitando unos cuantos metros atrás.

Una idea llegó a la mente traviesa del menor y esta vez se metió bajo la mesa en la que Emilia estaba sentada— Emilia...

—¿Qué ocurre?

—Te estás volviendo una vieja, igual que la Hermana —dijo con una cara burlona, apoyándose en las piernas de la rubia para abrazarla y hundir su cabeza en los voluptuosos pechos— ¿Ves? Tus pechos están más caídos que antes.

Ahora sí, Emilia tenía su total atención. La mujer soltó un chillido por la vergüenza y asestó un certero golpe en la cara del peli celeste. Timothy lloriqueaba -ahora de verdad- sentado en el suelo con un chichón igual de grande que la inocencia justo a la par de esta en su frente. Tsukikami le pasaba servilletas para que se limpiaba los mocos que escurrían de su nariz.

—Eres un pervertido, debería enseñarte más modales. A ver cuando aprendes que no debes hacer eso —Se cruzó de brazos tras regañarlo— ¿Me dirás por qué tanta insistencia hoy?

—Olvídalo... no era nada importante —Timothy hizo una rabieta y comenzó a correr, esquivando a Emilia y saliendo de su habitación siendo seguido por su inocencia. Emilia se quedó pensando qué podía pasar por la cabeza del problemático niño. Suspiró y salió de prisa tras él.

No pudo localizarlo porque era bastante ágil, no por nada fue un temido ladrón en París. Terminó recurriendo a Marie para que le ayudará a encontrarlo. Para el exorcista fue fácil indicarle a la chica que los llantos de Timothy se concentraban en la terraza de la Orden.

Emilia subió y al abrir la puerta que daba al exterior, sintió el viento cálido del otoño impactar su rostro. El cielo estaba teñido de un naranja intenso por el atardecer, pero seguía sin localizar a Timothy— ¿Dónde estás, Timothy?

—Vete de aquí. Te dije que ya no importaba... —escuchó unos hipidos a un costado. Timothy se había escondido tras unas cajas de provisiones y herramientas. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar aunque jamás lo aceptaría.

Emilia se sentó a la par y los dos se quedaron en silencio. Timothy terminó de limpiar las últimas lágrimas en su cara y le pasó un papel a Emilia que la tomó por sorpresa.

El papel estaba muy arrugado pero cuando lo logró desdoblar, sus ojos se cristalizaron y una sonrisa tierna se formó en sus labios.

—Es muy hermoso, ¿tú lo hiciste para mí?

—Obvio, sí. Ni que se lo fuera a regalar a Allen —renegó el menor, haciendo un puchero y evitando la mirada de Emilia. De pronto sintió como su cabello fue revuelto en una caricia y era acogido por los brazos de la rubia.

—Es el mejor regalo que me han dado hasta ahora —confesó la joven, no pudo evitar también derramar lágrimas.

—¿Mejor incluso que el regalo de tu padre? —quiso saber con verdadera inocencia en su mirada.

—Sí, mucho mejor —contestó orgullosa.

—¡¿En serio?! Porque pude haber conseguido un collar de diamantes o una corona.

—No más robos, Timothy —regañó, sin remover la sonrisa de su cara. Apretó la nariz del menor y ambos empezaron a reír.

La hoja de papel quedó a un costado. En ella estaba un dibujo hecho por Timothy de él, Emilia y todas las personas que forman parte del orfanato Hearts. Timothy se había sentido celoso de que Emilia contemplara mucho el regalo de su padre y quiso crear uno que fuera igual o mejor sin tener que robar nada.

Ese atardecer se sintió demasiado hogareño para ambos. Sentían que si cerraban los ojos y esperaban a la puesta del sol, escucharían las voces de los niños llamando porque la cena estaba servida.

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Hallow, minna-san!

Tengo el enorme honor de mostrarles un precioso dibujo hecho por moyashisa16 para este drabble :') En serio no tengo palabras para agradecerle porque dedicó un poco de su escaso tiempo libre para retratar esta tierna escena. Espero el drabble y el dibujo les haya gustado. ¡A mi me encantó! ❤ Mil gracias, Hisa 

Creditos a: moyashisa16 FB - Yukariet

#DGrayTober

**(^ᴗ^)**

Los dejo con un Bye Bye Dango... nos leemos mañana ^^

D Gray Tober By: Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。

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