Drabble 01 - Noche olvidada...
*Ninguna ship
*Comedia
*Personajes Principales: Kanda Yuu y Allen Walker
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Al momento en que sus ojos se acostumbraron a la luz del día reflejada por la ventana Kanda finalmente terminó de debatir si ponerse en pie. Su cabeza parecía estar montada sobre un carrusel, y para empeorar las cosas, desconocía el motivo que lo había llevado hasta tal punto; con la camisa semi rota, un intenso olor a alcohol mezclado con hierbas fuertes impregnado en su ropa, manchas de lápiz labial en su cuello y una horrible jaqueca.
Decidió al final no pensar en la causa pero si la consecuencia. Maldiciendo en varios idiomas se puso de pie y tomó la toalla puesta en la mesa con la intención salir a tomar una ducha rápida. Muy incómodo era ya el hecho de haber despertado un par de horas después de su hora habitual como para andar por los pasillos de la orden con nudos en su cabello y una cara de mala muerte.
Salió de su habitación, sin escatimar en molestias al cerrar de un portazo la puerta para liberar un poco de su notorio mal humor, lo último que quería era encontrarse con alguien molesto –véase, conejo y compañía- para atormentar más sus dolientes tímpanos... sin embargo, comenzó a notar que algo raro pasaba en la Orden en el momento que se topó con un silencio sepulcral en los pasillos que suelen estar a reventar de miembros del departamento científico.
Luego de haberse duchado y puesto su traje parecía que nada estaba ya fuera de lugar más que el molesto dolor de cabeza y la clara sensación de que había olvidado algo importante. Se dispuso entonces a ir a entrenar un poco. Su sorpresa se dio en cuanto pasó cerca de la zona de enfermería. Ahí, tan pronto una de las enfermeras le vio, comenzó a gritar de emoción, seguida por otro grupo de féminas que veían al extrañado nipón pasar como si fuera toda una estrella o un modelo. La cara del azabache puso una mueca de asco cuando la matrona se acercó lanzándole un guiño de forma coqueta.
"¿Qué carajos les pasa hoy a estas mujeres locas?... Tsk" se dijo mentalmente, acercándose al cuarto de entrenamiento. Una vez ahí, dos buscadores, tan pronto le vieron se acercaron con ánimos, saludando al azabache como si de su amigo de toda la vida se trataba. Cosa tremendamente inusual viniendo de Kanda Yuu, terror de todos los buscadores.
Ya harto de tantos sucesos inusuales en una sola mañana, y con un claro tic en el ojo, dio media vuelta dejando a los hombres atrás para mejor ir al comedor, cerrándoles la puerta en la cara de paso. Pensaba que quizás un buen plato de soba y un poco de té le ayudarían a calmarse y alejar el aura oscura y sed de sangre producto de su casi inexistente paciencia, sobretodo porque desconocía por completo el motivo por el que todos se estaban comportando de forma extraña.
Ya en el comedor no dejó pasar por alto a cierto albino; cualquiera pensaría que se encontraba comiendo su absurda cantidad de comida para el desayuno, pero no... el pobre Allen parecía jugar con un único plato de dangos a medio comer, con una notoria aura depresiva sobre su cabeza, su cara pálida con ojeras enormes y un gran moretón en el ojo derecho.
"No, no, ni siquiera lo mires. Tú solo ve por tu soba y olvídate de ellos. Si el Moyashi está aquí no tardará en aparecer el maldito conejo" pensó sabiamente. Ya muchas dudas tenía como para siquiera burlarse del lamentable estado del exorcista albino. Allen sin su usual apetito era algo que sumar a la lista de cosas extrañas. Pasó de largo al chico que murmuraba, a su parecer, otra nueva lista de deudas dejadas por Cross y se acercó al espacio que separaba al comedor de la cocina en busca del excéntrico cocinero.
— ¡Vaya!, pero miren a quién tenemos por aquí —dijo Jerry, acercándose al aparador. Kanda levantó una ceja en sorpresa por lo que el moreno dijo con su usual canturreo— Pensé que te quedarías el día entero en tu habitación luego de lo de anoche. ¿Te traigo tu soba y el té, Darling~?
—Tsk... ¿De qué mierda hablas? ¿Qué sucedió anoche?
—Oya~ parece que "Mr. Exorcist" no recuerda lo que pasó en el cuarto de Logística —añadió con expresión lúdica, llevando una mano a su boca para detener una ligera risa, pues sabía algo que el azabache desconocía... y que no le iba a gustar.
—Ya déjate de bromas y acertijos, maldito cocinero. Dime qué diablos sucede, parece que todos en la Orden han desaparecido.
—Yo no diría desaparecer, más bien diría incapacitados momentáneamente, por eso pensé que tú también estarías en esa misma situación, ya que el espectáculo que diste ayer fue digno de ser grabado para la posteridad —respondió, terminando de servir en una bandeja el desayuno del nipón.
— ¿A qué te refieres? —preguntó molesto.
—Dos palabras... Komui Lee —contestó dejando finalmente soltar una risa discreta—. No diré más pues quien más explicaciones te debe es mi querido amigo supervisor con complejo de hermanita. Tal vez el joven Allen te pueda ayudar a recuperar la memoria, después de todo él también estuvo ahí anoche. Te guardaré la soba y la recalentaré cuando decidas volver—, guiñó el ojo.
Dicho eso Kanda dejó atrás al pelimorado y se acercó a pasos rápidos al albino, quien ni siquiera se había percatado del peligro inminente hasta que una mano irrumpió en el cuello de su traje y lo levantó haciendo que su rostro llegara a la altura del rostro fúrico del ojiazul.
—Ahora dime, Moyashi... ¿Dónde están todos? —cuestionó, sosteniendo con una mano al albino y con la otra apuntando el filo de Mugen en su cuello.
La expresión de Allen se volvió un rostro nervioso—. Si a quien buscas es al supervisor Komui está en la sección médica, pero antes de que vayas ahí recomiendo que te calmes. Yo también quiero darle un buen golpe... pero todo lo que ocurrió ayer solo fue un accidente —bufó molesto, ante la mirada de sorpresa del mayor.
Kanda soltó otro de sus usuales chasquidos y dejó caer a Allen, golpeando su trasero con el suelo—, y por cierto... Mi nombre es Allen, BaKanda... y por tu culpa ahora debo volver a calcular desde cero los gastos que envió el idiota de mi maestro hoy en la mañana—. Dijo lo último poniéndose de pie y limpiando el polvo sobre su traje.
—Me importa un carajo tus problemas y las malditas deudas de ese general mujeriego, andando.
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Ambos se dirigieron a la enfermería, en donde fueron de inmediato rodeados por las molestas mujeres de antes.
—¡Aah miren, es el exorcista de anoche! —gritaban todas exaltadas. Allen se alejó esperando los insultos y miradas de muerte del asediado.
—¡Quítense de mi camino, mujeres locas! Díganme dónde está Komui.
Ante el tono de voz serio y la pregunta las mujeres los llevaron al interior de las camas de la enfermería. Al interior estaban siendo atendidos casi la gran mayoría de científicos y algunos buscadores bajo el asombro de los exorcistas de pie frente al gran salón.
—Gran parte de los miembros del departamento científico está bajo cuidado por intoxicación alucinógena producto del accidente— fue el comentario de la matrona, haciendo que tanto Allen como Kanda buscaran entre los hombres que parecían estar bastante mal a uno que destacaba del resto, pues era atendido personalmente por una joven de coletas verdes y ojos lila. De inmediato se acercaron, Komui al verlos les saludó.
—Así que aquí te habías escondido... me debes una jodida explicación, y más te vale que te dejes de rodeos... ¡Porque luego de eso te rebano la cabeza con Mugen! —Kanda amenazó a Komui con una sonrisa torcida y un aura asesina que le provocó un gran escalofrío.
—Ah... eso... pues veras, fue un accidente —respondió trémulo el pelinegro.
—Tranquilo, Kanda. Lo que dice mi hermano es verdad... pero ya puedo ver que ambos se sienten mejor, me alegra saber eso... ¿quieren que traiga café? —preguntó Lenalee tomando una bandeja dispuesta a traer el café matinal.
— Yo si quiero un poco de café —contestó Allen de forma amable pero sin dejar de lado la molestia ante la actitud despreocupada de Komui, por su culpa casi todo el personal de la Orden estaba indefenso ante un ataque de akumas.
—Lenalee, trae dos tazas más de café... creo que Bookman y Lavi no tardarán en acercarse —exclamó el chino, acostado cómodamente en una de las camillas ya que también había sido afectado.
—Claro, hermano —exclamó la joven antes de irse.
—Sé de sobra que fue un accidente, pero eso, a que despertara hecho girones sin recordar lo que pasó me hace pensar que aún estas ocultando algo —Kanda volvió a amenazarle colocando una mano sobre el mango de su inocencia. El supervisor solo tragó nervioso esperando que Lenalee llegara pronto, ya que era la única capaz de calmarlo y detenerlo de hacer una locura, en la que él sería la víctima si no se apresuraba.
—Ohh... miren quien vino a visitarnos, nuestro querido Yuu, maestro del striptease y luchador profesional peso pluma —canturreó Lavi salvando a Komui. El pelirrojo se asomaba con el cabello despeinado y con su pijama aun puesta, tras él el viejo Bookman también se miraba algo debilitado pero sereno como siempre.
Kanda estaba más furioso de lo usual, parecía que todos le veían la cara de tonto, o simplemente se burlaban... para colmo, de algo de lo que no tenía idea.
—Has dicho tus últimas palabras, conejo —miró a Lavi de soslayo, haciendo que el ojiverde se escondiera tras Allen usándolo de escudo.
—No golpearás a un indefenso conejo que se esconde tras un árbol, pido clemencia —alude con una expresión de terror en su rostro.
—Un tronco que fue usado como saco de boxeo ayer, olvídalo y mejor corre —contestó el albino en un suspiro, negando con la cabeza y señalando con su mano el notorio morete azulado en su ojo. Lavi carraspeó nervioso y se alejó a varios pasos de distancia del alcance de la inocencia del nipón.
—Está decidido... —Kanda espetó molesto, con una vena exaltada sobre su cien—. Los rebanaré a todos y luego fingiré que fue un "accidente" como bien dicen. Ya estoy harto de que todos hablen de algo que no recuerdo y me tomen del pelo como si fuera un chiquillo.
—Eres cruel, Kanda. Solo fue uno de los experimentos fallidos de Komui, sabes que siempre está usando el tiempo que debería usar para leer reportes y firmar papeles para escapar e ir a experimentar con sus Komurines o sus pócimas raras... —se acercó Reever para calmar los ánimos del ruidoso grupo que molestaba a los que aún estaban durmiendo—. Esta vez fue una mezcla de ambos, ayer desapareció de mi vigilancia, y cuando finalmente lo encontré trataba de forma inútil de reducir la presión de una válvula conectada al nuevo Komurin que desarrollaba. Al final el robot estalló en el peor lugar posible... la bodega de pócimas, liberando gases tóxicos y lanzando frascos con tónicos y sustancias extrañas que perjudicaron a media Orden...
—Pero dime, ¿y eso en qué diablos me involucra? —Kanda preguntó más calmado, cruzándose de brazos.
—En que desafortunadamente uno de los frascos que volaron tras la explosión impactó directamente en tu rostro cuando nos buscabas para tu próxima misión —Komui añadió, quitándole las palabras de la boca a Reever y llamando una vez más la atención de Kanda, pues eso sí lo recordaba; había sido llamado para recibir los reportes de su nueva misión.
—¡Por eso el cocinero loco me dijo que tú, maldito supervisor con complejo de hermana, tenías la culpa! —alegó fúrico.
—Oye, Jerry no dijo eso... lo único que quieres es golpear a alguien ¿no es así? —contestó Allen ante los reclamos del azabache.
—Ahora que lo dices si, y tú serás el primero en ser golpeado si no te callas, estúpido Moyashi —atacó Kanda.
—Que mi nombre es Allen... A- L- L- E- N~... y si quieres pelea pues adelante, ayer no pude tumbarte pero ahora estoy seguro de ponerte en tu lugar —contraatacó con una mirada retadora. Ambos se veían con una mirada amenazante mientras sus ojos parecían despedir chispas.
—¡Suficiente! ¡¿Que no ven que sus dramas están molestando a todos?! — Reever trató de calmarlos, siéndole imposible, pues ya se habían puesto a pelear; Allen con Crown Clown activado y Kanda listo para soltar una de sus ilusiones en medio de la sala médica.
Justo antes de que se atacaran una bola dorada se interpuso en el camino de ambos, deteniendo la pelea y callando a todos. La vista de Allen se posó atónita frente al golem.
—Hazte a un lado, Tim —ordenó a la esfera dorada, mandato que ignoró mientras abría su boca... mostrando una fina hilera de dientes y una gran proyección que todos eran capaces de ver.
—Oh no... esto se pondrá feo —dijo Komui, aterrado por lo que el golem fuera a enseñar.
—Vaya, vaya, y yo que pensé que el Kanda divertido de ayer solo quedaría grabado en mi súper memoria de Bookman —Lavi añadió en una sonora carcajada, a la par de Lenalee, quien lamentaba el gran alboroto.
El golem proyectó lo sucedido después del accidente: El frasco que impactó en Kanda era un "tónico revitalizador" de las más recientes creaciones de Komui. Los gases que se esparcieron por toda la zona logística y científica hicieron dormir a la gran mayoría que se encontraba cerca mientras que aquellos que no, estaban mareados o hiperventilando por el polvo de la explosión que hizo sonar las alarmas.
El efecto del contenido del frasco hizo que la actitud de Kanda se asemejara más a la de una persona ebria, bajo la mirada atónita de los que aún seguían de pie, el azabache se la pasó varios minutos riendo y haciendo alardes de fuerza, siendo uno de esos en el que tomó a Allen desprevenido al asomarse y ayudar a sacar a los científicos afectados para propinarle un golpe directo que lo dejó noqueado por un momento... de ahí resultando el moretón en su rostro.
Mientras la proyección seguía, bajo la mirada atenta de todos... cierto supervisor se escabullía del lugar siendo inútil ya que se aún se sentía mareado por el efecto de los gases; una vez Timcampy mostrara todo lo que grabó, sería el turno de Kanda para volver a protagonizar una locura, en la que él se mostraba como objetivo principal.
Timcampy luego mostró cómo un coqueto Kanda, y un incitador Lavi hacían un duelo de baile, en el que Kanda llevan la delantera al despojarse de su camisa aludiendo el que "hacía mucho calor", haciendo babear a las enfermeras.
El resto de lo que el golem mostró fueron una locura tras otra, en la que el golpeado orgullo de Kanda se destruía cada vez más; compartiendo tragos con los buscadores de antes, cosiendo uniformes con Johnny, jugando a las escondidas con Timothy... y un largo etcétera, sólo hasta que el efecto del tónico se acabara, terminando en un ojiazul semi inconsciente siendo cargado por Marie hasta su habitación.
La boca de Timcampy se cerró y este huyó lo más rápido que sus alas pudieron. Todos dieron un paso atrás al poder ver claramente el aura oscura y la expresión de Kanda; rayos y centellas eran disparados por su aura, mientras una tremenda sed de sangre era dirigida a aquel que aun permaneciera dentro de la enfermería. En cuestión de segundos todos corrieron despavoridos temiendo por sus vidas... todos, menos un desafortunado Komui que fue sujetado a tiempo por el cuello de su bata antes de logar saltar por una de las ventanas...
Al final de esa caótica mañana un grito nada masculino hizo eco en todos los salones y pasillos de la Orden... Komui había aprendido la lección de nunca más volver a crear sus Komurines en la bodega de pócimas.
終わる
~FIN~
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Hola hola minna-san... adivinen quien aparece en su versión zombie con sueño que prometió una serie de drabbles cortos de 300 palabras y terminó con el primero de casi 3000 palabras xD *se señala a sí misma*
Sé que JnB y Lemuria, así como otros proyectos que tengo en proceso, están más abandonados que ático de casa vieja TwT pero hago lo que puedo para dedicar un poco de mi escaso tiempo libre para escribir. Últimamente mi salud se ha visto afectada en una manera que no me gustaría ni siquiera imaginar hasta qué punto... además apenas llego a casa luego del trabajo me dedico únicamente a dormir y reponer energías. Ya que me estoy recuperando tengo un poquito más de tiempo para avanzar en todas aquellas cosas que he dejado pendientes... comenzando por aquellas que había prometido y nunca me puse manos a la obra por cuestiones de tiempo.
Me despido por hoy, en unos días verán el siguiente drabble y posiblemente la actualización de otro de mis fics ;)
⋆。*゚✲*(^ᴗ^)*✲゚*。⋆
¡Tengan un lindo día!
Los dejo con un Bye Bye Dango...
"DGM Drabbles" By: Varela D. Campbell ウァレラ・デェー・キァンベル。
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