La verdadera desesperación.

El último juicio, la luz que se encuentra terminando el trayecto y de la vida de la matanza escolar. La cúspide de la historia, en donde se decide el verdadero desenlace. Esperanza vs. Desesperación. aquí se termina todo. A poco de saber si la esperanza vive, o muere.


— ¿Qué te parece? ¡Eso es todo lo que hay que saber sobre este caso! — sentenció Naegi, con su brazo elevado y apuntando hacia Monokuma.

Para terminar este juicio, y poder llegar a la verdad, la identidad de la mente maestra y saber qué ha ocurrido en todo este tiempo, Era necesario saber todo, y eso significaba revelar todas las incógnitas. Llegando hasta la verdadera identidad de Mukuro Ikusaba, quién era y cómo estaba infiltrada entre los 16 estudiantes, personificando a la Fashionista Definitiva, tomando su papel y haciéndose pasar por ella. Habían llegado a la verdad, quién fue y cómo murió.

Naegi explicó todo con lujo de detalles, desde el instante en donde todos la conocieron, presentándose como Junko Enoshima, con un maquillaje cargado, un traje que simulaba al que ella usaba, con una gran credibilidad. También tocó el momento en donde fue empalada con las Lanzas de Gungnir, en donde se veía totalmente confundida por la repentina acción de la mente maestra. Muriendo en frente de sus ojos, sin saber nada y siendo a ojos ciegos de a quién asesinaban de verdad. La segunda asesinada en esa vida de la matanza de la academia. Y llegando, hipotéticamente hasta qué había pasado y cómo llegó su cadáver al quinto piso. Para luego, explotar en mil pedazos cuando Fukawa intentó quitarle la máscara.

Todos estaban de acuerdo con ello, De uno en uno, empezaron a apresurar a Monokuma, que después de semejante explicación, dejó de hablar, adoptando una posición con la cabeza baja y sumisa.

En la sala parecía que salían chispas del clímax del momento, corazones latiendo tan fuerte en compás por la emoción de la situación, respiraciones profundas inhalando y exhalando con lentitud. Cada segundo, cada pulsación, cada latido, cada movimiento en ese instante, era tan importante, tan pesado, parecía tan dificultoso. Y se intensificaban con la reacción del oso de peluche, el cual era controlado por la Mente maestra.

— Ríndete, Junko enoshima. Se acabó. — a mano enguantada, Kirigiri señaló al peluche, diciendo para brindarle una advertencia.

Monokuma giró dando la espalda, suavemente habló la voz aguda a susurros. — ¿Qué se ha acabado? — exclamó, hizo una pequeña pausa, para retomar de nuevo con aquella risa que era un completo tormento. — Upu upupu... ¿De verdad creías que llegar hasta aquí, sería el final? — giró dando media vuelta, regresando al frente, sus manos estaban sobre las comisuras su boca, de repente, la tranquilidad se desvaneció, para soltar un sonoro ruido. — ¡Bueno, pues noooooo! ¡Sólo acabamos de empezar! — gritó, riendo ligeramente, el cual sonó con un eco en toda la sala de juicio.

Monokuma se alejó un poco de las barras de madera del tribunal, se puso de pie en el piso, la diferencia de sus vastos centímetros lo hacía ver algo indefenso, todo lo contrario a lo que en verdad era, El ojo izquierdo que actuaba como cámara que estaba cubierto por un trozo de cristal, con la forma perfecta para simular los extremos empezó emitiendo una fuerte luz de color rojo. Justo en ese mismo instante, una gran y espesa manta de humo cubrió toda la sala, impidiéndoles la vista a los sobrevivientes restantes, actuando como una cortina, que no dejaba ver nada de nada.

De manera casi mágica el cuerpo diminuto del peluche-robot desapareció, e instantáneamente siendo sustituido por uno muy diferente, más alto, de complexión delgada y con curvas, el cuerpo de lo que parecía ser de una chica, y como si estuviéramos viendo su rostro a detalle, uno que era llamativo siendo completamente bello, con una pequeña sonrisa en sus rosados labios. Abrió sus ojos, los cuales estaban cerrados hace un momento; De un color celeste, cabello rubio-rosa, muy alborotado y que estaba alzado en dos altas coletas, las cuales eran decoradas con dos pequeños coleteros con caras de un peluche blanco y otro negro, dando a suponer que eran las mitades completas de Monokuma.

La desesperación definitiva:

Enoshima Junko.

El peluche, en ese instante cayó al piso, inmóvil, sin vida, Inerte. Era por la razón de que nadie lo estaba controlando, ahora sí que era un inofensivo juguete. Junko se agachó levemente hacia este, lo tomo de un brazo y lo levanto, ella retomó la compostura, y lo dejó colgando de su mano.

Con prepotencia, la joven chica de aspecto de preparatoria se acercó al tribunal vacío, el cual se suponía pertenecía a la decimosexta estudiante de la academia Pico de Esperanza. Se puso de pie ahí, tomando lugar como para participar en el juicio, el primero en el cuál hacía acto de presencia como ella misma. Puso sus manos en puño, y los posicionó en su cadera. Y su rostro, estaba decorado con una gran sonrisa. Todo en ella, demostraba locura pura.

— ¡He estado esperando! ¡Oh, cómo he estado esperando!, ¡Esperando para llegar hasta este punto de la historia! — habló, los suspiros de asombro llegaron al instante, ahí estaba la mente maestra, ahí estaba la real Enoshima Junko. — ¡Someteos a la desesperación y el mundo será nuestro! ¡Tendrán todo lo que quieran y más! ¿Qué respondéis? ¿Os sometéis a nosotros?

Ante tal propuesta, todos se negaron sin dudar, casi con indignación de la sola idea de que ellos se unieran a la desesperación.

— Oh, qué pena. — Habló con cierta decepción, la cual fue rápidamente opacada cuando cambió de pose, ahora ya no tenía la misma que demostraba autoridad, no. En ese momento estaba de lado con una pequeña rotación, con su mano izquierda rodeando su estómago y reposando en su costado, el otro brazo encima de este, y con su mano, semi-abierta cubriendo su rostro casi completamente. — En cualquier caso, por fin soy libre. Estar día tras día, semana tras semana actuando como Monokuma de manera constante... hasta para alguien como, tan volátil como soy, es peor que una tortura... Es suicidio.

Fukawa la observó por un instante en el rostro de la loca mujer, y su cabeza hizo un pequeño recorrido entre sus recuerdos, y como un "clic" su mente pareció que se dio cuenta de algo. — M-más importante que eso... tu cara.

— ¿Hmm? ¿Qué le pasa a mí cara? — hizo la pregunta Enoshima. — ¿Le pasa algo a mí cara, que se dice que es tan adorable como un centenar de cachorros? —Volvió a preguntar.

— Es como...si te conociera...
Juraría que te he visto antes en alguna parte... —Y también Asahina, todos se dieron cuenta.

— Es cierto, vimos su cara, en un montón de portadas de revistas — explicó Kirigiri con calma, con esa respuesta calmó las mentes de sus compañeros.

— Eh... Parece que tienes una memoria maravillosa. — felicitó. — Pero bueno, no esperaba nada menos de que se hace llamar La Detective Definitiva.

— Lo sabía, entonces lo que dijo Mukuro ese día... — Seguido él recuerdo llenó a todos los presentes, el cuál era en donde decía la razón de su diferencia que había entre las revistas y de estar en persona, usando la vaga excusa de que editaban las fotos, y lo tomaron como algo verdadero,

— Mentirse a uno mismo es otra forma de ser optimista... algunas veces, es necesario. — dijo eso sin más, con simpleza.

— Bueno, ya que eran personas diferentes, es normal que no parecieran totalmente iguales. — Ese fue Togami, diciendo más para sí que para los demás.

— Yo soy yo y Mukuro es Mukuro, no importa cuánto maquillaje use, nunca podría convertirse en La estudiante supermodelo Definitiva. Mientras existan fronteras entre la mente y el cuerpo, dos seres no podrán ser uno sólo... Ni siquiera siendo gemelas.

— ¿¡G-gemelas!? — Fukawa tartamudeó, pero eso no quitó la sorpresa en su voz ante la revelación. Nadie se esperaba ese detalle, pero mientras más lo pensaban, era mucho más lógico.

— Suena bastante cliché, así que me da vergüenza admitirlo, pero en pocas palabras, Mukuro y yo somos gemelas.

— ¡Jajajajaja! —Como una daga filosa, esa risa cortó el ambiente y los sacó a todos de su propia sorpresa. — ¡ENOSHIMA JUNKO, PRESEEEENTE! — gritó con fiereza, sus brazos juntándose, formando una figura que era una "x", ambas manos con los dedos pulgares, índices y meñiques hacia afuera, los restantes doblados ligeramente hacia dentro. Sus ojos, llenos de un sentimiento entremezclado, pero lo más llamativo era su lengua que estaba afuera, como la de la Genocida, intensificando de manera brusca. — La gente de las Desesperación Definitiva se referían a nosotras dos como "Las hermanas de la Desesperación". — Entre tanto estupor que se encontraba en el aire, durante unos segundos nadie podía asimilarlo completamente, dentro de sí podían sentir un poco de desesperanza trepando por sus sentimientos, trepando por sobre su cuerpo, a modo lento pero al fin y al cabo, desesperanza.

— Todo fue hecho por ti, fuiste la que nos encerró aquí y he hizo que empezáramos a matarnos, Tú fuiste quien ideó el juego de la matanza, tía. — Hagakure culpó. Se veía muy alterado, un poco asustado, pero tuvo la valentía para decirlo. Ante esto, Junko se quedó callada de repente, con una expresión taciturna, sin emoción y silenciosa. Era un cambio tan drástico, de esa manera intensa y alocada, a una tan tranquila, tan confusa.

— No, no fui yo. — Habló al fin con lentitud. Sonrió un poco, con simpleza, una tan poca adecuada a la actitud que había adoptado.

— ¿A qué te refieres cuando dices que no fuiste tú? — Kirigiri, aun manteniendo una máscara fría como hierro, se podía notar el desconcierto en su voz. — Acabaste de admitirlo, dijiste que eres la Desesperación definitiva.

¡NOO! ¡ERROR!. — dejando la expresión anterior, en menos de unos segundos, levantó al peluche inerte lo puso en frente de su torso, de esa manera ocultando su rostro, y abrazándolo por la panza. Su personalidad era tan sorpresiva, que la pregunta de cómo lo hacía no dejaba de rondar cerca de ella. Puso una voz aguda, imitando a la de Monokuma para hablar.

— Como ya dije, yo estuve controlando a Monokuma durante todo este tiempo, cumpliendo en papel del director, dando las reglas, los motivos, las informaciones de los cadáveres, y también llevando a cabo el juicio escolar, ¡Ni más, ni menos! —Explicó, aquella voz irritante ya les estaba taladrando los oídos.

— ¿¡Qué quieres decir con eso!? — Exclamó Togami furioso. — ¡Exijo que expliques lo que acabas de decir! — Empuñó su mano, y mostró una cara de enojo, la cual una vena estaba en su frente, y estaba teñida de un vago color rojizo.

— ...Ya lo he dicho, jeez, es tan desesperadamente cansado decirlo de nuevo... — agarró con sus manos dos mechones de cabello, sus ojos de repente parecían apagados, y en sus bordes aparecían pequeñas lágrimas, las cuales amenazaban por bajar. Y ¿eso eran unos hongos encima de su cabeza?, de seguro era una alucinación o era un efecto de luz, ahora se veía tan triste y daba un aura tan deprimida. — ¡No es mi culpa que no uséis vuestro maldito cerebro! —Y por arte de magia, retomó a la misma actitud brusca que tenía casi al principio, sus manos en la misma posición, y la lengua al aire. — ¡Ya os lo he dicho, yo no fui!

— E-entonces, ¿quién fue? — Asahina preguntó tartamudeando, con discreción.

— Ustedes no usan esa materia gris para nada, ¿no? Vale vale, os lo voy a decir esto. — Agudizó la voz, y se inclinó unos cuantos centímetros hacia delante, se quedó un silencio, y miró de un lado a otro, como si fuera a decir un gran secreto y fuera una niña pequeña. — ¿sabéis quién es la mente maestra?, él o ella está aquí mismo, En esta sala. — El secreto fue revelado. Todo el mundo gimió de asombro, todos tenía una terrible cara de sorpresa, inclusive Kirigiri. — Y es uno de ustedes, de los 16 estudiantes que ingresaron a esta academia y está entre los seis sobrevivientes de esta vida de la matanza escolar.

Un segundo, dos segundos bastó para que todo quedara callado y tres para que...

— ¡E-ESO ES IMPOSIBLE! — Sonó un grito. — ¡Eso n-..!

Pero el golpe que dio Enoshima al tribunal cortó sus palabras de forma seca. — ¡Claro que lo es! —Sonrió, con la hilera de blancos dientes mostrándose con orgullo y de forma perturbante. —Upupupu, la respuesta, la razón, quién creó este juego de la matanza, los encerró aquí y observó cada uno de los asesinatos, los acompañó en los juicios escolares, aun sabiendo quienes fueron y cómo lo hicieron e hizo un sinfín de cosas más. Esa persona es la verdadera Mente maestra, la verdadera desesperación definitiva. ¡ESTUVO EN FRENTE DE SUS NARICES TODO ESTE MALDITO TIEMPO y se hizo su AMIGO!.... —La tensión subía cada vez una verdad salía de su boca, con una sonrisa llena de demencia. Sabía muy bien qué estaba haciendo, y los desesperanzantes resultados que obtendría con más y más que presionaba y hundía la llaga de la emoción de los estudiantes, con lentitud pronunciando, pero eso le restaba nada de nada a la dureza de las palabras.

—... ¿No es así... Makoto-kun? — Saboreando las palabras que salieron de su boca susurró, sintiendo una pizca de desesperación al hacerlo, acompañada de una nueva pose, con sus brazos arrejuntados, sus manos tocando su barbilla, y un rostro el cual gritaba "Ternura", sus ojos con brillos que la parecían ver linda. Sin embargo, causaba lo contrario, una irremediable repulsión.

Los rostros se voltearon a ver al susodicho, giraron sus cabezas con tal fuerza, que hasta daba grima, en sus caras flotaba la confusión, la sorpresa e incredulidad total. Ante la reacción, Makoto cerró sus ojos y permaneció callado, Los demás no sabían cómo tomar aquella reacción, ¿Era algo bueno? ¿Algo malo?, En ese momento, Naegi lanzó su mano sobre el tribunal haciendo un golpe, para que posteriormente empezara a reír, una risa que era divertida y un tanto contagiosa, ellos sintieron una pequeña tranquilidad instalarse en sí mismos, suponiendo que la razón de su risa no era nada más ni nada menos que la hilarante e inexacta revelación que dió Enoshima.

La suave risa que parecía de pura gracia, con lentitud, se volvía más profunda y ahogada, escandalizada, eso ya no era de diversión, no. El sonido de los "Jajaja" resonó por todo el tribunal del juicio escolar, rozando casi la locura, era como la Monokuma, pero hasta cinco veces peor.

Simplemente, era perturbadora.

La sonrisa de Junko sólo pudo ensancharse más de lo que ya estaba, entre todos, era única persona a la cual esa reacción parecía agradarle, viendo como la desesperación nacía entre tantas personas, un espectáculo tan fantástico para ella, la cual podía sentir por todo su cuerpo como vibraciones y que llegaban hasta su corazón, latiendo como loco.

— N-nae, ¿estás bien tío? — Parecía que todos estaban en shock por el giro de los acontecimientos. Hagakure dio una pequeña vista a la sala, y al ver que todo permanecía así fue el único que se atrevió a articular la pregunta, con mucha cautela. Estaba aterrado, de su amigo, y también de lo que estaba ocurriendo.

Naegi daba pequeñas pausas en donde parecía que inhalaba silenciosa, para lanzar una carcajada. Agarrando lo que tenía en frente con sus puños que estaban haciendo presión sobre la superficie, su cabeza subía y bajaba por la fuerza. Soltó un suspiro a boca abierta, sonando muy fuerte. Seguidamente, una sonrisa se marcó en su boca, sus comisuras elevadas hacia arriba. Abrió sus ojos con suavidad. Estos ya no demostraban inocencia, no. Tampoco tranquilidad o esperanza. Esos irises de color hazel, aquellos que durante todo ese tiempo eran amistosos, a veces demostraban vergüenza​, u otra emoción algo, estaban tan diferentes, oscuros, con la misma desesperación impregnada es ellos, esos ojos daban miedo, terror.

— ¡Haa! ...no tienes ni idea. — Su voz sólo pesada y tardía, con algo así, podría asustar casi a cualquiera. Una sonrisa como la misma de Enoshima afloró hacia la superficie. Una corriente tan fría pasó por la espina de los que se consideraban "sus amigos", era una señal de que algo no estaba bien, no.

Nada estaba bien ahora mismo.

Casi ellos podían jurar que su ojo izquierdo se lograba visualizar algo de color rojo, como una muy suave y casi invisible luz. Quizás era una ilusión de él o de su propia mente. ¿O quizás no?

La cara de Naegi se ocultó entre una nueva manta de humo, la misma con la cual la "Mente maestra" se había mostrado instantes atrás. Está siendo más pesada y en mayor abundancia. Asahina no pudo evitar toser, y Fukawa estaba a punto de estornudar, aspirando como cuando hace para cambiar de personalidad. Pero no lo hizo. Para cuando la niebla se fue la sala calló, al principio se vieron un tanto desorientados, y cuando recordaron, ahí estaba él.

Su ropa, él, todo en sí había cambiado de un momento a otro. Con sus pantalones y chaqueta igual, pero todo lo demás, todo lo demás daba un mal sentimiento. De abajo hacia arriba; sus tenis deportivos ahora eran de color negro con cordones de un rojo intenso, de su cintura sobresalía una cadena que rodeaba de su costado hasta su bolsillo con los tres colores del peluche, su hoodie blanco y negro respectivamente, de su cuello colgaba la misma corbata que en ese instante usaba Enoshima, la cabeza del este tenía forma de cabeza de oso, y con unas orejas, boca de cuyas ellas correspondían al peluche-robot. En su chaleco dos prendedores de la cara del peluche que eran de las partes completas, como los coleteros de Junko. Y con esa cara, esa maldita expresión. Sonrisa nauseabundamente feliz, esos ojos locos y vacíos, con unas pequeñas ojeras.

Ese era él, era Makoto, su amigo, su compañero en esa matanza, el que siempre los ayudaba en los juicios y lograba salvarlos llegando a la verdad, quien se juntaba con ellos y entablaba conservaciones agradables, y en quien ellos habían confiado totalmente. Como un gran cartel imaginario, de gran color rojo sobre su cabeza, brillante y captando toda la atención de todos parecía gritar a los cuatro vientos, como gritando «Esta es la verdad».

Naegi Makoto.

La verdadera Desesperación definitiva.

— Vaya, ¿ahora es mi turno? — Habló con algo de ironía y felicidad, con voz pausada, como si dispusiera de todo el tiempo posible, tenía su mano abierta tocando su lado derecho de su rostro, sus dedos tocando por debajo de su ojo, arriba de su boca y el meñique en su barbilla. — He estado esperando esto por tanto. — ahora su voz sonaba con más emoción. Iba hablando cada vez más rápido, para cuando terminó la oración lo hacía relativamente alto.

— ¡Gyaaaa, Mako-kun! — Esa fue Junko, se expresó con emoción, como una colegiala fanática que conoce a su ídolo en persona. — ¡Al fin, esto sí se volverá desesperadamente único! — a voz ahogada gritó, con sus brazos frente sí, su rostro mostraba excitación, con gotas de sudor bajando por esta, sus ojos entrecerrados, sonrojada y babeando por la boca, era vista un tanto lasciva.

Naegi dio una breve vista del panorama; Kirigiri a diferencia de todos mantenía la calma, una que si él tuviera que decirlo, no podía usar correctamente bien. Togami había perdido el compostura de la sorpresa, Fukawa sostenía sus trenzas, las cuales daban vueltas de un lado a otro en el aire, Hagakure sostenía su cabeza con ambas manos y a ojos cerrados, murmurando un rechazo a la verdad, pero aun así, él sabía que lo que estaba presenciando no era una mentira, y la peor de todos, Asahina cubría su boca, y de sus grandes ojos azules enérgicos se caían un par de largas y abundantes lágrimas, eran lágrimas de una traición muy profunda.

¡Qué desesperación tan bárbara!

— No, esperen, todavía falta algo. — retiró la mano de su cara, y se la llevó a su barbilla, mientras que el otro brazo tocaba su codo para sostenerlo. Hizo una cara pensativa, mientras miraba hacia el techo por unos segundos. Pestañeó y luego chasqueó sus dedos. — ¡Ah, ya lo tengo! Volvió a sonreír. Retrocedió unos cuantos pasos, retirándose de donde había estado hace algunos instantes, empezó a caminar hacia la izquierda rodeando el tribunal circular, lo hacía de una manera tan tranquila, haciendo caso omiso a todas aquellas miradas de odio y desagrado que le dedicaban de manera intensa.

Cuando llegó al lado de la integrante restante de la Desesperación Definitiva. Se mantuvieron la mirada por un par de segundos. Luego Junko le dio una mirada de agrado, mientras ella también se retiraba de su lugar, haciéndose a un lado de él.
— Bienvenido de vuelta. — Admirando dijo Enoshima, Naegi ocupó su lugar, exactamente la que estaba en frente del trono de Monokuma.

Tomó con sus dedos la punta de su chaleco, y la levantó, enseguida introdujo su mano derecha dentro de este, y movió esta de arriba y abajo, se detuvo, y la retiró, sacando consigo una caja diminuta de color gris metálico. Era una especie de botón, y que estaba protegido por un cubo de cristal igual de pequeño.

Levantó la cajita con su pulgar, y la lanzó hacia atrás. Quedando el botón de color rojo. Pasó su dedo por encima, lo acarició, para luego presionarlo

En todo el centro de la habitación, en frente de él, se abrió una pequeña baldosa del suelo, quedando un agujero simétrico, y un pilar se elevó desde el fondo, encima había un cojín de un aspecto suave, y encima una gran corona, de tela roja y detalles dorados, similar al que aparecía de vez en cuando en Junko, sólo que mucho más grande. Estiró sus manos y las yemas de sus dedos la tocaron, la agarró con firmeza, levantándola de aquel cojín y la llevó a su cabeza, poniéndola sobre sus cabellos castaños de punta. El pilar bajó automáticamente, volviendo a la profundidad de donde salió, cerrando el agujero detrás de sí.

— Ahora sí, todo está completo. — susurró con suavidad. Poniendo sus brazos a sus costados.

— ¡E-ESTO ES UNA BROMA, ¿NO ES ASÍ? E-es una muy mala broma de tu parte, N-naegi. — La angustia que tenía Asahina preguntado era tan triste. Verla como tomaba todo como si fuera una falsedad, una tontería, simplemente porque ella no acepta. Incluso si fuera una broma, sería la peor, una sin ninguna gracia.

— ¿Una broma?, ¡Hah! claro que no. — Respondió Enoshima por él. — ¡Esta es la desesperante verdad! ¡Este Naegi que ven es el verdadero Makoto, su "amigo". —La pobre casi se desploma ahí mismo, sus manos estaban agarrando lo primero que tenía en frente, por suerte no se había caído al suelo. Los que parecían los más afectados eran Ella, Hagakure y Fukawa. Togami aunque estaba afectado, mantenía un poco compostura, y aun así, la que mejor se veía era Kirigiri.

—Oow, no me digan, ¿acaso no pudieron con tal dramático giro de los acontecimientos? —Hablaba Naegi. —No los culpo, de todas las personas posibles, supongo que era yo el menos probable para ser quien estaba detrás de todo esto, ¿no es así?, solo de imaginarlo a mí también me hace sentir algo de desesperación. Quiero decir, ¿Yo? el chico que se veía débil, crédulo, estándar, un simple libro abierto y el más típicamente cliché entre todos los más típicos en este mundo. Jeez, es totalmente una sorpresa. Hasta ustedes mismos estuvieron cerca de la verdad y me descartaron.

— ¿A qué te refieres? —habló Togami entre dientes. — ¿Que estuvimos cerca de la verdad?

—Síp, a eso me refiero, hasta dijeron que era la mente maestra, y como están las cosas ahora, es totalmente cierto. —Hablaba lento y tranquilo, con una voz baja, que era perturbadora. —Sí, si no me equivoco, hace unos instantes pasó, ¿recuerdan no es así? — les sonrió. Como si fuera un Flashback masivo, el recuerdo pasó por todos.

— ¡No soy yo!, ¡yo no soy la mente maestra! —había dicho Hakakure. Asahina y Fukawa también negaron la posibilidad de serlo.

—Y-Y-Yo creo que es Naegi!— Culpó Fukawa, señalando con culpabilidad al mencionado, de inmediato él protestó, con una expresión de preocupación. —N-no tiene sentido de que hayas sido el único... ¡que consiguió evitar la ejecución! — Fukawa tenía razón en ese punto, ya era de por sí de sospechar.

— ¡Ajá! Nae sobrevivió a la ejecución porque es la Mente Maestra. — Prosiguió Hagakure con el hilo. Monokuma habló, haciendo parecer más culpable.

"Tranquilizaos, no hay razón para alterarse.", eso fue lo que dijiste después, ¿no es cierto, Kirigiri? —La miró fijamente, con su mano en su cara y moviendo la boca lenta y suavemente. —Incluso me dijiste lo mismo en el depósito de basura, "Supongo que eras el que menos posibilidades tenía de ser la mente maestra..." Qué sorpresa de que esa posibilidad de menos 1 por ciento sea cierta al final... ¡Jajajaja! qué mala suerte. —empezó a soltar una pequeña carcajada. — ¡Es una mala suerte de que yo, Makoto Naegi junto a Junko Enoshima, Mukuro Ikusaba y la Desesperación hayamos hecho esto! Es, simplemente algo tan poco predecible, que siento mi corazón latir por toda la situación.

Situación delirante, revelación pesada, sentimientos siendo destrozados por una revelación, esa revelación que los hizo sentir traicionados, adoloridos, el peso en sus corazones era tan incómodo, ni en sus peores pesadillas se habían imaginado nada como eso, claro que no. ¿Por qué nunca se dieron cuenta? ¿Acaso todo era fingido? ¿A dónde fue el Naegi que habían conocido todos ellos? Ese Naegi que los ayudaba en los juicios escolares salvándolos, ese Naegi que los apoyaba y convivía con ellos siempre, el que los apoyaba y no dejaba que se rindieran ante la Desesperación. La traición era horrible, en frente de ellos, podían observar su cara, no demostraba remordimiento u otra sensación que le afectase, una gran sonrisa, una que no pensaban que terminaría tan macabra, esa simple expresión parecía haber surgido de la zona más profunda de sus pesadillas imposibles. A son de una composición desesperante parecía sonar detrás de ellos, una que se estaba preparando para un gran clímax, como si eso fuera posible.

— ¿C-cómo y p-por qué? Acaso estás t-t-también eres adicto por l-la desesperación como e-esa loca? —Fukawa exclamó. — ¡S-son repugnantes!

—Claro que sí, como las "Desesperaciones Definitivas" Ni siquiera sentimos Esperanza por nuestra propia existencia, el deber que desempeñamos en este mundo es causar dicha acción y expandirla por todo el mundo, hacer que todos sientan al menos una cucharada de esta, podemos crearla en cualquier momento y de cualquier manera, para eso nacimos y por eso vamos a morir, y si es así, no nos interesa sacrificar nuestra propia vida o cualquier otra cosa en su nombre.

—Eso significa.... ¿qué por eso asesinaste a tu propia hermana? —Habló tímidamente la morena dirigiéndose a Junko.

— ¡Tuve un graaaaaan motivo para eso, grande como el mar! ¡Sorpresa, os estoy vacilando! — Respondió con brusquedad, lengua afuera y brazos al aire.

—Muy bien, en ese caso, permitan que explique. —Atrajo la atención Makoto, la cual recibió de inmediato, él cruzó sus brazos a la altura del pecho, lo cual le daba seriedad. —Por el bien de este proyecto, necesitaba de alguien que controlara este coliseo académico desde la oscuridad, Alguien que controlara a Monokuma y os vigilara a todos vosotros. Yo no podía desempeñar dicho rol, pues se decidió que yo estaría entre las masas, pasar desapercibido y convivir con todos ustedes. Así que dicho papel se lo asigné a Junko. Sin embargo, Mukuro Ikusaba, de acuerdo a los cálculos hechos, ella no podía desempeñar un papel estando detrás de las sombras. Después de todo, era alguien lamentable. Por ese motivo. Dejamos que sobreviviera por su cuenta como estudiante, al igual que yo.

—Mukuro es, como una palabra "2D", Desesperadamente estúpido y Desesperadamente repulsivo. —Junko intervino. —No era parte del plan que se convirtiera en alguien totalmente innecesario para el plan y la sociedad. Por otra parte, habría sido una lástima que la belleza de mi título de Supermodelo no saliera a la luz.

—Entonces, por eso... ¿intercambiaron sus identidades?

—Sin embargo, su similitud hacia mí era aún menor de lo que había pensado. Desesperadamente menor. No era nada más que relleno, una "chica A" por así decirlo... Dada a su apariencia poco interesante, muchos imaginaron que sería una de las primeras víctimas. Así que la maté. Sólo quería satisfacer las expectativas del público.

— ¿F-fue solamente por eso? — Alguien dijo.

—Claro que no es el único motivo. Fue también por el hecho mucho más importante, de que ya estaba cansada de ella. ¿Sabes...? Nuuuunca me ha gustado seguir planes... —y volvió con la expresión tierna y linda de antes. —Es como que, al planear las cosas, ya sé lo que va a pasar, entonces es aburriiiiido. ¡Así que cambié de idea y acabé usando a Mukuro como advertencia para todos vosotros!

—Así que la muerte Mukuro Ikusaba fue un acto de traición, como la que planeabas hacer contra Naegi también, ¿no? —Kirigiri dio su conclusión. —Pensaba que podía ser algo así, cuando mataste a Mukuro Ikusaba, estaba claro que no se lo esperaba...

—Jijiji, ¿te diste cuenta? Estaba claro que Mukuro nuuuunca habría imaginado que pasaría algo así. Todo fue un gran giro de los acontecimientos.

—En ese caso, eso significa que si hubieras cometido tu homicidio hacía Naegi exitosamente, también lo harías simplemente para desechar el plan, y al igual, sería traición.

—Sí, pero hay un problema, Si ella intentaba asesinarme, no importa qué, nunca lo hubiera lograrlo. La suerte que poseo me libraría totalmente de la situación, por eso, tú acudiste a mi rescate Kirigiri. —la miró. — Pero basta de cháchara, mientras ustedes están riendo y bailando, todavía hay más cosas por ser resultas. Como el tema de vuestros recuerdos robados, sí, nosotros fuimos quienes e los quitaron, y a esta altura ustedes ya deben saber cuáles recuerdos fueron. Estos recuerdos están conectados con los motivos que os di, adivinándolo sabrán la verdad.

Tomó unos segundos, pero entre otra ronda de preguntas, Kirigiri y Togami adivinaron los motivos; Relaciones interpersonales, pasados, codicia y traición.

—Esos son cuatro de cuatro, estoy en éxtasis.... —felicitó Enoshima.

—Entonces qué, ¿qué pretendías con esas preguntas?

—Relaciones interpersonales y recuerdos, codicia y traición. Son motivos bastantes normales, ¿no? Cliché entre los clichés ¡Podrías pensar que son típicos hasta morir! Sin embargo, esos cuatro no son, obviamente, los únicos motivos que existen en el mundo... Hay tantos motivos para cometer asesinatos en este mundo como personar para actuar en respuesta. Y esos motivos llevan a las personas a destruirse entre ellas, lo que trae desesperación al mundo... Nosotros los llamamos ¡Las semillas de la desesperación!

— ¿Semillas de la desesperación? —preguntó Kirigiri, mostrando a cara de sorpresa.

—Quiere decir, tal como los seres vivos requieren de alimento y aire para crecer, estas semillas también necesitaran sustento... —habló Naegi, dispuesto a explicar todas y cada una de las cosas que habla Junko. —Sí, esperanza, ¡La desesperación prospera porque hay esperanza! Como dos caras de la misma moneda, son opuestos pero inseparables, y tal como si fuera otro factor de la Desesperación; está la mala suerte. La mala suerte de una forma u otra nos lleva a todos al mismo final, quizás no sea algo muy importante si lo vemos de manera simple, tienes mala suerte cuando repruebas un exámen, pierdes el tren o simplemente algo básico a lo cual le echarás la culpa y lo olvidarás fácilmente, pero no. La mala suerte es mucho más que eso. Esta hizo todo esto, hizo que personas como Junko y Yo existiéramos, hizo que nos encontráramos en la Academia Pico de esperanza, hizo que decidiéramos llevar a cabo nuestro plan, que ustedes fueran encerrados aquí y que empezara la vida de la matanza mutua y que sus propios amigos empezaran a atentar contra sus vida, La mala suerte fue y siempre será el culpable de esto, la mala suerte hizo que borrara sus recuerdos, para luego, YO les diera Esperanza, ¡Y con todos estos factores, todo terminó en Desesperación, La desesperación más grande jamás creada. Y no solo eso, claro que no. ¡LA MALA SUERTE HIZO QUE EL MUNDO TERMINARA ASÍ, EL MUNDO AL CUAL QUEREÍS VOLVER!

La risa de la maldad sonaba, todos estaban confusos, y en menos de un segundo, Naegi aplaudió, sonando el "clap" por la sala, de manera automática, los grandes televisores de pantalla plana que estaban colgados en las paredes se encendieron con una luz azul, luego estática, y por último, proyectando las imágenes más horribles y poco creíbles que pueden existir; Estatuas y Figuras que representas variadas partes del mundo, con el rostro de Monokuma, Un peluche de su director gigante destruyendo una ciudad en llamas, rodeado de helicópteros, y terroristas haciendo estragos, usando una máscara del peluche monocromático también. Todo era un desastre.

— ¡ESTA ES EL RESULTADO DE LA MALA SUERTE; LA DESESPERACIÓN! ¡Esta es la realidad, Las desesperaciones definitivas somos nosotros, creamos esto, y este será el final de todo! — Makoto y Junko empezaron a reír juntos, reían y reían, mientras que los demás no decían nada, estaban en shock, al fin lo estaban sintiendo.

Lo único que podían sentir era La desesperación.

Esa era la verdad.


+5000 Palabras, Primer fanfic (creo) de Mastermind!Naegi en Wattpad español.

Empezado a escribir el 3 de Octubre del 2017 y Finalizado el 29 de Noviembre del presente año.

Este fanfic está basado en trabajos hechos por las siguientes personas:

⭕ Cómic creado por s-opal de Tumblr. Link ->

⭕ Fanfic en inglés creado por TheArtisticIntrovert en AO3. Link -->

⭕Fandub basado en el mismo cómic, hecho por TheArtisticIntrovert en Tumblr. --> Link

⭕ Vídeo Fandub hecho por SushiNyankoChan en Youtube ->

⭕ Y imágenes encontradas por Google usando el buscador "Mastermind!Naegi"

¡Muchas gracias por leer, votar y comentar, y no olviden de visitar los trabajos hechos por aquellas fantásticas personas que me brindaron la inspiración necesaria.

 Dato extra : Naegi Despair es casi como Nagito (?

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