08. Un acto de humildad.
Habían pasado 4 días desde aquél encuentro. Lindsay estaba un poco nerviosa, aún pensaba en lo sucedido. Pero trataba de guardar la calma para no caer en la paranoia. ¿Lo había matado? Era muy poco probable, pero tal vez al menos lo había hecho alejarse de la ciudad.
Eran las 4 de la tarde y estaba recostada en su cama, usando su celular para ver videos cortos al azar. Cuando de pronto, le llegó un mensaje de su mejor amiga, Michelle.
>Michelle❤️
¡Lindsay!
Rápidamente entró al chat y le contestó.
>Lindsay
¿Qué pasó?
>Michelle❤️
Me invitaron a una tocada de rock, pero no quiero ir sola :(
>Lindsay
Ya... ¿Y quieres que yo te acompañe?
>Michelle❤️
Que lista eres Lindsay, que lista.
Lindsay suspiró y se preparó para volver a teclear.
>Lindsay
¿Y por qué no le dijiste a Nick?
Michelle❤️
¿Acaso Nick es mi mejor amiga?
>Lindsay
Bien... ¿A qué hora es?
>Michelle❤️
Hoy a las 7... Anda, mi papá pasará por tí, ¿Sí?
>Lindsay
Pff... De acuerdo. Le pediré permiso a mi madre.
>Michelle❤️
¡Yei! Gracias. ¡Te veo en unas horas!
Apagó el celular y bajó las escaleras, yendo hacia la cocina.
—Mamá— Le llamó, haciendo que interrumpiera su receta por un segundo.
—¿Qué pasa, hija?
—Michelle...—Se rascó la nuca.—Michelle quiere que la acompañe a un concierto de rock esta noche.
—¿Concierto?
—Si, bueno, ya sabes. No de gente famosa, es más como una reunión donde se dan a conocer pequeñas bandas locales.
—Ah... ¿Y a qué hora es?
—Dijo que a las 7. Y que su papá nos va a llevar.
—¡Ah, Peter!—Dijo la mujer, recordando.—Está bien. Pero tienes que estar de vuelta en casa máximo a las 12.
—Está bien...
Contestó en tono resignado, y volvió a subir a su habitación, dispuesta a seguir viendo videos y esperar a que se acercara más la hora para buscar el oufit que iba a ponerse.
[...]
La reunión no estaba tan mal, salvo a algunos grupos que desafinaban horrible. Había gente bebiendo y fumando hierba por todos lados, pero lo hacían de manera tranquila, platicando amenamente entre ellos. Hacía un clima agradable, ni muy frío ni muy caliente, por lo que él oufit de Lindsay era perfecto: un vestido rojo y corto, con botines negros y una chaqueta de cuero encima. Se notaba a leguas que no era una verdadera rockera, pero al menos se miraba bien.
Buscó con la mirada a Michelle, pero no la encontró. La había perdido de vista hace un rato, pero ahora quería verla, al menos para asegurarse de que estuviera bien.
Caminó hacia las orillas donde no había tanta gente, con la intención de ver mejor, pero en vez de encontrarse con su amiga, divisó a un perro mediano que al parecer estaba herido. Se sintió preocupada al instante, así que decidió acercarse para revisarlo.
—Hola... Hola, pequeño—Saludó al canino, mientras se agachaba para mirar su pata, la cual sangraba levemente.—Ay no... ¿Qué te pasó?—Le preguntó, acariciándolo para calmarlo.
Una vez el perro estuvo tranquilo, le alzó la patita y se dió cuenta de que tenía una espina enterrada, causante de su dolor.
—¡Ahí está! Esto es lo que te tiene así.—Lindsay hizo una mueca de tristeza.—Déjame ayudarte...
Acercó lentamente su mano y tiró de la espina delicadamente, haciendo que el perro se asustara un poco. Pero tras un par de caricias más, finalmente dejó que la humana le ayudara, y le quitara la espina completamente.
—Listo.—Lindsay palmeó su espalda y se puso de pie.—Ahí tienes.
Y en ese momento, un grito muy agudo se escuchó desde el fondo del mini-concierto, haciendo que el corazón de la joven se acelerara a mil por hora, pues reconocía perfectamente la voz.
—¡Michelle!—Gritó, y corrió hacia donde había provenido ese grito.
Se imaginó mil posibles escenarios, uno peor que el anterior, pero cuando por fin la encontró se detuvo en seco, completamente confundida.
—¡Lindsay! Por fin te encuentro. Mira, quiero presentarte a Logan, el cantante de The Strips.— Michelle estaba sonriendo orgullosamente mientras sostenía de la cintura a un chico rubio y ligeramente más alto que ella.
—...Hola...—Saludó Lindsay, extrañada, y luego volvió la vista hacia su amiga.—¿No estabas gritando hace un momento?
—¡Ah, sí! Eso fue porque Logan bajó del escenario y vino directo a mí.—Michelle sonrió aún más. —¿No es genial? Su banda fue la tercera en presentarse.
Lindsay suspiró pesado.
—Michelle, me asustaste, creí que estabas en peligro...
—Nada va a pasar mientras Logan me tenga entre sus brazos.—Lindsay alzó las cejas al notar el evidente coqueteo de su amiga con ese chico.—¡Estás paranoica! Ven, ven a tomarte un trago con nosotros.
Y la jaló del brazo, dejándola sin escapatoria.
[...]
—Michelle.—Lindsay tocó el hombro de su amiga, quien estaba riendo tontamente con ese tal Logan.—¡Michelle!
—¿Eh? ¿Qué?—Preguntó y se giró para verla, dejando en evidencia que estaba pasada de copas.
—Ya son las 12.
—¿¡Enserio!?—Michelle miró su reloj (o al menos eso intentó hacer). —Oh no.... Logan, lindo....—Se recargó en el pecho del chico.—Ya tenemos que irnos...
—¿Por qué no se quedan un poco más? Si quieres le puedo presentar un amigo a tu amiga.—Ofreció amablemente.
—No es necesario...—Aseguró Lindsay con una sonrisa forzada, y separó a su amiga del chico.—En verdad tenemos que irnos.
—Pero...
—¡Que no! Gracias.—Volvió a sonreír, y comenzó a jalar a Michelle hacia la salida.
—¡Llámame!—Le gritó Michelle a Logan desde la distancia, hasta que ya no pudo verlo más.
—¿Para esto querías venir?—Preguntó Lindsay, rodando los ojos y sin soltar a Michelle, quien se tambaleaba de un lado a otro.
—Pues claro...
—¿Tu papá va a venir por nosotras?—
—Eso me dijo...—Michelle puso cara pensativa.—Creo...
—Hay que esperarlo en la esquina de la carretera.—Sugirió la joven, a lo que Michelle asintió. Ambas llegaron al lugar, y Lindsay sintió un ligero escalofrío al ver el panorama. Estaba desolado y oscuro, pero era la ruta de más fácil acceso para que las recogieran.
Se mantuvieron juntas y en silencio, hasta que un sonido detrás de ellas las puso alerta. Pero cuando volteó no vió a nadie, por lo que regresó a su postura inicial... Y se dió cuenta de que fue el peor error que pudo haber hecho.
—¡Denme todo lo que tengan!—Gritó un hombre con una máscara negra y una navaja apuntando hacia ellas.
Lindsay se puso a temblar del miedo, y Michelle más, pero no podía correr, no iba a dejar a su amiga ahí tirada.
—C-casi no traemos efectivo.—Respondió con la voz temblorosa.
—¡Entonces denme sus celulares! O tendré que cobrarme de otra manera...
—No, por favor—Los ojos de Lindsay se comenzaron a cristalizar.
—Esta chica...—El asaltante se comenzó a acercar a Michelle.—¿Está borracha, verdad? Se ve muy linda...
—¡Aléjese!
Lindsay abrazó con todas sus fuerzas a su mejor amiga para evitar que la lastimara, pero otra voz se hizo presente.
—Haz lo que te dice.
El asaltante volteó hacia todos lados, buscando al propietario de esa voz, pero no encontró a nadie.
—¿Y quién eres tú para darme órdenes?
El corazón de Lindsay se aceleró como nunca, esa voz...
—Bueno, que conste que te lo advertí.
Jeff salió de un arbusto y se abalanzó contra el hombre, luchando cuerpo a cuerpo con él. Lindsay observaba la escena en completo shock, sin entender nada de lo que estaba pasando. Al final, Jeff le hizo un corte en el brazo, haciendo que el asaltante saliera corriendo completamente despavorido.
—J-j-jeff...—Tartamudeó Lindsay, sin entender por qué las había ayudado.
Jeff se puso de pie y la miró seriamente.
—No me gustan las personas... Pero sí los animales.—Le dijo, viéndola directamente a los ojos. —Creo en el diente por diente. Y por cierto, se llama Smile.
Y desapareció entre las tinieblas, en cuanto escuchó el auto de Peter acercándose.
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