[Soukoku]


/Wine/

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-¡¡Chuuyaaaa!! - El grito de Dazai lo hizo caerse de la cama en la que estaba cómodamente durmiendo.

Chuuya se tocó la cabeza en la que se había dado un pequeño golpe por la caída.

-¿¡Qué quieres bastardo!? - Se quejó mientras se ponía de pie.

Y fue a donde se encontraba el vendado.

-Chibiii, ¿me haces el desayuno? - Dijo haciendo ojos de cachorrito. Los cuales, no le salían muy bien.

-Maldita sea Osamu, podrías haberlo pedido de otra forma, y lo haré simplemente porque no quiero que me quemes la cocina - Le dijo. Y Dazai celebró su logro en silencio.

-¿Qué quieres desayunar? - Preguntó.

-Con un café está bien.

-Ya hemos hablado de esto, debes comer más, con un café no te va a dar para aguantar hasta el almuerzo y lo sabes, sé que no te gusta comer, y entiendo el porqué pero por favor hazlo por mí y por ti, no pudes seguir así - Dijo preocupado.

-Esta bien, hazme un sandwich también - Se quejó.

-Si no puedes comertelo entero no pasa nada, pero tienes que comerte al menos la mitad - Le dijo y él asintió.

Chuuya preparó el desayuno como de costumbre y luego se sentaron a comer. Y Dazai terminó comiéndose todo el sándwich.

Así era cada mañana de esta pareja inusual.

Chuuya una vez terminó se fue a preparar para ir a trabajar.

Y Dazai igual.

Una vez preparados, ambos salieron a la calle.

-¿Quieres que te lleve a la agencia? ¿O prefieres ir caminando? - Preguntó Chuuya.

-Quiero ir contigo, no quiero caminar mucho hoy - Dijo Dazai, aunque en realidad era mentira, la agencia no estaba muy lejos. Pero le gustaba subirse a la motocicleta de Chuuya y abrazarlo de la cintura por el camino.

Se subieron y fueron a la agencia, no tardaron mucho, unos siete minutos.

Una vez llegaron se despidieron con un dulce beso.

-Después no me vengas a recoger yo iré caminando - Dijo Dazai y con eso entró y Chuuya se fue.

Cuando entró al despacho común, cerró los ojos esperando grito de queja por parte de Kunikida, pero nunca llegó.

Cuando los abrió no lo vio.

-Dazai-san, vuelve a llegar tarde - Le dijo Atsushi.

-¿Y Kunikida-kun? - Preguntó extrañado, normalmente él se quejaría de su llegada tardía, pero hoy no había sido así.

-El presidente le mandó a una misión desde muy temprano - Le respondió.

Vaya, eso le sorprendió.

-En ese caso, hoy podré hacer todo lo que quiera - Se le iluminaron los ojos.

Luego se fijo más en el despacho, ¿por qué había un montón corazones enormes colgando del techo?

De pronto recordó, era febrero, más concretamente el día 14,
San Valentín.

Una bombilla se encendió en su cabeza.

-Atsushi-kun~~ - Llamó.

-¿Si, Dazai-san? - Preguntó inocente.

-Vamos a salir a comprar algunas cosas - Dijo.

-Pero Kunikida-san se enojará si no hace su trabajo.

-Y por eso mismo tú no vas a decirle nada.

-Pero- - Fue cortado por Dazai.

-O si no le diré a Akutagawa-kun que fuiste tú quien rompió su gabardina favorita - Chantajeó Dazai.

-¿Có-cómo sabes tú eso? - Preguntó y Dazai puso su dedo sobre sus labios, indicando que era un secreto.

-Esta bien - Atsushi se rindió finalmente.

Los dos salieron de la agencia para ir al centro comercial más cercano el cual estaba a un par de cuadras.

Cuando llegaron lo primero que hicieron fue ir a una tienda de peluches y ese tipo de cosas.

Estuvieron un rato mirando, y Dazai eligió un peluche pequeño con forma de gatito. Y Atsushi de paso también se compró uno de tigre.

Después más tarde fueron a una de las tiendas de vino más caras. Y compró, cómo no, una botella del vino favorito de Chuuya, un Petrus del 89. Era muy caro, más de lo que imaginaba, pero por Chuuya haría lo que fuera.

Atsushi estaba blanco, simplemente miraba a su tutor gastando tanto dinero como si creciera en los árboles.

Luego de eso y de que Atsushi se lamentara por no tener tanto dinero. Siguieron su camino y fueron a una tienda de maquillaje.

Sabía que Chuuya no lo iba a admitir en voz alta, pero le encantaba usar todo tipo de maquillaje para resaltar su bonito rostro. Y eso Dazai lo sabía en secreto. ¿Qué clase de novio sería si no lo supiera?

Al entrar había de todo, el miró pasillo por pasillo que podría gustarle a su Chibi.

Hasta que algo le llamó la atención, sobre todo por su forma, tenía forma de botella de vino. Era una tinta para labios, de un tono rosado, y en el cartel que lo promocionaba ponía que tenía un leve sabor a fresa.

Eso echó su imaginación a volar, se imaginaba besando su labios, con la tinta puesta, disfrutando del sabor de su boca más el de esa cosa. Eso sólo hizo que gastara su dinero en dos paquetes. También cogió un delineador de ojos, sentía que le podía quedar sexy.

Cuando salieron fueron a comer algo de almuerzo y fue Chazuke a petición de Atsushi, quien estaba cansado de acompañarlo a las tiendas. Y Dazai esta vez pagó, para recompensar de alguna forma el haberlo acompañado.

En el camino de vuelta a la agencia entraron en una floristería.

Dazai no sabía mucho del lenguaje de las flores, pero Atsushi sí, por todos los libros que leía en el orfanato.

Le pidieron a la señora de la tienda un ramo con lirios malvas, amarillos y par de color blanco.

Y cómo no Atsushi también quería regalarle alguna flor a Akutagawa. Por lo que compró unas rosas blancas, era básico sí, pero no le importaba.

Finalmente volvieron a la agencia, no era muy tarde, más bien era más pronto de lo que esperaban, entonces Dazai dejó en paz a Atsushi, para empezar a trabajar en sus regalos.

Ahora que lo recordaba había comprado un paquete de bombones con alcohol hacía un tiempo, estaban en el cajón de su escritorio, en el que tenía llave, lo abrió y sacó el paquete.

Estaba empezando a creer que había comprado muchos regalos para Chuuya. Pero no importaba.

Su turno acabó y regresó a su casa con la bolsa llena de regalos.

Abrió la puerta y no había nadie, lo más probable es que no regresara hasta la noche.

En ese caso prepararía la cena y haría un buen trabajo con los regalos.

Primero preparó la mesa con un mantel rojo. Y en medio de ella puso la botella de Petrus junto a una jarra con agua para las flores.

Puso los platos, cubiertos, servilletas y un par de copas que solo utilizaban para eventos especiales.

Después miró en YouTube un buen tutorial para hacer cangrejo, su favorito, y aunque fue algo difícil, también fue divertido. Tuvo que estar al pendiente de que no se quemara nada, o entonces Chuuya le pondría un candado a la puerta de la cocina.

Luego limpió todos los útiles que había utilizado para prepararla.

Más tarde, una vez hubo terminado, se dio un baño y se puso su mejor ropa, procurando de que fuera fácil de quitar más tarde.

Se sentó en el sofá esperando a que Chuuya llegara, no tardaría mucho, entre todo lo que había hecho el tiempo había pasado volando y ahora eran las nueve y media de la noche.

Escuchó unas llaves abrir la puerta y vio a Chuuya entrar.

Dazai fue a donde él y lo besó.

-Ve a bañarte, te tengo una sorpresa y no quiero que estés lleno de sangre - Y Dazai le guió hasta el baño procurando de que no viera nada.

Chuuya se bañó y se vistió con la ropa que Dazai había elegido para él. Estaba emocionado, y no lo iba al negar.

Dazai le puso una venda en los ojos, lo llevó a la cocina y lo sentó en su silla.

-Ya puedes quitártela - Dijo y eso hizo.

Al mirar todo sintió una enorme calidez en su pecho.

-No tenías por qué hacer esto - Dijo.

-No lo hice obligado, lo hice porque quiero que disfrutes.

Dazai sirvió el vino en las copas, aunque preferiría el whisky, pero por una noche no iba a pasar nada.

Cenaron tranquilamente, con algún que otro alago del uno al otro, y sonrojos. También Dazai hacía varios chistes malos pero al final siempre terminaba riendo.

Dazai le entregó todos los regalos y Chuuya le había comprado, vendas nuevas y de mejor calidad, y algo de ropa, junto a unos chocolates caseros que había hecho con Anee-san.

El efecto del alcohol no tardó en hacer efecto en Chuuya, quien a pesar de ser súper fan del vino, tenía un aguante pésimo ante este.

Aunque siempre no actuaba igual, a veces se ponía muy agresivo y otras veces se ponía muy tierno.

Esta vez era tierno.

Ambos se fueron a la cama que compartían, se dieron mimos por un buen rato y cayeron en brazos de morfeo.

El mejor San Valentín sin duda, y los que les quedaban por pasar.

15/02/2023

1504 palabras.

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