[Shin Soukoku]


/Exposición/

AU escolar

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Era por la mañana, hacía algo de frío, después de todo era invierno.

Atsushi se había despertado con los ánimos por los suelos. Hoy tenía una exposición que tenía que salir perfecta, ya que necesitaba sacar una buena nota. Porque iba a tener mucha importancia en cuanto a las calificaciones finales.

El trabajo era en grupo, y el profesor los había elegido y le había nombrado como capitán del mismo. Porque era responsable y tenía una buena media.

Eso lo había puesto más nervioso de lo normal, toda la presión caía sobre él. En cuanto a sus compañeros de grupo, se podía decir que llegaban al cinco en un examen y rozando el cuatro.

No podía más, tenía que aprenderse su parte y la de un compañero que se había puesto enfermo. Apenas y se acordaba de la primera frase que tenía que decir.

Respiró profundamente intentando relajarse un poco. Todo iba a salir bien.

Desayunó un vaso de leche con cacao y unas galletas. Y después se puso el uniforme de su escuela.

Ya estaba listo para salir cuando unos golpes se escucharon en la puerta. Y fue a abrir.

—Bueeenos días, Atsushi-kuun.

Oh, era Dazai.

—Vamos, ¿no querrás llegar tarde, verdad? — Dijo con tono burlon.

—Dazai-san, ¿Qué hace aquí? ¿No puede ir a molestar a otra persona? — Dijo Atsushi con voz cansada saliendo de su casa.

—Mooo~, Atsushi-kun qué malo — Se hizo el ofendido — Y yo que quería acompañar a mi maravilloso vecino y amigo a la escuela.

—¿Pasó algo con Chuuya-san para que no esté con él en este momento? ¿O ya se cansó de usted?

—Cómo crees, mi chibi siempre me va a querer, no puede vivir sin mí — Se movió de manera rara intentando parecer sexy, esto hizo sacar una pequeña risa a Atsushi.

—Vámonos ya, se nos va a hacer tarde — Dijo el albino mirando el reloj.

Conocía a Dazai desde que tenía apenas 4 años, sabía que haría todo lo posible para llegar tarde a sus clases. Era apenas 3 años mayor que él, pero su comportamiento a veces era muy infantil. Y recientemente había empezado a salir con Chuuya Nakahara, amigo de ellos desde la guardería, no sabía cómo era capaz de soportarlo.

El cómo empezaron a salir fue una cosa muy graciosa. Resulta que a Dazai un día se le ocurrió dejar de ser tan cobarde y confesarse. Pues le pidió una cita, y en la cita iban principalmente a ir a un restaurante, pero la reserva no aparecía en los registros, por lo que terminaron comiendo en un puesto de Hot dogs en el parque.

Luego Chuuya se puso a fumar un poco, y Dazai quiso probar, él le dejó su cigarrillo y ahí fue cuando la cita empeoró aún más. Cuando le pasó el cigarrillo y lo intentó probar, empezó a toser un montón. Y eso acabó con una llamada a emergencias, porque se había quedado inconsciente, luego ya en el hospital Dazai despertó algo desorientado y con dolor de cabeza.

Ahí fue cuando Chuuya le confesó que se había preocupado y que estaba enamorado de él. Luego Dazai se enfadó porque se suponía que tenía que confesarse él primero. Pero se calmó cuando Chuuya le dio un beso.

Todos los detalles lo sabían porque ellos mismos se los habían dicho, y si en plural no se lo habían dicho a él solo, sino también a Ryunosuke Akutagawa el otro integrante del grupo de amigos, aunque tenían un par de diferencias y tenían peleas de vez en cuando, podían soportarse entre ellos.

Cuando se dio cuenta ya habían llegado. Acompañó a Dazai hasta su aula, para que no se escapara, y saludó a Chuuya.

Luego fue directo a la suya y se sentó en su sitio con aburrimiento.

¿Era necesario poner historia a primera hora? Aparte de que había dormido poco por estar estudiando, ahora tenía que escuchar la voz seca de su profesor, intentando no aburrirse lo suficiente para no quedarse dormido.

Pasaban los minutos lentamente o eso parecía. Sólo se escuchaba al profesor dando la clase y algún que otro susurro de parte de sus compañeros.

De un momento a otro sintió que sus párpados se sentían más y más pesados, hasta que los cerró por completo, se había dormido.

Se despertó un rato después por un toque en su hombro, soltó un bostezo mientras se estiraba, dormirse en la silla no era una buena idea.

Miró a quien le había despertado.

Era Akutagawa.

—Jinko.

—¿Ah? Hola — Dijo nervioso mientras se rascaba la parte de atrás de la cabeza — ¿Dormí mucho? — Preguntó con pena.

—Bueno, acaba de terminarse la segunda clase, ahora tenemos que ir a otro aula para exponer los trabajos, por eso te desperté — Dijo con su cara seria de siempre.

—Oh, el trabajo — Se acordó de aquello que llevaba atormentandolo por varios días.

—Mierda, mierda, no me acuerdo de casi nada — Pensó mientras jalaba algunos mechones de su pelo.

—Hey... — Akutagawa le agarró de las muñecas — Si sigues así te vas a hacer daño — Dijo con ¿preocupación? ¿Akutagawa se había preocupado por él?

—Levántate, si estamos más rato aquí llegaremos tarde y la profesora no nos dejará entrar — Le dijo.

Se levantó y cogió sus cosas para ir a la siguiente clase.

El camino fue silencioso, ninguno tenía la intención de romper el cómodo silencio en el que estaban o de iniciar una conversación.

El aula en la que les tocaba exponer no estaba muy lejos, por lo que tardaron muy poco.

Cuando entraron la profesora de artes procedió a pasar lista, y luego comenzaron las exposiciones, eran 5 grupos en total. Y cada uno se sentó en una mesa, con los capitanes al frente.

Se apagaron las luces para poder ver mejor. El trabajo era en formato digital, y la mayoría había hecho PowerPoint.

El primer grupo hizo su exposición, y todos aplaudieron.

Luego el segundo y el tercero.

Ahora le tocaba a su grupo.

Los nervios se apoderadon de él.

—Bu-buenos días, yo somos ####, ####, #### y yo, el capitán del grupo, A-Atsushi — Presentó — Nuestro trabajo es sobre Claude Monet, un artista famoso, por su bo-bonito impresionismo representado en sus cuadros — Siguió explicando de lo que se acordaba de su parte.

Las tres siguientes diapositivas les tocaba a sus compañeros, los cuales, prácticamente no se habían aprendido nada. Porque estaban todo el rato mirando el papel, en el que habían escrito todo por si en algún momento no recordaban algo.

Le tocaba de nuevo esta vez le tocaba la parte que no se acordaba, respiró hondo para relajarse.

Intentaba decir las cosas que más o menos se acordaba.

Hasta que en un punto su mente se quedó en blanco, no lograba recordar nada más, sus pies empezaron a temblar a igual que sus manos. Todo era silencio, todos estaban mirandolo, mirando como hacía el ridículo, podía escuchar algunos murmullos que se intentaban esconder.

Sintió que sus ojos se humedecían, y luego el como finas lágrimas pasaban por sus mejillas y mentón, para después caer al piso. Intentó respirar pero parecía que el aire no entraba a sus pulmones. Se agachó mientras hiperventilaba.

Vio dos pares de pies en el suelo. Y luego una mano tocó su hombro.

—Atsushi, ¿te encuentras bien? — Le dijo su profesora — ¿Quieres ir al baño para mojarte la cara y que de paso te dé un poco de aire? — Le preguntó y el solo asintió.

—Akutagawa, acompañalo, y cuando vuelvas haces la exposición con tu grupo — Le dijo la profesora.

Akutagawa le tendió su mano para que se levantase del suelo.

El la agarró y se levantó aún en el estado de antes, con lágrimas cayendo e intentando recuperar el aire.

—Vamos — Le habló con una voz suave.

Se dirigieron al baño más cercano.

Cuando llegaron Akutagawa intentó como pudo secarle las lágrimas.

Luego le hizo lavarse la cara y sonarse los mocos que caían por su nariz.

Por fin pudo respirar, poco a poco las lágrimas dejaron de caer, y ahora solo quedaban sus ojos rojos e hinchados.

Akutagawa le dio un abrazo y el correspondió.

—Todo está bien, está bien equivocarse, somos humanos y no tienes por qué avergonzarte de ello — Le susurró — Llorar no nos hace débiles, solo nos hace más fuertes.

Eso hizo que el albino apretara más su agarre.

—Se que no lo digo muy a menudo — Hizo una pausa — Pero me preocupo por ti, y te quiero, te quiero más de lo que te imaginas.

Un ligero sonrojo apareció en el rostro de ambos.

Aunque Akutagawa tosio para disimularlo.

En ese momento sonó la campana del recreo. Y ellos se separaron.

—Jinko, vamonos ya, lo más seguro es que yo haga mi exposición otro día y si quieres podemos negociar Kouyo-san para que repitas la tuya en otro momento, será fácil, Chuuya-san puede ayudarnos — Le dijo.

—Esta bien, vamos a comer algo a la cafetería, yo invito.

—No, yo pagaré Jinko.

—Que no, que pago yo.

Aún agarrados de las manos de camino a la cafetería estaban discutiendo.

14/02/2023

1519 palabras.

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