16. El portal
—¿Eres un mago?— pregunto mientras me siento a su lado.
—Solía serlo, fuí de los primeros en revelarme ante las reglas de nuestro pueblo, pero cuando cambiaron los ideales, decidí irme y ciertamente me gusta más este plano.
—¿Quiere decir que los demás magos no están aquí?
—Por supuesto que no, están en Cyrah, la energía es mayor allá. Me sorprende que hagas preguntas tan directas.
—No tengo tiempo necesito encontrar a mi hijo, uno de los magos se lo llevo. ¿Podría llevarme a Cyrah?
—Espera, espera, los magos no se llevarían a los niños, solo vienen por energía y se regresan, de nada les sirve llevarse a un humano.
—Mitjer no es humano, es hijo mío y de uno de ustedes, él fue el que se lo llevo, no sé qué es lo que quieren con mi hijo, pero lo quiero de regreso y haré lo que sea necesario para conseguirlo.
—Así que Mitjer es hijo de una rosa y un mago, interesante y peligrosa combinación, no sé qué tanto hayan cambiado las cosas por allá desde que me fuí pero esto ya no me parece una simple separación de grupos.
—Yo no tengo interferencia con su pelea, de hecho no sé mucho sobre ustedes, sólo quiero recuperar a Mitjer y para ello necesitaré su ayuda.
—¿Por qué confías tanto en mí? Soy un mago despiadado ¿Lo olvidas?
—No puedo afirmar a ciencia cierta, pero sí algo sé es que es plateado, su aura no es maligna y aceptó tener está conversación conmigo, algún motivo debió tener así que apelaré a ello para que me ayude.
—¿Qué quieres decir con plateado?— me preguntó el hombre con su intensa mirada encima de mí, en ella note genuina duda, al fin había algo a mi favor.
—Me refiero a su aura, estoy segura que así como yo no veía la mía, usted no sabría de que color es la suya. Ah sí aún conservo el poder de ver los colores, de mi embarazo— añadí al ver que su duda aumentaba.
—Los Cyrehn no tienen aura, porque nosotros no poseemos energía, no habría necesidad de absorberla de ser así.
—A los únicos dos magos que he conocido les he visto un aura, créame cuando le digo que usted es plateado.
—Está bien, elijo creerte. Te llevaré a Cyrah con la condición de que me dejes estudiar tu poder, sí lo que dices es cierto, todo este tiempo vivimos engañados y los Cyrehn al igual que los humanos poseen energía.
No me agradaba del todo el estar en disposición de un desconocido, pero como lo dije antes nada es más importante que recuperar a mi hijo. Todo este asunto de los conflictos en Cyrah me tenía angustiada y más el saber que de algún modo me había metido en ella.
El mago con un ágil movimiento de manos transformó su bata en una malla azul oscuro, casi negro, que le cubría el cuerpo, daba la impresión de ser un traje de combate o un uniforme de guerra, de pronto me sentí demasiado expuesta con mi vestido, pero antes de pedir un cambio, el mago de nuevo movió las manos para hacer aparecer lo que en un principio hubiera llamado espejo, la diferencia es que no era mi reflejo lo que veía, sino que un mar de colores, no necesitaba una presentación para saber que eso era un portal. Camine con paso apresurado para entrar en el, solo para ser detenida por el mago.
—Oh no, no va a ser tan fácil, tú no eres un Cyrehn así que el paso está negado para tí, eso quiere decir que para entrar debemos confundirlo, hacerle creer que eres uno de los nosotros. Voy a ser muy claro en esto, sí algo sale mal, ambos quedaremos atrapados en el medio, sin poder llegar a Cyrah o regresar, el portal te va a retar, yo te guiaré en lo posible, pero el resto está en tus manos, ¿Aceptas el riesgo?
—De acuerdo— asiento segura, para después tomar la mano del mago y juntos atravesar el portal.
Isa
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