En un pequeño parque se encontraban dos adolescentes sentados en una banca, teniendo una agradable cita.

Uno de ellos quería tomarle la mano a su linda novia, pero los nervios le ganaban.

Al final de cuentas la chica fue quien terminó tomándole la mano al joven.

- Me gusta que tomes mi mano...

Susurro el chico de orejas puntiagudas.

La joven solo apretó más su mano y le brindó pequeñas caricias.

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