028(Uno es uno, ¡dos son dos!)
Había una vez una chica de cabello rubio que veía la televisión desparramada en el sofá y con un vaso de agua al lado de ella, además de unas galletas que logró recuperar de su querida amiga Momo.
La chica rubia se levantó al escuchar un sonido en la puerta de su morada, al abrir se encontró a seis pares de ojos viendo a su dirección, tres sonrisas traviesas y narices arrugadas.
Aquellas chicas tenían planes y si no estaba de acuerdo o no quería o simplemente las quería alejar de su vida, no lo podría hacer porque las chicas tenían más fuerza que ella y eran mayoría, como lo había dicho una de ellas, la mayor para ser más específica.
Volteó a ver a su querida novia que salía de la habitación rascando su ojo y bostezando, lo mismo que hacía todos los días al despertarse, por otra puerta salía otra chica, de cabello desordenado y sonrisa cuadrada.
Lo triste del cuento o más bien lo más raro, era que ella quería salir de él y arrancar cada página, quemarlas y las cenizas lanzarlas al mar.
Tenía que cuidar a no una, ni dos, ni siquiera tres, ¡cinco híbridas! que no paraban de hablar, gritar, moverse, saltar, correr, golpearse, amenazarse y solo llevaban dos horas.
Ella llamó a las "responsables" de cada una de las chicas, pero sus teléfonos sonaban ocupados, apagados y otras dejaba que sonará, era tan conveniente para las otras tres que no quiso seguir llamando porque sabía, y se conocía muy bien, que llegaría a la casa o donde sea que estaban para afeitarles la cabeza y hacerles entender que ella sola no podía con tantas personas.
Lamentablemente esta no era la primera vez que lo hacían, ya había caído un par de veces y en todas se repetía, que no dejaría que las demás irresponsables, subnormales, dementes la dejarán con las híbridas.
Pero Mina seguía cayendo porque era ilusa, tonta y lenta.
No lo admitía muy seguido, tampoco se lo decían muy seguido, eso no quitaba que lo fuera y lo era más que Momo, y muchísimo más que Sana, ni se diga de las otras tres.
Nayeon saltaba de un lado a otro, en la cama, en el sofá, que tanto le había costado, en el suelo, la silla, casi en la piscina gracias a Dios y a sus reflejos Mina llegó a tiempo.
Momo no paraba de comer, es que ya no quería, a su estómago ya no le cabía más nada, una frase célebre de ésta híbrida de mapache era "puede ser que mi estómago no quiera más y si yo quiero más, tendrá mas". Ya se habían acabado la mayoría de las sobras que dejaban, ahora tocaba lo más preciado para la japonesa, sus galletas.
Sana hablaba muy chillón, su risa de limpia vidrios la tenía con dolor de cabeza y las tantas veces que ha repetido "nueces, nueces ¡muchísimas nueces habían en el sueño!". La tenían más aturdida si es que era posible.
Jihyo no paraba de amenazarlas, era la única que parecía que la compadecia un poco, ese pensamiento salió volando como el jarrón que la misma hibirda partió minutos atrás, ésta chica tenía más energía que una batería.
Chaeyoung, la chica de su vida, la mujer de sus sueños, su todo, era la que peor se comportaba, no había dejado de hablar, de gritar cuando no le prestaban atención, de golpear "sin querer" a Nayeon y de besar a Mina para disculparse.
La dueña de la casa tenía una nota mental, una que acababa de firmar y hasta sellar "no darle azúcar a Chaeyoung", nada que la alterará de esa forma, otra nota mental era "no dejar que Momo coma de más porque vomita", otra era "Prestale atención a Sana que luego llora", una más "Jihyo debe tomar un calmante" y la última para completar su lista era "Nayeon no puede saltar en una silla, porque luego se cae y se fractura un dedo".
La última había ocurrido, se trasladaron lo más rápido posible al hospital más cercano, pues no aguantaba los gritos de Nayeon y el llanto de las demás, tal parece que se compartían el dolor o eso pensaba Mina que se agarraba la cabeza con sus manos y apoyaba sus codos en sus débiles piernas.
Esperando que el doctor saliera y le dijera el estado de su mejor amiga, Jeongyeon la iba a matar, eso era seguro, pero ella tendría una razón más fuerte para refutar y golpear a la mayor de las novias.
Eso era ¡dejarla con cinco híbridas!, excusa perfecta, es más dejaría que Chaeyoung y Jihyo si gustaban se fueran a su casa para cerciorarse de que Nayeon estuviera bien.
Lo que más quería era un dia sola, completamente sola, sin nadie que la molestará, ni que le gritará, ni que nada, sola, como un pájaro.
Tan libre como uno.
— Nayeon estará bien —Momo consolaba a Sana que no podía quedarse quieta.
— Si lo se pero tengo hambre —Susurró apenada— Te comiste todo y no me dejaste nada —Reclamó— Cuando iba a comer Nayeon salio volando y aterrizó con su dedo, con su puto dedo que parece una varilla.
— Será un largo yeso —Chaeyoung era la chica que le gustaba mucho las bromas en los momentos menos indicados.
— Callense —Mina ya no las soportaba— Si se comportarán como personas civilizadas no estaríamos aquí y ahora el regaño me lo tengo que calar yo cuando la gigante venga molesta a preguntar por su estupida novia —Estaba muy molesta.
— Mina, no es porque quiera que tu regaño hacia nosotras se acabe pero la gigante que viene a preguntar por su novia está detrás de ti —Jihyo tenía toda la razón, Jeongyeon estaba detrás de ella.
— Tu novia es una estupida, se cayó y la muy pendeja puso las manos para no golpearse el culo ¡ahora tiene un yeso gigante en el dedo medio! ¿Oíste? ¡gigante! —Exclamó con los brazos abiertos, explicando cual era su tamaño.
— Lo se, acabó de llegar de su habitación, le dieron una medicina que la tiene más drogada que tu en la universidad y no hay necesidad de gritar —La coreana estaba preocupada se le notaba, hombros caídos, mirada pesada y perdida, labio inferior abultado y manos temblorosas.
— Ella está bien, solo fue una pequeña fractura en su dedito —Mina cuando se preocupaba se volvía esto, demasiado melosa— Ya verás que antes de su boda se lo quitan.
— ¿Que es estar drogada? —Chaeyoung no lo sabía.
— Es esto... —Jihyo con el teléfono ya era un As.
— Esos son los mismo síntomas que siento cuando estoy cerca de Mina unnie —Dijo impresionada.
— No, eso es estar enamorada —Sana también los sentía y su novia le explicó—Tzuyu me lo dijo y ella no miente.
— Fue un gusto verlas pero tengo que llevar a Nayeon a la casa —Se dio la vuelta.
— Sabes que...creo que necesitas ayuda —Mina comenzaba su plan— Aquí te tengo unas ayudantes perfectas.
— No, solo una.
— Una es una, ¡dos son dos!. Y esa será la cantidad que te llevarás para tu casa ¿o no chicas? —Jihyo y Chaeyoung asintieron.
— Hacemos una sopa queda mira —Enseñó un foto.
— Divina —Mina sonrió con malicia— Bueno amor, nos vemos mañana o me llamas para buscarte más tarde...no importa a que hora llámame y yo te busco —Besó sus mejillas y luego un pequeño beso en sus labios daba fin a la jornada de besitos Myoui— Y tu...cuidala bien —Esto se lo decía a la pelinegra— También mereces un beso —Le dio una en la frente y se fue. Paso por la habitación la saludo con la mano y al salir salió corriendo— ¡Libertad!.
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