10. Ropa Interior y un gato

Blancas. Rosas. Azules. Rojas......

Con encaje. Sin encaje.....

Transparentes. Finas.....

De algodón. De licra. De seda...

Adrien miraba cada una de las pequeñas prendas que colgaban de pequeñas perchas. Algunas hacían juego con brasieres y otras prendas femeninas.

Notaba que lo miraban. Lo sabía. Lo intuía.

No por nada estaba en la sección femenina de una tienda super elegante de la ciudad. Incluso había visto la línea masculina de la marca Gabriel's mientras iba hacia la zona de chicas.

¿Por que lo hacía?

Ya tenía en su poder tres braguitas de su querida princesa pero no podía seguir robandole prendas. Por lo que decidió comprarle algunas nuevas para redimirse. Pues no le iba a devolver las suyas...

Sus ojos seguían recorriendo las perchas, los colores y las formas...No podía evitarlo, había demasiado para elegir!!

Sus manos acariciaron la forma de una de las braguitas que tenía más cerca. Era de color suave, no era ni rosa ni blanco, tenía un pequeño lacito en el centro y un juego de encaje que dejaba toda la parte trasera semitransparente.

En la mente de Adrien empezaron a sucederse imágenes de la joven Dupain Cheng con esa pequeña prenda.

-Quiero queso, ve a comprar un camembert del 89 en vez de tocar prendas intimas-Dijo Plagg asomándose levemente de su chaqueta.

-Cállate Plagg-Dijo el rubio, metiendo a su kwami para que no le vieran-No pienso seguir oliendo como una nevera de quesos por el día de hoy

-Tu te lo pierdes

-Ya...claro

Unas risas se escucharon y el rubio descubrió que una de ellas se parecía mucho a la de Alya. Movió la cabeza hacia todos lados, buscando un sitio para esconderse y que las chicas que se acercaban no le vieran. Se asomó lo suficiente para ver que efectivamente Alya y Marinette se acercaban entre sonrisas y risas.

-No puedo creer que me hayas convencido a venir aquí

-Cuando me dijiste que necesitabas ropa nueva no me lo creí-Reía Alya-Tienes suerte de que conozca las mejores tiendas

-¿Debería darle las gracias a Nino?-Sonrió traviesa Marinette.

Alya enrojeció.

-Estoy segura que esta nueva búsqueda no solo tiene que ver con tu falta de ropa interior, si no que tiene un nombre masculino de por medio

-Ya, claro jaja 

Adrien vio como las dos chicas curioseaban entre las prendas, se mostraban los conjuntos y sonreían con bromas subidas de tono.
Marinette tomó la prenda que él había estado mirando y la parte baja del rubio Agreste se alegró del "buen gusto" de la peliazul.

-Mira este, con tu piel pálida te quedará genial-Dijo Alya llevando en su mano un conjunto azul marino que hizo casi jadear al rubio y que lo descubriesen. 

¡¡¡Que era aquello¡¡

Podía entender lo "inocente" de los lacitos y las flores en las braguitas, pero ¿que era aquello que la "mejor amiga" de su princesa pretendía que se pusiera?
Estaba deacuerdo con el color. A su princesa le quedaba genial el azul pero aquello era casi semitransparente y con muchos lazos que no entendía para que servían.

Marinette enrojeció pero su mano tomó el conjunto y ambas chicas se marcharon con dirección hacia la zona de probadores. Justamente donde se había escondido el rubio. 

La peliazul se colocó en el probador del medio mientras que Alya se fue a los cubiculos que estaban delante. Adrien se alegró de su "buena suerte" al tener a Marinette justo en el cubículo de al lado.

Bien podría echar una ojeada, ¿no?

<<<

La joven Dupain Cheng se desnudó lentamente, frunciendo el ceño al ver que solo tenía un minúsculo percherito para colgar su ropa. Maldijo en voz baja y comenzó a deslizar la fina braguita color suave por sus piernas.

-Debo decir que ese color favorece a tu piel cremosa

<<<AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH>>

Marinette ahogó un grito que murió por una mano enguantada que le tapo la boca. 

Ambos ojos se encontraron. El chico gato sonrió travieso y la chica le devolvió una mirada enojada y encendida. 

¡¡Como se atrevía ese gato pervertido a aparecer allí!! !!Y más en esos momentos!!

"Haría puré de gato!!! un rico y delicioso puré del mayor héroe de París!!"

Chat notó que ella quería decir algo, balbuceaba algo pero no se le entendía. Y el hecho de que estuviera desnuda, con las finas braguitas en sus rodillas no ayudaba a su libido ni a su buena obra.

-No grites, princesa, por favor....voy a quitar mi mano, ¿Vale?-Lentamente lo hizo y Marinette aprovechó para morder su mano. El héroe se tragó el gemido de dolor que en realidad no sintió del todo por la protección que le brindaba el traje.

-Auch! Eso ha sido cruel princesa

Marinette se apresuró a tapar su cuerpo con su ropa, el sonrojo brillaba sus mejillas como una bombilla encendida.

-Sal de aquí, Chat noir, para empezar....que hacías aquí?-Preguntó atropelladamente por la vergüenza que sentía. Alya estaba muy cerca, consciente de que su amiga era demasiado cotilla y que seguramente pronto estaría al otro lado de la cortina revisando su ropa. 

No quería pensar en que pasaría si llegase a correr la cortina y le encontrase en aquella gisa con el héroe de París, al que ella tanto admiraba junto con Ladybug.
¡¡No quería pensarlo¡¡ ¡Alya la mataría a preguntas¡¡

Intentó empujar al gato para que se marchase pero, cuando sus manos se posaron en ese pectoral, sintiendo sus músculos al respirar y su pulso....

Levantó lentamente la mirada para ver los tiernos ojos gatunos del chico, que la miraban con aquel deseo que ella sabía que no se apagaría con un besito. Sus ojos la miraban pero también sabía que podía ver su cuerpo aún semitapado por la camiseta, ...sus ojos miraban sus piernas, lo sabía...

Chat noir pasó uno de sus brazos por detrás de su cintura y tiró suavemente de su cuerpo para acercarla a él. Quería sentir su calor, como su cuerpo se amoldaba al suyo y lo que más le gustaba, oler su dulce perfume natural.
Agradecía de sus sentidos gatunos porque así podía sentir aún más el perfume de su piel, el que seguramente dejó su gel de baño y el olor de la panadería.

Y él era un adicto a ese olor.

-Marinette....-Gruñó cuando su cuello estuvo al alcance de su boca. La sintió temblar pero eso también le gustaba. ¿Quien iba a decir que a Adrien Agreste, el recto y perfecto, le gustara la sensación de tensión que provocaba tener a su chica en los probadores y él bajo su identidad secreta mientras su obsesiva amiga estaba al lado? Su cabello se erizaba en la expectativa.

-C-Chat....espera....

Como si pudiese detenerse.

La besó aprovechando que ella había abierto aquella pequeña boca de fresa. La sintió temblar y dar un saltito pero sus brazos siguieron rodeándola para que no se escapase de su lado.
Era un adicto a sus labios. Eran tan suaves, dulces, rojos como fresas y tan dulces como ellas. 
Clavó uno de sus dientes en su labio inferior pero sin causar daño alguno en ella, más bien fue placer por como se estremeció y curvó su espalda.

Sintió como sus pequeñas manos se aferraban a sus hombros para pegarse y buscar un apoyo en él.

Aunque ella no lo admitiera, sus acciones hablaban por si solas. Lo deseaba tanto o más que él.

Una de sus garras rodeó el tirante de aquella nueva prenda y tiró de ella hacia abajo y arriba alternativamente. 
Marinette se apartó para poder respirar.

-No...no puedes....es...-Balbuceó.

Él sonrió y siguió bajando la prenda hasta que llegó a sus rodillas. Sus dedos rozaron aquellos suaves pelos que ocultaban su monte de venus, mirando siempre sus reacciones. La torturó un poco antes de bajar un poco más su mano y encontrar su humedad latente. 
Se sorprendía de que no hubiera encontrado la fina braguita húmeda.

Sus dedos la rodearon y acariciaron superficialmente.

-Estas tan húmeda, princesa...-Jadeó al jugar con su punto sensible, sintiendo como sus guantes se impregnaban de su dulzura húmeda. Apretó los dientes al notar como ella empezaba a gemir suavemente y pegaba sus pechos a él.

-C-Chat....

Con la humedad sus dedos resbalaban fácilmente por la zona, estimulo suavemente su punto más sensible y mirando aquellos ojos azules introdujo un dedo.

-Ah!..

-Lo sé, princesa, ....te gusta, ¿verdad?-Empezó a besar suavemente su cuello mientras su dedo jugaba saliendo y entrando de aquel portal tan cálido.

¡Maldición, quería entrar en ella ya¡

-Si....si....Chat...

Chat noir jadeó con fuerza. La besó hondamente en los labios para luego agacharse en cuclillas a los pies de Marinette. Tomó la braguita y la sacó por su pie derecho mientras besaba su rodilla, por donde resbalaba algo de aquel nectar dulce.

-Levanta tu pierna princesa-Le urgió el chico vestido de negro. Tomó el muslo de ella y lo colocó sobre su hombro mientras su rostro se acercaba a su intimidad.

Marinette tapó su boca con la mano para acallar los gemidos que salían por su boca sin parar. Agarró los cabellos rubios de aquel gato travieso y sintió como el placer corría por su sangre y hacía curvar su espalda.

"Es dulce, incluso ahí abajo eres dulce, mi princesa" Pensaba el chico mientras atormentaba con su lengua todo lo que podía. Sus manos se aferraban a su muslo y se atrevió a tomar una de sus nalgas para apretarla.

Unos segundos después sintió como ella ahogaba un gemido y un dulce sabor llegaba a su boca.

La sujetó con delicadeza y mimo mientras ella se recuperaba del orgasmo que él le había proporcionado. Besó sus labios, haciendo que se probase su sabor.

-Debo irme ahora princesa-Dijo mientras sentía como su anillo pitaba por primera vez. Miró aquellas pozas azules que lo miraban con deseo y limpió con su garra un reguero de saliva que caía por su comisura-Te veré en la noche

Guiñó un ojo y marchó sigiloso, destransformandose a unos cuantos probadores más atrás.

Una sonrisa curvaba los labios de Adrien Agreste.


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Alya arrastraba a una aun aturdida Marinette fuera del centro comercial.

-Chica, ni que hubieras corrido una maratón...-Dijo risueña

-Es solo que hacía mucha calor en los probadores...-Contestó vergonzosa la de coletas.

-Si, bueno, es cierto. La verdad podían hacer algo con eso

-¿Tomamos un helado luego?

-Si, donde André -Asintió Alya feliz-De todas formas, ¿lo pasaste bien hoy?

Marinette sonrió, mientras balanceaba una bolsa de la tienda donde había dos braguitas y un conjunto de lencería negro que le había recordado a cierto rubio y que, obviamente, le había escondido a su amiga.

-Si, fue genial

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Adrien miraba el Sena desde el Pont d' Arts mientras pensaba en sus cosas y dejaba que la brisa fresca lo refrescara.
Sentía el olor potente del camembert que Plagg estaba degustando dentro de su chaqueta.

Una sonrisa curvó sus labios al ver una bolsa de la tienda donde había estado buscando lencería para Marinette. Solo había sido capaz de comprar una prenda. 

La braguita que ella había llevado mientras él la complacía.


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