JALIE

Estaba a punto de hacerlo con Wess y estaba segura de querer hacerlo…pero tenía miedo.

-          Wess

-          Dime – dijo mirándome con sus hermosos ojos celestes

-          Y-y-y s-s-soy virgen – dije algo avergonzada

-           Lo hare despacio, prometo no hacerte daño

Asentí y continuamos con lo que habíamos dejado tantas veces comenzado.

Wess

Baje lentamente por su cuello, dándole pequeños besos intercalados por mordiscos  y me ganaba suaves suspiros de placer por parte de Jalie.

Toda su piel, suave y con olor a vainilla  me enloquecía.

-          Jalie

Ella se limitó a suspirar y empezó a quitarme la camisa con suavidad.

Y Dios, cuando sus manos entraron en contacto con mi piel y mi abdomen, yo vi el cielo.

Sus manos eran tan suaves.

Baje mis jeans con rapidez quedando solo en boxers, pero antes, había sacado un condón y claro esta me lo puse.

Le quite su sostén y sus pantis y también quite mis boxers, quedando los dos completamente desnudos.

-          Lista

-          Aja

Besaba su cuello lentamente y con una mano masajeaba su pecho lentamente, ganándome suaves gemidos.

Entre lentamente, y wow esta chica es demasiado estrecha, y se sentía realmente bien.

-          D-duele Wess

-          Shh – susurre en su oído y entre finamente y limpie la lagrima que se resbalaba por su mejilla – ahora ya no vas a sentir dolor  hermosa

Salí de ella y la volví a embestir con más suavidad y me cerciore de que ya no le siguiese doliendo.

Hasta que volví a salir y la embestí un poco más fuerte ganándome un gemido. Y ese fue el hermoso sonido que me dijo que ya podía hacerlo con más libertad, y así fue.

Entraba y salía con más velocidad y con más fuerza y mi erección solo aumentaba aún más y no aguantaba más porque ya me iba a correr.

-          W-Wess  no aguanto más – dijo Jalie casi a gemidos

-          Hagámoslo juntos – dije con la voz demasiado ronca

La volví a embestir con más fuerza y la casa se llenaba de nuestros gemidos que se mezclaban en el aire.

Y llegamos al clímax.

Soltamos un suspiro y una sonrisa perezosa apareció en nuestros labios.

Allí me di cuenta, de que me había enamorado irremediablemente de Jalie Evans