💘Primero
La oficina estaba atestada ese día. Cupido 1395 tenía un citatorio y su cuerpo era un manojo de nervios. Era un poco divertido, no había nervios en ese cuerpo que lucía igual al resto de los Cupidos. Una bonita bruma de luz tan pacífica como hermosa.
— Cupido 1395 ¡Me tienes harto! —fue lo primero que su superior gritó cuando entró en la oficina para su reunión.
Bueno, él no era tan pacífico para sus superiores desde hacía un buen tiempo.
— Puedo explicarme —dijo levantando un dedo.
O al menos espero que ese fuera su dedo.
— No quiero excusas, 1395 ¿Tienes idea que casi ningún nacido en Octubre 13 de 1995 actualmente tiene una pareja estable? —dijo hardido.
Cupido 1395 suspiró—. Eso no es del todo cierto, he tenido exito con muchos.
— No en los últimos tiempos —replicó Cupido superior.
1395 suspiró—. En estos últimos años y con mis designados cada vez más adultos, la lujuria es lo más común en las parejas. No es exactamente mi culpa que eso sea lo que todos buscan sin tener esperanzas en algo más —se excusó. Tenía un punto.
— ¡Ese es nuestro trabajo! —pero no fue válido para su superior—. En un mundo como el de hoy, nosotros damos esa esperanza al lograr... ¡Un buen Match! Y tú no lo has logrado en los últimos tiempos ¿Qué sucede contigo?
Cupido 1395 suspiró nuevamente—. Lo haré mejor la próxima vez, señor —exclamó inclinándose.
Dios, quería dar por terminada la conversación.
— Eso espero. Quiero un Match que dure más de tres meses. Este es tu último aviso —dijo el superior volviendo a mirar el listado de los Match perfectos realizados por otros Cupidos.
— ¿Disculpe? ¿Mi último aviso? ¿Cuando sucedió el primero? —preguntó conmocionado.
Su superior rodó los ojos, bueno se suponía que era algo así como rodar sus ojos.
— Último aviso. Ahora sal y dame un Match exitoso o serás echado al olvido 1395 —dijo, luego empujó a Cupido 1395 fuera de su oficina.
Y no le gustó la sensación de miedo que sintió con respecto a ser desechado al olvido. Ciertamente no sería un problema, ellos no tenían por qué temer a eso. Solo existían y "desexistían" constantemente, excepto que él era particularmente curioso sobre él después de ser desechado... Y no le gustaba como sonaba. No le gustaba en absoluto, él haría que su siguiente pareja tuviera exito a como de lugar.
La luz del sol le daba justo en los ojos. Olvidó bajar las persianas y encima Mochi estaba durmiendo sobre su abdomen otra vez.
— Mochi ¿Que dijo papá acerca de dormir sobre maldita vejiga todos los días? —su antebrazo cubría sus ojos, su gato ni se mosqueó.
Suspirando hizo tripa corazón y quitó al único macho de su vida de encima de él. El gato se despertó de inmediato, saltando dramáticamente de la cama y estirándose como bailarin de ballet para acicalarse.
—Te envidiaría por ser tan elástico, pero saliste a tu papi —dijo levantándose y estirando sus brazos mientras bostezaba.
Eran las ocho y cuarto y daba gracias a todos los santos por no tener una resaca. Era hora de tomar una buena ducha y beber mucha agua. Estaba seguro que anoche lloró de nuevo junto a sus amigos por no tener un amante, pero sí una jauría de perros que lo adoraban y estaban esperando por él cada media mañana para dar su paseo.
— Manos a la obra. Papi tiene perritos que sacar a pasear —dijo acariciando la cabeza de su gato. Mochi maulló, sus ojos azules lo miraron rencorosos y Jimin rió—. Oh, tú sabes que eres el único en mi vida —dijo levantando al gato del suelo—. Eres el único macho al que amo y al único gatito —el animal ronroneó y maulló una última vez más animado cuando vió al bonito rubio colocar su comida en su bowl y bajarlo al suelo para comer.
Luego de eso, la ducha fue la siguiente actividad. Hoy tenía un día largo, primero pasear una jauría de unos diez perros. Luego obtener su almuerzo, uno decente esta vez. Siguiente actividad, pasear una segunda jauría de unos seis perritos más y su tres clases de Hip Hop urbano a sus estudiantes. Jimin amaba su vida, pero se encontró a si mismo un poco agotado cuando el agua caliente golpeó sus músculos. Hacía meses largos que no tomaba unas vacaciones decentes y su grupo de amigos lo estaban convenciendo de ello anoche.
Al salir, dejó el pequeño apartamento decente y un poco más de comida en diferentes lugares para el elegante Mochi. Compraría un café camino a recoger a su primer cliente. Cuba era un Boyero de berna gigante y hermoso, el más pacífico de su primer tanda y su favorito entre todos. Con él podría obtener un desayuno tranquilo, mientras recogía al resto.
— ¡Cuba! Jimin está aquí —llamó su dueño, un joven de ojos grandes y sonrisa seductora.
Era más joven que Jimin, el rubio estaba seguro de eso y tenía que luchar con la tentación de sonreírle de más cada vez que lo veía, porque el chico era un coqueto de lo mejor, pero Jimin no estaba en esa página aún. Quizás nunca, no lo juzguen.
— ¡Hola, Cuba! —dijo un Jimin sonriente, el grandote y peludo perro, se acercó a la puerta con correa en su hocico y su cola moviéndose de un lado a otro con felicidad—. Eres todo un niño grande y responsable —dijo con su frente sobre la cabeza del enorme perro mientras acarició detrás de sus oreja lanudas.
Su dueño rió y Jimin devolvió la sonrisa un poco tímido. Siempre era un poco extra eufórico con el pequeño Cuba que, de pequeño no tenía nada.
— Te adora, me siento celoso —dijo el dueño del perro.
Jimin sonrió una vez más enganchando la correa de Cuba a su cinturón—. Oh, no lo estés. Yo soy diversión. Tú eres su hogar —dijo sin mirar al chico.
El perro volvió a lamer la mano de Jimin que acarició nuevamente debajo de su mentón y oreja.
— Bueno, me gustaría esa diversión también, Hyung —y no. No fue el primer intento del chico.
Jimin sin embargo sonrió, guiñó un ojo y exclamó un: "Veremos, YeonJun" el chico, sonrió, no insistió y su día comenzó positivamente. El niño nunca se rendía, pero no era insistente al punto de cansar a Jimin. El rubio de todas formas no daba suficiente importancia, su última relación lo dejó exhausto. De vez en mes echaba un polvo y era más que suficiente, no se consideraba un hombre goloso con el sexo. Su líbido era bastante tranquila a comparación de otros. Podía estar meses sin follar hasta que recordaba que era entretenido hacerlo de vez en mes.
Luego de un desayuno movido y divertido con el grandote Cuba, su rutina comenzó tan tranquila y entretenida como siempre, con un hermoso sol que golpeaba a él y el cabello brilloso de sus clientes de cuatro patas que también se veían tan feliz como él.
— No quiero desaparecer —dijo Cupido 1395 vagando por las calles de Seúl. Tenía algunos de sus objetivos a la vista y otros a pocos metros.
Pero no parecían estar de humor. La juventud estaba perdida.
— Los odio. Es su culpa que no funcione, no la mía. Yo lanzo la flecha y ellos deben dejarse llevar. Están traumados y eso no es mi culpa —dijo mirando al cielo despejado, hermoso y celeste—. Aish, que lindo día para encontrar el amor. No entiendo porque se rehúsan a eso. Dementes, insensibles y dementes —murmuró de brazos cruzados mientras giró en una esquina tranquila, topándose con una jauría de perros que comenzó a ladrarle.
— ¡Ya, ya! —dijo su cuidador a la distancia.
Uno rubio, de ojos marrones, piel blanca y labios carnosos. Cupido lo miró y le pareció similar a un ángel. Bueno, no tan así, esas cosas decían "No temas" por un motivo ante los ojos terrenales, pero cuando tomaban forma humana, eran hermosos. Este era un ser humano muy bonito.
— Momento, es mío —dijo al verlo.
Efectivamente, nacido en Octubre 13 de 1995 a las 18:30 pm, Park Jimin de 1,77 cm totalmente soltero con el corazón en reparación, era uno de sus humanos.
Bueno, al menos no era un lujurioso empedernido. De hecho, los niveles de lujuria del chico estaban por debajo del quince por ciento. Oh, eso era una bendición.
— ¿A quien ladran, par de lunáticos preciosos? Vamos, la plaza nos espera —dijo tomando a su jauría y saliendo en dirección a la misma.
Cupido 1395, lo siguió de cerca. El chico era un buen blanco, aunque su historial indicaba que no estaba interesado en un romance. Casi lo dejó pasar porque el chico se veía feliz mientras sonreía y hablaba con los animales.
Un poco patético y adorable, pensó. Iba a dejarlo en paz, pero entonces lo vió.
Rozando los 1,80 cm de alto. Cabello negro, labios igual de carnosos que los de su víctima. Traje aburrido de oficina y lentes que le daban un toque de nerd, pero también extremadamente sensual y un estado amoroso abandonado. No tenía un Cupido cerca, eso se debió a que...
— Maldita sea, tiene pareja —dijo Cupido 1395. Su chico Park Jimin, estaba a punto de pasar por detrás del hombre infeliz y gris que, se veía nublado en una plaza colorida y en un día tan soleado—. Y mi chico no quiere nada de romance, menos algo tan complicado, pero... Carajo, no quiero ser restituido —dijo desesperado tomando su arco y flecha.
Pasando saliva, parte de él sabía que estaba a punto de cometer una cagada en grande, especialmente porque su chico tenía una probabilidad del setenta por ciento de rechazar la flecha. Eso haría que sonara el pitido de flecha perdida en las oficinas y tendrían su cabeza. Pero luego, otra idea peor se le vino a la cabeza que tenía miedo de perder.
Esto iba a ser malo, o bueno. Pero tenía que hacer que estos dos tuvieran éxito. Se veían bien juntos, parecían tener cosas en común, excepto el estado amoroso, pero... Bueno ya no modo, él no quería desaparecer, así que aprovechó la correa del pequeño pomerania que cruzaba los pies de Jimin y luego con un soplido mágico suyo, hizo que el pequeño patas cortas y peludo se echara a correr rápido, logrando alterar a otros perros y consiguiendo que Park Jimin volará por los aires con sus pies enredados e impactara su bonito culo al pavimento, golpeando su cabeza segundos después de caer mas horizontal.
Aquello fue suficiente distracción y tiempo justo para arrojar su flecha sobre el trajeado que giró en el instante en que el cuerpo del paseador tocó el suelo. Aquello también le dió el tiempo justo de meterse dentro de Park Jimin con flecha en mano.
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— ¿Qué carajos? —cuestionó Jimin tocando su cabeza—. Auch, eso dolió —dijo sentándose sobre el suelo.
Un suelo verdoso, un espacio hermoso. Nubes y un cielo azul y nada alrededor.
— ¿Dónde estoy? Oh mierda ¿Me morí? —cuestionó en pánico, poniéndose de pie y tocándose a sí mismo.
Ese día llevaba una campera deportiva colorida y unos pantalones negros con sus Adidas favoritas. Su cabello rubio estaba peinado hacia adelante para lucir más joven. ¿Por qué tenía que morir cuando lucía tan bien?
— No estás muerto —dijo una voz.
Momento, dijo su voz. Esa era su voz, su propia voz. ¿Cuántas veces iba a repetir "voz"?
Cuando giró a su derecha y se vió a sí mismo, estaba seguro que perdería la batalla de la poca cordura que le quedaba.
— T-tu-Tú... Eres, tú eres —se señaló su propio pecho.
— Eh, nop. No, soy tú. Me veo como tú porque supuse que te daría pánico ver un tipo hecho de una especie de bruma con un rostro ilegible —respondió su otro yo—. Soy Cupido 1395.
Jimin parpadeó confundido—. ¿Estoy muerto y tengo pésima imaginación? —cuestionó calmado.
Su otro yo rió, fue un poco tenebroso a decir verdad. Si no fuera porque se encontraba en un paisaje estilo el mundo de los Teletubbies, él estaría chillando como un demente.
— No estás muerto, sólo inconsciente. Por unos momentos. Así que te pondré al día —dijo su otro yo, acercándose.
Jimin retrocedió—. ¿Tú causaste esa caída y enredo con mis perros?
—Mmm, si algo así —dijo Cupido—. El plan es simple. Te vas a dejar poseer por mi, teniendo total conocimiento al respecto y aceptando el flechazo que acabo de atrapar para ti.
Jimin alzó sus cejas repitiendo en su cabeza la información dada recientemente.
Cupido esperó, Jimin frunció el ceño y luego dijo: — ¿Estás demente? ¿Es un mal chiste? ¿Estoy en coma?
—No carajo, es lo que es. Deja de perder mi tiempo. Sé que alguna vez quisiste encontrar el amor
— Eso no existe —interrumpió el rubio.
— Ahm, sí existe —le corrigió Cupido—. Y te lo estoy dando —bueno, mintió un poco—. Cuando despertemos, el chico frente a nosotros es tu otra mitad.
Si esto salía mal, bueno... Ya estaba jodido de todos modos ¿No?
—No, no, no. ¡Yo no estoy buscando una relación! —dijo Jimin intentando agarrarlo para ver si eso funcionaba para detener al lunático frente a él, pero lo único que logró fue abrir sus ojos y ver la luz del rayo del sol que lo cegó de inmediato.
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— Hijo de puta —susurró.
— ¿Disculpa? —soltó otra voz.
Jimin frunció el ceño y buscó el rostro del desconocido que ahora lo miraba fijo con algo de preocupación y con sus cejas tupidas igual de fruncidas que las suyas.
— Umm... —Jimin balbuceo, pero pensó:
«Es un-...»
"Papucho. Su rostro fue tallado por los mismos dioses." Completó una voz molesta en su cabeza.
Era el lunático.
— Sal de mi cabeza —dijo Jimin.
— ¿Qué? —el tipo atractivo lo miró raro otra vez.
"No seas idiota. El papucho pensará que estás loco."
—Aish, solo cierra la boca —pataleó Jimin en el suelo.
Oh, claro. Aún seguía tirado en el piso.
— Yo no dije nada —dijo el papuch-... El otro hombre.
— No fue contigo —contestó Jimin.
— Sólo intento ayudarte a ponerte de pie —dijo el atractivo hombre, ayudándolo a sentarse en el piso.
Recién ahí notó que su cabeza palpitaba.
"Escucha, necesito este Match. Un par de meses y estaré fuera de tu vida e incluso el papucho, pero juro que serán algo bueno juntos. Vamos, hombre, no quiero ser desechado al olvido."
— ¿Desechado al olvido? —repitió Jimin sobando su nuca.
— De acuerdo. Vamos al hospital, estás delirando ¿Tienes con quién dejar estos perros? —preguntó el papucho.
En ese entonces, la neblina de confusión se limpió de la cabeza de Jimin, y tiró de sus correas para verificar a su perros. Todos y cada uno estaban allí.
— El grandote negro mantuvo disciplinados al resto —dijo el atractivo hombre.
Jimin sonrió mirando a Cuba—. Mi asistente —luego se enfureció otra vez.
«Hijo de la mierda. Si llegaba a perder a uno de mis perros ibas a estar en graves problemas» pensó indignado, ignorando a su acompañante atractivo.
"Mira niño mimado, si no haces esto por las buenas, sucederá por las malas."
— ¿Y eso que significa? ¿Me estás amenazando? —habló Jimin en voz alta.
— Oye, chico. Vamos, levántate. No estás bien —dijo el hombre atractivo levantando a Jimin sin esfuerzo alguno, logrando que el rubio trastabillara y tuviera que afianzarse a sus anchos hombros, mientras que el hombre desconocido lo tomó fuertemente de la cintura.
Y ahí ocurrió algo.
"No te dejaré arruinarlo, me haré cargo y tendrás que quedarte dormido."
— Espera, no —rogó, apretando su manos a los hombros ajenos.
"Sabrás lo que sucedió luego. Ahora yo estoy a cargo."
Fue lo último que Jimin escuchó del tal Cupido 1395.
Los ojos del chico parecían levemente más azules, estaba seguro que eran marrones hace un momento
Pero al parecer tenía heterocromia, sí, eso era.
— Oye ¿Estás bien? No puedo dejarte así, tu cabeza sonó fuerte —susurró.
La mirada vacía que recibió fue reemplazada por una de reconocimiento y a decir verdad, algo coqueta que iba a juego con la sonrisa del chico rubio.
— Lo siento, sí. Estoy bien... Fue un momento de disociación —respondió alejándose, así que lo soltó—. Soy Park Jimin —se presentó extendiendo su mano.
— Kim SeokJin ¿Seguro estás bien? —preguntó con ceño fruncido, mirándolo cautelosamente.
El chico bonito, rubio y de labios carnosos sonrió asintiendo—. Si tienes alguna duda, podemos intercambiar números. Puedo pasarte el parte médico —se mofó.
SeokJin sonrió rascando su nuca—. No será necesario. Si estás seguro que puedes continuar, no te retrasaré. Pero haz que te vean de todas formas. En serio sonó muy fuerte —susurró.
El chico rubio lo miró embelesado, sus ojos rasgados posándose en sus labios. Claro signo de fascinación con él, aquella mirada erizó su piel. No era la primera vez que lo miraban así, pero si fue la primera vez que lo veían—descaradamente—así.
— Te haré caso —dijo el bonito paseador—, pero no me importaría intercambiar números. ¿Almuerzas aquí todos los días? —continuó.
SeokJin supo que tenía que salir de allí, él no era un tipo soltero para andar teniendo conversaciones extras con sujetos peculiares y bonitos.y mucho menos este.
Sin embargo, se quedó—. Día por medio. Comer en la oficina es asfixiante, un poco de fotosíntesis no es malo.
El chico rió. Un poco ruidoso y extraño, honestamente algo divertido, pero SeokJin respondió con una sonrisa sutil.
—Es divertido, hacer fotosíntesis como una bonita flor —susurró el chico de ojos peculiares.
— Supongo —dijo Jin, sus orejas rojas en las puntas, calentándose—. Si estás bien, yo debo volver a la oficina. La hora de almuerzo acabo y tú no me necesitas al parecer —mencionó.
— Si te necesita... Necesito —se corrigió—. Te daré mi número —Cupido 1395 fue rápido cuando le arrebato el teléfono al chico oficinista tranquilo—. Puedes preguntarme luego como estoy y será la excusa perfecta para tener tu número y vernos... Otra vez.
Jimin iba a matarlo cuando recopilará esto en su cabeza y sus recuerdos, pero él no iba ser desechado, no señor. El oficinista no dijo nada, solo sonrió recibiendo su teléfono de vuelta, tomó sus cosas y miró a Jimin (o a Cupido 1395) una última vez y siguió su camino.
Cuando Jimin volvió en sí, estaba en su apartamento, sobre su cama, mirando el techo con Mochi recostado en su pecho y ronroneando.
— Eres un traidor —le dijo al gato que lo miró curioso—. Y yo me volví loco.
— En absoluto, chico —dijo su propia voz proviniendo de una esquina.
Levantándose de repente y logrando que Mochi saltara lejos de él, se quedó viendo a... A sí mismo. Parado en una esquina, con su cabello negro.
— ¿Qué carajos?
— Tranquilo, estoy en tu cabeza —dijo Cupido 1395.
— Eso no es exactamente alentador —respondió Jimin tomando una zapatilla que estaba cerca de él para arrojarsela a lo que sea que tenía su imagen.
— Chico, ya te expliqué. Soy Cupido, y si no logro que tú y ese trajeado sean mi próximo éxito amoroso, me echarán al olvido —dijo con un puchero.
Extraño, con que así se veía cuando hacía puchero. Finalmente entendió porque siempre conseguía su cometido.
— Tienes que estar bromeando conmigo —dijo tomando asiento. Algo dentro de él, una sensación extraña y ajena, le hizo creer en este demente que tenía su imagen—. ¿Por qué el pelo negro? —cuestionó frustrado.
Cupido 1395 acomodó su cabello—. Para diferenciarnos. Yo soy castaño y tú-....
— Esquizofrénico —completó Jimin.
Cupido frunció el ceño—. No lo estás. De hecho tienes muy buena salud corporal y mental. Pero tú corazón... —dijo negando con su cabeza.
Jimin se tocó el pecho preocupado—. ¿Qué con él? ¿Tendré un infarto?
— No, estúpido —respondió—. Perdiste la fe en el amor. Pero yo estoy aquí para hacerte creer en él de nuevo —dijo con una sonrisa, elevándose sobre sus pies y en el aire un momento.
Jimin hizo una mueca—. Te dije que no, tendrías que haber flechado a alguien más. ¡Aparte no recuerdo nada! —gritó señalando al cupido.
En ese instante, dicho Cupido le lanzó un beso volador del cual se materializó un corazón color rosa que voló hasta él e impactó en su frente. Parecía escena de comedia romántica, pero cuando el corazón lo tocó, sus recuerdos volvieron. Justo cuando se desconectó él y Cupido tomó su lugar. Lo vió todo como si fuera una película y que lo maldigan por creer que el tipo trajeado era el hombre más hermoso que había visto en mucho tiempo.
— ¡¿Le diste mi número a un extraño?! —gritó acercándose amenazante a Cupido.
— Un extraño hermoso y no será un extraño por mucho tiempo —respondió con una sonrisa coqueta y alzando sus cejas.
Jimin gimió frustrado—. ¡Estás loco! No voy a salir con él, no se vió convencido en absoluto ¡y me hiciste ver tan fácil! —dijo frustrado, volviendo a sentarse en su cama.
Cupido 1395 suspiró—. Dios, que dramático eres. Le dí con mi flecha porque tienen potencial. No fue simplemente un disparo al azar... Él llamará.
Jimin lo miró por debajo de sus pestañas, furioso—. Si vuelves a desconectarme te juro que-...
— No lo haré, solo estaré aquí por unos cuatro meses... —mintió, pero no vió mucha diferencia entre cuatro y seis.
— ¡¿Cuatro meses?! ¡Dijiste "un par de meses"! —Jimin volvió a saltar de la cama.
Cupido retrocedió con brazos en alto—. Te expliqué mi situación. No tienes que casarte con él. Solo durar cuatro meses o más.
— ¡¿Cuatro meses o más?! Estoy solo porque no funciona conmigo. No funcionó con alguien más.
— Bueno lo haré funcionar por ti. No volveré a desconectarte, si no es necesario ni te opones —dijo sonriendo, luego cayó de rodillas sobando sus manos en suplica—. ¡Por favor, por favor, por favor! No quiero desaparecer, eres mi última esperanza.
Sus ojos estaban húmedos, mierda.
— Aish, con que así me veo rogando —dijo Jimin algo traumado, resoplando para sentarse de nuevo en su cama—. Ya, ponte de pie. Me das impresión.
Cupido secó sus lágrimas y se puso de pie feliz.
— Te lo juro Park Jimin, será una linda aventura. Ustedes son un buen Match, incluso por encima de su relación.
— ¡¿Tiene una relación?! —gritó de nuevo frustrado—. ¡No me meto con chicos en pareja!
Cupido retrocedió veinte pasos—. Cálmate, su relación es un fracaso. Lo suyo es-...
— No me importa si su relación va en debace, carajo. Yo no me meto con-...
Su teléfono sonando con una llamada entrante de un número desconocido, lo silenció de repente.
— ¿Oh?... Es él, atiende —dijo Cupido.
Jimin por poco y le ladraba. Él no iba a atender el maldito llamado. Esto era una locura, él perdió la cordura. Definitivamente.
— Por favor, sólo cuatro meses —volvió a rogar el bastardo con su rostro—. Solo cuatro.
Jimin se odió a si mismo. Era tan débil cuando alguien rogaba... Especialmente si este llevaba su rostro, pero lo peor y más extraño fue que él quería atender ese llamado.
Apretando sus dientes miró a Cupido 1395 una vez más—. ¿Cuatro meses y me devolveras la cordura? —Cupido asintió frenéticamente.
Jimin apretó sus dientes, lo señaló una última vez como amenaza y advertencia para luego responder el llamado telefónico:
— Hola ¿Quien habla? —atendió mirando a Cupido con una mirada asesina.
— Hola. Umm ¿Park Jimin? —dijo una voz dulce al otro lado.
Jimin se derritió ante el color y timbre de esa voz masculina. Fue tan extraño como fascinante.
— Sí, él habla. ¿Quien eres tú?
— Kim SeokJin —dijo la voz armoniosa—. Quería saber cómo te encontrabas. Fui quien te ayudó en la plaza hoy.
Y entonces no supo por qué y no quiso admitirlo en voz alta, pero no pudo cortar el llamado, ni sentir el rechazo que le salía natural con tipos en pareja. Contrario a eso, su corazón se precipitó en su pecho y una calidez extraña lo inundó.
Fue curioso cómo el corazón a veces se rebela contra la lógica y nos lleva por caminos inesperados. A veces, incluso cuando intentamos evitarlo, nos encontramos atrapados en emociones que no podemos controlar. ¿Quizás había algo en esa voz al otro lado que lo hizo permanecer en el llamado? ¿Algo en ese hombre? Cupido 1395 no era parte de una alucinación, sino que realmente lo había flechado junto con el atractivo extraño al otro lado de la línea.
Tengo este capítulo terminado y corregido hace tres días, pero lo retrasé porque intenté hacer imágenes para editar, pero se me hizo imposible embaucar a la IA para la creación de Jimin, no le sale tan bien y me quedé sin apodos para el chiquilín.
Sin embargo la IA está más que enamorada de SeokJin 🥴
Necesitaba sacar este primero adelante fuera de mí AAAAH ya no aguantaba. Quiero ver cómo reciben mi primera historia oficial de este Shipp que también me gusta porque Jin x maknae line es todo lo que está bien 🥹💜
Les dejo aclarado que: Cuando Jimin esté inconsciente, los diálogos comenzarán con este separación: ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪
Cuando escuché a Cupido en su cabeza, los diálogos de Cupido 1395 estarán entre comillas "" evitando el guión de diálogo. Y cuando estén solos, serán un diálogo normal con el guión en cuestión —. Luego los pensamientos de los personajes como siempre dentro de «»
¡Lxs leo!
Con amor niñita Nanykoo 💜
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