↝ d o s
Hyun Ah había programado su despertador a las seis de la mañana, así su padre podría llevarla hasta la pastelería en el coche antes de ir al restaurante en el que trabajaba. Habían hablado la noche anterior, la chica le comentó a su padre lo mucho que le gustaba ayudar a su abuela, y que realmente le había agradado el ambiente de la pastelería. Al señor, en cambio, no le parecía bien que su hija fuera a trabajar, porque sí, él lo consideraba como un trabajo antes de como una buena acción hacia su madre; sin embargo, después de tantas insistencias y de acordar que él la llevaría y la dejaría, aceptó que su hija fuera a Lune Sucre.
Se despertó al escuchar el beep-beep de la alarma, se levantó rápidamente de la cama con un gran entusiasmo y entró a la ducha. Masajeó su cuero cabelludo, aún estaba un poco adormilada, pero se sentía muy feliz de poder pasar más tiempo con su abuela, y de poderla ayudar; además el lugar era muy agradable, al igual que los chicos que trabajaban ahí. Después recapacitó sobre el pensamiento que había tenido la noche anterior y llegó a la conclusión de que el trabajo que ella realizaba no era tan pesado en realidad, y que lo más difícil lo llevaban su abuela y Tae Hyun al hacer decenas de bizcochos al día. Sunny probablemente también pasaba momentos difíciles al tener que lidiar con tantos números, además que tenía que llegar una hora antes para acomodar las cosas del negocio. Y Hyun Ah, bueno, ella solo se tenía que preocupar por apuntar bien las órdenes y tener un buen equilibrio a la hora de llevar los platos, pero se sentía bien de poder ayudar ese día a Sunny, al menos así no sería tan pesado para ella.
Luego de su ducha reflexiva, salió envuelta en una toalla. Su cabello escurría y su piel se había erizado por el frío de la mañana. Decidió acelerar el paso para ir a su habitación, pero al entrar recordó que no eligió la ropa que se pondría antes de meterse al baño. Se maldijo internamente, sin embargo se apresuró para sacar su ropa interior para después de secarse completamente cada gota de agua y humedecer su piel con una crema corporal.
Indecisa y con una toalla envolviendo su cabello, miraba su armario. Hizo un pequeño puchero y colocó su dedo índice sobre su barbilla para dar pequeños golpecitos en esta, mientras analizaba cuál de las cientos de combinaciones le convencía más.
Sonrió en cuanto sus ojos se posaron sobre una blusa amarilla mostaza con estampado de flores que hacía lucir sus hombros, automáticamente pensó en combinarlo con unos jeans ajustados que tenía por ahí; no solía usar mucho el tipo de prenda ajustada ya que ella prefería la ropa más suelta, pero creyó que se vería muy bien para la temporada, además su celular había avisado con anterioridad el pronóstico del tiempo para ese día, asegurando que sería un día muy bonito.
Salió de su habitación y bajó a la cocina, dónde su padre ya acababa de servirle un tazón de arroz. La chica lo saludó y después se sentó a desayunar.
Esperó en el auto junto a su padre, ya que había llegado quince minutos antes de la hora que Sunny había señalado. Mientras tanto, su progenitor le daba indicaciones de cada cuánto tendría que tomar su teléfono para contestar las llamadas y ponerlo al tanto de todo lo que sucediera, así no se preocuparía mucho por ella; además, le pidió que a la hora de la comida, eligiera algo saludable, y de preferencia que fuera de buena proveniencia. Hyun Ah asentía a cada cosa que su papá decía, para que estuviera tranquilo, ella a veces pensaba que exageraba mucho en cuanto a su protección y se preguntaba porqué era así.
Al ver por el vidrio del coche, visualizó a Sunny llegando con las llaves en la mano, ella llevaba una blusa blanca y unos pantalones de mezclilla acampanados, con una coleta sujetando su largo cabello y unas zapatillas blancas también. Lee creyó que a pesar de usar cosas tan sencillas, la mayor siempre lucía muy linda y radiante, y eso hizo que sintiera una gran admiración hacia ella.
—Es Sunny —anunció a su padre con una sonrisa.
Tomó con seguridad el mango de su pequeña bolsita dispuesta a bajar del coche e ir con su compañera. Su padre en cambio, frunció el ceño y carraspeó la garganta para llamar la atención de su hija. La chica volteó a verlo y formó una sonrisa mostrando todos sus dientes. Le dio un beso en la mejilla y después abrió la puerta del coche.
—¡Que le vaya bien en su trabajo! —exclamó al bajar del vehículo y sacudió la mano en el aire despidiéndose así de su papá, quien esbozó una sonrisa y negó levemente. ¿Qué había hecho para tener una hija tan buena como ella?
En cuanto el carro arrancó, Hyun Ah entró a la pastelería. Sunny la había notado en cuanto bajó del auto, pero prefirió esperar y saludarla en cuanto entrara al negocio.
La menor miraba como la otra chica comenzaba a acomodar las sillas, así que imitó su acción, así terminaron de una forma muy rápida.
—¿Dormiste bien, Hyun Ah? —cuestionó Sunny mientras caminaba a la cocina por un paño para limpiar nuevamente las mesas. La menor pensó que la higiene y limpieza del lugar eran muy importantes para su abuela, por eso hizo una nueva nota mental: cuidaría mucho ese aspecto.
Hyun Ah mostró una sonrisa a la chica que la acompañaba, sin saber qué más hacer para ayudarla.
—Sí, dormí muy bien, estaba emocionada por venir nuevamente —admitió mientras se acercaba al mostrador. Formó un pequeño puchero con sus labios y asomó su cabeza en una de las vitrinas en las que exhibían cupcakes y rebanadas de pastel—. Aquí... ¿debería meter más bizcochos? —preguntó Lee, Sunny dirigió su mirada a la chica y su corazón dio un vuelco al ver tan tierna escena. ¿Cómo era que una chica de casi 18 años podía ser tan dulce como un pastelillo de vainilla y tan inocente como un bebé? La mayor recargó su peso sobre la mesa que estaba limpiando para dedicarle a su compañera una sonrisa llena de afecto y ternura, como suele hacer una madre.
—Hyunnie, en esa vitrina van los pastelillos que llevan de entre dos a tres días hechos, los que no se llegan a vender antes —comenzó a explicar Jeon. La pequeña enderezó la espalda para poder visualizar mejor a su sunbae, además de que le parecía grosero estar metida en aparador mientras su mayor le hablaba.— Estos son más baratos, ya que sinceramente no se venderían si es que los clientes llegan a saber que llevan tiempo preparados y encima tienen el mismo precio que los recién hechos.
Hyun Ah entendía a la perfección la lógica que se tenía en el lugar, sin embargo, aparecieron por su mente más cuestionamientos sobre aquel tema. Ella no quería quedarse con ninguna pregunta, ya que temía equivocarse al momento de empezar a trabajar.
—Pero, ¿qué pasa si llevan más de tres días?
Sunny decidió que mientras respondía las preguntas de la chica, ella seguiría con su labor de limpieza, así, en cuanto la señora Kang apareciera, todo estaría en perfecto orden, tal y como a ambas les gusta.
—Pues... —la más grande se encogió de hombros y levantó sus cejas—. Eso realmente no suele pasar, pero cuando sucede, Tae y yo compramos algunos, o la señora Kang nos deja tomarlos. Sin embargo, si son de moras, y queda una cantidad considerable, tristemente son depositados en un cesto de basura.
Lee ladeó su cabeza y frunció levemente el ceño, pues ella solía dejar comida en refrigerio durante mucho más tiempo y no tenía ninguna alteración grave en su sabor. No entendía la necesidad de tirar a la basura algo que había costado mucho trabajo para su abuela y para Tae Hyun, además de que también se perdía dinero al desechar el postre.
—Pero... ¿por qué tan poco tiempo?
Sunny, a pesar de las miles de preguntas que realizaba la curiosa Hyun Ah, no se molestaba en lo absoluto. Al contrario, le casaba mucha ternura, y de cierto modo le provocaba nostalgia, ya que ella también había sido igual de preguntona en su momento. Cuando recién había llegado a la pastelería, sus padres tenían problemas económicos graves, así que estaba desesperada por un empleo. Encontró el anuncio de búsqueda de personal en "Lune Sucre" después de que había pasado frente al local junto con algunos de sus amigos. Al día siguiente se presentó para el puesto disponible, la señora Kang notó algo muy bueno en ella y no dudó ni un segundo en contratarla. Jeon se sentía realmente feliz debido a que podría dar un ingreso a su familia, y aunque no fuese la gran cosa, sabía que ayudaría de alguna u otra forma. El plan original de Sunny era estar algunos meses en la repostería, antes de entrar a la universidad.
—En realidad, a la señora Kang no le gusta que sus clientes consuman productos de esa calidad, ella prefiere que los ingredientes estén frescos, y que los pasteles estén recién hechos.
La señora Kang le enseñó primero lo básico en cuanto a la administración del dinero y el orden que se debía mantener en la caja registradora, además de los precios de los postres. De hecho, también le dio algunas clases de repostería, lo hacían antes de abrir la tienda y también cuando tenían tiempo libre. Sunny quedó completamente enamorada de ese ambiente, así que decidió quedarse, aún cuando sus clases en la universidad ya habían empezado. Decidió quedarse unos meses más hasta que alguien la reemplazara, y fue cuando Tae Hyun llegó. Sin embargo, no trabajaría como a ella le gustaría que lo hiciera. A pesar de eso, ella ya había tomado una decisión, y entraría a la universidad el semestre siguiente, no podía perder más tiempo, había pasado ya un año y medio desde que se había graduado del instituto, y de que había llegado a ese humilde negocio.
Al llegar la señora Kang y Tae Hyun, y después de que se hicieran los pedidos de los productos faltantes, los cuatro pudieron salir a desayunar a un pequeño restaurante que se encontraba cerca del local. Hyun Ah no tenía mucho apetito, pero decidió que comería lo más que pudiera para poder tener energías, además de que Sunny le había comentado que no comían nada hasta pasadas las 3 de la tarde, pues a esa hora se cerraba la tienda para que pudieran tomarse un pequeño receso.
Decidieron conocerse más, la menor tenía curiosidad de cómo era que los chicos habían llegado a la repostería de su abuela. Entre los tres complementaron esa anécdota.
Antes de la llegada de Sunny y Tae Hyun al lugar, la señora Seung Mi tenía a 6 empleados: 3 para el turno matutino y 3 para el turno vespertino. Poco a poco se fueron del lugar, por ello la dueña estaba en busca de personas que estuvieran interesadas en el trabajo.
Al hablar con Sunny, la señora le explicó que el trabajo que le daba era de medio tiempo. La joven tenía mucho tiempo libre y necesitaba dinero con urgencia, así que sin dudar tomó el primer turno. Después de varios días, Jeon se ofreció para quedarse al turno siguiente, realmente no iba a perder nada, e iba a ganar más.
En cuanto a Tae Hyun, él estaba interesado en la industria de la repostería, así que tomó el turno vespertino para que pudiera seguir asistiendo a su escuela de cocina. Se hizo cercano a la señora Kang y pudo compartirle su sueño de convertirse en un repostero reconocido, eso la llenó de emoción y ternura, así que se ofreció para enseñarle unas cuantas de sus recetas. Tae Hyun se entusiasmó y después de graduarse con honores, decidió quedarse en Lune Sucre aprendiendo a hacer algunos de los postres de la señora Seung. Así alargó también su jornada. La señora Kang ya no necesitaba más gente en ese lugar, tenía a las personas perfectas para el trabajo.
Regresaron a la tienda con sus estómagos llenos, listos para empezar un nuevo día.
La señora Kang, Tae Hyun y Sunny se apresuraron a entrar a la cocina para comenzar a hacer mezclas de los bizcochos preferidos por los clientes. Hyun Ah se quedó en la caja por si alguna persona aparecía.
Solían trabajar por pedidos, sin embargo siempre debían de tener una reserva para esas personas nuevas que iban de paso y solo querían algo delicioso para degustar. Y ahí, apareció la primera clienta, ordenando para llevar un café y un pastelillo de zanahoria con un tierno dibujo de conejo hecho con glaseado encima, que estaba exhibido en la vitrina principal. Hyun Ah cobró el dinero y después entregó su pedido con una sonrisa.
Unos minutos después, Sunny volvió a su puesto, pues sabía que podría volverse difícil para Hyun Ah, además, muchos de los panes y galletas ya estaban horneándose, con los tres juntos todo era mucho más rápido. La señora Kang y Tae Hyun se encargarían de decorar todo para proceder a hacer los pedidos pendientes.
Unas horas más tarde, Lee fue a la cocina para ver qué tal iban. La jornada se había vuelto pesada luego de la primera clienta, el lugar se había llenado de personas con traje, y de algunas chicas que desprendían un aura de pureza. Hyun Ah tenía la idea de que, debido a la decoración del lugar, no lo frecuentarían muchos hombres, pero no podía estar más equivocada, había gente de todo tipo. Ella se había encargado de llevar varios pedidos a sus mesas, otras personas solo iban de paso, así que no tenía problema con ello, además pedían principalmente bebidas o las cosas que se encontraban en aquella vitrina que Sunny había mencionado se exhibían los postres que llevaban un par de días.
La señora Kang dejó a su nieta decorar algunos cupcakes después de que demostrara mucha creatividad, también dijo que esos serían los que mostrarían en primera fila, pues al estar llenos de colores llamaban por completo la atención del consumidor. Hyun Ah se sintió muy feliz al escuchar eso.
Su padre hacía llamadas cada cierto tiempo, como habían acordado. Sin embargo, cuando Hyun Ah no podía responder, enviaba un mensaje después para indicarle que estaba ocupada. Probablemente el señor Lee sí exageraba un poco.
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