02 - REAL LIFE + VIDEO

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Mackie acababa de terminar los rodajes de The Banker cuando sus agentes lo habían contactado para plantearle la posibilidad de participar en un pequeño reportaje para Vanity Fair TV.

La idea era buena, al parecer, la productora y periodista a cargo del canal gozaba de mucha influencia en Reino Unido, y el proyecto podría ayudar a disparar la promoción de The Banker en Europa.

Le habían advertido que debería viajar a Londres para conocer al equipo y empezar a trabajar allí, pero eso no le molestaba lo más mínimo. Mackie tenía buenas amistades en la capital británica, incluidos varios de sus compañeros de Marvel, como Hiddleston y Cumberbatch, quienes, según se acababa de enterar, eran también muy cercanos a Briony Lovelace, su compañera de trabajo durante los próximos días.

―¿Qué tal ha ido el viaje, estaba todo a tu gusto?

Mackie asintió y le dirigió una sonrisa coqueta a la asistente de producción que lo había recibido esa mañana en la entrada de la sede de Vanity Fair y ahora lo acompañaba en un rápido tour por las instalaciones.

―Si necesitas cualquier cosa solo tienes que pedirlo, Briony quiere que estés lo más cómodo posible ―añadió la asistente, algo nerviosa.

―¿Cuándo voy a conocerla? ―quiso saber Anthony, con auténtica curiosidad.

Todavía no la había visto en persona, pero ya había oído hablar un montón de Lovelace, sobre todo por parte de Tom y Benedict, quienes lo habían asaltado esa misma mañana por whatsapp, advirtiéndole para que fuese un caballero con su amiga, que Briony era muy inglesa, mucho, y no estaba acostumbrada a las bromas inocentes pero algo exageradas que los actores de Marvel se gastaban entre sí.

La asistente se limitó a indicarle la siguiente puerta con un gesto de cabeza, la entrada de un despacho en cuyo letrero rezaba el nombre de la reconocida periodista.

―Puedes pasar, te está esperando.

El actor se lo agradeció con un cabeceo y, mientras la mujer se alejaba en dirección contraria, golpeó un par de veces la puerta, antes de abrirla y asomarse al interior.

―No me importa que haya retrasos en producción, la publicación tiene que salir antes del viernes. ―Una mujer, en pie junto al ventanal, le daba la espalda mientras hablaba por teléfono. Aun así, todavía sin volverse, le hizo un gesto pidiéndole que aguardase unos segundos―. No, dile al equipo que se les pagarán las horas extra que sean necesarias, pero no podemos consentir más retrasos. Yo me encargo de hablar con el departamento de moda. Sí, eso es. Quiero todo listo para el photoshoot mañana por la mañana. Bien. Te tengo que dejar, hablamos más tarde.

De no ser porque acababa de escucharla hablar como una auténtica directora de producción, cuando ella puso fin a la llamada y se volvió hacia él, Mackie habría creído que le habían indicado el despacho equivocado.

Esa mujer era toda una belleza; de melena castaña y brillante, a juego con sus ojos, ligeramente rasgados, piel bronceada y algo más de un metro setenta de estilizadas curvas... Sin duda, no tenía nada que envidiarle a una modelo de Victoria's Secret.

Aunque había cotilleado su perfil de Instagram antes de llegar, y ya entonces le había parecido preciosa, en persona resultaba incluso más despampanante. Briony Lovelace poseía esa clase de belleza, exótica y refinada a un mismo tiempo, que volvía muy difícil dejar de mirar, aunque uno lo desease.

―Anthony Mackie, ¿cierto? ―Ella dio un par de pasos hasta colocarse a su altura, y le extendió la mano. La pregunta era totalmente retórica, no tenía ninguna duda sobre la identidad de tremendo hombre. A pesar de que el cine de superhéroes no era su estilo, Tom y Ben la habían hecho ver las películas de Marvel tantas veces que había terminado cayendo... Era fan, muy fan, y desde el estreno de Capitán América, Soldado de Invierno, tenía claro que Sam Wilson, era su vengador favorito y el más candente―. Soy Briony Lovelace, mis amigos me llaman Bri, encantada de conocerte, disculpa que no haya podido atenderte antes.

El actor le estrechó la mano sin dudarlo un instante.

―El gusto es mío ―respondió, con plena franqueza―. Tom y Benedict me han hablado mucho de ti.

―¿Hablado, o advertido? ―Briony sonrió―. No les hagas ni caso, son un amor, pero soy perfectamente capaz de manejar por mi cuenta a una estrella de Marvel, no te ofendas ―agregó, sin perder el tono jovial.

―¿Manejarme? ―Mackie enarcó una ceja, al tiempo que una expresión divertida asomaba a sus labios.

―Es que ellos sí que me han advertido sobre ti ―admitió Briony―. Han dicho que tú, Chris Hemsworth y Robert Downey Jr. sois los más peligrosos, en redes sociales y en general.

―Exageran. ―Él chasqueó la lengua y, a continuación, dibujó su expresión más encantadora―. Te prometo que soy todo un caballero.

―Eso lo juzgaré yo ―respondió Briony, sin dejar de sonreír―. Al fin y al cabo, vamos a pasar mucho tiempo juntos ―añadió, guiñándole un ojo.

―Estoy deseándolo. ―Las palabras escaparon de los labios de Mackie antes de que él pudiese siquiera pensar en retenerlas.

A cambio, recibió una expresión algo desconcertada por parte de la periodista que, sin duda, había captado la doble intención expresa en su voz. No obstante, cuando ella volvió a hablar, lo hizo en tono jovial y relajado, como si no hubiese escuchado nada.

―Ven, te enseñaré esto. ―Le hizo un gesto de cabeza para que lo siguiese fuera del despacho―. Hoy vamos a grabar un pequeño aperitivo para nuestros suscriptores, un 10 esenciales, ¿conoces la dinámica?

Mackie la siguió mientras se lo pensaba un instante.

―Creo que sí, ¿lo habéis hecho con Pedro Pascal?

―Y con muchas más celebrities ―respondió Briony, a la par que le tendía su teléfono móvil―. Apúntame los tuyos, ya sabes, música, objetos cotidianos, 10 cosas sin las que no podrías vivir. Te traerán las que no tengas ya aquí. Y guarda también tu número.

Cuando tomó el móvil, lo primero que el actor vio, fue el fondo de pantalla; una foto de Briony con un hombre, y una niña de unos seis o siete años.

―¿Tu hija? ―preguntó.

―Ruby. ―Ella sonrió y, al instante, un brillo especial le iluminó el rostro―. Tiene seis años, ¿a qué es preciosa?

Mackie asintió, y se contuvo antes de añadir un ha salido a su madre... Vale, no podía evitarlo, Briony era una mujer que robaba el aliento, él estaba soltero, y siempre le había costado callarse lo que pensaba.

Normalmente tendía a actuar primero y pensar después, y lo de coquetear siempre le había salido muy natural, pero en este caso, no podía permitirse el lujo de soltar la lengua como solía hacer con sus amigos, por muy inocente que fuese su intención... No cuando el marido de esa mujer sonreía en la foto junto a ella, y mucho menos después de que ella le hubiese entregado el smartphone con la mano donde brillaba una más que notoria alianza de casada.

―Yo tengo dos críos, de once y doce años ―respondió en lugar del piropo que en principio había acudido a su mente―. Suelen pasar el curso escolar con mi ex mujer, por la estabilidad, ya sabes, yo viajo demasiado, pero intento verlos siempre que puedo.

Ella frunció los labios en una expresión de empatía.

―Debe de ser duro, yo no me imagino no ver a Ruby todos los días.

―Al principio era complicado, sí. Los echo de menos, pero terminas acostumbrándote, supongo. ―Él chasqueó la lengua―. Y facetime ayuda mucho a sobrellevarlo. ―Le devolvió el móvil, ya con sus 10 imprescindibles apuntados en notas.

Briony mandó la información a su equipo, para que consiguiesen lo que faltaba antes de empezar a grabar y, mientras tanto, continuó mostrándole las instalaciones a su estrella invitada.

Terminaron tomando un té en la cafetería de la terraza del edificio, donde Mackie no se contuvo a la hora de manifestar sus reticencias hacia las costumbres inglesas, y lo raro que era eso del afternoon tea. Pese a todo, en ningún momento faltaron las risas.

Gracias a su trabajo tanto en Vanity Fair como en su talk show, Briony conocía a muchos artistas y famosos, pero, sin duda, este se llevaba la palma en cuanto a espontaneidad y buen rollo. Le bastaron esas dos horas compartidas desde la llegada del actor para calarlo a fondo; Anthony Mackie era de esos que derrochaba ironía, pero de una forma inocente y adorable, enfocada al humor y no al cinismo, era divertido, casi hilarante, y asombrosamente directo y sincero, sin doble fondo, a su parecer.

Y eso le encantaba.

―Es que no tiene sentido, ¿para qué quieres veinte minisándwitches, y encima panecillos con mermelada?, ¿qué clase de comida es esta? ―divagó Mackie, a la par que daba muy buena cuenta de todo lo que había sobre la mesa.

―No son sándwiches, son emparedados, y estos tampoco se llaman panecillos, son scones. Los panecillos son otra cosa distinta ―rio Bri―. Me has dado ganas de hacer un especial en mi programa con americanos probando costumbres inglesas ―reflexionó en voz alta―. Si todos reaccionan como tú, podría ser divertido...

―Yo soy único, Lovelace. ―Mackie la apuntó con la cucharilla de té―. Deberías invitarme, no he visto tu programa, pero mi amiga Silver dice que es genial. Ha venido conmigo en el avión, va a rodar Woolf aquí en Londres, y se ha pasado todo el viaje diciéndome lo genial que es The Briony Lovelace Show, y la suerte que tengo de trabajar contigo, y que es muy fan y bla bla bla... Ella es así.

―Es muy tierna ―respondió Bri, feliz de saber que una actriz a la que admiraba pensaba así de ella―. Yo encantada de que vengas al programa. Podemos hablarlo para cuando terminemos el reportaje de VF. ―A continuación, miró su reloj de pulsera, un discreto y elegante Rolex chapado en oro que su marido le había regalado por su tercer aniversario―. Vamos, ya tienen todo listo para el 10 imprescindibles.

Se puso en pie, y le hizo una seña al camarero, para que anotase la merienda en su cuenta.

―Quería invitar yo ―repuso Mackie.

―En otra ocasión ―Briony contestó con mucha naturalidad. Se notaba a leguas que estaba acostumbrada a tratar con celebrities. Siempre tenía la respuesta perfecta preparada.

Unos diez minutos más tarde. Mackie estaba sentado en un sencillo set, frente a una mesa blanca.

Fuera de plano, decenas de cámaras apuntaban en su dirección, mientras los asistentes y miembros del equipo trajinaban de un lado a otro, haciendo su trabajo.

Briony estaba en pie, frente a él, con una carpeta en las manos y un bolígrafo enganchado tras la oreja.

―Anthony, este es Mike, mi subproductor, él te hará las preguntas cuando sea necesario ―señaló al hombre apostado junto a ella, un asiático de mediana edad al que Mackie no pudo evitar comparar mentalmente con Jackie Chan en sus mejores tiempos―. ¿Estás listo?

―Siempre estoy listo .―Él le guiñó un ojo.

―Muy bien, adelante. ―Briony le hizo una seña al jefe de cámara y este dio comienzo a la grabación.

―Qué hay, Vanity Fair ―saludó el actor―. Soy Anthony Mackie, y estos son mis imprescindibles.



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https://youtu.be/hDrKBLTzdUI

10 COSAS SIN LAS QUE ANTHONY MACKIE NO PODRÍA VIVIR  
🎥|VANITY FAIR TV

384,186 visualizaciones • enero 2021

Desde su palo de golf a sus shorts de ciclismo, pasando por los productos de cuidado facial a los que se confiesa adicto, estos son los 10 imprescindibles con los que Anthony Mackie siempre viaja. Mackie protagoniza The Banker, disponible en todos los cines próximamente.


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Hello ^^

Vale, este capi ha sido muy sencillito. But, se acaban de conocer. Solo aclarar que no es que haya flechazo, o sea, Bri es preciosa, y Mackie tiene ojos, pero más que nada lo que pasa de momento, es que Mackie es coqueto (al menos en mi canon imaginario) muy coqueto, le sale natural, con todo el mundo, y obvio Bri no iba a ser la excepción.

Y well, Bri también tiene ojos, y Mackie está cañón, no vamos a negarlo jajaja, so ella lo sabe, pero cuando él le tira la caña, ella como la lady que es, le pasa el móvil con la mano de su alianza.

Also, se insinúa, que lo que más le ha llamado la atención a Bri de Mackie, es que es super directo y franco, sin doble fondo (todo lo contrario al individuo con el que se ha casado).

En fin, que esto solo acaba de empezar, y habrá drama, muuuucho drama, ya os lo imaginaréis, pero de momento, solo quería ir dejando caer que estos dos tienen química ;)

😘😘

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