04

De todas las maneras que hay para morir, siempre pensé que poder planear mi propia muerte sería la mejor opción. Ni siquiera en mis últimos momentos dejaría que alguien más decidiera algo por encima de mí.

"Adolescente muere colgado al candelabro de una de las mansiones más lujosas de nuestra ciudad"

Esas trágicas noticias recorrerían la ciudad entera si tan sólo pudiera cumplir con mi deseo de colgarme justo en medio de este salón.

Porque ocurrió.

Tomaron una decisión por encima de mí y ahora estoy atrapado con kang, el intento de fuckboy barato que desde que nos recibió en la puerta está pegado a mí justo cómo chicle a una suela de zapato.

Y a esto yo le llamo muerte en vida.

Hyeon se mantuvo a mi lado y me intentó hacer disfrutar de la fiesta a pesar de las incontables veces que apareció Kang con alguna excusa tonta para hablarnos, pero yo no dudé en animarlo a ir a hablar con la chica que le gusta en cuanto esta llegó a la fiesta.

Ahora me encuentro poniendo los ojos en blanco del fastidio, intentando disfrutar la fiesta por mi cuenta cuando veo a Kang acercarse  hacia donde estoy una vez más en la noche.

—Hey, Park — se deja caer a mi lado en el pequeño sofá a la vez que su mano viaja hacia mi hombro con confianza —. Unos amigos y yo vamos a jugar algún juego de mesa en el segundo piso, ¿te apetece venir?

Retiro su mano de mi hombro mientras a penas estoy sonriendo un poco, negando enseguida que hicimos contacto visual.

No es que no le abra las puertas al amor en mi vida, pero no cualquiera despierta un verdadero interés en mí. Y cuando el interés está ahí, entonces, me asusto y evito a esa persona permanentemente.

—No soy muy bueno con los juegos de mesa — miento. Soy un jugador hábil y competitivo a morir.

—Eso no importa, no tienes que ser perfecto — él me ánima con la mejor intención —. Lo importante es divertirse.

—De hecho creo que iré temprano a casa — le confieso —. Sé que intentas hacerme sentir cómodo en tu fiesta, pero sigo prefiriendo estar en mi habitación a esto.

Él se ríe sin dejar de mirarme a los ojos.

—¿Te cuento un secreto? — me susurra, repentinamente.

—Dispara.

—También prefiero mi habitación que una fiesta, con unos buenos libros y un café helado — me dice —. No es muy fuckboy de mi parte, ¿no es así?

—Siempre le dije a Hyeon que no eras más que una imitación barata — bromeé, haciéndolo estallar en carcajadas.

—No es mi culpa lo que la gente asuma de mí debido a mi apariencia — fingió sentirse indignado, ahora él haciéndome reír a mí.

—Por eso mismo.

Guardamos silencio unos segundos hasta que él sonríe cómo si estuviese en un comercial de pasta dental, porque juro que sus dientes brillan.

extiende su mano hacia mí.

—Noté que tal vez actué demasiado pesado al intentar acercarme a ti, así que quiero pedirte disculpas por eso. Según mi conclusión, no estás interesado en mí de la manera en la que estoy interesado en ti aunque en serio no entienda cómo no puedo gustarle a alguien, es decir, sólo mira este rostro — señaló su cara —¿Amigos desde ahora?

Dudé en estrechar su mano y me aguanté una tonta risa lo más que pude.

—Tú eres agradable — le dije, asintiendo en respuesta a sus palabras —. El problema soy yo.

—Te llamaré un taxi — se puso de píe, sin entender mis palabras pero sin agregar ninguna pregunta —. Y le pediré a Hyeon tu número.

—Y yo no dejaré que te lo de.

Él se alejó riéndose a carcajadas, cómo si le hubiese contado el mejor chiste de todos. Estaba seguro de que él seguiría creyendo que era un chiste hasta que Hyeon se negara a darle mi número, pero yo hablaba en serio.

Kang podía ser visto sólo cómo un deportista algo tonto que ama follar con todos, alguien con mucho musculo y poco cerebro.

Y tal vez sí lo era.

Pero también era una persona amable.

Aún así eso no borraba el hecho de que yo ya sabía que sólo quería llevarme a la cama.

(...)

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