56.

—De verdad huele muy fuerte

Canadá abrió los ojos apenas para mirar a quien logró entrar a su estancia

—Qué haces aquí?

Rusia se acercó a paso calmado, haciendo una mueca de desagrado por estar rodeado de ese aroma a moras y bosque.

—Vengo a hacerte un favor
—No quiero... Lárgate
—Habías suplicado por mí hasta hace un mes
—Lo sé

Canadá se levantó. Sus mejillas enrojecidas, su mirada cristalizada. Le dolía cada músculo y eso solo lo hacía enfadar más y más

—Te tomaste demasiado tiempo, Rusia
—Vine a marcarte

Canadá sonrió

—Como si pudieras

Sacó un cuchillo debajo de su almohada

—No mereces tenerme

Rusia sonrió

—Esto no será tan aburrido

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top