¡¿Entonces Quién Fue?!

Por andar de parranda la diosa de la sabiduría estaba que se arrancaba los pelos de la desesperación, había arribado a México pero ni siquiera se le había asomado por la cabeza la búsqueda de su padre.

Y ahora que apenas y se recordó, no tenía ni idea por donde encontrarlo, para su desgracia la libreta, en donde había escrito todo lo que Hades la había dicho, no estaba en su maleta, y tampoco la mayoría de sus cosas.

Sus cosas lo había enviado por un taxi aparte, y ahora que hacía memoria, ni siquiera habían llegado al hotel, al parecer le habían robado... ¡Su dinero estaba en ellos!

Lo único que le quedaba, era su plan inicial.

La habitación estaba a oscuras, llena de trofeos, medallas y coronas de laurel, además de varias velas y un enorme altar con una gran pintura. Y saori... Saori no sabía ni donde meter la cara por lo que estaba apunto de hacer.

- por el bien de mi reputación... Debo de hacerlo... Muy bien. ¡Ahora! - saori estaba vestida de una forma algo... ¿Peculiar? ¿Chistosa? ¿Peor que la llorona? No sabría decirlo. Traía puesto un vestido corto y ligero color dorado, con una corona de laurel (algo exagerada y mal echa), vaaaarias medallas rodeando su cuello y dos enormes trofeos en ambas manos, (¿dónde los consiguió? Ni idea) en sus pantorrilla también habían brazaletes de laurel y estaba descalza. Vestida de esa forma procedió a hacer cincuenta sentadillas en menos de tres minutos. - ¡Hecho esta! ¡Victoria! ¡Victoria! ¡Nike! ¡Nike! ¡Nikeeeee!!!! ¡Victoria!

Al terminar gritó y comenzó a saltar en círculos, como una danza algo chistosa, agitando las manos con los trofeos como loca por toda la habitación.

Así siguió por una buena hora, o talvez dos, pero la cosa era que no consiguió nada y sólo se tiró al suelo rendida.

- ¡Aghhh! ¡¿Por qué?! ¡Sólo a mí se me ocurre hacer un ritual en vez de comunicarme con mi cosmos! - estaba de espaldas, y era claro que no veía como las velas se agitaban con violencia, y que la gran pintura lanzaba pequeños destellos. - ¡AAH! ¡Recuerda, saori, que perdiste tu cosmos por esta absurda apuesta! ¡AAH! ¡Pues gracias por recordármelo, saori! - mientras se reprochaba así misma, el destello había tomado intensidad hasta fusionarse en una sola, formando así a una muchacha quien veía confundida a su alrededor, y más al ver a la pelilila de espaldas... Y al parecer hablando con si misma. - ¡¿Cómo siquiera entró por mi cabeza el poder invocar a Nike?!
¡No lo sé, tal vez porque querías demostrar ser la más poderosa de todas.

- amm disculpa

- ¡AAH! Pero no sólo eso, querias, querías demostrar ser mejor que Artemisa ¡si!

- ammm oye... - nuevamente ignorada.

- ¿y que más quería? ¡Ah! Si ¡hundir a mi tío Hades en lo más profundo de su propio reino! ¡Definitivamente estoy loca!

- si, pienso lo mismo...

- ¡hahaha! ¡Voy a morir tan joven a manos de ikki por no devolver a la normalidad a su hermano! ¡HAHAHAHA!

- Ashh ¡ya callate!

- ¡Ahhh! - saori, literalmente, saltó del susto, pero al ver a la chica la esperanza creció, más se fue al mismo segundo al verla de pies a cabeza. - ¡Nooo! ¡Es sólo su recipiente! ¡¿Para qué demonios me va a servir su recipiente si ella no ha despertado?!

La otra no sabía si sentirse ofendida o más confundida. - ¿hola? Disculpa pero ¿en dónde estoy?

¿Ahora que haré? - ammm no es de gran importancia, sólo que.... Ammm... ¡Me equivoque de persona! ¡No eras tú a la que quería aquí!

No muy convencida con aquello, la chica observó su entorno: varias velas, una pintura, muuuuchas cosas de oro que no conocia, la forma en que aquella cabello de uva estaba vestida y el gran altar detrás de si.

Abrió los ojos en grande y la señaló. - ¡Eres una bruja!

- ¡ya no me llamen así! - lloriqueo cayendo de rodillas. - ¡no porque tenga dones divinos signifique que soy una bruja!

- a-ayy perdona... No sabía que las brujitas eran sensibles, conocí a una que se burlaba de mis desgracias. - se sentó junto a ella compartiendo sus penas.

- Aggggh ¡que no soy bruja! - encaró con furia hacia la otra chica.

- no hay de que avergonzarse si lo único que puedes es teletransportar, conocí a una que sólo convertía a cualquiera en oso.

- ¡ten más respeto! No soy una bruja, soy una diosa, la diosa de la sabiduría. - trató de mantenerse frivola y serena, pero con esa forma de vestir no convencía a nadie, cualquiera diría que es una de esas loquitas de la calle, sólo que más peligrosa.

- claaaaro... - trató de no reírse por lo chistosa que se veía con los brazos cruzados, señaló el desastre que era la habitación, dejando en evidencia que todo aquello se tomaría como un ritual; algo típico de las brujas. - oye y... ¿Por qué estoy aquí? Ammm... ¿Bruji-Diosa Mora?

- agh no. Ese no es mi nombre. ¡Y ya dije que no soy bruja!

- entonces... - señaló haciendo la pregunta de nuevo.

- soy saori, saori kido.

- ¡oh! Un gusto señora Saori... - La chica dio un ligero brinco al ver la oscura expresión de la mensionada.

- no soy una señora.

- ¿señorita...? Bueno lo que sea, no me has dicho qué hago aquí.

- fue un ligero error en el ritual... - la chica levantó una ceja con burla, saori entonces reaccionó. - ¡que no soy bruja! ¡Soy una diosa y tú también!

-... ¿Ah?

Por un segundo hubo un silencio en la habitación, por la tensión la gran pintura terminó cayéndose y, gracias a las grandes velas, ardió en un segundo a otro.

- ¡AHH! ¡NOOO! - ambas chicas saltaron, la diosa rápidamente agitó la mano y soplaba, en un intento inútil de apagar el fuego, sin embargo éste cobro más intensidad, jalandose los pelos, saori corrió por toda la habitación en busca de agua, pero apenas y llegaba la pintura ya había sido consumida. - ¡Noooooooo!

- ¿sabes qué? Daré una vuelta en lo que tú tomas tus vitaminas ja ja... O mejor encontraré la forma de regresar... - hablaba mis tras retrocedía con precaución, ya le estaba preocupando la chica. - y de paso llamaré a un exorcista para ti.

- ¡no, espera! ¡No puedes irte!

- no quiero interrumpir más tu ritual, Diosa saori...

- no, no puedes perderte, porque si eso pasa estaré más que muerta.

- ¿qué tratas de decir, bruja? ¿Hay vampiros por aquí acaso?

- no, pero cree que querrás escucharme si quieres volver. - algo tentada, o talvez estupidez para ella, se quedó de nuevo en la habitación, en espera de la respuesta. - si quieres regresar debemos de encontrar a mi padre, el dios zeus.

-...

-...

-... Si, creo que mejor regreso por mi cuenta.

- sino quieres creerme ¿Cómo explicarías lo de hace un momento?

- de donde vengo estoy rodeada de magia y esas cosas... Pero el que tenga a una chica que se hace llamar una 'diosa', simplemente es algo que no se ve todos los días.

- Aaaayhy... Te cuento... - pasó un buen tiempo contando su anécdota, con lujo de detalle, sobre su entrenamiento, las pláticas que tuvo con sus amigos y hermanos divinos, hasta su llegada en México y el ritual que estaba montando.

- supongamos que te creo. - saori suspiró aliviada de que le creía. - ¿qué tengo que hacer para ayudarte y así regresar a mi hogar?

- pues la diosa en ti no ha despertado por completo, si tuviera mi baculo el mínimo contacto despertaría a Nike. Por ahora debemos de buscar a mi padre.

Asintió derrotada, una parte creía y otra no, porque ella había crecido en un bosque rodeado de magia, pero nunca se había imaginado que los dioses aún estarían rondando por el mundo en la actualidad. Y la otra era porque habían muchos mentirosos, o enfermos mentales, que se la pasaban diciendo cosas incomprendidas.

- okey, andando.

- ¡sólo una cosa más!.

- te escucho.

- este mundo está lleno de pecado y lujosidades que podrían tentarte, no caigas en la trampa.

La seriedad en sus palabras dejó en silencio a la pelirroja, igual sonrió burlona. - ¿Cómo tú?

Buen punto en eso. - por algo fuiste elegida por Nike, ambas son igual de insoportables. - Ambas rieron divertidas. La pelilila entonces la escaneo. - pareces escocesa con esa ropa.

- es porque lo soy. - respondió ajitando su vestido.

Horas después saori ya tenía preparado sus pocas maletas, pero antes de salir había algo que se le olvidaba a la joven diosa.

- por cierto, ¿cuál es tu nombre?

La contraria sonrió e hizo una reverencia. - me llamo Merida.

Y horas más tarde la pobre señora de limpieza veía con la boca abierta el gran desastre que aquella niña había dejado en la habitación. Saori ni siquiera se había tomado la molestia de tirar todo. - necesitaré un profecional aquí.

Los siguientes días habían sido una terrible tortura en la mansión, desde lo que pasó en el centro comercial todo se había formado como una competencia. Ya no prestaban atención a lo que pasaba.

Fénix y dragón estaban más que atareados, iban perdiendo, y con más razón trataban de alcanzar al desgraciado del rubio. El marcador iba asi:

Hades 7.

Dragón 6.

Y Fenix 0.

Ya podríamos imaginar quien estaba más alterado.

Había intentado de todo, pero su mal carácter no lo dejaba avanzar, si tan siquiera quebraria su orgullo él ya hubiera ganado, porque tenía varias oportunidades:

En el super seiya le había pedido acompañarlo, pero como era un grandisimo cobarde, y tímido, su única salida era ignorarlo o gritarle que él no era su niñera ni su guardaespaldas.

Fue entonces cuando Hades y shiryu aprovecharon aquello y acompañaron al pequeño castaño, e ikki con tal de no dejarles el pase libre, se lanzó en contra de ellos, y más con el Dios al ver como había sostenido provocativamente la estrecha cintura de Pegaso y a shiryu lanzarle uno que otro 'piropo'. Tanta fue su ira que sin pensarlo le lanzó el puño fantasma del Fénix al pobre dragón, para luego lanzarle su más poderosa técnica al Dios.

Esa fue la explosión que shun y hyoga presenciaron en la heladería.

Seiya claro que se había molestado con él, la razón de que su marcador iba a cero, era porque seiya le ponía más atención a Hades que a los otros dos. ¡Y no iba a permitir que su marcador subiera!

Esa mañana despertó más que decidido, si tenía que humillarse para ganarse el corazón de seiya entonces... ¡Que así sea!

Un delicioso aroma despertó a todos en la mansión, bajaron curiosos y se sorprendieron al ver quien era el creador de tan dulce aroma.

- ¡buenos días! - hyoga que venía cargando a shun, rápidamente reaccionó y golpeó al peliazul. - ¡¿Qué te pasa, pato?!

- ¡¿Quién eres y que hiciste con ikki?! - y como si entendiera el bebé shun también lo veía con el ceño fruncido.

- soy yo, animal.

- ¡mentira! - gritó ahora seiya. - ikki nunca es sonriente y mucho menos prepararía panqueques con forma de corazón.

A cambio ambos recibieron una gelida mirada del acusado, tanto fue que se estremecieron del terror. Hasta shun se había asustado.

- creo que si es él. - apoyaron también los menores.

Momentos después todos degustaban su desayuno, felices porque, para sus sorpresa, no estaba quemado o con un mal sabor.

- no entiendo porqué lo dicen, yo soy un buen cosinero.

- si, eres muy bueno ikki. - alago Pegaso.

- debo decir que por algo shun siempre alagaba tu talento en la cocina. - hyoga igual disfrutaba de su comida y le daba pequeñas porciones al bebé shun, el cual estaba demasiado empapado con el jarabe.

- si... - habló también el dios. - sin contar de que ya fueron tres veces que encontré cucarachas en mi plato.

- eran de chocolate. - sonrió con inocencia Fénix.

El dios gruñó molesto, más al ver como el Fénix le mostraba, por debajo de la mesa, el dedo medio, en señal de que ya había subido un punto a su favor, y porque tenía ganas de enseñárselo. Seiya había disfrutado el desayuno de ikki y sus atenciones, no sólo con él, también con los demás, y sorprendentemente a hyoga también.

Hyoga y seiya se habían ofrecido en limpiar la cocina, ikki entonces cargó a shun y se lo llevó a la sala para que juegue con sus nuevos juguetes.

Sonrió ago nostálgico al ver como su pequeño hermanito sonreía y aplaudia con lo que llegaba a aprender, hubiera seguido con su tranquila soledad, de no ser por dos presencias más que aparecieron en la sala.

Los tres rivales estaban sentados en el sofá más grande, observaban al pequeño shun jugar, pero eran obvias las intenciones del trío.

- ¿qué tratas de hacer, Fenix?

- nada que te importe, Hades.

- tus intenciones son obvias, ikki.

- y no me importa si les afecta o no. - respondió.

- yo les tengo un nuevo reto... estoy harto de andar compartiendo a seiya.

Shiryu había descubierto sus sentimientos por seiya luego de su sacrificio en busca de la cura para sus ojos, aquella vez cuando se quedo ciego y seiya había sacrificado su vida con tal de ir en busca del agua milagrosa. Aquel acto había conmovido su corazón, y desde entonces lo había estado protegiendo de lo que sea, tenía planeado confesarse al llegar a la mansión pero claro que ocurrió todo aquello con shun. Pero sentía que eso lo había unido más a él, tanto que juraría que seiya le correspondía. Le daba las señales.

Y Hades, el dios desde la era del mito se había cautivado por el caballero Pegaso, su dedicación y valentía conmovieron su corazón de piedra, y desde ya varios siglos había tratado de conquistarlo, y sabía que lo lograría en esta encarnación. Seiya le daba las señales de ser también correspondido, sabía que sólo un paso más y caería rendido a sus pies.

Y lo de ikki no hacía falta decir. Desde pequeño se había prometido protegerlo, incluso le había propuesto matrimonio a tan temprana edad, pero para su desgracia seiya no recordaba su promesa.

- ¿qué sugieres, dragón?

El mencionado se levantó de su aciento, volteo a verlos y por un segundo les causó miedo a ambos.

- el primero que bese a seiya será el ganador de llevarse el trofeo. - los otros abrieron los ojos con sorpresa, tenían entendido que el sabio shiryu no era de ese tipo de apuestas, pero parecía que si quería algo con Pegaso. - el que lo logre, los otros no se interpondran en su camino y relación.

Se escuchó la risa de ikki, algo que no habían precensiado desde hace tiempo, se veía confiado.

- entonces prepárense para perder ante mí.

- ¡no! ¡Más bien ante mis encantos!

- sigan soñando con ello.

Sólo shun fue testigo de como los tres estrechaban sus manos, sellando el reto.

- ¿uhh~?

- no te preocupes, shun. - cuando ya los otros se habían retirado, ikki estaba haciendo lo que no quería hacer desde hace tiempo. Jugar con su hermano. - sé que a tu lado, seiya me preferira a mí.

Y sin darse cuenta seiya hyoga lo observaban de lejos, el como ikki sonreía y jugaba con el pequeño era una escena que derretia el corazón de Pegaso, en cambio hyoga disfrutaba más el ver al pequeño bebé más que feliz en los brazos de su hermano.

No pensó que su problema se convertiría en una más grande, ahora más que nada necesitaba encontrar a Zeus. Porque no sólo tenía un problema, ahora tenía dos que arreglar, y futuramente tres si no hacía algo rápido.

Aun así, las cosas entre las dos chicas habían tomado un camino distinto.

Al salir del lujoso hotel, mérida había quedado anonadada, pero a la vez asqueada por el tormentoso calor que la hacía sudar en lugares que ni había imaginado que sudaban.

Y para estar más cómodas, ambas fueron a una tienda de ropa, la escosesa hasta había halagando a las vendedoras por tan cómodas ropas, luego de eso ya era medio día y debían de alimentarse. Saori las dirigió a un restaurante cinco estrellas y, nuevamente, halagó a los cosineros, hasta había entrado a la cocina a estrechar su mano con las personas que habían echo aquellas delicias.

- ¿y ahora a dónde vamos? - preguntó entusiasta la pelirroja comiendo un helado, saori mientras trataba de hacer memoria de su siguiente paso. - mmm si yo fuera un dios, definitivamente lo que haría es comer toda esta deliciosa comida. ¿Sabes de otro país que tenga una buena gastronomía?

- Guatemala. - respondió automáticamente, entonces su cerebro hizo click. - ¡ESO ES!

El grito asustó a los que estaban a su alrededor, tanto que merida había botado su helado al suelo. - ¡Mi helado!

- te compro otro, ahora vámonos.

- ¿a dónde iremos? - preguntó desanimada al ver su golosina tirada. - sabes que es un pecado desperdiciar así la comida.

- me condenare si quieres, pero antes... - la condujo a un callejón solitario, mostrando un gran mapa del mundo. - necesito un poco de tu poder para hacer un mapa.

- ¿pero qué, esto no es un mapa? - ladeo su cabeza confundida.

- si, pero necesito de tu cosmos para que podamos localizar mejor a Zeus.

- Ahhh, claro. Hazlo, no hay problema. - habló con sarcasmo, el cual saori no comprendió el por que lo utilizó. - no sé si lo recuerdas pero no sé utilizar eso que llamas cosmos.

-... ¡Aghhh! ¡Es cierto! ¡¿Cómo no lo pensé?!

Mientras la joven diosa se maldecia, la otra pelirroja regresó a sus pasos hasta salir del callejón, regresó momentos después con una canasta de manzanas. - vamos, saori. Dime como lo hago y puede que obtenga algo.

- esque no es sencillo, esto requiere de varios años de entrenamiento para poder controlarlo.

Resignada tomó una manzana y procedió a comerla, salieron del callejón y regresaron al camino que estaba socado de gente, una de esas personas llamó la atención de la pelirroja.

- saori, ¿de casualidad ese tal zeus no es alguien que mide como dos metros de altura?

-¿Mhm? Pues, no lo he visto muy bien la altura, pero creo que si, o más.

- ¿y por si acaso no es rubio con cabello largo y ojos soñadores?

- ayyy si, cualquiera caería rendida a sus pies... O rendido jajaja.

- y no es alguien que está vestido de una forma algo ¿antigua? ¿Con túnica blanca y varias cosas de oro a su alrededor?

- oye, lo describiste a la perfección. - asombrada la pelilila se acercó. - ¿no que no conocías a los dioses griegos? ¿Cómo sabes de la apariencia de zeus?

- porque hay un hombre que grita ser zeus Dios del Olimpo por allá.

Saori observó la dirección que señalaba su, ahora, nueva amiga. No lo creería porque habían muchos cosplays de diferente personaje, pero este dejaba en evidencia su gran poder a cualquier criatura.

Además de su manera tan estúpida de actuar para llamar la atención de la mortales.

- ¡Si! ¡Es él!

Ambas corrieron, sin embargo el dios, al verlas, atinó a despedirse de varias señoritas y correr fuera del campo de vision de todos.

- ¡panzon demente! ¡No huyas!

Pero al entrar en el camino que seguían, zeus ta había desaparecido.

- ¡lo perdimos!

- ¡USHH! ¡ESE VIEJO TEÑIDO SE LAS VA A VER CONMIGO!

merida retrocedió al ver de nuevo, la faceta loca de saori, pero antes de siquiera poder huir, saori ya la había arrastrado nuevamente con ella.

- ¡Tú no te irás!

Suspiró con cansancio. - no planeaba hacerlo... ¿A donde iremos? - preguntó al ver a saori avanzar más adentro del callejón.

- no permitiré que zeus se salga con la suya al humillarme así.

- ¿qué planeas hacer?

La japonesa infló su pecho y volteó a verla serena. - volaremos.

Y justo al final aterrizó el Pegaso que shion le había mandado, no había pensado en él, pero ahora era su único transporte para llegar más rápido.

- ¡wow!

- siguiente parada... ¡Guatemala!

Fue un día de locos para ambas jóvenes, junto al pobre Pegaso.

Llegaron a Guatemala y no perdieron tiempo en caer en tentación a la deliciosa comida, primero fue la excusa de un largo viaje, y terminaron en un restaurante degustando varios platillos típicos.

Ya después se pusieron en marcha. Estaban pisandole los talones a Zeus, ya que este, cuando sentía su presencia, rápidamente abandonaba el lugar, y gracias a que las dos sentían su energía, de inmediato deducian su siguiente paso. Casualmente era día festivo en el país, así que tuvieron que atravesar varios desfiles de bandas rítmicas y bailarinas.

Hasta en una de esas se habían perdido, terminando bailando los tres con uno de los bailarines del evento.

Y sin poder evitarlo, bailando los tres juntos a la vez.

Cuando recobraron la conciencia, zeus ya se había teletransportado a otro país, ahora las chicas arribaron en Brasil. ¡Y ellos también andaban de fiesta!

Trataban de no sucumbir ante la tentación frente a ellos, y con tal de escapar, zeus se había unido al baile de los hombres en una enorme carroza, bailando sólo en ropa interior, y con tal de acorralarlo, las chicas hicieron lo mismo.

Y sin pensarlo los tres terminaron emborrachandose a mitad de la noche, pero retomaron su persecución al segundo día.

Zeus se había teletransportado, de nuevo, regresando a Cancun. Al final decidió dar la cara al sentir a ambas mujeres sentarse a un lado suyo.

- ¡Athena! Hija mía que sorpresa.

- ¡DIRÍA LO MISMO PERO NO ES ASÍ!

- ¿tu nombre no era saori? - pregunto confundida merida.

- si, pero es otra historia.

- ¿uh?, ¡Ah! ¡Pero si es mi queridisima Nike! - grito igual de alegre el dios. - ¿que hacen ambas aquí?

- ¡¡Ahhhh!! ¡¡¿Todavía tienes el descaro de preguntar si es obvio a lo que vine?!!.

- Mmm ¿a refrescarte? - habló inocente.

- ¡¡¡Aaaghhhh!!! ¡¡¡¿Y mi vida depende de este tonto Dios?!!!

- si, si, si, lo que sea, pero antes ¡prueben esto!

Como niño chiquito, e ignorando las palabras de su hija, el rubio arrastró a ambas mujeres por todo el mercado, probando diferentes comidas y diferentes artículos que se topaban, por un momento saori había olvidado lo que había venido a buscar. Y de paso su enojo.

- hace mucho que no visitaba la tierra.

- ¿lo hacías acaso?

- si... En mis días de juventud me la pasaba aquí junto a mis dos hermanos. - por un momento vieron nostalgia en el rostro del mayor, pero este al ver que lo veían fijamente - perdoname, ¿que era lo que querías decirme, athena?

- ¡oh! Sólo... Sólo que... - suspiró decaída, era mejor terminar con aquel reto tan inmaduro y pésimo gusto. - creo que este reto debe de terminar.

-... ¿Eh?

- si, perdoname, papá. Pero ya he tenido problemas desde que me pusiste este reto y no quiero más problemas a futuro.

-... Ammm athena...

- sé que estarías decepcionado porque no logré completarla, ¡pero mira! Por la desesperación invoque al recipiente de Nike y ahora no puedo regresarla a casa.

- espera, ¿qué? - el Dios vio confundido a la pelirroja, en cambio ella sólo se encogió de hombros sin importancia.

- si, y lo siento... Y sé que esto me costará caro pero necesito de tu ayuda para que revertir lo que le hiciste a mi caballero y puedas enviar de vuelta a Nike.

- athena.

- ¡lo siento! ¡Lo siento! ¡No logré completar el reto y ahora Apolo y Artemisa se burlaran de mí.

- ¡Athena!

- ¡sólo quería demostrate que soy capaz de llegar lejos, pero esto me está costando la vida!

- ¡YA CALLATE! - ya harta merida optó por gritarle mejor, pero a cambio recibió miradas de reproche a su dirección. - lo siento.

- Athena. - ya más calmada saori concentró su mirada en él. Zeus la tomó de los hombros y le brindó una sonrisa cálida qué la tranquilizó. -... No tengo idea de lo que hablas.

- ¡¿Qué?!

- si, yo ya tengo más de dos años vacacionando aquí ¿no te lo dijeron?

- pe-pero... Tú fuiste quien me habló en el Olimpo.

- ¿Cómo podría hablarte si he estado dos años aquí?

Trató de sonreír para tranquilizarla, pero entonces... El cosmos de saori se puso violento.

Tanto zeus como merida sintieron el verdadero terror al ver la cara roja de saori llena de furia, tanto que ambos se abrazaron y encogieron en sus acientos.

Saori explotó por millonesima vez. - ¡¿ENTONCES QUIÉN MIERDA FUE?!

Mientras que en la mansión cierto pelinegro estornudo al mimo tiempo de aquellas palabras.

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