¡Compras!

-- ¡no es justo!

Horas después saori ya estaba preparada para su búsqueda, los bronceados, más Hades, exclamaron su descontento al ver varias maletas y la forma en que estaba vestida saori. Era como si la ingrata diosa iría a más que buscar a Zeus; estaba vestida como una turista.

Lentes oscuros, ropa ligera, un enorme sombrero, una cámara colgando en su cuello y un prismático.

-- ¿qué? Debo de estar preparada para todo. -- se excusó la chica sacando sus lentes oscuros de su bolso.

-- ¿y para eso necesitas más de diez maletas? -- preguntó curioso el rubio, depositando en el suelo al pequeño bebé, quien rápido se arrastró y admiró la gran pila de cajas.

-- son cosas que me servirán en el viaje.

-- si son cosas que te servirán ¿para que necesitas ésto? -- curioso seiya sacó del bolso un lindo conjunto de vikini.

Bajo las miradas incrédula de los presentes, saori en un rápido movimiento le arrebató el traje. -- una no sabe con lo que se encontrará en el camino.

-- aja. -- le contestaron los tres rivales.

-- para mi, vas a más que a buscar a Zeus. -- dijo shiryu.

-- para mí que ni siquiera lo hará. -- le siguió ikki.

-- o lo pensará, más bien. -- concluyó el Dios.

Saori los vio ofendida, pero claro que no quería hacer evidente su intención, claro que lo iba a buscar, sólo esperaba que las maravillas no la distraigan de su misión.

El pequeño shun revisaba curioso cada caja, balbuceando y alzando lo que encontraba para que el rubio lo mirara también.

-- espero que cuiden bien de shun mientras no estoy. -- habló viendo al tierno bebé y guardando las cosas que había sacado. Le brindó una pequeña caricia en su verdosa cabellera.

-- hablas como si fueras su madre. Cuando en realidad ni siquiera te preocupa.

-- ¡claro que me preocupa! -- gritó nerviosa, su preocupación estaba dividida, en realidad estaba más preocupada por lo que ikki le haría si no lograba devolver a shun a su forma original. -- ¡por cierto! Tengan esto.

Hades sostuvo en sus manos un curioso papel, ¿o era hierro? No sabía, pero era de un material duro.

-- ¿y para qué necesito este pedazo de hierro?

-- no es hierro, es... -- saori rodó los ojos por la ignorancia de su tío, le hacía falta salir más seguido, aunque una idea surcó su mente, sonrió ladina y continuó. -- eso, tío, es un pepelito mágico.

-- ¿un pepelito mágico?

-- ¿no era una tarjeta de crédito? -- murmuró confundido el castaño al azabache, shiryu igual de confundido no respondió, pero si Hades caia en el juego de saori lo disfrutaría.

-- ¡si! ¡Cumplirá todos tus deseos!

Hades tomó su barbilla con interés, volteando por varios lados la pequeña tarjeta, como si buscara como era su uso. Al final señaló, dramáticamente, con éste a la joven diosa.

-- ¡deseo que desaparezcas! -- gritó con voz de ultratumba.

--... -- silencio total en la sala.

Ikki suspiró irritado. -- no seas idiota... sólo cumple deseos, no milagros.

-- Ooww... -- exclamó el Dios con decepción.

-- bueno, ya. Debo de irme. -- suspiró con un actuado cansancio, poniéndose los lentes oscuros y yendo a besar la cabezita de shun, luego siguió con un apretón de mano al resto. -- nos vemos ¡y no quemen la mansión! ¿Entendido?

Caminó como toda una diva por el pasillo a la puerta, cerrando esta y avanzando para llegar al taxi que la esperaba, suspiró antes de abrir la puerta del vehículo.

-- no sé cómo lograré ésto sola... ¡Ahí te voy, México!

Tan rápido que salieron sus palabras igual salió el vehículo de la vista de los demás.

--...

El tiempo pasaba lentamente y nadie sabía qué hacer. Todos ahora estaban en la enorme sala, en un abrumador silencio, hyoga era el único que jugaba con shun en el suelo, no tenían juguetes y sólo tomaron lo único que encontraron.

Shiryu había ido a la cocina, ya estaba por ser hora del almuerzo, y por la sorpresa que llevaron en la mañana no pudieron desayunar. Pero su mala suerte vino al no encontrar, absolutamente nada en la cocina, no había por lo menos un pan duro.

Resignado salió del cuarto, lo malo que eran los únicos en la gran mansión, ¡¿por qué jodidos a saori se le había ocurrido darle vacaciones a los empleados en pleno invierno?!

Ahora lo que les quedaba era ir de compras.

-- oigan, no hay nada en la cocina y ya casi es hora del almuerzo.

-- ¿y? -- le respondió indiferente el peli azul sin voltear a verlo. -- ¿esperas a que vayamos a comer fuera como si fuéramos una gran y feliz familia?

-- ¡Que buena idea!

El grito de seiya llamó la atención de ambos, seiya corrió hacia ellos, cargando al pequeño shun.

-- tu pregunta me suena a que quieres hacerlo. -- respondió el chino ignorando al castaño.

-- ¿tú que crees?

La respuesta dejó desconcertado al pelinegro, pero por puro instinto volteo a ver a seiya, éste estaba emocionado y veía a ikki con un inusual brillo en sus ojos. Al entender, ahora si, su respuesta, abrió más los ojos y viendo furioso a ikki, el cual le sonrió pícaro.

-- entonces vamos...

-- ¿podemos ir de compras después? -- llegó hyoga. -- shun no tiene ropa, pañales, comida, leche o tan siquiera un peluche con que entretenerse.

-- ¿y cuando dijimos que podían ir? -- preguntaron con enfado los dos mayores.

Hyoga parpadeo confundido. -- creí que...Bueno, no importa. Entonces prepararé a shun...

-- No, no, no, no... Creo que no entendiste, pato.

El rubio frunció más el ceño a su respuesta. Dragón y Fénix se cruzaron de brazos al mismo tiempo, pasando la mirada en el bebé shun, y luego en el rubio. -- en ningún momento dijimos que tú y shun podían venir. -- contestaron los dos al mismo tiempo.

Los mensionados jadearon ofendidos al mismo tiempo, era como si el pequeño sabia lo que significaba aquellas palabras, pues en respuesta para los mayores hizo un pequeño puchero, como demostrando su desacuerdo. Y en venganza se removió de los brazos del castaño, estirando sus manitas ahora hacia el caballero Cisne.

Al verlo, hyoga rápidamente lo cargó, pero el pequeño bebé era demasiado listo, al estar en los brazos del rubio rápidamente empezó a frotarse en su mejilla; como un pequeño gatito buscando atencion. Y digo que era inteligente porque sabía que demostrar demasiado cariño al rubio, era sin duda la debilidad de ikki porque obviamente el Fénix no quería que su pequeño hermano demostrara interés en cierto caballero, hubiera preferido a alguien más pero no a él.

Y aquello si que surtió efecto, ikki estaba qué echaba humo de las orejas al ver como su hermanito abrazaba demasiado a hyoga, y el otro ingrato que también lo abrazaba y frotaba su cabello.

Y como si supiera de su plan, hyoga Sonrió ladino en dirección a ikki.

-- muy bien, diviértanse ustedes tres. -- habló refiriendose a los otros presentes, shun igual paró sus caricias y les regaló una tierna sonrisa. -- nosotros dos iremos por nuestro lado.

-- Huua~ -- balbuceo el pequeño bebé moviendo su manita en forma de despedida.

-- ¡adiós, pequeño shun! -- gritó seiya alegre.

-- ¡oye! ¡¿A dónde?! -- ikki había salido de su trance y rápidamente sostuvo a hyoga del cuello de su camiseta.

Hyoga y shun sonrieron al ver su plan salir bien, voltearon a ver a los demás, ahora más entusiasmados.

-- ¡¿a donde iremos a comer?!

-- ¿no se les olvida algo? -- la pregunta de shiryu llamó la atención. -- no tenemos con que pagar, y más si tienen planeado comprar cosas para la casa.

-- ¡Claro que tenemos!

Los demás vieron con confusión al alegre castaño, luego estuvieron segundos pensativos, hasta que el cerebro les hizo clik al mismo tiempo.

-- oh...

En la sala de la mansión, el disco del inframundo veía con el ceño fruncido la pequeña tarjeta, viendo cada detalle de esta, como si le buscara un defecto o algo que le dijera como usarlo.

-- es tan idiota para ser un dios.

Los cinco caballeros veían atento al pelinegro, sin creer lo ignorante que podría llegar a ser.

-- le hace falta salir más seguido.

-- huu~ -- afirmaron los demás con la cabeza.

Seiya tomó valor y se acercó a la deidad.

-- ammm Hades... ¿Qué haces? -- preguntó confundido al ver su rara expresión.

-- trato de averiguar el funcionamiento de esta tarjeta mágica.

-- Oh...

El silencio volvió.

Shun y hyoga se removieron incómodos, a su lado ikki y shiryu ardían de ira al ver el nerviosismo de Pegaso hacia el Dios.

Odiaban esa tensión, sentían que en cualquier momento se agarrarían a golpes, si por ellos fuera ya se habrían escapado, lo malo que no tenían ningún centavo para gastar.

Quería dejar al cuadro amoroso con su pelea, pero querían salir a pasear, y sólo Hades tenía el poder en sus dedos; querían la tarjeta.

-- ¡la tarjeta no sirve! -- gritó Cisne al tener un plan en mente, sin que el dios se involucre en su paseo.

-- ¿de que hablas, animal? -- preguntó Fénix al alterado caballero.

-- la tarjeta que nos dio saori no sirve. Por eso no lograste hacerla desaparecer. -- guiñó en dirección a sus amigos, los cuales lo vieron confundido, pero luego comprendieron sus intenciones y también se unieron.

-- ohhh ¿entonces le hace falta más poder? -- preguntó la deidad con inocencia.

-- ¡así es! -- hyoga prácticamente le arrebató la targetita de su mano y se la dio rápido a shun. -- si no te molesta iremos a llenarla.

-- así que te quedaras aquí como un niño bueno. -- le siguió ikki con burla.

-- ohh esta bien. -- shiryu rápidamente arrastró a seiya junto a él, y todos estaban a punto de salir gasta que: -- ¿es necesario que vayan todos?

-- si y no nos esperes hasta la cena.

Siguieron caminando y el bebé agitó su manita, despidiendose de él. Hades igual agitó su mano, sonriéndole, fue entonces que algo hizo click en él. Abrió de una forma exagerada la boca y se levantó de un salto del sofá, señalando acusadoramente a los bronceados.

-- ¡¡AAHH!! ¡SE VAN DE SHOPPING SIN MI!!

-- ¡¿QUÉ?!

-- ¡¡Aja!! Los atrapé: la pregunta de seiya, la desesperación de hyoga, la molestia del pollo, la prisa de la lagartija al llevarse a mi amor y por último... -- tomó un largo y dramático suspiro señalando nuevamente al grupo. -- ¡La despedida de shun burlandose de mí!

Los demás voltearon a ver al bebé, el cual hacía pequeñas burbujas con su saliva y reía cuando explotaban; sin siquiera prestarle atención a la acusación del Dios.

-- aun si eso fuera cierto... No estas invitado.

La mandíbula de Hades cayó al suelo por la respuesta, seiya se sintió mal y se plantó frente a ikki.

-- no seas cruel, deja que nos acompañe.

-- no porque no vamos a ir de shopping.

-- pero si a comer, y él tampoco a desayunado como nosotros.

-- en realidad si vamos a ir de compras. -- añadió el rubio, ganando un golpe en la cabeza de parte del mayor.

-- no vamos a llevarlo aunque me ruegues. -- concluyó.

-- ¡Bien! ¡Entonces yo me quedaré con él!

Seiya le dio la espalda con los brazos cruzados, con molestia obviamente. Ikki se sorprendió, porque era la primera vez que seiya se enojaba con él.

-- bien echo, idiota. -- escuchó el murmuro de shiryu.

-- no habrá paseo, shun. -- lamentó Cisne al bebé, como que si hubiese entendido el pequeño empezó a llorar.

El llanto y los reclamos de dragón no lo dejaban pensar con claridad, pero reaccionó rápido al ver que seiya se acercaba al dramático Hades en el suelo.

Se odiaría por eso después. -- ¡Aagh!! ¡Esta bien! -- el alboroto paró tan rápido al escucharlo, todos lo observaba atentos fue lo que más odió. -- ¡vendrá con nosotros!

-- ¡¡Si!! -- celebró seiya feliz, una raya más al aumento de enojo en ikki.

Hades Sonrió victorioso por dentro y se levantó del suelo. Sacudió su túnica y cruzó sus brazos tras su espalda. -- ¿nos vamos? -- habló como si no hubiera hecho berrinche de niño tan solo unos segundos.

-- alto, aunque quisiéramos llevarte no puedes ir vestido así. -- Sonrió el chino señalandolo.

-- ¿así cómo? -- preguntó sonriente.

-- como un Cosplay de mal gusto.

-- Ohhh... — Sonrió ladino. — No hay problema.

Dando un paso atrás, una gruesa capa de humo carmín rodeo su cuerpo, transformandolo en tan sólo segundos. Dejando al resto sorprendidos, incluso al pequeño bebé que sonrió al verlo. Cabello rubio, ojos azules y una hermosa piel lechosa.

-- ¿y bien, qué tal me veo? -- incluso su voz había cambiado para mayor sorpresa.

-- ¿como un sacerdote? -- contestó hyoga.

-- como todo un farsante.

-- wowo h-hades... Amm... ¿Y quien eres ahora? -- el nerviosismo de seiya desconcertó al resto, más por aquella estúpida pregunta.

-- soy Hades, pero para el resto de las personas soy Alone.

-- ohhh... L-lindo nombre.

-- si, muy lindo. Ahora vámonos. -- habló molesto el Fénix y arrebató de los brazos del Cisne a su hermano, el pequeño también estaba embobado viendo la nueva apariencia de Hades.

-- ¡¡Vamos!! -- gritó entusiasta el castaño, arrastrando al ahora rubio y tomando la delantera.

Hades observó juguetón a sus dos competidores, y sin que seiya lo viera, hizo una seña mostrando su dedo y luego el puño. -- uno a cero. -- fue lo que leyeron de sus labios los otros, sus miradas se oscurecieron y tanto shun como hyoga se estremecieron del terror.

-- será un día largo. -- pensaron ambos con cansancio.

¡Y no fue mentira!

Por otro lado un avión había arribado en el aeropuerto. Varias personas salieron, pero solo una de ellos destacaba más que el resto. Captó varias miradas por sus finos rasgos, una belleza para las personas de aquel país.

Al salir respiró la fresca brisa que el día le daba.

—— ¡¡Por fin!! ¡¡México!!

Saori saltó y chilló de alegría al ver lo hermoso de aquel país, rápidamente se subió a un taxi y dio una dirección en especifico: Cancún.

Se hospedó en el más fino hotel y rápidamente dejó sus cosas y corrió como niña chiquita hacia el mar.

—— ¡Esto es hermoso!

La mayor parte del tiempo se la pasó recostada en una silla bajo la sombra de una sombrilla, luciendo aquel vikini que shun había visto por accidente.

La menor parte se la pasaba algo inquieta, como si algo se le olvidara.

Ya al final del día había quedado rendida en su enorme cama, con un bronceado algo exagerado.

—— ¿por qué vine a México? —— estuvo unos largos minutos viendo el fino techo, tenía figuritas algo inusuales y una pintura algo tierna. Eran ángeles bebés que sonreía, gimió de ternura al recordar a un bebé de cabello verde, su rostro de pronto se formó en una mueca y saltó fuera de la cama. Con una mirada desgarradora al darse cuenta. —— ¡¡MIERDAAAAAAAAAAAA!!

Shun volteo su mirada a un punto no fijo, había escuchado algo a lo lejos, pero al no escuchar más regresó su atención al frente. También jugando con la camiseta de su hermano.

Al salir a la calle Hades había logrado robar varias miradas, mas de varias jovencitas. Su mirada angelical y aquella túnica lo hacían ver apetecible, peor cuando sonreía ganándose más de uno que otro piropo, pero eran piropos cristianos al pensar que era un creyente de Dios. Las niñas de ahora eran raras.

La deidad se burlaba de ellas al ser tan ingenuas y arrojadas, esa era una de las razones que odiaba la tierra.

Bueno, eso sólo fueron los primeros minutos fuera, habían tomado un taxi que los transportó a un gran centro comercial, Hades se quejaba y temblaba por lo salvaje que había conducido el taxista. Cuando en realidad no había sido así. Sólo que a él le daba miedo aquellas "carrozas" mecánicas.

Luego de aquel mal rato entraron, el rubio había quedado asombrado por lo grande y hermoso que era el centro comercial, pero aquel asombro se fue a la basura al ver mucha bulla, niños llorando o corriendo por doquier sin respetar el paso de los demás, parejas discutiendo o intercambiando gérmenes, robos, extorsión, y lo peor de todas... Un asqueroso aroma a sudor, calcetines apestosos de parte de los niños, y mezclado con la comida era peor; un asco en resumen.

Aun así se divirtieron, todos optaron por comer hamburguesas, de las grandes y más caras, total era dinero de saori.

Aunque no logró satisfacerlos y pidieron una ronda más. Fue la primera vez que Hades probaba la comida humana. Y le gustó. No quedando satisfechos ordenaron una pizza y helados como postre. Era gracioso porque Hades parecía más el bebé que shun, el pequeño comía despacio, disfrutando de sus papitas con salsa, mientras que Hades devoraba a gran velocidad las suyas, pero tenía sus razones, ikki o shiryu siempre terminaban por robarse su comida, y en parte él tenía la culpa porque terminaba regalandoselo a seiya, aun si éste no le pedía nada.

Satisfechos continuaron con la rutina del dia: las compras.

Hyoga había llevado al pequeño shun por ropita, habían varios adorables conjuntos que le derritieron el frío corazón. Había de marinero, grangero, pirata, duendecito, príncipe y hasta de un osito.

Le gustó tanto que terminó por llevarse uno de cada tipo, obvio que también se llevó ropita ya normal para estar en casa, como camisetas, calcetitas, suéteres y pañales.

Apenas y podía cargar la gran cantidad de bolsas y a shun al mismo tiempo, al menos aquella lentitud le hizo observar lo que hacían sus amigos.

El resto había entrado a una jugueteria, ¿la razón? Alguien había visto figuras mitológicos en un estante, su curiosidad, por ver su mini, lo tentó a entrar y observar detalladamente cada figura de la tienda, incluso si llegaran a ser barbie.

Pero lo que no sorprendió tanto a ambos fue ver la "ligera" pelea que se daban los tres mayores para obtener la atención de cierto castaño. Mostrándole juguetes o haciéndole uno qué otro cumplido por sus gustos.

Los dos soltaron un suspiro -- definitivamente esto se va a descontrolar, conejito. -- y continuaron con su camino del día.

Después de la tienda de juguetes entraron a una librería. La excusa fue buscar algún cuento para el pequeño bebé, aunque hyoga, aprovechando que saori invitaba, había entrado con esa excusa porque había unos libros que quería leer, pero también algo para su bebé.

Por otro lado parecía que hyoga y shun no existían, se las pasaban la mayoría del tiempo tratando de robar a seiya para ganar su atención, el cual ni sabía del plan que habían ideado a su espalda.

El marcador iba empatado para los tres, como seiya era alguien, demasiado, despistado no era consiente de las "alas" que le daba a sus tres pretendientes.

Su última parada fue en el super, al final habían dividido las cosas para la mansión, mientras seiya trataba de decidirse por un buen cereal, los otros tres lo observaban a una larga distancia. Planeando su próximo paso.

Pero el lado bueno de aquella competencia era que hyoga pasaba la mayor parte de su tiempo con su amor platónico, el bebé disfrutaba de su compañía y ambos, sin que el otro grupo se diera cuenta, habían entrado a una heladería. Cualquiera que los viera se derretirian de ternura por la imagen. Parecía una tarde de padre y su bebé, y claro que un hombre guapo más un bebé era igual a que las chicas se alvorotaran como moscas.

Un bebé hacia ver sexy a los hombres, pero claro que hyoga se hacía el indiferente a sus cumplidos.

—— ¿crees que ya terminaron con las compras del super? —— preguntó el rubio al bebé frente a él. Le daba su heladito de a poco y el pequeño lo recibía gustoso.

Y como si entendiera el peliverde negó con su cabezita a su pregunta, abriendo la boca pidiendo más helado.

—— sigo sin entender el por qué seiya es tan estúpido para no darse cuenta de lo que esos tres planean.

Shun sonrió en respuesta, con una pequeña mancha que hyoga limpio con ternura.

—— tienes razón... Ese cuadro amoroso destruirá todo a su paso.

Y como si fuera una invocación se escucho una fuerte explosión al local de enfrente. La pareja abrió los ojos al sentirlo y lentamente voltearon a ver.

Se podía ver a un ikki todo cabreado, sosteniendo al Dios del cuello mientras lo sacudía violentamente, y junto a ellos a shiryu en el suelo, con estrellas revoloteando a su alrededor siendo socorrido por seiya.

Shun y hyoga se voltearon a ver, encogiendose de hombros y continuando con su helado.

¿Qué pasó con ése cuadro? Sólo ellos lo sabían y no querían decirlo.

Al final del día regresaron a casa, con muchas, muchas, muchas bolsas de compras, la mayoría eran juguetes y figuritas que Hades se había comprado para él, total no era su dinero.

Otras cosas que los demás habian comprado para si mismos, porque de todas formas sori se los debía, y también porque querían molestar.

En resumen fue un gran día, al menos para seiya, shun y hyoga. Los otros tres no había sido uno lindo que se diga, pero de todas formas estaban planeando su siguiente paso.

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