XII

Era cerca del mediodía y el grupo de nueve kōhais no daba ni señales de querer despertar. Todos estaban en el gimnasio de Green, porque para olvidar el traumático acontecimiento, nada mejor que risas y diversión, cosa que se brindaban en grupo.

Los mayores habían terminado de desayunar y convivían tranquilamente en el comedor, viendo a los desparramados chicos en la sala del lado, durmiendo entre sillones, colchonetas y el mismísimo suelo.

–Jojo~.– Blue soltó una risa mientras veía como dos de Hoenn dormían bastante cerca.

–¿Qué tramas ahora, Blue?– Green miró con sospecha a la castaña de azules ojos.

–Dicen que los niños y los borrachos nunca mienten. ¿Cierto?

–Yo he escuchado ese dicho.– Asintió Red uniéndose a la conversación.

–Entonces ahora sabremos si Ruby ama a Sapphire~.

–¿No qué ya se habían confesado?– Preguntó Yellow, según la hija del profesor Abedul le había contado.

–Sí, pero al idio... a Ruby le dio "amnesia".– Blue rodó los ojos mientras movía los dedos al decir la última palabra.

Catorce horas de sueño bastaron para que los niños recargaran energía como para mover a un Snorlax. Después de un nutritivo desayuno, se separaron en pequeños grupos para jugar, correr, o realizar cualquier tipo de actividad.

–No puedo imaginar como fue el primer día, digo, ustedes solos con tres traviesos.– Yellow veía preocupada a los chicos que caían al correr pero se levantaban sin problemas.

–Difícil, pero son tan adorables que no puedes enojarte con ellos.– Respondió Blue siguiendo con la vista a Ruby.– ¡Ruby!

–¿Sí?– El pequeño llegó ante el llamado de su querida salvadora.

–¿Te gusta Sapphire?– Blue fue bien directa, nada de rodeos.

–¿Sapphire?– El pequeño buscó entre los que corrían a la chica con colmillos.

–¿Y bien?– Blue esperaba ansiosa la respuesta. Ruby parecía pensarlo seriamente.

–¡Ruby eres muy lento!– Justamente Sapphire se detuvo para gritarle al chico de ojos rojos.

–¡Por lo menos no corro como Pokémon!– Olvidándose de la pregunta de la mayor, Ruby corrió hacia la chica para realizar una carrera.

–¡Ruby! ¡Vuelve y responde!– Blue se molestó por no obtener tan esperada respuesta.

–¿Son tan adorables qué no te puedes molestar con ellos?– Green usaba las palabras de Blue para molestarla.

–Chico ruidoso.– Los roles se invirtieron cómicamente, siendo Blue la que se cruzaba de brazos y bufaba.

–¿Y Red-san?– Hablando de parejas, Yellow buscaba al luchador que se robaba su corazón.

–Se lo llevó Hypno– Gold que pasaba cerca con Platinum se detuvo a responder con tranquilidad.– ¡Y ahora viene a buscarte!

–¡No!– Molesta, Platinum se abrazó a una pierna de Blue y le sacó la lengua al criador.

–Miren, ahí está.– Green señaló al recién llegado entrando con tres bolsas en mano.

–¿Qué traes?– Sapphire lo interceptó para curiosear introduciendo su cabeza dentro de las bolsas.

–¡Regalos!– Era difícil determinar quién estaba más animado, si Red o sus kōhais.

Cada adulto a cargo tomó una bolsa, y llamaron a sus respectivos niños. Algunos daban saltitos esperando recibir su sorpresa, y otros intentaban adivinar. La espera terminó, y resultó ser un muñecos de felpa de cada inicial.

Platinum admiró su Piplup como si fuera una joya. Le acariciaba el "pelaje" para dejarlo ordenado. Ruby realizaba una acción similar con su Mudkip, de novedoso apodo Zuzu. Silver le daba la mano a su Totodile, y de vez en cuando le contaba unos secretos.

En el grupo de fuego, Pearl con Sapphire y Gold hacían un círculo con sus juguetes para presentarlos entre sí con sus motes. Chimihiko era para Chimchar, Toro para Torchic y Explotaro para Cyndaquil. Después de la tranquila presentación, los tres se pusieron a batallar.

Por último, Diamond le ofrecía un onigiri a su Turtwig recientemente llamado Wig, y como el muñeco no habría la boca, el pequeño estaba obligado a comer por él. Emerald miraba a su Treecko con sorpresa, después de todo en una edad mayor, había obtenido su inicial en su última etapa. Crystal le ponía uno de sus pendientes en forma de estrella a Mega, su recién llamada Chikorita.

–¡Green!– Sapphire tiró de la camiseta del castaño para llamar su atención.

–¿Qué?– Preguntó el entrenador bajando la vista hacia ella.

–¡Green! ¡Green!– Sapphire repitió la acción dos veces más, y una cuarta vez.– ¡Green!

–¿QUÉ PASA SAPPHIRE?

–¿Estás enojado?– La pequeña se cruzó de brazos y miró con picardía a su cuidador. ¿Dónde estaba la madurez?

–No.

–Yo creo que sí...– Green rodó los ojos y fue víctima de risas burlescas de sus amigos, sobre todo de Blue.

–¿Qué quieres Sapphire?– Preguntó en tono más calmado el joven de ojos verdes y entrenador de Charizard.

–¿Nos vamos a quedar todo el día en tu gimnasio?– Preguntó la pequeña señalando la ventana por la que se apreciaba un bonito día desaprovechado.

–No.– Blue tuvo una idea y respondió en lugar de Green.

–¡Ruby perdiste! ¡Vamos a salir!– Sapphire se fue corriendo hacia el azabache que estaba ocupado con un curioso Gold. El criador intentaba sacarle el gorro.

–¿A dónde los llevaremos?– Preguntó Red a la evolucionadora y ladrona profesional.

–Es fácil, los de planta pueden ir al bosque, los de agua a la playa y los de fuego a un volcán.– Blue habló con total tranquilidad, haciendo gracia a la lógica de tipos.

–¿Estás loca?– Green ya se imaginaba a uno de los tres niños caerse al cráter de un volcán.– No arriesgaré a mis niños.

Blue soltó un largo y ruidoso "Aw", conmovida por el reflejo de padre protector. Era lo más adorable y tierno que el serio de Green había realizado en su vida, según la chica. No pudo contenerse y darle un abrazo orgullosa, claramente burlándose de él también. Un sonrojo apareció en las mejillas del entrenador, que intentaba deshacerse del gesto amoroso.

–¿Qué tal si los llevas a pasear por el Magnetotrén?– Sugirió Yellow tras pensar en alguna actividad divertida y menos peligrosa.

–Me gusta la idea.

El día acababa, y cada grupo volvía a su hogar. Quedaba poco tiempo para que los Dexholders de Johto, Hoenn y Sinnoh volvieran a la normalidad.

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