VI
Yellow estabilizada se encontraba dentro de lo posible. Un vaso de agua fresca y una silla eran un buen soporte para percibir el caos que estaba ocurriendo. Si bien, Red, Blue y Green parecían calmados, la inquietud de los pequeños era extrema. Corrían de un lado a otro por el gimnasio. Iban a las gradas, volvían con sus cuidadores, gritaban, etc.
–¿Qué fue lo que pasó?– Tras un suspiro, la rubia accedió a preguntar.
–Blue...
–Planeamos una pequeña junta DexHolder, pero algo pasó en los refrescos que compré, pues los chicos se vieron reducidos en edad.– Blue interrumpió todo intento de Green para explicar la situación.
–Entonces cada uno debe cuidar a aquellos que sean del mismo elemento.– Red añadió viendo de reojo a sus tres chicos jugando por ahí.
–No creo que esto sea tan bueno como para tomarlo con tanta calma...– Yellow se preocupó por el bien estar de los niños y adultos.
–Mira el lado bueno Yellow, al fin eres más alta que tus kōhais.– Blue buscó alguna forma de alentar a su amiga. No era la mejor oración, pero venía con buena intención.
–Je...je.– Una risa nerviosa expulsaron las cuerdas vocales de la sanadora. De pronto sintió un tirón en sus pantalones.
–¡Oye! ¡Vamos a jugar!– Se trataba de Crystal. Esos grandes ojos celestinos eran fuente de una sutil súplica.
–Está bien.– Llena de ternura, Yellow sujetó la mano de la pequeña y dejó que la guiará con el resto de monstruos.
–¡Green no te quedes atrás!– Se trataba de Pearl, que con la poca fuerza que tenían sus brazos intentaba de llevar al mayor con él.
–Parece que traman algo.– Blue se tapó la boca que derrochaba malicia al ser guiada por Platinum con el resto.
–¿Qué quieren hacer?– Preguntó Red siguiendo a Emerald que lo llevaba de la mano.
–¡Una pelea de chicas contra chicos!– Exclamó Sapphire poniéndose de pie en forma triunfante.
–Un momento.– Platinum detuvo todo acto antes de tiempo.– Hay más chicos que chicas.
Si bien, Yellow y Blue eran respaldo de las pequeñas, los chicos las superaban por mucho, incluso sin Green y Red eran mayor número.
–No importa, de todas formas ganaremos.– Crystal mostraba confianza en el grupo de chicas. Eran todas fuertes.
–Pero es injusto.– Diamond habló. Pronto recibió un golpe de Pearl. No fue tan fuerte, por lo que los mayores no intervinieron.
–¿De qué lado estás?– Preguntó Pearl indignado. Estaba apoyando al equipo contrario.
–La solución sería que Red y Yellow junto a Green y Blue procrearan chicas ahora.– Gold formó un corazón con sus manos, mirando a las parejas que acababa de señalar.
–¡GREEN!– Los cuatro mayores derrochaban color rojo por toda su cara.– ¿¡Qué cosas le enseñaste!?
–¡Y-Yo no fui! ¡Venía así de fábrica!– Green se defendió rápidamente ante la culpación de Blue.
–¿Qué es pro...?– Platinum miró a Blue con la intención de expandir su vocabulario.
–Mejor formemos equipos por tipo elemental, y Yellow será la jueza.– Sugirió Red mirando a la rubia para comprobar si estaba de acuerdo.
–Bien.– Aceptó la mayoría. El resto no opinó.
–Red~.– Diamond irrumpió el corto silencio que se había formado.– Tengo hambre~.
–Yo también.– Silver levantó la mano para remarcar su presencia.
–Quédense aquí, iremos por una merienda.
Ir los cuatro adultos a la cocina y dejar a las pequeños solos fue una mala decisión, muy mala. Al volver con una abundante merienda, Red, Blue, Green y Yellow no tuvieron a quien ofrecérsela. Los niños no estaban.
El ruido de platos y vasos quebrándose al hacer contacto con el suelo sacó de trance a los DexHolders de Kanto, quiénes estáticos buscaban con la mirada a los niños.
–Busquen en el gimnasio, iré a ver afuera.– Red corrió hasta la puerta para sacar rápidamente a Aero y buscar desde el cielo.
–¿Habrán escapado?– Preguntó Yellow horrorizada. Perderlos siendo adolescentes ya implicaba desastre. Imaginen perderlos de niños.
–No tenían como. Me aseguré de cerrar bien las puertas por dentro.– Green respondió buscando entre las cortinas.
–Aw.– Blue se enterneció con lo dicho por Green.– Eres como un padre responsable.
–Sí, uno que deja que sus niños desaparezcan.– Green respondió con ironía.
–¡Silver! ¡Ruby! ¡Platinum!– Blue acudió al viejo truco de gritar. Sus niños eran un poco más obedientes que el resto, por lo que ese método podría servir.
Salvo que los niños no estaban en el gimnasio, ni siquiera en la ciudad.
Un pequeño camión andaba a gran velocidad por las carreteras de Kanto. El conductor aprovechaba la sombra para ocultar su rostro, salvo su sonrisa victoriosa llena de maldad.
En la parte trasera, Diamond, Pearl, Platinum, Ruby, Sapphire, Emerald, Gold, Silver y Crystal iban amarrados de manos y pies con cuerdas, y con una cinta de pegar en sus bocas. En simples palabras, estaban siendo raptados.
El móvil se dirigía al norte, por lo que habría de suponer que se dirigía a ciudad Plateada. Aún así era algo que Red, Blue, Green y Yellow desconocían.
El DexHolder de título luchador volvió al gimnasio con malas noticias. No habían rastros de ellos en toda la ciudad ni alrededores.
–¿Qué haremos?– Preguntó Yellow con una angustia notoria en su rostro.
–¿Eh?– Blue recogió un pequeño papel del suelo. Era como una pequeña carta, con letra muy mal hecha.– Los niños estarán mucho mejor conmigo. No se molesten en buscarlos. Sólo por una flor podrán salvarlos.
–¿No dice nada más?– Green le quitó el papel de las manos a Blue y buscó por todos lados una señal.
–Los raptaron...– Murmuró Yellow sintiéndose culpable.
–Un momento.– Red mostró un intento de sonrisa.– Chris tenía un Pokémon.
–¡Genial! ¡Dime que se trata de Saur!– Blue se entusiasmó. Los niños estarían más a salvo con un fuerte Pokémon.
–No... es un Caterpie que capturó ayer.– Si las miradas mataran, Red ya no estaría vivo.– Al menos no es un Magikarp.
–Por favor... por favor... espero que Silver me haya robado otro Pokémon.– Blue buscaba en su bolsa su equipo para ver si faltaba uno.
–De todas formas debemos ir a buscarlos. Si la persona que se los llevó pudo lidiar con los nueve, debe de ser fuerte y ágil.– Green se preparaba para salir en su búsqueda. Los otros también.
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