IV
|| AGUA ||
Lo que sería una larga jornada en casa de Blue estaba por comenzar. A prontas horas del día, una pequeña chica abría sus ojos para luego sentarse a los pies de la cama y admirar el lugar. A su parecer, era una habitación acogedora, que cumplía la función esencial de armonizar el sueño.
Notó que dos niños estaban en la misma habitación, uno de ellos con un gorro durmiendo tranquilamente. Extraño, a su parecer. El otro, estaba de perfil en dirección hacia ella. Sus ojos plateados se dirigían levemente a su figura.
–¡AAAH!– Gritó Platinum escondiéndose rápidamente bajo las mantas de su cama.
–¡AAAH!– Ruby despertó con el grito, asustado también se puso a gritar, sin saber por qué.
Blue llegó rápidamente a la habitación, pasando mil películas por su mente imaginando la razón del miedo de sus pequeños. Un Pokémon salvaje era lo más razonable, pero no. La justificación era mucho más simple y poco creíble.
–¡Hay dos chicos en mi habitación!– Platinum corrió rápidamente a los brazos de Blue, cubriéndose todo lo posible de la vista de los chicos. Cabe decir que llevaba ropa puesta.
–¿Y tu por qué gritaste Ruby?– Blue acariciaba el cabello de Platinum para tranquilizarla.
–Porque ella gritó.– Ruby se rascó la cabeza por encima del gorro. Estaba igual de confundido que Silver, aunque este no lo demostraba mucho.
–Síganme.– Blue guió a sus pequeños kōhais a lo que sería el comedor, dónde los desayunos ya estaban servidos.
Adrede sentó a Platinum en medio de los dos chicos, pero esta ya parecía un poco más tranquila.
–Ustedes tres son... como decirlo... hermanos.– Blue buscaba una idea para crear un grato ambiente y pasarla bien.
–¿Entonces, eres nuestra madre?– Ruby miraba con grandes ojos a la castaña, con algún rastro de esperanza.
–Eres un poco joven.– Silver soltó un comentario tras analizar el rostro de Blue.
–¡No soy su madre!– Eso fue sorpresivo para Blue quién por instinto se cubrió el pecho y reaccionó bruscamente.– Aunque gracias Silver.
–De nada.– El pelirrojo alzó los hombros con tranquilidad y sin importancia. Él solo dijo lo que pensaba.
–No soy su madre, pero estoy a cargo de ustedes por unos días, así que cuenten conmigo para lo que sea.– La mayor habló con empatía hacia los niños.– Tengo una serie de actividades para que realicemos el día de hoy.
Blue había mostrado bastante entusiasmo para compartir la emoción con los pequeños y crear un cálido ambiente. Sin embargo, Ruby, Platinum y Silver se habían dispersado en menos tiempo de lo esperado, mostrando cero interés en las ambiciones de su cuidadora.
–¿Tienes tijeras?– Preguntó Ruby tirando de la falda de Blue para llamar su atención.
–Aquí tienes.– Blue le entregó un par de tijeras con punta redonda especial para niños.
–Gracias.– Agradeció el coordinador explorando la casa para buscar algo para cortar con las tijeras.
–Silver.– Platinum estaba en la cocina y llamó a su hermano pelirrojo que estaba cerca de ella.– Me alcanzas una taza por favor.
–No alcanzo.– Tras estirarse todo lo posible, Silver miró a su hermana con una mueca.
–De seguro Blue tiene grandes Pokémon que nos pueden ayudar.– Platinum susurró al oído de Silver esas palabras.
–Yo me encargo.– Silver asintió esbozando una pequeña sonrisa llena de malicia.
–¿Qué pretenden?– Blue los miraba de cerca, para ver qué planeaban los dos más tranquilos de su grupo.
–¡Abrazo!– Silver corrió con los brazos abiertos hacia Blue. Su expresión era neutra, pero la acción era tan adorable que la castaña no se pudo contener.
–¡Aw! ¡Silver!– Blue estaba gozando el momento, correspondiendo con todo su cariño, al igual que en viejos y malos tiempos.
Silver se despegó y corrió de vuelta hacia Platinum. En sus pequeñas manos mostró una pokeball conteniendo un Ditto. Sip, el abrazo era solo para robar la pokeball del bolsillo de la falda de Blue.
–Es muy pequeño.– Murmuró Silver mirando al Pokémon que ya estaba fuera de su pokeball.
–Ditto tiene la capacidad de moldear su cuerpo, así que le podemos pedir que haga una escalera.– Platinum habló con sus conocimientos por detrás. Dicho esto, Ditto adoptó la forma deseada.– Muchas gracias.
Cualquiera que viera la escena estaría sorprendido, pues Blue cayó en uno de sus típicos trucos de robo, con los que ha pasado años de su vida. Sin embargo, la broma cayó en Silver y Platinum, cuyos cuerpos se vieron atrapados en la masa vital de Ditto.
–¿En serio pensaron que sería tan fácil?– Preguntó Blue acercándose con una sonrisa pícara.– Bien hecho Ditty.
–¿Lo sabías?– Silver miró con asombro a su superior a la vez que luchaba para salir del agarre de Ditto.
–Por supuesto.– Blue asintió apoyando sus brazos a la altura de su cadera.– Nadie puede engañarme.
–¡Blue mira!– Ruby llegó con un artículo confeccionado por sus propias manos. Era algo como un vestido de color blanco crema.– Es para Blasty.
–Vaya, está muy lindo.– Blue fingía admiración al pedazo de tela que había recibido.– Aunque es algo pequeño para Blasty.
–Usé toda la tela que encontré.– Ruby se excusó rascando una de sus mejillas que estaban teñidas de rojo por orgullo.– Y las tijeras.
–Un momento...– Blue detuvo toda acción de golpe para caer en sí.– ¿Qué tela utilizaste?
–Unas que estaban sobre tu cama.– Ruby tomó la mano de Blue para guiarla a su habitación y señalarle el material.
–Mis sábanas...
La tela que estaba sobre la cama de Blue era nada menos que lo que formaba la cama, lo que la chica usaba para estar abrigada en la noche y de cierta forma sentirse protegida. Aunque quería regañar al pequeño que solo la miraba sonriente, no podía, pues ella le había pasado las tijeras sin precaución.
Aún así, Blue se sentía frustrada. La idea era que Red y Green, sobretodo Green, sufrieran (en buen sentido) con las travesuras de los revoltosos de sus elementos. En un principio para ella sería fácil, por el carácter calmado de sus kōhais con Pokémon iniciales de agua.
En fin, fue su idea, su responsabilidad. De seguro sus compañeros lo estaban pasando peor y eso la reconfortaba.
Un pequeño y adorable estornudo sacó de trance a Blue y provocó que volteara a mirar a la responsable. Platinum se cubría la boca para soltar otro estornudo más.
–Blue, tu casa tiene mucho... achis... polvo.
–En ese caso, haremos un poco de limpieza.– Blue habló con alegría para motivar a sus chicos a realizar sus quehaceres.
Escobas, trapos, palas eran los utensilios que portaban los niños para limpiar y sacar hasta la última partícula de polvo presente en el hogar. Por supuesto, Blue no llevaba nada en sus manos, solo supervisaba. Aunque a simple vista, los chicos se divertían. Inocencia pura.
Silver barría cerca de una ventana, por dónde la luz del sol le daba justo en el rostro, más precisamente en sus ojos plateados. Esto hizo que el chico tuviera una duda existencial.
–¿Por qué no hay luna cuándo hay sol?– Preguntó Silver a la nada. Al no obtener respuesta, tomó medidas relacionadas con la acción.
¡PAF! Un estruendo hizo que Blue corriera a ver el bienestar de Silver. Este tenía la escoba en su mano, y su mirada dirigida a un agujero creado en la puerta de la sala dónde se encontraba.
–¡Silver!– Blue llamó la atención del chico.– ¿Qué es eso?
–La luna.– Respondió inocentemente el pelirrojo, pasando su rostro por el agujero de grandes dimensiones.
Sin comentarios. Blue había llegado a la conclusión que al día siguiente se reunirían en el gimnasio de Green para poder tener algo en lo que vivir. A este paso, acamparía.
Después de limpiar, Blue les sugirió la comun pero funcional actividad de colorear. Había imprimido varios dibujos de Pokémon de agua, entre ellos claramente Totodile y su línea evolutiva, Mudkip y Piplup de la misma forma que el primero.
Sentada en un sillón, la mayor observaba a sus pequeños colorear tranquilamente, luchando por no sobrepasar las líneas limitantes, y en el caso de Ruby, hacer una buena combinación de colores.
Poco a poco la castaña cerró los ojos producto del cansancio. Había sido una larga mañana, y necesitaba de alguna forma energía para sobrellevar la tarde. No se dio cuenta cuando se entregó a los brazos del sueño, ignorando todo peligro cercano.
Cuando despertó, dio un salto repentino. Estaba atardeciendo y había descuidado a quiénes debía cuidar. Notó que tenía una manta encima, pero no había rastro de los niños. Los dibujos estaban sobre la mesa, algunos más lindos que otros.
–¡Silver! ¡Ruby! ¡Platinum!– Blue procedió a los gritos para encontrar rápidamente a sus pequeños monstruos.
–¡Sh! Aquí viene...– La Dexholder mayor logró percibir el susurro de Ruby detrás de una puerta.
–¿Niños?– Blue entró a la habitación y encontró a la tres criaturas abalanzándose sobre ella.
–¡Te tenemos unas sorpresas!– Exclamó Ruby tomando la mano de la mayor para guiarla.
–En primer lugar, la luna volvió al espacio.– Silver señaló la puerta que a simple vista se veía arreglada. No habían rastros del agujero.
–¿Pero cómo?– Blue no creía lo que sus ojos veían. Estaba por tocar la reparación, sin embargo fue jalada nuevamente por Ruby.
–Sentí que no te gustó el vestido de Blasty, así que arreglé tu cama.– El chico de Hoenn le mostró su habitación.
Efectivamente en la cama ya no habían trazos de tijera ni cortes, sino una sábana completamente lisa y estirada, algo chueca pero estable.
–¿No pegaron el vestido sobre el resto de tela, cierto?– Blue arqueó las cejas confundida. Ya no sabía que esperar de los pequeños.
–Claro que no, compramos por internet.– Platinum aprovechó la instancia para devolverle la tarjeta de crédito a su dueña.– Aún falta la última sorpresa.
No. No. Blue ya no quería más sorpresas. No quería ni imaginar que más habían hecho los niños. Consumida en la preocupación por su propio bienestar, Blue siguió al trío de inquietos hasta el salón principal. Vio que la mesa estaba arreglada con cuatro tazas de té con contenido humeante dentro. Habían flores en el puesto de la mayor, y galletas en el centro.
–Es nuestra forma de agradecerte.– Platinum habló tomando asiento entre sus dos hermanitos.
–¿A-Agradecer qué?
–A pesar de todos los desastres que causamos, nunca nos gritaste, ni te molestaste.– Ruby continuó la idea de Platinum, comiendo una galleta.
–Por cierto, Jiggly nos ayudó en esto.– Silver le dio los merecidos créditos a la Pokémon de Blue.
–¡Son los mejores niños!
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