𓏲 Capítulo 6

────────── ♡ ──────────

En cuanto la noche llegó y Mina pudo terminar de limpiar el "sistema de emergencia" de Chaeyoung, Mina se decidió a preguntarle a la pequeña sobre su pesadilla.

Sobre su vida, en realidad.

Poco conocía sobre lo que había vivido antes de volverse un bicho raro. Le causaba curiosidad.

Chaeyoung estaba muy tranquila sobre la cama de Mina, mirando al techo muriéndose de aburrimiento, pero estaba tranquila. Como si aquella noche nunca hubiese pasado.

Mina apagó todas las luces de la casa y entró a su cuarto, sonriendo de lado.

— ¿No tienes tu propia cama para desperdiciar tiempo? — Preguntó burlona, consiguiendo un gruñido de parte de la pequeña.

Chaeyoung vió como la empresaria tomaba su pijama y se metía dentro del baño. Dejó escapar un suspiro mientras cerraba los ojos y olfateaba un poco las sábanas. Eran suaves y tenían el olor a la colonia de Mina, ella había desarrollado una fascinación por esa colonia desde que Mina la había sentado sobre su hombro.

— Chaeyoung, ¿Podemos hablar? — Se sobresaltó sentándose de golpe y asintió, viendo a Mina estirarse en su lugar. La mayor sonrió y se sentó en la cama, dejando que Chaeyoung se sentara sobre una de sus piernas.

— ¿Es sobre lo que pasó en la noche?— Inquirió en un murmuro la pequeña, y Mina gruñó en afirmación. Chaeyoung se removió — ¿Qué quieres saber? — Preguntó ya resignada. No tenía sentido el seguirlo ocultando.

— ¿Qué soñabas? — Cuestionó Mina, acercando su dedo índice al rostro de la pequeña y la acarició suavemente, tratando de hacerla sentir cómoda.

Chaeyoung suspiró tomando valor y la miró a los ojos.

Chaeyoung había perdido la cuenta de cuántos días llevaba durmiendo en una caja de cartón en la calle, apenas si comía algo de lo que hallaba en las mesas del restaurante enfrente a su callejón y se bañaba con el agua que recolectaba en un recipiente de plástico de un caño roto. No, no la estaba pasando especialmente bien, y si a eso se le sumaban las noches en las que las mujeres de compañía se paraban a trabajar allí...no podía dormir bien.

Era primavera, ya no hacía tanto frío y cometió el error de salir de la caja cuando atardecía.

Una niña, no recordaba su cara, no recordaba nada, solo que la pequeña la agarró como si de una muñeca se tratase y la encerró dentro de su caja, llevándola lejos de su único hogar.

El viaje era largo, veía como la niña de tanto en tanto miraba por una abertura de la caja y se reía a carcajadas mientras sus padres hablaban. Nunca le había temido tanto a una niña pequeña

Ella intentó hacer ruido, escapar también, pero la pequeña sacudía la caja con fuerza golpeándola. Esos moretones y raspones tardaron semanas en sanar.

Esa noche durmió a oscuras totalmente encerrada, extrañando la luz de las farolas medio rotas y el olor a cigarrillo.

La pequeña la había usado como una muñeca por una semana, obligándola a cambiarse de ropa y a jugar en una casita de muñecas de madera. No era dulce con ella, sus manos torpes la agarraban con demasiada fuerza y ella aún puede ver algunos golpes en sus piernas. Tampoco comía bien, ella apenas se acordaba de alimentarla o le daba agua para limpiarse.

Extrañaba la cañería rota y las sobras del restaurante.

Chaeyoung aprovechó una noche en la que la niña ya no estaba, salió de la caja y sin mirar atrás corrió por cada rincón de la casa antes de huir por una ventana.

Corrió tan lejos como pudo, perdiéndose aún más.

Mina parpadeaba incrédula mientras Chaeyoung acariciaba su mano, perdida en su relato. La mayor hizo una mueca de lástima y con sus dedos acarició el cabello de la pequeña, sacándole una sonrisa tímida.

— ¿Quién eras antes de todo eso?— Preguntó queriendo distraerla. Chaeyoung dejó escapar un suspiro nostálgico y cerró los ojos, dejándose llevar por las caricias.

Son Chaeyoung, un chica que recién cumplía sus buenos 17 años, criada por sus abuelos toda su vida.

Trabajaba lo justo y necesario para ayudarlos en todo lo posible, había abandonado los estudios en el último año y, sumado al fallecimiento de su abuela, las cosas fueron de mal en peor.

Su abuelo también había muerto, hacía años en realidad, y quedó totalmente sola y en la calle. Ya no le quedaba nadie.

Mina asintió comprensiva

Estaba desesperada por algo de dinero, no tenía el valor para ir a la casa de sus amigos a pedir hospedaje, y comenzó a robar. Nunca usó armas, temía lastimar a alguien.

Era un carterista, corría y le arrebataba la cartera a las mujeres que veía con dinero.

Pagó muy caro el día que le robó a una anciana que caminaba por la calle, lo único que había hallado dentro de ese bolso había sido un colgante extraño y demasiado anticuado.

Decepcionada hizo lo que solía, siguió a la mujer hasta su casa y tiró la cartera al patio de esta sigilosamente, mas la mujer no era tonta.

Ella se había quedado con el collar, y esa noche al dormirse se encogió al mismo tamaño de la joya

Chaeyoung bajó la mirada avergonzada y tapó su rostro. No estaba orgullosa.

Mina parpadeó repetidas veces y le sonrió.

— No te voy a criticar, si eso es lo que temes — La consoló. Chaeyoung la miró a través de sus dedos y sonrió relajada — ¿Cómo acabaste en mi casa?— Preguntó.

Luego de huir de la casa de la niña, Chaeyoung corrió a toda la velocidad que sus cortas piernas le permitían y durmió por días en un parque cerca de un instituto.

Vagó poco tiempo, hasta que vio a un chica bastante adinerada salir de una casa interesante. Entró por la ventana que vio más accesible y se concentró sólo en tomar lo indispensable para hacerse un refugio.
No contaba con la llegada de la dueña a la casa

— Así que sí, me querías robar — Comentó Mina haciéndose la ofendida. Chaeyoung rió y asintió sonrojándose.

— Lo lamento — Se disculpó mientras caminaba hasta quedar sobre la almohada al lado de la cabeza de Mina. La mayor sonrió y apagó la luz del velador, recostándose también. Se sentía muy cómoda y sonrió mientras con su mano rozó con lentitud la cabeza de la pequeña. Esta se recostó tomando la mano de la mayor y rápidamente se quedó dormida, abrazada a esta.

No había mucho que decir, Mina tenía demasiado por hacer y, por suerte, ya había aprendido a no hablar cuando no fuese necesario con Chaeyoung.

La pequeña parecía más cómoda cuando menos presionada estuviese, y ella quería que la chiquilla fuese feliz con ella.

────────── ♡ ──────────

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top