Capítulo 2

—Pues..... —el pequeño de cabellos negros se removió incómodo en el sitio en el que se encontraba parado. —Bueno... Es que... Pues...

—¡Yah TaeMin! —alzó la voz el mayor.

—Anda TaeMin habla. —ánimo el más alto de los niños.

—Hyung lo que pasa.. —dibago nuevamente el niño soltando un suspiro. —Hace unos días Leetuk hyung me contó que fue con una adivina junto con Siwon hyung y Heechul hyung para ver su suerte en su carrera, me contó que le fue bien, así que me pareció divertido ir también....

—¡Osea que si Leetuk, Siwon y Heechul se lanzan de un puente tu también te vas a lanzar! —interrumpió al menor para reprender lo.

—¡No! —contestó rápidamente haciendo un adorable puchero. —Solo quería que fuéramos nosotros cinco para probar nuestra suerte, pero dado a que estabas ocupado le pedí a ellos. —señalo a los demás niños. —Que fuéramos.....

—Y no pudiste decirle que no. —interrumpió nuevamente el relato del niño, pero esta vez para poder reprender y mirar severamente al mayor de los pequeños.

—¡Yo que iba a saber que esto pasaría! —contrataco defendiéndose.

—Hyung nosotros no podíamos predecirlo. —inquirió el pequeño de mandil.

Para esas alturas de la conversación el castaño ya se encontraba más irritado que al inicio, pues ¿A quien mierda se le ocurría hacer eso? Exacto, solo a ellos y a sus compañeros de agencia.

—¿Puedo continuar? —habló el menor ya cansado de que no lo dejaran hablar.

—Continúa.

—Bueno, después de haber conseguido la dirección nos dirigimos al lugar que nos había dicho hyung, así que entramos los cuatro a la tienda, pero no había nadie así que MinHo hyung  sugirió que esperáramos un poco, y así fue, empezamos a observar todas la cosas que habían ahí, eran tan lindas que se me fue imposible no tocar unos cuantos frascos de una repisa. —relato TaeMin mientras los demás solo asentían dando a entender que estaban de acuerdo. —Entonces se abrió la puerta asustandome.

//Flash back//

Un estruendoso ruido de vidrio siendo estampado en el piso lleno la habitación provocando que todos dirigieran la mirada a los frascos que se encontraban en el suelo desechos.

—¡TaeMin te dije que no tocaras nada! —demandó el alto.

—Chicos. —llamó el de ojos de felino haciendo una seña para que mirarán a la mujer que entraba al lugar.

—¡¿Pero que han hecho?! —grito histérica la mujer.

—Fue un accidente. —contestó rápidamente el más bajo poniéndose en frente de su maknae.

—¡Son unos estúpidos! —grito nuevamente la mujer corriendo a el líquido derramado.

Tomó entre sus manos los fragmentos de los recipientes que contenían el raro fluido, en estos aún se podían observar algunas instrucciones de su contenido por ande leyó cuidadosamente lo escrito para luego desviar la mirada a los cuatro chicos aún presentes.

—¿P-pasa a-algo? —pregunto nervioso el menor.

—Sí. —contestó la mujer. —acaban de hacer una completa estupidez.

La mujer se posicionó frente a los cuatro chicos quienes se miraban nerviosos con la único rondando por su cabeza ¿Qué mierda habían hecho?. La mirada de la mujer era severa, algo molesta.

—¿Q-qué pasará? —inquirió el mayor.

—Si es por dinero no se preocupe, nosotros nos haremos cargo. —comentó KiBum.

—¡Ja! Eso ya no importa. —dijo divertida. —Pagaran, claro que lo harán, pero no con dinero.

—E-entonces. —exclamó el menor.

Sin embargo la mujer no tuvo tiempo de responder, pues los chicos comenzaron a experimentar cambios, por ejemplo; su altura disminuyó, los rasgos que los marcaban se hicieron más suaves, su cabello dejó de ser largo en algunos casos, y afortunadamente para ellos su ropa se acopló a su nueva figura.

—Pero que mierda. —comentó el más alto de los niños.

—¡Hey! Esas no son formas de hablar para un niño. —reprendió con una risita la ahora mayor.

—¿N-niños? —los cuatro menores comenzaron a mirarse entre ellos con horror.

—Jajajaja. —explotó entre sonoras carcajadas la mujer, tanto que lágrimas salieron de sus ojos. —Tranquilos, esto es un pequeño hechizo que durará poco.

—¿Un hechizo dijo? —inquirió el de facciones felinas.

—Sí, solo los hará quedarse así un par de días. —explicó. —Espero que esto les enseñe a no tocar lo que no deben.

//Fin del flash back//

—Y ella misma fue quien nos trajo al departamento. —complemento el mayor de los pequeños.

Es suspiro cansado de parte del líder de la banda no se hizo esperar, pues lleno la silenciosa cocina en la que se encontraban.

—Será mejor que se vayan a dormir, ya mañana vemos que hacemos. —ordenó el castaño.

—Esta bien... —contestaron al unísono los menores.

Los cinco tomaron rumbo a sus respectivos dormitorios, a los cuales el castaño acompaño para abrirles las puertas que custodiaban los cuartos, y claro, también para ayudarles arropandolos.

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