XI. Feliz cumpleaños

Kariam Beckett.

Ha pasado un mes desde lo que sucedió con Grumman y debo admitir que siento que ha sucedido demasiado. Mael y yo nos volvimos a unir. Ahora no ocupamos el título de novios, ya es algo innecesario para nosotros. Él me ha empezado a presentar como su prometida ante los empresarios y amigos, gente muy importante con la que no estoy acostumbrada a convivir. Aunque no me ha pedido en ningún momento matrimonio y hasta donde hemos hablado ninguno de los dos está preparado para ello, no aún.

Luis y él siguen como amigos, a pesar de que se acostó con Katherine. Según me comentó Mael, está más tranquilo porque le hizo un favor para alejarla por fin de él. Luis se está haciendo cargo de la criatura, pero no vive con ella. Le dejó claro que no iba a haber manipulación en ningún momento y que eso le pasaba por haber jugado con los sentimientos de todos, o eso fue lo que nos contó en una cena.

Hasta donde tengo entendido Grumman está en la cárcel. No he preguntado mucho del tema porque sinceramente no quiero que arruine mi vida, pensando en el miedo que me pueda dar solo con escuchar su nombre.

Mel y Joel se han ido del país por asuntos laborales, con su bebé. No creo que regresen pronto, por eso me despedí de ella la última vez que la vi en el aeropuerto. La voy a extrañar mucho porque para mí fue mi consuelo en momentos difíciles.

Hoy dos de mayo es mi cumpleaños y hasta ahora he recibido un arreglo floral de Mael y un mini pastel de Abdel. A este último lo considero mi mejor amigo, aunque creo que siente algo por mí. Espero un día sea sincero y pueda decirme las cosas como son. Siento que mi vida se ha vuelto a ordenar y la verdad, no me sorprendería que pasara algo malo en estos momentos, está muy tranquilo todo. Reviso mi correo una vez más, actualizo la página y taran sale un mensaje de mi jefecito.

Por favor ven a la sala de reuniones, olvide avisarte que había una reunión en estos momentos.

Suspiro, tomo mi agenda y un lapicero y empiezo a caminar. Stoll me ha estado pidiendo que renuncie y que me vaya a trabajar con él. Cosa que no quiero. Aunque haya sido él quien me consiguió este empleo, deseo conservarlo. Ha sido la causa de muchas peleas.

El semáforo cambia a rojo. Mis tacones rojos ponen un pie abajo y empiezo a caminar lo más rápido que puedo. No por el tiempo del semáforo, sino que por Mael.

―Kariam por favor ―Escucho que habla detrás de mí― No podemos seguir con esto, quiero que vengas conmigo ―Me detengo me giro en el lugar en medio de la calle para verlo.

―¿Qué quieres que vaya contigo? ¿Qué parte de que necesito tener mi propia vida no entiendes?

―No es eso, simplemente no quiero que estes en esa empre...

―¿Y en cúal más? Quieres que sea una mantenida, que no hace nada de su vida más que servirle a su marido, con una triste historia o mejor dicho ¿Quieres que trabaje con mi marido que también sería mi jefe? Para que me coja en cualquier lado y los empleados hablen solo porque les da la gana.

―No Kariam ¡Podemos tener límites! ―Ambos estamos enojados en este punto.

―¡No! ¡No! ¡No! ―Es lo último que pronuncio.

Noto que mi frente está tensa de lo mucho que la he arrugado por el disgusto.

Los carros empiezan a pitar, lo miro una última vez y camino hacia la acera porque ya ha cambiado de color. Él, por supuesto, me sigue.

Abro la puerta y veo a Catalina, mi secretaria.

―Tenemos una reunión urgente, así que acompáñame ―Siempre la llevo conmigo para que vaya aprendiendo.

Aún es estudiante y aunque Ernesto no la quería contratar, lo convencí porque así se les da oportunidades a futuros profesionales y van aprendiendo del rubro. A pesar de todo ha hecho bien su trabajo. Se levanta de su silla y me sigue. Lleva una falda negra al igual que yo con una camisa de botones, de rayas celestes y blancas muy delgadas. Yo, en cambio, llevo una camisa blanca de seda que se ajusta a mi cuello. Llegamos a una puerta transparente y la abro.

―¡Sorpresa! ―Escucho que gritan, mientras me cae serpentina.

Estoy perdida y sorprendida. Veo adentro y están Mel, Joel, Lorena, Sebastián (Tenía mucho tiempo sin verlo) Antonio, Melisa, Abdel, Leo, Lisset, Ernesto y mi Mael con un pastel de chocolate sobre la mesa y una vela encendida que tira chispas, como los fuegos artificiales.

Entro en la oficina. Escucho que alguien cierra la puerta y disfruto el momento. Cuando se apaga la vela, empiezan a cantar feliz cumpleaños. Me sonrojo cuando noto los ojos de todos sobre mí. Terminan y se acercan a abrazarme uno por uno, felicitándome y deseándome muchos éxitos.

No me lo puedo creer, ya son 23 años de estar existiendo en este mundo, muchas veces sin sentido, pero con ganas de vivir al máximo.

Por último, pasa Mael, me abraza muy fuerte y luego me da un beso en los labios. Cuando nos separamos me mira y sonríe ¿Qué planea?

―¿Creíste que te librarías de celebrar tu cumpleaños?

―No ―Le confieso― Ya me estaba preparando mentalmente para que me fueras a tirar a una piscina ―Vuelve a sonreír.

―Te tengo algo mejor ―Está emocionado.

¿Qué será?

Se da la vuelta y se dirige a todos.

―Bueno, vamos a partir el pastel y a comer.

Catalina y Melissa parten el pastel y lo empiezan a entregar a todos, dándome a mí primero y luego abren una botella de champán para brindar sirviéndolo en copas. No sé de dónde carajo saco todo esto y después para limpiar será un trabajal para el personal.

―Por la cumpleañera ―Dice Mael y levanta la copa mientras tiene su mano libre en mi cintura.

―¡Salud! ―Dicen todos entusiasmados.

Luego de beber un trago Mael me toma de la barbilla y me da un beso profundo. Cuando nos separamos me mira con mucha picardía, rayos este hombre está muy intenso y no niego que con esos gestos me dan ganas de hacer lo mismo que su mente pide a gritos.

―No vas a estar en la tarde, ya le encargué a Catalina tu trabajo ―Escucho la voz de mi jefe, quien miro al instante.

―¿Qué?

―Si, amor, no te lo había dicho ―Lo miro a los ojos― Vamos a salir con tu familia.

―Pero no puedo dejar el trabajo botado.

―No será así, Catalina se encargará, déjala que lo haga.

―No pueden sobre cargarla de trabajo.

―Prometo que no lo haré ―Ernesto levanta la mano estirada.

Sonrío al ver su gesto.

―Está bien, no puedo con ustedes dos.

―Ni modo ―Se encoge de hombros, se gira y regresa con los demás.

Vuelvo a mirar a el hombre de camanances, que está viendo a todos. Ya había olvidado lo lindo que se ve cuando tiene paz en su mente y en su corazón.

―Por favor préstenme atención ―Dice Mael sin mucho esfuerzo en la voz y todos lo miran― Nos iremos con la familia, así que si quieren despedirse de ella háganlo ahorita y deséenos un buen viaje.

―Por favor vuelvan ya con el anillo ―Grita Antonio.

―Queremos boda ―Inicia a decir Melissa y todos empiezan a repetirlo al unísono.

―¡Queremos boda! ―Me mira y yo a él, luego me sonríe ahora con ojos de ternura y amor.

―Todo a su tiempo ―Dice él.

Yo, casada con Mael Stoll, eso sería una locura.

―¡Guju! ―Gritan algunos y otros silban.

―No pierdan más el tiempo que quiero llevármela rápido de aquí ―Habla más serio.

―Solo la quieres para ti y es mía ―Dice Mel mientras me abraza.

―Y mía ―Dice Lorena uniéndose.

Él las mira con celos, entonces me señalo a mí misma y luego a él para que entienda que mi corazón pertenece al señor Stoll. Sonríe y se va a hablar con sus amigos.

En realidad, no soy de nadie.

Ellas se separan de mí y empiezan a despedirse.

―Nosotras nos tenemos que ir ahora mismo, esperamos que la pases bien en tu viaje ―Dice sonriente Lorena.

―Si, como si nada las tres pasamos a estar con hombres de buen corazón y por suerte de la vida con dinero ―Es cierto, no había caído en eso, aunque no me interesa el dinero.

―Solo queríamos ser felices ―Les digo y las dos afirman moviendo la cabeza.

―Mi boda es en agosto ―Tira Lorena.

―Y la mía en noviembre ―Dice Mel.

―Ustedes oficialmente dejan la soltería.

―Solo faltas tú, te estás quedando atrás ―Me tira la chica de ojos verdes.

―Pueda ser que luego, después de lo que he vivido solo necesito un poco de paz.

―Es cierto.

Luego de esa breve plática se unen los demás y empiezan a despedirse y a retirarse hasta quedar Abdel, Ernesto y Mael frente a mí.

―Bueno viejo amigo, te recomiendo que la cuides mucho porque hay hombres queriendo conquistar su corazón ―Le dice mi jefe y le pone la mano en el hombro, él arruga la frente― Nada más digo ―Se separa de nosotros y sale del lugar.

¿A qué ha venido ese comentario?

―Yo también me despido, que tengan un buen viaje y seguimos en contacto ―Me dice Abdel y Mael vuelve a arrugar la frente.

―Si, muchas gracias por venir ―Le contesto con una sonrisa en los ojos.

―No es nada, se hace cualquier cosa por ti ―Mmm, bueno.

Sale de la habitación y Mael me mira enojado.

Me viene una bronca ahorita.

―¿Qué? ―Le pregunto mientras recuesto mi cuerpo en la pared de atrás.

―¿Tienes algo con Abdel? ―Me tira.

―¿Estás dudando de mí? ―Abro la boca en forma de o mientras clavo mis ojos en los de él― Jamás, lo considero únicamente mi mejor amigo.

―Mmm ―Está dudando―, a él le gustas.

―¿Por qué piensas eso?

―Por cómo te mira y te demuestra cariño o trata de llamar tu atención.

―Y si así es, no tienes por qué molestarte. En ningún momento ha faltado el respeto a nuestra relación, ni cuando nos separamos.

―No te enojes, solo es... ―Se detiene a pensar, supongo yo.

―Solo son celos, entiende que solo soy de ti.

―No son celos y quisiera que fueras solo mía para que ningún hombre te mire.

―Mael, eso es normal ¿Por qué piensas así? ―Miro hacia la mesa en donde solo hay un poco de pastel. Al menos dejaron ordenado y limpio― Tú actitud me está agotando, si no confías en mí, entonces no sé qué hacemos aquí.

―Cásate conmigo ―Tira de la nada, lo vuelvo a ver a los ojos.

Me separo de la pared y me pongo tensa. No estoy lista para algo así, o eso creo. Dejo de mirarlo y ahora agacho la mirada.

―Kariam ―Me llama, pero lo ignoro― Mírame, por favor ―No quiero― Mírame ―Como no le hago caso, toma mi rostro y lo levanta, obligándome a poner mis ojos sobre los de él― Por favor piénsalo.

―Mael esto no es un juego ―Le digo mientras quito su mano de mi rostro.

―No es un juego, por favor piénsalo, quiero que seas mi esposa.

¿Qué mosca le pico hoy?

―No quiero ―Le tiro de la nada.

―No digas eso, por favor piénsalo.

―Mael es que como puedes hablar de matrimonio si ni tus celos puedes controlar, no confías en mí y en una relación lo más importante es la confianza ―Sus ojos traspasan todo mi ser, generándome un escalofrío extraño.

―Está bien, trataré de cambiar ese pensamiento.

Me da un beso rápido y abre la puerta para que salga. Lo hago y me dirijo a mi oficina con él siguiéndome.

No me esperaba nada de lo que acaba de suceder.

―Catalina ―Le digo antes de entrar― Si no entiendes algo pregúntale a Ernesto, ya he hablado con él y te ayudará.

―Está bien, que tenga unas buenas vacaciones señorita Beckett ―Mael se aclara la garganta.

No lo miro, camino y abro la puerta esperando a que él entre. Cuando lo hace, le pongo llave a la puerta. Con él uno nunca sabe. Se sienta en una de las sillas que están frente a mi escritorio y yo empiezo a meter las cosas en la cartera negra. Primero mi cepillo de dientes, mi cargador, audífonos...

―Que linda te queda esa falta ―Dice en un tono sexy. Lo veo a los ojos, están ardiendo.

―Gracias ―Le respondo, rápidamente.

Imágenes de su cuerpo con el mío se me vienen a la mente.

Uff, me encanta.

―Ya no puedo más ―Lo miro, se levanta y se pone detrás de mí.

―¿Qué?

Pone sus manos en mis piernas y empieza a subirlas acariciando, con ellas la falda. Mi piel se eriza y el corazón me empieza a latir rápido.

―Mael estoy en el trabajo.

―¿Y qué? ―Me dice seguro― Te tengo muchas ganas.

―Y yo a ti, pero no podemos hacer... ―Sube a mi parte íntima y me baja la ropa interior por las piernas.

―¿Qué decías? ―Ahora su voz es más gruesa.

―No podemos... ―Mete un dedo dentro de mí― ¡Ah! ―Me llevo la mano a la boca.

―¿Qué no podemos? ―Me agarra del cabello y me obliga a agacharme sobre el escritorio― Siempre estás mojada para mi ―Me agarro de la orilla de la mesa― ¿Qué me estabas explicando? ―Saca y mete un dedo, se detiene y mete un segundo.

―¡AH! ―Este deseo me va a matar― Solo hazlo ―Le digo. Se oye como se tira una carcajada.

Se escucha como se quita el cincho, luego cuando se baja el ciper y como se baja el pantalón para penetrarme de una sola.

―¡Ah!

―Silencio ―Me dice― No querrás que alguien venga.

Me muerdo el labio de abajo para callarme. Lo mete y lo saca.

―Eres solo mía ―Me vuelve a penetrar salvajemente.

Es tan placentero. Sigue con lo mismo, saca y mete, una y otra vez.

―Vamos, demuéstrame que eres solo mía ―Como que su voz fuera música para mis oídos, me corro.

Luego él llega al clímax y me toma de la cintura para caer sobre él en la silla en la que paso sentada.

Ahora este será un buen recuerdo, cada que llegue a la oficina.

―Que espectacular ―Tira― Eres muy hermosa.

―Y tú, un imbécil celoso.

―Cuidado con lo que dices ―Tengo el rostro recostado en su pecho con las piernas en medio de las de él.

―¿O qué?

―O nada amor, a ti no te puedo reñir ―sonrío en su pecho.

Me respeta, eso me gusta.

―Tengo hambre ―Le confieso luego de unos minutos.

―Yo también, vámonos ya, si no llegaremos tarde ―Me levanto, me subo la ropa interior y me bajo la falda.

―Eres muy hermosa ―Me mira con picardía.

―Al menos eso me alegra, porque cuando no te guste...

―Siempre me vas a gustar, deja de predecir el futuro.

―Lo siento ―Mis mejillas ahora arden.

―No te disculpes ―Se acerca y me abraza muy fuerte, se separa y me da un beso rápido― Mejor vayámonos o te volveré a penetrar aquí ―Me toma de la mano y empieza a caminar.

La idea me gusta, pero no puedo hacerlo.

Los hombres no tienen cuidado con su vocabulario, aunque debo admitir que a veces me gusta que sea tan directo y que cada día haya más confianza entre los dos. Aunque el hecho de que se quiera casar no me convence mucho, no porque no quiera, sino porque yo no podré darle una familia probablemente.

Me dijeron que es posible que ya no pueda llegar a tener hijos otra vez por esa pérdida pero que tampoco se perdía la posibilidad. Aun así, tengo miedo de volver a intentarlo y perderlo. Aunque si lo pienso bien, no estamos usando preservativo, nadie lo platica, no sé si es que él quiere intentarlo otra vez o es que simplemente le gusta idea de tener sexo sin condón y es una liberación para él. Por mi parte me gusta, así sin nada. Como sea, sé que tengo que hablarlo con él y mucho más si se quiere casar.

Salimos del edificio y nos dirigimos a casa de mis padres en donde ya hay unas maletas para mi hechas. Mael siempre adelantándose. Mis padres ya están listos y mi hermano y su prometida también nos acompañarán. Ellos se casan en julio, lo que me tiene emocionada porque le estoy ayudando a elegir su vestido. Igual como mujeres de las familias hemos mandado a hacer vestidos a la medida, ese día será muy importante para todos. Luego de comer un almuerzo rápido (Un sándwich) Emprendemos camino, nadie me ha querido decir a dónde vamos. Solo sé que no es fuera del país.

----------------------

Ayudenme compartiendo el libro con sus amigos ❤️

Instagram: vkristal.22

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top