X. Te amo, pero te amo

―Te dije que no durmieras ―Otra vez este maldito cuarto negro―, que te podía pasar algo.

―¿Qué hablas? ―Le digo asustada, estoy sudando.

―¿No lo recuerdas? ―Dejo de escuchar la voz de Mael y empieza a sonar la de Grumman― Maldita zorra, te dije que te iba a encontrar ―Miro a todos lados desesperada.

―¡No! ¿Qué quieres? ―Le pregunto ahora gritando.

―A ti... Kariam... Kariam...

―¡Kariam! ―Me despierto con un salto.

Veo a Mael a mi lado con sus manos en mi cuerpo. Me estaba despertando de ese horrible sueño. Lo miro y con el corazón latiendo a mil, me le tiro encima y lo abrazo. Él hace lo mismo.

―Espero un día puedas contarme que sueñas.

―Soñé con él, que me decía que me iba a encontrar y que me quería a mí, tengo mucho miedo ―Lo aprieto más fuerte.

―Estás bien mi amor, estás bien conmigo, nada te pasara ya.

Acaricia mi cabeza con una mano y la otra la mantiene en mi espalda. Nos quedamos así unos minutos más hasta que nos separamos.

―Estás segura conmigo, te buscaré siempre hasta debajo de una piedra y te cuidaré, porque eres mi mayor tesoro ―Me dice mientras me mira a los ojos.

Sus palabras sanan algo dentro de mí.

Algo que estaba roto.

Algo que creí que no tenía solución.

―No quiero te vayas ―Le digo apretandolo más.

―No me iré ―No estoy mintiendo. No quiero que se vaya.

No me imagino sin él a mi lado.

Luego de esas palabras, sin respuesta, me obliga a bajar a desayunar. No puedo quedarme en mi cuarto todo el rato. No en este cuarto. En donde viví mi infancia, mi adolescencia, en donde compartí momentos con Mael y en donde lo lloré. En donde le escribí cartas a mi bebé y en donde ahora temo, por culpa de ese maldito.

Mi familia me estaba esperando o eso creo. Clavan los ojos en nosotros cuando entramos agarrados de la mano al comedor.

―¿Y ustedes ya se reconciliaron? ―Dice mi madre.

―Más o menos ―Le contesta él, apenado.

―Bueno cuñado, me alegro de que las cosas no hayan sido como creímos todos, siéntense y tengamos un desayuno normal ―Dice mi hermano quien está al lado de mi madre.

Nos sentamos enfrente de ellos, empezamos a comer, en especial yo, me alimento como que si no hubiera un mañana. En esta etapa de mi vida ya no me interesa mi físico, sino sentirme bien conmigo misma.

―¿Cómo fue que pasó todo? ―Le tira mi padre a Mael cuando ya hemos terminado de comer.

―¿En serio quieren saberlo? ―Les pregunta y me mira a mi esperando aprobación.

Necesito saber cómo sucedieron los hechos así que afirmo moviendo el rostro.

―Kariam y yo habíamos ido a la playa cuando...

Nos explica todo hasta lo que dijo Grumman. Omitiendo el detalle del sexo en el Mustang obviamente. No me puedo creer que no recuerdo nada y ahora entiendo porque me levanté tan tonta y despistada el otro día. Suponiendo que él estará en la cárcel sería bueno volver a mi departamento. Aunque no sé si me sentiré bien estando sola en aquel lugar.

Mael me ayuda a ordenar mis cosas en la maleta nuevamente. Son las cuatro de la tarde y el calor del poco verano que tenemos ya ha empezado a bajar. Llevo una camiseta verde y un short corto. Estoy tirada en el suelo arreglando las cosas en cajas, bolsas y así. Aunque no había sacado muchas cosas, porque son pocos los días que he estado aquí.

Mael saca mi ropa y me la va pasando doblado, de la nada se ríe, algo que a mí me llama la atención.

―¿De qué te ríes? ―Le digo seria, me mira.

―De tu ropa ―¿Qué?―, señorita ropa corta te voy a decir de ahora en adelante ―Me lanza y tira una carcajada al aire.

―Deja mi ropa ―Le digo un poco molesta― Es mía no tuya ―Me levanto y él se gira con un crop top negro de tirantes.

―¡No! ―Dice rápidamente y nos empezamos a reír cuando intento tomarlo.

Me voy a su lado derecho para tratar de quitársela pero no me deja. Levanta los brazos y empieza a bailar moviendo su cintura lentamente, rozando su culo en mi cuerpo. Pongo mis manos en mi cintura y me río mientras lo veo. Luego se gira y se topa a mi cuerpo.

―¡Guju! ―Grita― Si nunca te había bailado, yo seré el primero ―Lanza y no sé si sentir vergüenza o unirme al baile.

Se empieza a quitar la camiseta lentamente. Sus músculos están fuertes a simple vista y me dan ganas de abalanzarme contra él y besarlo. A veces es tierno y en otras parece loco. Hoy es un día de esos.

Cuando se la ha quitado, se acerca más a mí y empieza a hacer ondas con su cuerpo tocándose con las manos, mientras nos vemos a los ojos. No se imagina lo sexy que se ve. Pongo mis manos dobladas sobre mi pecho. Mael está disfrutando ver mi reacción porque de vez en cuando se pone a reír. Luego se separa y toma mi crop top ¿Qué va a hacer?

Se gira y se lo pasa por los brazos, cuando se lo termina de arreglar yo ya estoy tirando unas buenas carcajadas. Apenas y le cubre los pezones. Tiene una espalda muy ancha y gruesa por eso se ciñe a su cuerpo perfectamente. Me mira y empieza a hacer aguda la voz.

―Mira, soy Kariam ―No me lo puedo creer―, y me veo hermosa ―Pestañea rápidamente y empieza a caminar sensualmente hasta mí.

―Yo no le hago así ―Le digo.

―Soy sexy y bella ―Lanza cuando se para frente a mí y estira un pie, poniendo sus manos en sus caderas.

―No seas tonto ―Digo sonriendo y poniéndome roja seguramente.

―Mi novio Mael me quiere mucho y me quiere tener solo para él, a veces parece loco, pero así lo quiero ―Termina de decir y yo me le acerco para poner mis brazos alrededor de su cuello y besarlo.

―Que sexy se ve caballero ―Le tiro luego de terminar.

―Obvio ―Vuelve a su voz normal―, qué te pasa si es mi blusa favorita ―Pone sus manos en mi cintura y yo me río nuevamente.

Parece que me dará un ataque de felicidad y el estómago me ha empezado a doler de tanto reírme.

―No seas tonto ―Le tiro.

―Solo para ti bebé ―Me dice juguetón―, me encanta tu sonrisa ―Pone sus dedos en mi barbilla y luego empieza a acariciar mi mejilla.

―Me gusta sonreír y no tener pesos encima ―Después de enterarme de lo de Katherine y lo de Grumman, estar con él me ayuda mucho.

Es una medicina que no quiero que sea adicción, pero que la necesito.

―Eso me gusta ―Se acerca y me da un beso en la frente y sin separarse mucho sigue hablando―, quiero que seas feliz siempre ―Vuelve a besarme―, y te voy a cuidar, confía en mí ―Vuelve a juntar sus labios con mi piel, yo lo aprieto más fuerte.

Este es otro nivel de amor, lo necesito.

―Oye ―Le digo y se separa para mirarme a los ojos―, gracias por tu amor y tu paz ―Le digo y sonríe― Este es un amor inefable.

―Es un amor inefable ―Repite―, que buen término para lo que sentimos.

Sin soportar más, me tiro sobre sus labios para que la química trabaje por sí sola. Al inicio es un beso puro, pero luego, cuando las respiraciones se aceleran y mi cuerpo me empieza a pedir más de él, sé que lo deseo. Pone una de sus manos en el muslo de mi pierna y empieza a acariciarla hasta que llega a mi nalga, la carne viva. La aprieta.

Debo admitir que me gusta que me toque.

Me gusta él.

Seguimos así, mientras siento su erección de lo tan topados que están nuestros cuerpos. Me lo quiero comer enterito. Nos separamos y nos vemos a los ojos unos segundos con la respiración muy acelerada, mientras él mete las manos debajo de mi camisa para después sacarla por mi cabeza. Cuando miro su pecho decido ayudarle a sacarse el crop top o lo romperá.

Retrocede unos pasos y baja su espalda para luego tomarlo y sacarlo, nos reímos un poco. Mi chico de bellos camanances me hala metiendo un dedo de cada mano en las trabillas del pantalón, me vuelve a tocar y pone una mano en mi cabeza y la otra la coloca sobre mi pecho desnudo, masajeando y apretando mis pezones, lo que me hace quererme separar para gemir, pero no me deja.

Me muerde el labio de abajo antes de separar su boca de la mía.

―Mmm ―Es lo único que digo y se agacha para quitarme el botón del short y bajarlo junto con la ropa interior. Saco un pie y luego el otro.

Me mira desde abajo, lo que se me hace una escena muy placentera. Sonríe de lado, me encanta esta versión, la versión en donde los dos perdemos la razón. Y así, de pie, junto a la cama, abre mis piernas con sus brazos y mete su boca en mi sexo. Su lengua juega con mi clítoris y luego succiona. Lo vuelve a hacer. Pongo mis manos en su cabello, desordenándolo y acercándolo más a mí. Sigue con la misma vuelta, una y otra vez, mientras que yo gimo y cuando estoy a punto de correrme se separa. Me vuelve a ver desde abajo y sonríe con mucha satisfacción.

―¿Qué haces? ―Le digo con mucho deseo.

―Shuu ―Me dice mientras se levanta y pone sus manos en mis piernas para luego cargarme, enrollo mis piernas en su espalda y las manos en su cuello. Me sienta en el escritorio.

En este escritorio, en el que me ayudo a estudiar y me besó con mucho deseo. Dejándome mojada y con miles de preguntas en mi cabeza. Me vuelve a besar, mientras que yo le empiezo a quitar el pantalón. Quito el botón y con cuidado bajo el zipper. Se aleja de mí y se lo saca muy rápido, luego su bóxer. Esta muy duro y delicioso.

―Parece que está deseosa señorita ―Dice cuando me atrapa viéndolo. Rápidamente me transporto a sus ojos que están oscuros y prendidos al mismo tiempo.

Me muerdo el labio y sonrío. Se acerca a mí, me besa y en medio de ello, me penetra despacio. Que delicia, pero necesito más. Pongo una mano en su espalda y la otra alrededor de su cuello. Vuelve a salir y me penetra ahora más rápido, sale y lo hace más ligero y va aumentando la velocidad hasta que la respiración pierde el ritmo y mis pechos empiezan a subir y a bajar. Mael pone una mano en uno de ellos y la otra en mi pierna derecha. Separo mi boca de sus labios y tiro mi cabeza hacia atrás.

―Mael ―Suelto en un gemido bajo.

Ambos somos conscientes de que no debemos hacer mucho ruido por mis padres.

―Kariam ―Dice él luego.

Levanto el rostro y lo miro a los ojos. Se ve tan sexy.

―Córrete para mi ―Me dice y es lo que sucede para que él también termine.

Sale de mí, me tiro hacia atrás, quedando recostada en la pared y él en mi pecho. Acaricio su cabello con mis manos mientras nuestros corazones se tranquilizan. Puedo sentir el de él latiendo.

Tu mundo, tu interior es lo único que necesitaba conocer.

¿Qué pasaría si te vuelvo a perder?

Seguramente dejaría de respirar por amor.

Seguramente dejaría de acariciar y solo tocaría los corazones para quemarlos con las yemas de mis dedos.

Seguramente se perdería la solución a lo que ya tiene cura y me costaría tomarte las manos en sueños.

Seguramente mis pesadillas se volvieran melodías de Ricardo Arjona, Silvio Rodríguez o MORAT.

Seguramente escribiría tus labios en el periódico para buscarte, pero no con tu cuerpo, ni con tu nombre.

Seguramente escribiría una historia que nadie sabría si fue real o no, pero yo, como única testigo de nuestros corazones la mantendría en silencio, solo para el viento.

Seguramente tú no te leerías nada de lo que le dedicaría al cielo en tu nombre y seguramente nunca lo harás, porque cielo solo se queda una vez, te enamora, te acalora, te hace sentir bien y viva, pero al terminar el día, se va, no regresa y te deja esperándolo una eternidad.

La eternidad que nunca volvió y ella se quedó soñándolo.

Seguramente eso y más sentiría si te vuelvo a perder.

No te vayas, nunca más.

―Kariam ―Escucho la voz de Mael y abro los ojos. Me estaba quedando dormida mientras pensaba en él― ¿Qué te pasó? ―Dice y sonríe mientras me ve a los ojos.

Quito mis manos de su espalda, él se levanta, me deja un beso en el cuello y luego camina hacia la cama en donde está su teléfono sonando.

―Hola ―Dice. Su espalda es muy ancha y sus nalgas perfectas― Bien, a qué hora ―Sus piernas ejercitadas muy lindas y dan ganas de besarlo enterito― En la casa de playa ―Habla y es ahí en donde presto atención― Estoy con Kariam, pero le diré si quiere venir conmigo ―Se gira y me mira a los ojos.

Cuelga y se acerca nuevamente.

―Habrá una fiesta cerca de la playa ―Tira mientras me levanta del mueble y me deja en el suelo.

―Bien, entonces vamos ―Le digo mientras le sonrío y lo abrazo metiendo mis manos por su tronco, recostando mi mejilla en su pecho.

Una hora más tarde ya hemos terminado de ordenar mis cosas en las maletas y estamos listos para irnos. Bajamos y nos encontramos con que no hay nadie, como siempre la casa está en silencio.

A veces pienso que mi familia solo nos crió a mi hermano y a mí por responsabilidad y no porque de verdad lo desearan.

Salimos y en quince minutos ya estamos en la casa de dos plantas en donde la música se escucha desde lejos. Nos aparcamos afuera y salimos. Llevo un vestido negro de escote en uve y medias negras con botas que me llegan a los tobillos, son planas. El vestido es un poco corto por lo cual Mael no despega sus ojos cuando caminamos hacía el lugar. Entrelazamos nuestras manos al llegar a la entrada, la puerta está abierta.

Lo primero que encontramos, como en todas las fiestas de películas y de los libros, son personas tomando y jugando juegos estúpidos para ponerse peor. Otros drogándose y fumando, mientras que las parejas besándose. Caminamos en medio de tantas personas, unas tatuadas y otras tímidas por ser su primera vez en estos lugares, unos bailando y otros peleando. Me pregunto cómo terminará mi noche. Espero que no tan mal.

Mael se topa a mi cuerpo por la espalda y me suelta la mano al encontrar muchas personas. Nos cuesta pasar hasta que llegamos a la cocina. Entramos, es blanca con los muebles de madera, al igual que el resto de la casa. Aquí hay personas también, pero son menos. Mael se separa de mí y camina hacia unas chicas que están en una de las esquinas de la habitación.

―Hey, que bueno verlas otra vez ―Sonríe y las abraza una por una.

―Si, ya te extrañamos ―Dice una pelinegra, al mismo tiempo que pone su mano con uñas rojas en su pecho― Te nos pierdes mucho.

Está queriendo marcar territorio. Lo único que le voy a marcar es la cara si sigue haciendo eso.

Le quita la mano cuando saluda a las otras chicas y las abraza amablemente y estas destellan cuando él les sonríe. La pelinegra me mira de pie a cabeza y vuelve a clavar sus ojos en Mael y le ofrece un vaso con no sé qué.

―Bébetelo y tengamos una buena noche ―Se le tira encima con sus manos en el cuello después de que mi chico toma el vaso.

―No, mmm ―Le agarra el brazo con la mano libre y la separa delicadamente.

Ella lo fulmina con la mirada y él se ve nervioso.

¿Por qué no me he movido? Tengo paciencia.

―Les quiero presentar a mi prometida ―Estira el brazo hacia mí y yo camino hasta estar a su lado, posa su mano en mi cintura mientras que las chicas ponen cara de sorprendidas, menos la pelinegra que se lleva las manos al pecho mirándome fijamente a los ojos.

Si piensa que va a ganar, pues no.

―Mucho gusto ―Les digo seriamente sin quitarle la mirada.

―Ella es Sofia ―Me dice al mismo tiempo que la señala―, ella es Valeria ―Dice señalándome a una chica de piercing que me sonríe, yo también lo hago― y ella es Mercedes ―Dice señalando a una pelirroja de piel morena.

Me encanta su estilo.

―Mucho gusto ―Dice Mercedes y toma a la de piercings para meterle la lengua en la boca, me saca una sonrisa― Ella es mi novia ―Termina de decir cuando se separan.

―Oye, no era necesaria esta introducción ―Le dice ella―, ignórala, es un gusto conocerte ―Mira a Mael―, por fin este chico se toma algo en serio ―Vuelve a pegar los ojos en mí― porque antes, parecía fuego de una chimenea ―Habla y me saca una carcajada.

―Era divertido estar con él. De haber sabido que lo iban a amarrar hubiera disfrutado más nuestro último encuentro.

―Lastima ―Le tiro con la sonrisa más falsa que puedo llegar a tener.

―Si, por eso nos dimos muchas noches de placer ―Las últimas tres palabras las dice con sensualidad la tipa esa― Disfrutaba mucho estar con él.

Pego mis ojos a ella y sonríe con mucha satisfacción.

Cree que está ganando, dejémosla que lo siga creyendo.

―Sabes ―Sigue hablando la doña periquito―, cada que iba a una fiesta, solo pegado a mi pasaba y me daba unas cogidas ―Da un paso hacia mí y es ahí en donde la miro de pie a cabeza.

Lleva un short corto con un crop top rojo de cuello y unos aretes grandes y redondos en sus orejas.

―Qué bueno ―Le pronuncio, separándome de Mael y dando un paso adelante también.

Estamos muy cerca.

―Porque ahora me hace el amor a mí y no me coge como una marrana ―Me fulmina con la mirada y yo sonrío.

Que creatividad Kariam.

¡Sí! Cállale la boca.

De la nada siento sus manos en mi cabello. Me lo hala, entonces me defiendo también y le tomo el cabello.

Parecemos gatos peleando. Para mí una verdadera pelea son golpes y no agarrarse del puto cabello.

Y tanto que cuesta arreglarlo.

Seguimos así hasta que Mael me toma de la cintura separándome de ella, pero no por mucho tiempo, me suelto de él antes de que me agarre bien y a ella la toma un tipo musculoso y alto. Me le tiro nuevamente y le pegó una cachetada. Es lo único que me deja hacer Mael antes de alejarme nuevamente de esa tipeja.

―Eres una estúpida por pelear por un hombre ―Le grito. Está con los ojos ardiendo de enojo y con su mejilla teñida de rojo.

Le has dado una buena Kariam.

Sofía se queda en silencio y Mael me carga en su hombro hasta sacarme de esa casa y llevarme a la playa, en donde siento el calor de las olas abrazarme. Empiezo a gritarle que me baje. Muevo mis extremidades para luchar por mí.

Se me viene una buena.

Me baja y me mira, enojado.

―Pareces niña chiquita ―Me dice.

―No fui yo quien inició ―Hablo tocándome el cuello.

―Pero pudiste parar.

―Como voy a parar si es una loca obsesionada de ti, otra más ―Le tiro, subiendo el tono de voz.

―Si lo pudiste hacer y no está obsesionada.

―Está bien, defiéndela ―Saco mis manos en el aire y paso a su lado.

―Kariam ―Escucho que habla mientras me sigue.

Antes de entrar a la casa su mano me rodea el brazo y me obliga a girarme.

―No la estoy defendiendo, solo no quiero que te lastime.

―Mael, no soy una piedra, siento y vivo ―Parece comprender lo que digo― Además, te estaba coqueteando y eso no se lo iba a permitir.

―Celosa ―Habla un poco más tranquilo.

―No soy celosa, a veces los actos nos obligan a actuar rápidamente ―Le suelto y tira una carcajada.

¿Qué dije hoy?

Se acerca y me abraza, dejándome un beso en la cabeza.

―Ni yo te aruño como ella lo ha hecho ―Dice mientras nos separamos.

―Puf, no lo haces porque no quieres ―Sus ojos brillan en ese instante.

―O tú lo puedes hacer ―Mmm, creo que le vuelve loco la idea.

―Podría ser ―Le digo y me acerco para meter mis manos en las bolsas de su chaqueta negra y mirarlo como niña buena.

Me da un piquito y sonríe como bobo.

―Lo que le dijiste ―Pone aguda la voz y empieza a imitarme― "Porque ahora me hace el amor y no me coge como una marrana" ―Se carcajea y yo me pongo roja de la vergüenza.

Solo él sabe cómo hacerme sentir bien.

Si se le vuelve a acercar, la mato. Conocerá mis uñas y mis puños.

―¿Enserio dije eso? ―Le digo reaccionando ante mis palabras.

―Si y se escuchó tan bien ―Pone sus manos en mi cabeza para arreglar mi cabello desordenado.

Llevamos como cinco minutos aquí adentro y ya tuve una pelea sin haber probado un poco de alcohol. Es divertido, pero no me iba a dejar de otra tipa como ella y antes de que se conviertan en una segunda Katherine, prefiero deshacerme lo más pronto posible del problema.

―Te veías tan femenina ―Se está burlando de mi. Idiota―, hasta yo hubiera temblado ante tus palabras.

―Pelear contigo es complicado, se tiene que ocupar otra táctica.

―A, sí ¿Cuál? ―Pregunta curioso.

―Ash ―No te quiero explicar―, callate mejor ―Le acuso volviendo a mi mal humor. Se pone serio y me fulmina con la mirada―, no te pongas serio, te ves más guapo cuando sonríes.

―Cambias tan rápido de estado de ánimo ―Dice para arrugar más la frente.

Es que me estresa, pero no quiero estar enojada contigo. Fueron suficientes seis meses como para que volvamos a lo mismo.

―Dame una sonrisa ―Le digo poniendo una cara de niña pequeña otra vez―, por favor ―Me mira, luego ve al frente, tratando de evitarme y se vuelve a clavar en mí.

Poco a poco va levantando las comisuras hasta que se tira una pequeña carcajada, a la que me uno yo.

La siguiente hora la pasamos en la playa hablando y conociendo a nuevas personas. Por ejemplo, ahora estamos con un grupo de amigos tres chicas y un chico que están bebiendo como locos. Por lo cual me he visto obligada a hacerlo también.

―Tomate otro ―Me indica el colocho, miro a Mael quien me sonríe dándome la aprobación.

En este punto de la noche no puedo tomar decisiones yo sola.

Le agarro el vaso que tiene ron con soda, pero al dar el primer trago noto que es más ron que soda. Baja por mi garganta muy amargo pero delicioso. Ya voy por mi tercer vaso. Tengo mucho tiempo sin venir a una fiesta y tomar, por eso siento que el alcohol está empezando a trabajar.

Mael Stoll.

No he vuelto a ver a Sofía desde lo que sucedió. No sé si se fue o si ya se cogió a alguna otra persona para pasar el enojo. Si es cierto que ella y yo teníamos mucho sexo antes, pero ya no tengo ojos, ni ganas para ella. Le gustaba acostarse con cualquiera y lo único que me volvía loco era su cuerpo. Hacía ejercicio, lo tenía bien formado, pero nada de eso se compara con Kariam que ella sin tocar una sola pesa esta re buena.

Observo a mi chica, quien está mirándome esperando a que le diga algo ante el vaso que le dio un chico que acabamos de conocer. Le sonrió y lo toma.

No tiene por qué pedirme permiso, por eso yo no estoy tomando para que ella disfrute y haga lo que quiera. Se lleva el vaso a los labios y bebe arrugando la cara rápidamente.

―¿Qué te pasó? ―Le digo acercándome a ella.

Estamos sentados en unos troncos frente a una fogata. De un lado tenemos el mar y del otro la casa. Con la música reventándonos los tímpanos. Me mira y levanta las comisuras.

―Está muy fuerte ―Tira una risita que me asegura que ya le está pegando―, pero está riiiiicoooo.

―Si no te lo quieres tomar, no lo hagas ―Le digo y le beso el hombro.

―Si lo quiero y a ti también ―Lanza.

Pongo mi mano en su brazo que tiene un aruñón y lo acaricio.

―Yo también te quiero y mucho ―Le digo sin pensarlo.

―Hazme tuya por favor ―Úpale, no me esperaba esto.

―Kariam, estás borracha.

―Aun no, puedo dejar este vaso e irnos a mi departamento.

―No tienes la llave ―Le digo y se agacha para sacar de adentro de su bota una llave plateada.

Vaya, vaya. Kariam tiene secretos.

Sonrío y la beso en los labios.

Esos ojos que tiene, esos bellos ojos que me encantan. Es tan tierna, una tierna cachonda.

―Bien, vámonos ―Le indico luego de una mirada de súplica de ella.

Sonríe victoriosa y se levanta, lo hago también y la tomo de la mano para salir de aquella fiesta.

----------------------------------

¿Creen que Gruman ya no intentará hacer nada más?

Y ya han iniciado los celos, esto se pone interesante.

Les cuento que ya casi termino de escribir la segunda parte 👀🙀

Instagram: vkristal.22

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top