HABIA UNA VEZ
Mucha personas le tenían miedo, otras odio, algunos la llamaban bruja, yo la llamaba mamá. Con forme fui creciendo mí madre se dio cuenta que yo era diferente a ella, yo no tenía nada especial en mí, era una simple humana como mí padre, pero, no por eso fui menos odiada, algunas personas odian y temen a lo que no conocen o lo que es nuevo para ellos y yo era una contradicción andante. Antes de que yo naciera mí madre amaba el mundo humano, le encantaba la vida que tenía, tanto que terminó enamorándose de un mortal, en ese mundo ella no era querida al contrario, cuando yo nací las cosas empeoraron, Su odio por alguna razón creció y mataron a mí padre, mí mamá entonces nos llevo a su mundo, un mundo en el que yo no era bienvenida por ser mortal. Yo no tenía a nadie solo a mí madre….y a Eris, el hombre que se había convertido en el amor de mí vida, el único brujo en este mundo que se había atrevido a acercarse a mí.
_Hola hermosa. _me dijo cuando lo vi esa tarde.
_Te extrañé tanto, creí que iba a morir si pasaba un segundo más sin verte.
_Siempre tan exagerada Miliani. Por eso te amo, vives con tanta intensidad, eres tan diferente, tan auténtica, tan tú.
Sonreí antes sus palabras y al ver su hermosos ojos violetas observándome con tanta intensidad, lo supe, no había nada que no hiciera por el, por nosotros. Acurruco su cabeza en el hueco de mí cuello y al notar que algo faltaba susurro.
_ No llevas puesto tu collar de ónix, sabes que necesitas estar protegida contra
cualquier mal. _ temblé al sentir sus labios sobre mí piel.
_Tu y mí madre son unos exagerado. _ dije._ ¿Qué podría ocurrirme?, Aunque todos me odien respetan suficiente a mí madre como alta sacerdotisa para hacerme algo.
Nuestras miradas se cruzaron y abrió la boca para decir algo pero quedó atorado en su garganta cuando vio lo que comenzaba a pasar. El suelo comenzó a abrirse entre nosotros ante lo que parecía pura obscuridad, quedamos a dos metros de distancia y el terror ocurrió, criaturas horrendas con cuerpos mutilas comenzaron a salir de su lado , el saco su espada para hacerles frente pero yo aterrada grité.
_ No lo hagas, mejor salta.
Eran demasiados para el solo y solo eran dos metros lo que nos separaban el había saltado más lejos antes, así que lo hizo pero cuando estuvo sobre la grieta a puto de llegar a mí, no lo logró y cayó por el agujero que se había formado, logré ver sus ojos llenos de pánico y en un segundo desapareció, la grita se lo llevó.
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