•21•

Luego de una larga hora de explicaciones y confusión. Todo estaba dicho.

Bueno... todo lo importante.

Jake le había contado la verdad a Cole y Sharon.

Danica y Gregg afirmaron la muerte de Eliza.

Jake explicó un poco más sobre el juego, para ser exactos, información que los Imantes sabían gracias a Sarco —del cual, por cierto, no le habían mencionado al rubio—.

La mayor sorpresa de la pareja fue al hablar de las muertes, el olvido que eso causaría.

¿Ser olvidado por todos de un segundo a otro, como si nunca hubieras existido? de tan solo imaginarlo, hasta la piel de gallina se les ponía.

—Se hará de noche pronto, hay que encontrar un sitio donde dormir antes de que este lugar se vuelva más peligroso —comentó Jake, observando a los alrededores.

—Hay una cueva en donde pasamos la noche anterior, está lo suficientemente alejada de peligros. —contestó Gregg.

—Bien, vayamos allá.

Luego de unos largos minutos de caminata en completo silencio, llegaron a la dicha cueva, a salvo.

Era un lugar bastante espacioso, lo suficiente para dormir todos sin ningún problema. Jake caminó a una de las esquinas del gran lugar, se agachó, y dio tres golpes suaves en el suelo.

Todos se le quedaron observando como si se hubiera vuelto loco. Sus caras hasta un punto podían considerarse graciosas pero el rubio no les dio importancia y esperó a que el juego hiciera su magia.

Segundos después, aquel mismo lugar que recibió pequeños golpes por parte de Jake, apareció una canasta repleta de variedad de frutas (bananas, manzanas, uvas, peras, melones, etc.)

Jake tomó una manzana y se encaminó hasta donde todos estaban, quienes le seguían viendo, perplejos.

—Yo cree este lugar, sé cómo conseguir comida. —se hundió de hombros, restándole importancia—. Pueden tomar lo que quieran.

Ante aquellas últimas palabras Cole y Sharon casi se fueron en una carrera al lugar de la comida, Gregg observó a Danica, quien no les prestó atención, mirando a un punto fijo.

—Te traeré algo. —y se fue.

Solos ahora Jake y Danica, él la observó por unos segundos para apartar la vista, avergonzado.

—Lo siento. —pronunció él.

Ella lo observó por primera vez desde que habían llegado al lugar, con el ceño fruncido. Pero no pronunció palabra alguna.

—Sé que con esas palabras no remediaré nada, pero es lo único que está a mi alcance en este momento —la observó—. En serio lo siento, como no tienes idea. Nunca quise que esto pasara, nunca quise que nadie corriera peligro. Tuve una idea errónea de lo que quería, no pensé en lo que podría pasarle a el resto, fuí egoísta, lo sé.

—No lo pensaste —repitió Danica luego de un corto tiempo de silencio—. Mi hermana está muerta, solo porque no lo pensaste bien —rió secamente, sin ganas—. Vaya.

Jake no pudo pronunciar nada más ya que Gregg apareció en su campo de visión, acercándose a la chica y ofreciéndole una pera.

Ella le ofreció una escasa sonrisa y la tomó para segundos más tarde darle un pequeño mordisco.

—Gracias.

Su idea fue hablar del plan en la mañana.

Era mejor, tal vez, asi se dormiría mejor, con nervios, pero no tantos para no poder cerrar el ojo.

Ya era completamente de noche cuando todos estaban dormidos. Todos excepto Gregg.

El estaba de guardia —la cual pronto le tocaría a Jake—, recostado sobre la gran esquina del lugar rocoso, observando a las afueras, perdido en sus pensamientos.

—Larga noche, ¿no lo crees?

El chico se sobresaltó al escuchar la voz de Danica, de inmediato se volteó y la observó allí, a unos escasos metros de él, observandolo con una mueca.

—Sí, parece no querer terminar —contestó él, sin despegar su vista de la chica—. ¿Qué pasa? ¿Por qué no estas durmiendo?

—¿Puedo hacerte compañía?

Gregg asintió segundos luego y Danica dio unos cuántos pasos hasta llegar al puesto su lado.

—Aprovecha a dormir un poco, estoy seguro que mañana será un día caótico —habló Gregg.

—No tengo sueño, ¿por qué no vas tú? no has dormido por estar de guardia. Yo puedo quedarme aquí.

—Tampoco tengo sueño —se hundió de hombros.

Las palabras quedaron en el aire ya que ninguno supo qué más pronunciar. Era la primera vez que tenían una conversación tranquila, sin peleas. Por lo que su sentido de no saber qué hacer estaba presente.

—¿Me contarás como conociste a Eliza? —se atrevió a preguntar luego de un largo tiempo en silencio.

Gregg la observó y curvo sus labios formando una pequeña sonrisa melancólica.

—Es una larga historia.

—Tenemos tiempo. —respondió inquieta.

Gregg rió entre dientes ante la inquietud de la pelinegra, quería contarle, claro que quería, pero se sentía nervioso.

Se volvió a generar un gran silencio que ninguno rompió, Danica entendió que Gregg no se lo quería contar así que se levantó de su puesto.

—Hey, ¿a dónde vas?

—No quiero seguir incomodandote.

—¿Incomodando? —negó—. No, Danica, espera —se levantó también de su puesto y dio unos cortos pasos hasta llegar a ella y tomarla por los hombros para verla a la cara—. No me incómodas, en serio, no lo haces, solo... yo...

—Entiendo, no quieres contarme nada —se hundió de hombros—. No importa —pronunció seca soltándose del agarre del chico.

Danica empezó a dar zancadas al lugar en el que el resto se encontraba pero la voz de Gregg la frenó.

—Eliza y yo fuimos pareja, por un... se podría decir que largo tiempo.

Danica dio media vuelta y observó al chico, en el mismo sitio con el ceño levemente hundido.

—No tienes que...

—Solo escúchame —La interrumpió—. Yo... en una convención de players, mi hermana estaba ansiosa por presentarse y tuve que ir con ella. Allí la conocí —empezó mientras lentamente se devolvía a su puesto tomando asiento—. Era dulce y muy tímida y no pude evitar sentirme atraído.

Danica empezó a dar pasos lentos al lugar en el que Gregg estaba.

—Empezamos a salir. Todo iba muy bien, a excepción de que... yo nunca había tenido una pareja estable y no me apetecía hacerlo tampoco y poco a poco... fuí perdiendo el interés —confesó con una voz decaída—. Pero ella no, no sabía qué hacer, y no quería ser directo. Le cancelaba las salidas, nunca respondía sus mensajes ni llamadas. Me comporté como un idiota, lo sé.

Danica llegó al sitio y poco a poco fue agachándose hasta llegar a la altura de Gregg, quien tenía su mirada perdida en el paisaje.

—Un día, hace ya un año, creo, no quise seguir evadiendola y la confronté, le dije que esto ya no funcionaría, que no quería seguir... ella lo aceptó, tranquila y... nos alejamos, yo no supe nada más de ella, nada. Nunca me enteré sobre su... embarazado.

Hubo un rato de silencio, ninguno de los dos quiso pronunciar alguna palabra, solo tenían su mirada perdida en el bello e iluminado cielo.

—Lo siento. —pronunció él luego de un largo tiempo.

Danica desvió su mirada al castaño quien se encontraba cabizbajo.

—¿Por qué?

El se hundió de hombros.

—Por todo —aceptó—. Nunca me disculpé con Eliza por todo lo que le hice pasar, y teniéndote a mi lado, siento como si en realidad la tuviera a ella. Contigo encuentro la misma calma.

Danica no supo qué decir, no tenía palabras para expresarse ante la confesión de Gregg, por lo que solo agachó la cabeza para ver el suelo.

—¿Cómo se llama?

—¿Quién?

—La bebé... ¿cómo se llama?

—Lia —respondió ella luego de segundos de silencio.

—¿Es en serio?

—¿Qué? ¿No te gusta? —intentó bromear.

El negó mientras daba una pequeña sonrisa de boca cerrada.

—No, es solo que... es un nombre muy lindo.

«—Siempre me gustaron los nombres cortos, no lo sé. Son buenos de pronunciar —aceptó él, sus ojos fijos en la película—. ¿Por qué la pregunta?

—Oh no, nada —Eliza parecía nerviosa, pero no dijo más—. ¿Nombres como...?

—Como Alex, Maia, Lia... —afirmó él. Ahora un poco más al tanto de ella—. Lia siempre me ha gustado.

—Es lindo. —afirmó la chica de acuerdo»

Ahora ese recuerdo siempre estaría en él, de eso estaba seguro.

Danica le brindó una sonrisa inconscientemente y negó.

—Siento haberte juzgado tanto.

—Ahora tienes todo el derecho de hacerlo.

—Ahora ya no quiero hacerlo —admitió ella—. ¿Estamos bien?

—Mejor que nunca. —aceptó Gregg con una pequeña sonrisa.

Ambos chocaron suavemente los puños y se dedicaron a ver el cielo estrellado.

Mañana sería un día difícil.

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