•14•


La tensión se podía sentir en el aire.

Nadie había pronunciado una palabra al volver.

Cole y Sharon se sentían mal por aquella chica que se había fugado sin dar vuelta atrás, tenían miedo de lo que le pudiera pasar.

Por otro lado, Jake se sentía tan indiferente a la situación, su único pensamiento ante eso era: «yo le advertí sobre el peligro, ya lo demás es su decisión»

Tal vez era el miedo que en realidad sí le pasara algo —y terminarse convirtiendo en un asesino—, lo que le obligaba a autoconvencerse de que no le importaba.

Ya habían vuelto al lugar en el que pasarían el resto de la noche.

Por lo que Jake descifró, ya habían transcurrido cinco horas desde aquel momento en que el bosque colapsó y no ocurrió nada, demostrándole así, que en la noche no ocurría aquello y podrían dormir en paz.

Sharon estaba recostada sobre una hoja, literalmente de su tamaño y de un verde vivo que se podía sentir un tanto suave, aparentemente dormida. Cole estaba a su lado y Jake se encontraba al otro lado del australiano en sus respectivas, grandes y sedosas hojas.

Ellos dos seguían despiertos —y no haciendo guardia—, mirando al cielo, sin mover un solo dedo, sin tan siquiera sentirse. No se escuchaba nada más que la suave respiración de la chica dormida, ya que los otros dos parecían estatuas.

Sus pensamientos eran completamente distintos.

Cole tenía en mente a Eliza, estaba preocupado por ella, por lo que le pudo haber ocurrido. Esperaba con toda sus fuerzas que se encontrara bien, con vida.

Jake, por otro lado, solo pensaba en los Imantes, en el puesto que le fue arrebatado, en lo que estuviera haciendo en este momento si fuera uno de ellos, en odiarlos con todo su ser...

—¿Por qué creaste este lugar? —preguntó el australiano, sacándolo de sus pensamientos—. ¿Esto acaso era posible? ¿Siempre lo fue?

Hubo un pequeño momento de silencio mientras los dos tenían sus ojos fijos en el cielo y en las estrellas que brillaban, con fascinación.

Pensó demasiado si contestar o no, pero recordó que tenía que encontrar la manera de ganar su confianza por si se topaban con los Imantes.

—Estuve trabajando en esto por años —confesó luego de varios segundos de silencio—. No fue fácil, tuve que contactar con muchas personas para esto.

—¿Para qué? —sus cejas se fruncieron casi de inmediato y preguntó confuso.

—No lo sé —mintió.

Por primera vez en la conversación, Cole desvió su vista al rubio, quien mantenía su mirada fija en el cielo estrellado.

—¿Me estás diciendo que creaste un videojuego que es capaz de introducir personas reales en él... para nada?

El silencio volvió, pero esta vez no fue nada tranquilo. El aire alrededor se volvió completamente tenso, Cole volteó a ver a su novia, comprobando que seguía dormida y observó de nuevo al chico, quien se veía serio.

—Por nada —pronunció luego de un largo tiempo.

Cole negó y dio rió amargamente.

—¿Nunca hablarás de ti? ¿De por qué nos metiste aquí?

—No quieres saberlo.

—Yo creo que sí. ¿Por qué este lugar nos mataría? ¿Querías acaso morir de una manera epica?

—No quiero morir —confesó luego de varios segundos.

—¿Entonces?

Jake lo pensó, lo pensó demasiado, no quería dar una respuesta, pero necesitaba desahogarse, necesitaba dejar salir ese dolor que cargaba desde hace mucho.

—Tal vez creí... que si tenía que morir, lo haría en donde siempre lo quise.

—¿En un videojuego?

—En mi lugar soñado —le corrigió—. Mi paraíso.

Cole no supo que contestar ante ello, no espero escuchar una respuesta parecida a lo que él había dicho hace tan solo segundos, nunca creyó que aquel chico dejaría salir eso por su boca. Para su suerte no tuvo que decir nada porque Jake siguió.

—Mi hermana mayor fue diagnosticada con cáncer hace siete años, tenía mi edad cuando... falleció —confesó—. Me afectó demasiado, y encontré como como único lugar seguro... la soledad.

Cole escuchaba atentamente sus palabras.

—Quería un lugar donde no existieran las enfermedades, donde no hubiera sufrimiento, donde todo fuera armonía... hubiera paz... felicidad —se le cortó la voz al pronunciar la última palabra—. Necesitaba un lugar seguro y mi habitación no era suficiente. Miss Jane sólo era la prueba de que si la vencía podía ser algo para alguien, que podía servir para algo en este lugar, ser... aceptado.

El rubio no se atrevió a decir una palabra más, pero dejar salir aquello le ayudo muchísimo, así que suspiró aliviado.

Cole había devuelto su vista al cielo, pensativo, extrañado ante aquella confesión.

—¿Sabes... —comenzó el australiano—. Sabes por qué a Sharon le dan tantos pequeños ataques de pánico?

Por primera vez en la noche, Jake volteó a ver a Cole, quien lo observaba fijamente, con una mueca.

—¿Por qué? —preguntó un poco curioso.

—Sus padres murieron cuando era pequeña, tuvo que ser ingresada a un orfanato el cual la adoptó una familia que la trataba como basura —su voz era triste, decirlo no era nada agradable—. Cada vez que los dueños de la casa le regañaban por cualquier cosa, en serio cualquier cosa, grandes ataques de pánico le invadian. Han pasado casi tres años y aún sigue sin curarse por completo.

Jake mantuvo su vista fija en el rostro del australiano, con el ceño levemente fruncido.

—¿Por qué me cuentas esto?

—Porque sé como es la sensación... o por lo menos tengo una idea de saber por lo que pasaste, por lo que sigues pasando —respondió tranquilo—. Al conocerla y descubrir de su vida, de inmediato busqué la manera de sacarla de eso. Costo un poco, pero valió la pena todo el esfuerzo —desvió su vista a su novia quien seguía plácidamente dormida.

Con su mano más cercana acarició la mejilla de la rubia suavemente, mientras la observaba con la comisura de sus labios levemente levantadas.

—Valió completamente la pena.

Jake los observaba a ambos.

Cole, en cuanto la conoció supo que lo sacrificaría todo por ella, por seguir manteniendo esa tierna sonrisa postrada en su fino rostro todo el tiempo, por mantenerla a salvo del mundo.

Pero Jake nunca entendió eso del amor. Eso de querer hacer todo por otra persona.

Si no nos cuidabamos nosotros mismos ¿Para que poner otra vida bajo nuestro mando?

¿Qué sentido tenía amar?... ¿enamorarse?

Tal vez fue por el hecho de que empezó a aislarse en la sociedad cuando las hormonas estaban a punto de afectarlo, o tal vez nunca fue un chico común.

El amor nunca estuvo en sus planes, le parecía una gran distracción a lo que realmente importaba.

¿Cómo se podía confiar tanto en alguien que apenas conoces?

¿Para qué sirve el amor? Si al fin y al cabo nunca hay una completa confianza entre ambos.

¿Te dejarías caer a ojos cerrados y esperar a que esa persona tan especial te atrape?

¿Y si nunca te atrapa?

¿Y si te deja caer al suelo?

¿Y si ni siquiera se preocupa por ayudarte a levantar?

¿O te miente con que no te vio caer cuando siempre tuvo los ojos fijos en ti?

No. Jake no creía en algo tan absurdo como el amor.

Estuvo tan obsorto a sus pensamientos que no se dio cuenta que Cole se había dormido.

Suspiró pesadamente y desvío su vista al cielo. Al lugar donde las estrellas brillaban con suficiencia.

Este era su paraíso.

Nadie se lo quitaría.

De eso estaba seguro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top