Luego de algunas horas de dura investigación, Koro-sensei había hallado al causante de todos los problemas; al asesino y estaba solo en un aula con el interrogándolo.

—¿Por qué estás haciendo esto? —cuestionó el pulpo, demostrando el tono serio que pocas veces hacía.

—Porque sí.

—¿Con qué fin?

—Qué te importa —escupió cruzándose de brazos.

—Mmh, ¿desde cuándo empezaste?

—¡No sé y eso no te incumbe! —exclamó fastidiado.

Salió del aula no sin que Koro-sensei le dijera antes:

—Tranquilo, voy a ayudarte para que no sigas haciendo todo esto.