Capitulo 16.

Seiya.


Había escuchado dichos en la universidad, de profesores, otros de compañeros y en algunas películas, peo no recuerdo donde había escuchado un dicho que decía.

"La verdadera cara de las personas se ve en sus peores momentos"

O algo así decía, la verdad no soy de poner mucha atención a mi entorno, bueno, no lo era en ese tiempo, pero ahora siento que ya no es igual, curioso, hace tan solo dos meses pensaba que me iba a casar con Cere Cere y que heredaría la empresa de mi padre junto con los gemelos, ahora, ahora las cosas son diferentes.

Diferentes en el sentido de que algo cambio dentro de mí.

Puede ser, que hace dos meses no estaba casado, ahora sí.

Puede ser, que la que ahora es mi esposa, no es la mujer con la que planee casarme.

Puede ser, que, hace dos días después de a ver tenido una tarde tan maravillosa con Cere Cere estaba tan contento, lleno de felicidad y de dicha que ya ni recordaba cuanto hace que no me sentía así.

Pero al llegar a casa, dejar el carro parqueado y entrar, la realidad me golpeo, literal.

Apenas y cerré la puerta no alcance a dar ni un paso dentro cuando un fuerte golpe me volteo la cara, no lo vi venir, solo sentí el dolor del golpe en mi cara del lado derecho y después como mi piel se calentaba y empezaba a arder.

—¿¡Que crees que estás haciendo idiota!?.

Al girar la cabeza vi a mi padre con la mano levantada, estaba furioso, lo podía ver en su expresión de ceño fruncido y la mandíbula apretada.

—¿¡Dónde estabas!?.

Yo, no supe que responder, mi padre, nunca me había golpeado, nunca lo había visto de ese modo, él se enojaba, tenía su temperamento, pero nunca se había enojado tanto como para levantarme la mano ni a mí ni a mis hermanos y mucho menos a mi madre, mucho menos a mi madre, él se desvivía por ella.

Ahora, lo veía de un modo diferente.

El padre amoroso, comprensivo, lleno de cariño y comprensión, que curaba mis heridas después de jugar, ya no estaba

Solo, había un hombre con hambre de avaricia y poder.

—¡Te pregunte!, ¿¡Dónde estabas!?.­— grito tomándome de la camisa y sacudiéndome un poco.

Eso hiso que despertara del shock y reaccionara tomando las manos de mi padre para intentar que me soltara.

—¡Suéltame!

—¡Que te suelte!, es todo lo que tienes que decir ¡desgraciado muchacho!.

—¡Suéltame!, ¡papá! — grite, para por fin, después de forcejear liberarme del agarre, y alejar un poco para evitar que mediera otro golpe.

—¿¡Sabes el maldito error que acabas de hacer!?, ¡Sabes que por tu culpa puedo perder millones!, —yo lo seguía mirando sin tan siquiera saber de qué me hablaba—, como se te ocurre ir y acostarte con la estúpida que tenías por novia, sabiendo que si la familia de tu esposa se entera, perderemos millones ¡millones carajo!.

—¿Eso es lo que te preocupa, el dinero? Todo esto es .....¿¡Por el maldito dinero!? ¿No te intereso yo?, o ¿si soy feliz con eso?.

—Te eh dado todo lo que has querido, el dinero a manos llenas, carros, lujos, vacaciones con tus amigos a las mejores playas todo pagado, y el día que te pido algo, no eres capaz de seguir una simple ¡y maldita orden!.

—¡Es que, no soy feliz casado con Haruca papá!.

—¡No se trata de que si eres feliz con ella o no carajo!, se trata de que estés casado con ella y trates de que ella sea feliz el año que dura el contrato de matrimonio y la mantengas así, tanto como puedas, mientras yo consigo el modo de apoderarme de la empresa de su padre. Y ahora escúchame bien, vas a ir a bañarte y quitarte el olor a sexo que traes y a ponerte algo decente, que no se note que te acabas de revolcar con otra, porque nos vamos al hospital.

Mi preocupación del por cómo se enteró mi padre cambio completamente a un temor más fuerte al escuchar a donde quería que fuéramos.

—¿Al hospital, por qué?, ¿Mamá está bien?, ¿Los gemelos?. ....

—Ellos están bien, pero si la suerte corre de nuestro lado, Endimión y tú en cuestión de horas serán viudos y legalmente dueños de una parte de empresas Luna.

—¿Qué estas insinuando?.

—No estoy insinuando nada hijo.

—¡Que hiciste padre?. — la presión se me bajo y estoy seguro que hasta me puse pálido de pensar en las cosas que mi padre sería capaz de hacer, algo como lo que creo que me estaba imaginando.

—¿Yo?, nada, como podría alguien como yo intentar hacer algo en contra de sus adoradas nueras, sabiendo lo nobles y buenas que son, pero lamentablemente su trabajo es muy arriesgado hijo, y a beses los accidentes pasan, y las cosas que suceden en ellos son inevitables.

Y por un segundo no supe que pensar o que decir. Hace unos días, que Haruca y su hermana salieron de la casa nunca que creí, que las cosas podrían, terminar así,

—¿Haruca esta...?

—Muerta. No lo sé, tu madre recibió la llamada, y se puso a llorar, nunca la había visto así , los gemelos estaban con ella y la llevaron al hospital, iba a ir con ella para saber su estado de salud, pero o sorpresa, —saco su celular, los desbloqueo y busco algo rápido para mostrármelo, y la sangre se me fue a los pies—, recibo las fotos de como mi hijo se está revolcando con su ex, mientras su esposa se está debatiendo entre la vida y la muerte en el hospital. — Guardo su celular y me dio la espalda—, vístete te espero en el coche, tienes 5 minutos, tenemos que ir al hospital para que agás tu mejor papel de esposo preocupado y devoto por su esposa.

Y me dejo ahí, a media sala con la cara un poco roja por el golpe con los pensamientos revueltos y al mismo tiempo sin poder pensar algo coherente a la realidad.

Así, que mi cuerpo actuó en automático, subí a mi habitación, tome una ducha, me puse algo presentable, y salí de la casa, metiendo, en mis bolsillos del pantalón mi cartera y celular.

Mi padre me esperaba sentado en la parte trasera del coche, cuando subí el chofer arranco el auto y emprendió camino al hospital.

No puedo decir cuanto tiempo tardamos en llegar por que la verdad, todo el camino, venia pensando en las posibilidades de que Haruca estuviera viva o no, yo sé, que ella y yo no nos llevamos bien.

En parte eso había sido mi culpa, pero aun así ni con todo lo malo que implicaba este matrimonio para mí, desearle la muerte es algo que nunca aria o hubiera hecho, al parar el auto y antes de salir, mi padre dijo las palabras que por un momento me helaron la sangre.

—¿Sabes que lo que hiciste tendrá consecuencias y lo pagaran tus hermanos verdad?.

Cerré los ojos y los recuerdos de Endymion, mostrándome fotos de Para para y Vez vez, que incluían amenazas a sus vidas como castigo si yo me volvía a acercar a Cere cere vinieron a mi mente.

—No lo volveré a hacer ni te volveré a desobedecer, lo juro.

—Qué bueno que por fin lo hayas entendido hijo, lamentablemente, me has desobedecido y sabes que para ser un buen hijo y no vuelvas a desobedecerme mereces sufrir un castigo, solo que, ahora el Castigo será más grande que prohibirte salir de casa o jugar en el jardín, ¿lo sabes verdad?.

—Papá no...

—Ya veremos el tipo de castigo que recibirás, y no quites esa+ cara de angustia que tienes, es perfecta para que preguntes por el estado de salud de tu esposa.

Abrió la puerta del coche y me dejo ahí, sentado con un nudo en la garganta, si algo les llegara a pasar a ellas, la culpa seria mía.

—Baja ya, que tienes que preguntar por tu esposa.

Baje del coche, cerrando la puerta seguí a mi padre en automático, subimos por el elevador hacia al piso superior, la verdad, yo ni siquiera sabía a donde nos dirigíamos, mi papa iba dirigiendo el camino mientras yo lo seguí modo zombi.

Al llegar al piso superior las puerta se abrieron y salimos frente a una sala de espera, mi padre se acercó a una enfermera que estaba como a cuatro metros de distancia mientras yo me quede frente al elevador sin saber qué hacer.

Algo le pregunto mi padre y el me señalo, no seque cara tenia, pero la enfermera me miro y reflejo una pena y lastima, muy difícil de disimular.

Luego volteo otra vez para ver a mi padre y le dijo unas palabras más.

Mi padre le sonrió, y después regreso donde yo estaba, me tomo del brazo y me jalo de nuevo para entrar otra vez al elevador marcando el número tres en el tablero.

—Tu cara de sufrimiento nos sirvió de algo.

Yo solo me quede mirando las puertas del elevador sin voltear a verlo.

—¿Por qué?.

—Por qué gracias a eso me indicaron donde está la habitación de Haruca.

Yo volví a guardar silencio mientras subíamos, no tardó mucho en que las puertas del elevador se volvieron a abrir y dejo ver igual que en el primer piso, una recepción amplia, e igual que en el piso anterior la habitación amplia. Con la diferencia de que había un grupo de asientos, como para unas quince personas en el centro y no vi nada más, porque en esas sillas estaba mi madre, sostenido una de las manos de la señora Kaolinet y mientras ella estaba recargada en el hombre del señor Mamoru, ambos tenían los ojos rojos pero la señora Kaolinet los tenía más hinchados que los del señor Mamoru.

—Linda, —mi padre le hablo tiernamente y le abrió los brazos para que ella se acorrucara en ellos.

Mi madre medio sollozo, intento no hacerlo muy fuerte.

—¿Mamoru, como esta Haruca?.

Mi padre pregunto, a lo que el señor Mamoru solo negó.

—Todavía está en cirugía.

—Disculpa por no llegar a antes, Seiya tuvo unos inconvenientes en la universidad.

—Ya está aquí, es lo importante.

—Seiya.­—Darien y Endimión venían saliendo del elevador con dos bolsas de comida y con vasos térmicos de café—, ¿No han dicho nada?. — pregunto Darien mientras repartía los café.

—No. —respondió, la señora Kaolinet negando con la cabeza.

—¿Familiares de la señorita, Luna­?, —un doctor pregunto saliendo de un pasillo a la izquierda de nosotros

—¡Aquí!. — respondió rápidamente la señora Kaolinet­ —, Haruca Luna, somos sus padres. —respondió mientras se acercaba rápido al doctor seguida del señor Mamuro y mis padres.

Yo los seguí quedando detrás de ellos.

El doctor miro a la señora Kaolinet como su hubiera hablado en otro idioma mientras volvía a revisar la tabla de papeles que traía en las manos, para luego volver a mirarlos con cara de disculpa.

—Ah, creo que no estamos hablando de la misma persona, busco a los padres de la señorita a. ....— volvió a revisar su tabla, — Galaxia Luna.

—¡Kaolinet!.

La señora Kaolinet, se desvaneció, apenas dándole tiempo a su marido de sostenerla, mientras el doctor se acercaba para darle los primeros auxilios,

—¡Señora!, trae alcohol, —pidió el doctor a la enfer5mera que venía de tras de él.

Una mano sostuvo del hombro al doctor y amito que hasta a mí me sorprendió, cuando Endimión dijo.

—Galaxia Luna es mi esposa, ¿Dónde está ella?, se supone que estábamos aquí por Haruca Luna su hermana, la señora —señalo a la señora Kaolinet—, es madre de las dos.

La enfermera llego dando le al doctor un pedazo de algodón que olía a mucho a alcohol.

El doctor volvió a estar de pie y se dirigió a Endimión.

—Por lo que sabemos de algunos testimonio de los soldados que han llegado a este hospital, y han estado medio consientes para dar un testimonio, al parecer hoy tenían órdenes de trasporta a un reo de alto nivel a su nueva prisión de alta seguridad, hubo una emboscada y muchos soldados perdieron la vida, fueron llevados a diferentes hospitales porque no nos dábamos abasto con el personal.

—Pero mi hija Galaxia es piloto, ¿Por qué llego ella aquí si ella no debería de estar en tierra?. —respondió el señor Mamoru sostenido todavía a su esposa, mientras la enfermera le seguía poniendo el algodón con alcohol en la nariz.

—Por el informe de los paramédicos, al parecer el helicóptero en el que iba la señora Luna fue derribado. —mi madre abrazo más fuerte a mi padre, mientras yo no sabía que decir, y Endimión con cada palabra que decía el doctor se iba poniendo mas pálido. —Tiene leves contusiones, pero, necesitara usar cabestrillo de cuatro a seis semanas, ya que el hueso de la mano derecha que une a la muñeca y el codo tiene una fisura, así que necesita cuidados.

Darien se acercó a Endimión y le puso una mano en el hombro, yo la verdad no sabía que pensar.

Galaxia había sobrevivido a la caída de un helicóptero, para alguien como yo o como mi familia, que no estamos acostumbrados a este tipo de vida, recibir este tipo de información, puede ser bastante, impáctate, o al menos yo lo sentía así, y creo que mis padres y hermanos, sobre todo Endimión era más que, abrumador.

­—¿Podemos verla doctor?. — pregunto mi hermano.

—Si claro, síganme por favor.

—Karmezite, ¿Podrías cuidar a mi esposa en lo que despierta?, —pregunto el señor Mamoru—, no quiero dejarla sola, pero necesito ir con el doctor para ver a mi hija.

—Yo la cuido. —mi madre tomo su lugar apoyando la cabeza de la señora Kaolinet en sus piernas.

Una vez libre él y Endimión, siguieron al doctor para ir a donde tenía internada a Galaxia.

—Yo voy con ustedes—dijo mi padre rápidamente siguiéndolos, le dio un beso a mi madre —iré con Endimión, nuestro hijo necesita apoyo.

Mi madre solo asintió con la cabeza, mientras mi padre siguió la espalda del señor Mamoru, al pasar por mi lado susurro en mi oído.

—Compórtate. —para luego seguirlos y perderse por los pasillos.

Lo seguí con la mirada hasta que su espalda se perdió entre los pasillos del hospital, cuando por fin lo perdí de vista, solté un suspiro y sentí como si un peso se alzara de mis hombros.

Jala del brazo a Darien para sentarnos a un lado de mi madre, que sostenía la cabeza de la señora Kaolinet.

Nadie dijo nada, y sentado en esa silla de hospital, sin mi padre a un lado, por fin pude ver un poco el panorama completo de lo que tenía enfrente.

Primero, yo había cometido un error imperdonable, y no solo me afectaría a mí, sino también a mis hermanos y a más personas que no tenían la culpa de las decisiones que yo tome.

Ellos no me iban a perdonar si algo les sucedía a Para para y Vez Vez, y yo en mi momento de ignorancia no me había tomado las amenazas de mi padre con la seriedad que debía ser, tal vez porque no había visto su verdadera cara, esa donde todos éramos piones de su juego de ajedrez para poder quedar se con todo,

Segundo, Galaxia estaba en el hospital, aparentemente viva, pero era obvio que algo no cuadraba porque se supone que la que estaba en el hospital era Haruca, o al menos lo que le informaron a mi madre

¿Entonces?, si Galaxia estaba en el hospital, ¿Dónde estaba Haruca?.

—¿Familiares de la señorita Luna?.

Un doctor joven, relativamente joven a mi parecer, pregunto.

Tan perdido estaba en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta, cuando la señora Kaolinet, ya había despertado y se levantó lo más rápido posible, y se para delante de él.

—¿Haruca Luna?.

—Sí, ¿Es usted familiar cercano?.

—Sí, soy su madre

—Un gusto conocerla, aunque no sean las mejores circunstancias, soy el doctor Thomson, traumatólogo, su hija y yo ya tenemos el gusto en conocernos, y también he cruzado dos o tres palabras con su hijo Rubeus.

—¿Cómo está mi hija?.

El doctor reviso su tabla de notas, arrugo un poco las cejas, y se las ajusto con el dedo índice y por fin miro de frete a la señora Kalolinet.

— No le voy a mentir señora, el estado en el que llego su hija a urgencias, no tenia heridas internas pero si algunas contusiones grabes en la cabeza, nada grabe para llevar a cirujia pero su requiere reposo, ahora lo realmente grabe de esto es que Haruca tiene la pierna izquierda y fracturada, junto con el hueso de la mano derecha que une al codo con la muñeca.

La señora Kaolinet solo se tapó la boca para ahogar un sollozo.

—¿Pero ella está bien?. Me refiero a ¿Qué ya no esta en peligro de muerte, verdad?.

El doctor negó con la cabeza.

—No, pudimos estabilizarla a tiempo y la ciruja en brazo y pierna no hubo ningún inconveniente.

—Gracias a Dios.

—Doctor, — no pude aguantarme las ganas de preguntar—, a ¿Cuándo usted dice que esta fracturado significa?...

—La señorita Luna estará incapacitada de seis a ocho semanas, para poder recuperarse, ya que ambas extremidades están rotas, entre la cuarta y quinta semana tendrá revisión para ver si sus huesos, sanaron correctamente.

—Podemos ver a mi hija doctor.

—Sígame.

Caminamos detrás del doctor por los pasillos con forme pasábamos, las personas iban disminuyendo, dejando solo a la vista personal del hospital.

Nos detuvimos frente a la habitación con los números 026 en la puerta, mi madre puso la mano en el hombro de la señora Kaolinet, yo mismo, incluso Darien contuvo la respiración cuando el doctor nos abrió la puerta.

La señora Karmesite, se colocó a un lado de la cama, le toco la cara a Haruca y sollozo, mi madre se abrazó a mí y yo la sostuve, Darien me sostuvo de los hombros porque estoy seguro que las piernas se me aflojaron por unos cuantos segundos de la impresión.

—Mi hija está bien, ¿verdad doctor?.

—Sí, solo está dormida por los sedantes, en cuanto se le pasen el efecto ella despertara, pero, le recomiendo que valla por algo de ropa y descansar, lo más seguro es que despierte hasta mañana en la mañana.

Estoy seguro que la imagen de Haruca con la pierna enyesada, elevada con los cables del techo, el brazo enyesado y los leves moretones en el rostro pálido, es algo que no podría borrar de mi mente tan rápido, y me perseguirá por mucho tiempo.

—Con permiso.

El doctor salió y nos dejó en la habitación y por más que tratara de aparentar que tenía algún tipo de empatía no lo logre.

Si me sentía mal por Haruca, a nadie le agrada ver a otra persona en el estado que ella se encontraba, pero por dios que hasta mi hermano Endimión demostró más empatía por Galaxia de lo que yo podía sentir.

—Te vas aponer bien mi niña, vas a estar bien y podremos irnos a la casa.

El teléfono de mi madre son y ella salió para contestar, yo me quede junto a Darien escuchando como la madre de Haruca le susurraba cosas para que se lo ella, las pudiera escuchar.

—Kaolinet, tu esposo—ella miro a mi madre—, me hablo por el celular de Endimión, quiere que te lleve a la habitación de Galaxia para que la puedas ver. Seiya y Darien se quedaran con Haruca.

La señora Kaolinet, beso la cabeza de Haruca con cariño.

—Vamos, necesito saber cómo está mi hija.

—Vamos.

Ambas salieron de la habitación y yo me quede viendo a Haruca como si de momento se fuera a poner de pie y me fuera a contestar con alguno de sus insultos en doble sentido.

­­—¿Dónde estabas?, ¿Por qué no llegaste?.

—Tuve detalle con uno profesor, por eso me retrase y no pude llegar a tiempo

—Piensas que puedes hacer lo que tú quieras y nadie se dará cuenta ¿verdad?. — la voz tranquila de Darien me mando un escalofrió que me puso los pelos de punta.

—No te estoy entendiendo hermano.

—Sabemos a dónde fuiste y con quien Seiya.

Sentí un presión creciendo en mi pecho y cuando los ojos de Darien me miraron, supe que el sabia la verdad.

—Para Para le dijo a Endimión donde estabas­—sentí como el aire dejaba de pasar y como la garganta se me cerro—. Sabes Seiya, si algo les llegara pasar a Para Para Endimión no te lo perdonara jamás, y si algo le pasa a Vez Vez yo tampoco te voy a perdonar. No eres al único que le duele todo esto Seiya, pero eres el único que no pone de su parte, y no es justo que paguemos nosotros por algo que ni siquiera hicimos, ¿no crees?.

Dio media vuelta y se dispuso a salir de la habitación.

—Voy por una botella de agua, ¿puedes cuidar a tu esposa?, espero que Sí.

Me quede solo y ahí en esa habitación de hospital sin ningún ruido más que el del monitor de signos vitales de Haruca.

Y llegue a una conclusión que siempre estuvo frente a mí, yo tenía la culpa de todo.

Tenía la culpa de que mis hermanos estuvieran en este problema, yo pude negociar su libertad a cambio de la mía y no hice nada,

Mi relación con Cere Cere pudo a ver terminado mejor y no metidos en este embrollo si yo le hubiera puesto un alto desde el principio.

Y mi relación con Haruca pudo haber sido mejor, si no me hubiera puesto de necio en culparla de todo a ella.

Las cosas serían diferentes, si yo no hubiera cometido tantos errores y tal vez era el momento para empezar a corregirlos.

Se escucharon pasos acercándose y al voltear para ver quién era la persona que entraba con Darien y mi madre era la respuesta a mis plegarias.

—Hijo, tu padre y yo regresaremos a casa por un cambio de ropa para Endimión, se va a quedar con Galaxia mientras sus padres van a su casa a descansar, le dije a tu suegra que tú te quedarías a cuidar a Haruca y Darien se quedaría para cambiar a el que tenga ganas de descansar primero, ¿estás de acuerdo hijo?.

—Claro, solo permíteme hablar de un asunto importante de la empresa con mi padre.

Mi madre asintió con la cabeza y salí de la habitación seguido de mi padre, camine unos metros más al fondo del pasillo asegurando me dé que nadie nos valla a escuchar.

Me detuve cuando alcanzamos una distancia prudente y me gire para verlo y sin dejar de mirarlo ni dejarlo hablar le dije.

—Te propongo un trato.

Mi padre levanto una ceja y me miro por unos segundos.

—Te escucho.

—Me portare bien con Haruca, seré el mejor esposo ejemplar que haya en este mundo, fiel y amoroso, me alejare de Cere Cere, incluso me cambiare de universidad si ella no se aleja de mí. Ya no abra ninguna discusión de mi parte y no abra ninguna queja, solo te pido, que no les agás daño a ninguna de ellas, mis hermanos no tienen la culpa de mis errores. Por favor. —Suplique.

El me miro, con sus profundos ojos azules muy diferentes a los juguetones y bromistas Darien o a los serios y burlones de Endimión, aun con todos mis nervios por primera vez le sostuve la mirada tratando de no titubear, hasta que levanto la comisura izquierda en una sonrisa.

—El hombre tiene cosos que son muy importantes en su vida, pero hay cosas que tiene que cuidar y obtener para ser alguien en este mundo; una familia, para no estar solo y cuidar tu legado, dinero para poder darle a tu familia un hogar y estabilidad, y poder para protegerla de cualquiera que quiera hacerle daño, pero también hay que tener inteligencia para poder utilizar muy bien las dos anteriores y no salir perjudicando a tu familia o a t mismo, pero hay algo más importante entre todo esto, algo que tiene el mismo peso y marca el destino de un hombre, —me miro por unos segundos y sentí que lo que iba a decir cambiaria muchos las cosas a partir de hoy—, La palabra de honor hijo, sostener tus palabras de lo que dices y haces demuestra mucho del hombre que eres y vas a ser, dime hijo ¿Esta dispuesto a darme tu palabra y mantenerla, para salvar la vida de las chicas y a tus hermanos?.

Lo mire a los ojos y sin titubear conteste.

—Si.

—Entonces, —me extendió la mano y sin dejar de verlo a los ojos estreche mi mano con la suya—, tenemos un trato de honor hijo, de hombre a hombre, no me defraudes o abra consecuencias.

—No lo hare padre.      

.

.

.

.

.

.

.

.

Disculpen el retraso, pero tuve un bloqueo de escritor ya que en un principio no pensé que fuera tan difícil escribir un libro, pero con forme tomaba forma, y le iba poniendo cosas de aquí y cosas de ya todo se fue complicando, y con el tema de la milicia son cosas que casi no sé, y tomo ideas de aquí y por haya, pero bueno, se hace lo que se puede y rematamos con que no me gustan los capítulos cortos jejejeje.

Si tienen alguna sugerencia me gustaría escucharla.

Nos leemos en la siguiente. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top