Capitulo 13.

Pueden empezar a reproducir la canción desde que empieza a narrar Haruca, o desde que se  empieza a narrar en tercera persona. Los amo.

DARIEN.

Una vez más te escribo una carta, ya perdí la cuenta de cuantas te he escrito, pero la intención es la misma, poder reflejar me en el brillo de tus ojos y saber que las sonrisas que regalas son por mis palabras. ¿Que no sabes quién soy?, eso es mentira, estoy en tus recuerdos, ¿Que no sabes si mis palabras son sinceras?, tienes razón, las palabras se las lleva el viento, las letras no, por eso las escribo, para que no dudes de mí.

Mi príncipe Darién, tal vez no me extrañes pero yo a ti si, tus sonrojos me ponen una sonrisa todas las mañas, porque eres tú, tal vez no lo veas, pero seré paciente, después de todo, cuando tus besos sean míos abra valido la pena.

Pero antes de eso, quiero tu mente, quiero que mis palabras se queden en tus pensamientos, porque una vez que tenga tus pensamientos, tu corazón me dará la razón, y si me haces el honor de concederme tu amor, será mi más grande recompensa.

Hasta la siguiente carta mi príncipe.

Atte. Tu princesa de la Luna.

Como cada semana sin falta, cartas llegan a la casa con fecha de los días que pasaron, junto con la del día que llegan. Me pregunto ¿Quién manda las cartas?, todas son de la misma persona. La princesa de la luna. Al principio pensé que era una clase de broma de parte de Seiya, pero siguieron llegando cartas y lo descarte, luego pensé que tal vez podrían ser de Vez vez, pero lo descarte al instante, compare ambas escrituras y son tan diferentes una de la otra, que no me quedo duda que eran personas diferentes.

Leo una todos los días, y por más que trato de recordar, de buscar en mis pensamientos a una persona con la que mi relación haya sido muy cercana, para trasmitir los sentimientos que me trasmite con sus palabras, no logro encontrar la.

Me quito los lentes y con mis dedos índice y pulgar tallo mis ojos, hoy la biblioteca está un poco más vacía que los días anteriores, mejor así, el silencio es reconfortante, sabiendo que en cuanto pongamos los pies en casa se desatará un batalla campal, o bueno, eso era así hasta el sábado de la semana pasada que nos dimos cuenta que Haruca y Galaxia no habían llegado a dormir, y la llamada a primera hora donde avisaban que tenían una misión y no sabían hasta cuándo regresarían lo confirmo.

Desde entonces, la casa está en silencio, Seiya sigue enfadado, pero por lo menos la culpa ya no me carcome de ver como mi hermano reclama a Haruca por una boda que estoy seguro que ni siquiera ellas estaban enteradas y mucho menos de acuerdo.

¿Cómo lo sé?.

Fácil, la mirada asesina que Haruca le da a mi hermano y la forma en que aprieta los puños y se contiene para no responderle y cerrarle la boca a golpes da mucho que decir de ella, por otro lado esta Galaxia, ni siquiera Endimión tiene esa mirada tan fría y calculadora que tiene ella, y esa capacidad de mantener esa calma y silencio que la caracteriza y sobre todo, la habilidad que tiene para contener a Haruca.

Nunca la he visto discutir con Endimión y temo que vaya a pasar si algún día ambos se llegaran a confrontar. Y por supuesto no menos importante, Serena.

No la he visto desde que nos casamos y ella se fue a la escuela militar.

Parece más bien una niña caprichosa que un soldado, no sé qué valla a pasar el día que la tenga en  casa 24/7.

Y si le sumas la inquietud y mal presentimiento que tengo desde esta mañana, casi puedo asegurar que este no será un buen día.

— Darién. —No me di cuenta en el momento en que recosté mi cabeza sobre la mesa, con mis manos, usándolas como almohadas.

Hasta que tengo que levantar la cabeza para ver a Endimión.

— ¿Qué pasa?.

— No encuentro a Seiya.

— ¿Cómo que no lo encuentras?.

— Ya lo busque por los lugares que suele ir y no está, marco a su celular y está apagado. —Ambos nos miramos a los ojos, y solo yo puedo entender la preocupación silenciosa que cruza por los ojos de mi hermano.

— Lo sientes ¿Verdad? — el asiente con la cabeza.

— Algo malo esta por ocurrir y mucho me temo que Seiya va a estar involucrado. — No hago más preguntas y rápidamente recojo mis cosas.

— Vamos tenemos que encontrarlo.—
Caminamos rápido, y justo antes de que podamos salir una figura esbelta, delicada y femenina nos impide el paso.

— Para para.

— Hola Endimión, Darién. — Asiento con la cabeza y no me muevo.

Puedo ver como el cuerpo de Endimión se tensa pero rápidamente se recompone y vuelve a mostrar esa mascara de indiferencia que ya es costumbre de él.

— Hola Para para, no es por ser grosero, pero tenemos prisa...

— Lo sé. — Un brillo de tristeza aparece en sus ojos y se, que mi hermano debe de sentirse como la mierda. —Entendí la última vez que hablamos, pero es importante lo que vengo a decirles.

— ¿De qué se trata?, y que sea rápido por favor.

— Ellos se fueron juntos.

(.)(.)

SEIYA.

— Para mañana quiero un reporte de lo que han avanzado del proyecto que me entregaran al final del semestres, pueden retirarse.

La clase de contabilidad era de las más pesadas y el maestro Fox era muy exigente con respecto a sus proyectos.

Guardo mis libros, y una vez listo voy a la salida del salón, estos días han sido muy tranquilos, desde el sábado por la mañana que recibimos la llamada de que Haruca y Galaxia, no regresarían a casa asta nuevo avisó, fue como si los ángeles tocaran las arpas del cielo para mí.

No niego que nuestra plática de la otra vez me dejo un poco sorprendido y la duda de quién es Sammi sigue presente pero, estaría agradecido si alguien me asegurara que Haruca no regresaría y la boleta del divorcio estuviera presente sería muy feliz.

Siento que mi teléfono vibra y cuando lo reviso es mensaje de Endimión.

"Nos vemos en la salida de la universidad, te espero para recoger a Darién en la biblioteca."

Camino rápido por los pasillos cuando siento como alguien me jala del brazo impidiendo que siga mi camino.

— Cere cere.

— Seiya, necesito que vengas con migo.

— No puede Cere cere, los chicos me esperan. — Intento quitármela del brazo pero me agarra con más fuerza, y cuando detengo mis movimientos ella me abraza por el torso pegándose más a mí.

— ¡No! Vas a venir con migo, los chicos pueden esperar, tiene días que no hablamos y no asemos nada en pareja.

— ¡Ya hablamos de esto Cere cere!, te pedí paciencia, tiempo, prometiste esperar y me estás presionando.

— ¿¡Es por ella verdad!?, ¡ya te acostaste con ella¡, ¡por eso no quieres venir con migo!, ¿¡te gusto!?, ¿¡Que tiene ella que no tenga yo!?.

Y explote.

— ¡Con un demonio, cállate! — Nunca le había al sado la voz, maldecido y mucho menos gritado en el tiempo que estuvimos juntos.

Pero hoy, hoy se acabó mi paciencia.

>> ¡No me he acostado con Haruca!. Ni siquiera me permitiría tocarla antes de meterme una bala entre ceja y ceja. ¡Maldición!, ella ni siquiera está en casa y no sé cuándo regresa.

—  Acabas de decir que Haruca no está en casa, ¿La están considerando parte de tu familia?.

Me estaba sintiendo acorralado, y culpable cuando los ojos de Cere cere empezaron a llenarse de lágrimas.

— Ya te había explicado la situación con mi padre, y si digo "casa", es por hasta que todo esta locura termine la mansión será la casa de Haruca y no solo de ella, de sus hermanas también.

— Entonces si de verdad no te importa ella, demuéstramelo.

— ¿¡Que!?.

— Demuéstrame que ella no significa nada para ti y ven con migo.

No podía, metería en problemas a los gemelos y tendrá problemas con ellos.

Estaba jodido, entre la espada y la pared, mi lado racional me decía que era una mala idea ir con ella, pero mi corazón y mis sentimientos me pedían a gritos ir con la mujer que amo.

Porque este mes se sintió como la eternidad estar lejos de ella, de sus abrazos, sus besos, su cuerpo, sus caricias, de su olor, de su presencia, toda ella era la razón por la que despertaba cada mañana.

Ya no podía estar lejos de ella.

Ya no quería estar lejos de ella.

Así que mande todos los miedos, dudas, y sobre todo ese pequeño malestar que sentía en el pecho a lo más profundo de mí ser.

Que si el mundo tenía que arder para que Cere cere estuviera a mi lado. Que así sea.

— Te seguiría a donde tú quisieras.

(.)(.)

HARUCA.

— Saldrán de la prisión de máxima seguridad con tres camionetas blindadas, las dos primeras serán el sebo, y el recluso, viajara con cuatro escoltas en la tercera camioneta con él. — Hoy era el día del traslado y las cosas pintaban un panorama bastante tenso, si me lo pregunta.

Con forme nos iban explicando la ruta a seguir nos la mostraban en un mapa en la pizarra, suspendida a la pared.

>> Una vez en marcha, saldrán por la avenida 42 y tendrán las calles Mendoza, Polanco, jardines y Zapata despejadas, tomaran la salida de santa Catrina para llegar a la autopista, seguirán hasta el kilómetro 176,  a cincuenta kilómetros de distancia, a la izquierda, encontraran la desviación y una señal de camino que, los llevara a la prisión de máxima seguridad del estado.

>> La tropa uno, será la tropa alfa, dirigidas, por la sargento Luna, tropa dos, los águila, dirigidas por el sargento Méndez, la tercera tropa serán las serpientes, dirigidas por el capitán Tsukino, y la cuarta tropa, serán los lobos, dirigidas, por el teniente Walter, serán escoltados en el aire por dos helicóptero HH-60G Pave Hawk pilotado por la sargento Luna y su, artillero Ryan y el segundo pilotado por el sargento Connor y su artillero Wilson, yo junto con mi equipo los estaremos monitoreando vía image satélital y mantendremos las comunicaciones abiertas en caso de emergencia, si logramos, este operativo, cenaran esta noche en casa, suerte, y hoy no tendremos soldados caídos, ¡Entendido!.

— ¡Si señor!.

Una vez el Capitán Alfa nos dio pase para salir, el convoy salió rumbo a la prisión.

Una vez llegamos un oficial se acercó al camión para preguntarnos cual era nuestras ordenes o el motivo por el cual estábamos en las puertas del penal, nos identificamos y enseñamos los permisos y autorizaciones firmadas, cuando las puertas de la salida y entrada de reos se abrió, el peso de la misión se sintió más que nunca sobre nuestros hombros.

Frente a nosotros estaba un reo de máxima a seguridad, condenado a cadena perpetua, una de las mentes más sanguinaria, inteligentes, psicópatas y sin escrúpulos, que el país y el mundo pudo a ver conocido.

— Firme aquí, Sargento Luna.

— ¡Sargento Luna!. —  Su voz hizo que se me erizaran los bellos de la nuca, a pesar del escalofrió que recorrió mi cuerpo me mantuve firme. — Valla, tuve el honor de conocer a dos hermanos Luna en mis vacaciones pasadas, me siento alagado, ¿Con quién tengo el gusto?. — Ignore su palabrería y una vez entregue los permisos firmados, di un asentimiento de cabeza.

— ¡Súbanlo!.

— ¡Eres mujer!, Que agradable sorpresa.

Fueron sus últimas palabras antes de que sus escoltas serraran las puertas de la camioneta.

— ¡Todos listos!.

— Halcón uno, ¿Confirmando posición para mover a la reina? cambio. — La voz de Galaxia sonó por la radio y supe que el helicóptero ya estaba sobrevolando sobre nosotros.

— Aquí a Alfa uno, confirmada la orden de traslado a Halcón uno cambio.

— ¡Vámonos!.

(.)(.)

En un hotel en algún lado de la ciudad donde el pelinegro creía que su padre no lo encontraría o eso es lo que le hacían creer.

Entre besos desbordados de pasión y carisias, las prendas de ropa era un estorbo para los cuerpos que ansiaban por  juntarse piel con piel.

En un momento de lucidez, Seiya, se separó de Cere cere para quitarle la blusa y el sostén, con las prendas fuera, chupo, mordió y se amanto de sus pechos, haciendo que lo gemidos de ella fueran en aumento, mientras ella se aferraba a su pelo incitándolo a seguir.

(.)(.)

La tensión en las camionetas blindadas se podía sentir en el aire, nadie se atrevía a mover ni un solo musculo del cuerpo, casi se podían escuchar los latidos de los corazones a un ritmo acelerado por la presión que todos llevaban sobre sus hombros.

— ¡Por favor muchachos, quiten esas caras, esto es un traslado no un camino rumbo a la guillotina!.

— ¡Cierra la boca Torres!.

— ¿Qué?, es más podemos ir planeando que vamos hacer después de esta misión, yo personal mente planeo tener sexo desenfrenado, ¿Qué dices Kaioh ¿Te a puntas? —La peli-verde le dio una sonrisa socarrona.

— ¡Oh claro precioso!, pero lamentablemente me gustas los penes y tú tienes cara de pasiva, pero, podemos conseguir un consolador para tu placer personal.

Las carcajadas y burlas se hicieron presentes ante la falsa revelación de la chica, y aun que todos sabían que lo de ser "pasiva" era mentira no perderían oportunidad de burlarse del chico.

(.)(.)

Con su lengua recorrió del valle de sus pechos hasta el ombligo, hiso circulo alrededor de él, para seguir bajando a su monte de venus, la toco suavemente con la lengua logrando sacar un gemido de los labios de Cere cere.

— S-ee-iya ¡por favor!.

— Me tienes a tus pies. — Y sin más Seiya se hundió entre sus muslos y saboreo sus húmedos pliegues disfrutándola cual sediento tomando su primer trago de agua en días.

(.)(.)

— ¿Entonces, acepta casarse con migo sargento Luna? — La conversación había dado un giro radical pues que cualquier tema era utilizado para aliviar la tensión y los nervios de todos los presentes.

— Me temo que he de rechazar la oferta.

— Uuh, te patearon Tommilson.

— En tu cara viejo.

— No tienes lo necesario para llenar las botas de ese título. — Muchas burlas más se oyeron por los intercomunicadores, que por medias de seguridad se mantenían abiertas.

— ¿Por qué no?, tengo buen sueldo, soy soldado, inteligente, amable, caballeroso, respetoso....

— Lava. —Dijo García.

— Plancha. —Apoyo Sanchez.

— Y se deja pegar, que más se puede pedir. — siguió el juego Kaioh.

— También soy increíblemente guapo y sexy no lo olviden.

— Estoy casada.

— Esta casa... ¡Un segundo dijiste casada.

— Si dijo casa.

— ¿Estas casada?. — Haruca se divertía ante la expresión atónica de algunos miembros de su tropa al saber que ella era casada.

Galaxia podía imaginar las expresiones en sus caras al saber que su hermana era casada, y de solo imaginarlas le hacían poner cierta mueca burlona en sus labios, solo habían recorrido unos kilómetros en la autopista, saliendo de la ciudad.

Algo en la autopista llamo su atención y le hizo arrugar el entrecejo.

— Aquí Halcón uno, a Alfa uno, tenemos una situación al frente. — La voz de Galaxia por el intercomunicador hizo que todos entrara en modo alerta y tomaran posiciones de defensa.

— Aquí Alfa uno, informe Halcón uno.

— A tres kilómetros de distancia están dos vehículos a orillas de la carretera.

No podía ser cierto, el mismo coronel Alfa les había informado que toda la ruta estaría despejada de vehículos civiles, así que algo no andaba bien y ese mal presentimiento se hizo presente asiéndose una opresión en su pecho.

— Aquí Halcón dos a Alfa uno, también veo los vehículos a las orillas de la autopista.

— ¡Todos listos!, aquí Alfa uno, — la voz de Haruca sonó por todos los intercomunicadores dejando la sensación de que algo malo se avecinaba. — ¡Preparen armas para posible encuentro con civiles hostiles!.

(.)(.)

Soltó un gemido de placer al sentir la legua de Cere cere alrededor de su miembro, chupo de arriba abajo y lo succiono fuerte, haciendo que casi se corriera Seiya en su boca.

De un movimiento la giro provocando que ella quedara debajo de él, le de boro la boca en un beso lleno de lujuria, se metió entre sus piernas y dejo caer su peso asiendo que su miembro se presionara contra los labios húmedos de ella, provocando que ambos gimieran de placer.

— ¡Por favor Seiya!.

— ¿Qué es lo que quieres?.

— ¡Mételo ya!.

Y sin más la penetro con una embestida fuerte, y profunda que los hizo soltar un gemido de placer, tal vez por la bruma del placer y lujuria que los embriagaba, no se dieron cuento que solo eran dos cuerpos calmando sus ganas del uno del otro, había deseo, lujuria, pasión, las ganas de saciarse uno del otro, pero no había amor, o por lo menos uno de ellos ya no lo sentía, y eso es algo que Seiya no lo noto.

(.)(.)

— ¡Todos alertas!, un kilómetro para el encuentro.

Todos estaban alerta, las camionetas no se habían movido, pero tampoco daban señales de vida.

— ¡Quinientos metros!. — Las sensaciones eran abrumadoras, como si la bestia estuviera a punto de atacar.

Pero Dios no estaba de su lado, ni la suerte, y el destino estaba en su contra.

Una voz retumbo por los intercomunicadores, todos la reconocieron, era el piloto de la camioneta que iba dirigiendo la caravana, en cuanto la escucharon, el alma se les salió del cuerpo. Unos empezaron a rezar, y otros pedían salir vivos, pues lo que grito por los intercomunicadores fue una sentencia de que muchos no regresarían a casa.

— ¡Bazucaso¡.

Y así fue como el infierno se desato en dos lugares diferentes, en uno, dos cuerpos se volvían uno, abrasaban las llamas de la pasión, deseo y lujuria, el mundo podía arder y a ellos no les importaba, en otro, las llamas del infierno perseguía con hambre insaciable a los cuerpos que luchaban por sobrevivir al que parecía el infierno mismos.

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