El Pasado Aveces No Es Pisado
*Elizabeth *
Era un deleite visual poder verlo recostado a mi lado, tan pequeño y dulce. Era afortunada de poder compartir mi vida con alguien que me ha demostrado que me quiere de verdad, es nuevo en todo esto, lo sé, y aveces me pongo a llorar en las noches al no poder apoyarlo como se merece, es un imbecil de primera. ¿Quién en su sano juicio deja ir una vida de comodidades por un par de pechos grandes y trasero suave? Se que hablar de mi de esa forma es poco amable, pero no puedo evitarlo. No era nada razonable.
Hay miles de chicas como yo, unas con más pecho o cadera, unas más amables o más rudas...como mi hermana liz por ejemplo, ella es la chica soñada de cualquier hombre y yo, por el contrario, apenas y soy soportable. Quizá solo era el estrés. Me sentía mareada y con ganas de vomitar a cada rato, pálida...mas de lo que ya soy, con poco apetito y maldiciendo a la primera persona que se me paraba enfrente.
No piensen mal, no estoy embarazada, meliodas y yo nunca nos hemos tocado de esa forma y lo mas "íntimo" que hemos hecho, fue cuando un beso se volvió más candente y le quite la playera, pero hasta ahí quedó pues recibió una llamada de su hermano menor que quería que lo llevara a su clase de karate. Solo tengo demasiado estrés, el estúpido de mi jefe es un hijo de papi que no sabe controlar lo que está en sus hombros y yo como su maldita secretaria debo hacer todo lo que él no hace, pero el patrón está contento porque su hijo puede "hacer" todo bien, si supiera que tanto dinero en su bolsa es producido por mi y para colmo no me pagan lo suficiente.
Meliodas no es mucho de ayuda, tiene un sueldo común para su edad pero que no nos sustenta a los dos claramente, apoya en lo que puede, da sus propinas incluso para poder pagar lo más esencial pero cada vez estamos más apretados en tiempo
—Hermosa—solo pude salir de la realidad cuando sentí sus frías manos tocando mi rostro tomando mi barbilla—Se que apenas estoy aprendiendo pero no me mires así, es la tercera vez que trapeo la casa—hasta ese momento supe lo que pasaba a mi alrededor. Me le había quedado mirando fulminante a sus bellos ojos esmeralda mientras él se resbalaba por la casa, el piso estaba demasiado mojado y él descalzo. Tenía un moretón en su mejilla derecha pero que fingía no le molestaba, sus causas podían llegar a causarle daños más adelante, pero no me escuchaba—Entra más lo haga lo haré mejor—
—P-Perdón no te miraba a ti—mumure, eso lo confundió más
—¿Quieres contarme de algo? Estoy para escucharte—¿por qué tenía que ser tan majestuoso? Abrí la boca un par de veces, la cerré la misma cantidad de ocasiones y terminé por suspirar y negar con la cabeza. Su mirada desconcertada causó un vuelco en mi corazón—Esta bien, respeto que no quieras decirme algunas cosas—y se levanto para seguir con lo suyo peleándose con el trapeador
No soy buena con las relaciones, quizá esa razón era por la que lloraba al verlo dormir a mi lado. Mis ex novios no me soportaban por mi carácter tan sumiso, cambié debido a un hecho traumático en mi vida y ahora no me soportan por lo dura y fría que soy. ¿Quién entiende a la humanidad para empezar?. Jadee en bajo y seguí tecleando en mi computadora, solo debía terminar este trabajo, entregarlo, resolverle la vida al inútil de mi jefe y después por fin podré dormir. Aunque la tentadora cobija de mi cama no dejaba de susurrar me desde la habitación que enviara todo a la mierda y me fuera a descansar.
* Meliodas*
Llevaba, ¿cuánto? ¿30 minutos tal vez?. Como sea, el punto es que llevo mucho tiempo mirando el calendario en el refrigerador sin saber que hacer. La fecha era clara, era el cumpleaños de elizabeth y también era el primer cumpleaños que pasábamos viviendo juntos, el primero donde tal vez no vaya a regresar mi regalo y el primero donde no me corría con la mirada. Nunca fue fan de sus cumpleaños, pero vengo de una familia donde se hacían fiestas a lo grande y quisiera hacerle algo, un pequeño convivio, un pastel, incluso solo una galleta y leche pero que ella sepa que ese día me dedicaré solo a ella.
Mire mis manos y luego el reloj, era demasiado temprano, elizabeth no tardaba en despertar para ir a su trabajo y si me apuraba tal vez podría tener listo su desayuno para cuando bajara. Cortar unas rosas blancas de la vecina, prepararle algo o incluso simplemente despertarla con mimos.
Mire mis manos un segundo, llevaba tomando clases de cocina por Internet hace un tiempo, algo debo de haber aprendido ¿qué es lo peor que podría pasar?
*narrador omnisciente*
Lo peor que podía pasar no era el hecho de que su comida supiera feo, era el hecho de que el horno se encontraba en llamas danzarinas color rojo y anaranjado, el humo era alto, había masa por las paredes, leche en el suelo, huevos rotos en la mesa y un meliodas casi a nada de llorar de desesperación intentando apagar el fuego. Había sido un desastre, era más inútil que el jefe de elizabeth, su cara estaba manchada con un color carbón horriblemente negro, su cabello antes limpio ahora estaba sucio por la masa de su intento fallido de pastel y tosia por lo cerca que estaba del fuego.
Elizabeth abrió sus ojos cuando un olor amargo llevó hasta sus fosas nasales, era como si algo se estuviera quemando, algo dentro de su casa, algo que causaba que su novio se estuviera ahogando intentando componer su erorr
—¡Mierda! —maldijo al ver el color negro en su techo y salir de la cama de forma torpe, sus pies resbalaron en la escalera, sus dedos tocaron algo viscoso cuando entró a la cocina y se quedó anonadada cuando pudo ver el último cubetaso de agua que el blondo lanzó hacía su estufa. Entonces su cocina dejó de crepitar, el hubo se disolvió de forma muy leve para que mínimo pudieran ver sus rostros, corrió hecha una furia a abrir las ventanas de la cocina y luego de la sala para dejar salir el humo y se tapó la nariz con la pijama para no respirarlo más de lo que ya lo había hecho.
Miró finalmente a el que provocó ese desastre limpiando desanimado lo que había causado, recogiendo las cáscaras de huevo para ponerlas en la basura, tomando aquel trapeador para absorber el agua que había usado para terminar con el incendia sin ver como había terminado la estufa
—Meliodas—un escalofrío recorrió la espalda de ambos. Su voz era tan gélida y distante, sus pupilas estaban contraídas por su enojo y un sonrojo de furia estaba presente en sus pálidas mejillas—¿Qué carajos estabas haciendo? —
—L-Lo lamento, quería prepararte una sorpresa pero...—
—¿¡Sorpresa!? Meliodas eres terrible en la cocina, usa tu maldito cerebro—
—Lo limpiar todo y también pagaré una estufa nueva—
—No puedes hacerlo, no ganas lo suficiente—golpeó su pecho con su dedo de forma acusatoria
—Haré turnos extra—tartamudeo
—Todo esta tan sucio—meliodas la miró incrédulo, seguía pensando solo en la limpieza. ¿Por qué sólo debía pensar en eso? Gruño un poco, débil la mirada y apretó los ojos conteniendo las lágrimas—¿En qué mierda estaba pensando al meterme contigo? Joder—no lo demostró, pero esas palabras lo habían herido mucho, de la misma forma que los recuerdos estaban hiriendo a la albina una vez más—Nunca debí aceptarte en mi casa, nunca debí besarte en tu cumpleaños, nunca debí de estar contigo—
—Elizabeth cálmate—
—¿Calmarme? Incendiaste mi cocina y todo por un maldito capricho—
—¡Solo quería hacerte una sorpresa! —gritó
—¡Y yo solo quiero que desaparezcas de mi vida!—Ante eso las expresiones de ambos cambiaron de inmediato y un dolor punzante se extendió en el pecho del menor— ¡Eres igual a todos, un hijo de puta sin responsabilidad que va a dejarme desangrandome como él! ¡Ojalá nunca te hubiera conocido! ¡Ojalá jamás hubieras nacido! —para cuando esas palabras abandonaron su boca, se arrepintió por completo. Las lágrimas ya salían de los ojos de ambos, la rabia y la tristeza tenía una pelea interna y elizabeth no pudo estar más tiempo ahí parada, no cuando sus ojos verdes habían sido oscurecido por las lágrimas y su cuerpo estaba temblando por completo—¡Agh! ¡Te odio! ¡Te quiero fuera de mi casa para cuando vuelva! —subió de inmediato dispuesta a cambiarse y limpiarse de forma muy vaga, no podía estar ahí ni un solo momento más. Tomó sus cosas, sus llaves y sin mirarlo sólo cerró todo de un portazo para irse de ahí
Meliodas se sentó en una silla aun consternado. Era cierto, ¿en qué estaba pensando? Estaba tan entusiasmado que no pensó en las consecuencias de sus actos y ahora ella no quería volver a verlo. Necesitaba su espacio, pero antes de irse tenía que limpiar todo eso, tomó el trapo y empezó a quitar la masa de las paredes, sin embargo, las dudas seguían en su cabeza ¿por qué se había puesto tan mal al ver el desastre y lo sucio que todo estaba?
Lo mejor era olvidar, le había funcionado bastante bien en su vida, olvidar y sonreír, olvidar y sonreír, olvidar...aunque aveces no siempre se puede pisar el pasado
*
Suspiró por quinta vez en su lugar, su cabello estaba ligeramente grisáceo por el humo, sus ojos rojos por haberse puesto a llorar en su automóvil y sus labios titubeantes pensando en todo lo que había pasado, había sido muy dura con él pero no podía dejar pasar algo tan grabe, había hecho la estupidez más grande de toda su corta vida, no iba a abrazarlo ni besarlo y luego perdonarlo, aún estaba pensando en todo lo que tendrían que hacer, sacar esa cosa quemada y comprar otra, la cual no era nada barata y no sabia que hacer. Quizá pedir algún préstamo o tal vez estar cocinando en casa de alguna de sus amigas en lo que salían de sus necesidades para comprar esa estufa nueva
—¿¡Qué es esto elizabeth!? —salió de sus pensamientos cuando recibió una pila de hojas en su escritorio, un golpe en el mismo y el bufido molesto de su jefe. Hizo un puchero, no tenía el humor para pelearse con otro inútil igual que su pareja
—Papeleo—
—Que chistosa, esta todo mal, las cifras son anticuadas y los números no son los correctos—jadeo en bajo, esta cansada y desvelada, con un café que meliodas le había preparado y con el blondo dormido en su hombro, ¿como no quería que estuviera mal? Eso debió de hacerlo él no ella, frunció su ceño y apretó los puños—Corrigelo y lo quiero en mi oficina ya—
—No—los que estaban pasando por ahí dejaron de caminar al escuchar la respuesta negativa y su jefe tembló
—¿Disculpa? —
—No le haré su maldito trabajo—una risa irónica salió de los labios del hombre que le dio unas palmadas en su espalda, en toda respuesta la albina le retiro el brazo
—Parece que estas en tu pequeña burbuja linda, pero aquí el que da las ordenes soy yo—
—Pues si usted da las ordenes usted haga su trabajo —la sonrisa del mayor se desvaneció —O lleguemos a un acuerdo, le hago su jodido trabajo pero va a pagarme lo mismo que le pagan a usted—
—Absurdo—
—Si yo hago su trabajo merezco la misma paga—
—Escuchame perra—para ese punto la tomó de los cabellos con una expresión terrorífica que la hizo desear cerrar la boca y la sentó a la fuerza en su silla colocando los papeles en su mano—Yo doy la a órdenes y tu eres solo una estúpida pulga de este lugar, harás lo que digo sino quieres ser despedida—fue su colmo, le aventó su trabajo, le dio una fuerte cachetada que lo dejó anonadado y tomó sus cosas para empezar a caminar hacia el elevador—¡Jodida zorra! ¡Estas despedida! —
—¡Pues bien, me largo! ¡Suerte con hacer algo que no sabe! —
—¡Te vas a arrepentir! —
—¡El único que se va a arrepentir aquí es usted! —entro al elevador, golpeado el sueño metálico con su tacón y una vez estuvo completamente encerrada soltó en llanto una vez más. Se había asustado por sus insultos y fuerza al tocarla, se había enojado por cómo no tenía ni los huevos para admitir que no sabía lo que debía de hacer y ahora estaba desesperada. Se acababa de deshacer de su única fuente de dinero grande. ¿Qué haría ahora sin trabajo?
*Narra elizabeth*
—Déjame ver si entendí—elaine había dejado su taza de té sobre su pequeño plato y luego volvió a tomar a su bebé en brazos, desvíe la mirada para no verlo, sentía envidia por eso, pero ella no me debía nada así que solo me quedaba apoyarla y pedirle ayuda como las amigas que éramos—Tú pequeño novio hizo un desastre, le dijiste cosas que en realidad no sientes, confrontarse a tu jefe y ahora estás despedida—solo pude asentir sin dejar de derramar lágrimas y seguir recostada en su sofá—Oh nena, esta vez no se como ayudarte—
—Ni yo se como ayudarme—
—Sobre lo primero, tal vez lo mejor es pedirle una disculpa a tu novio y después exigirle que él sea quien compre o mande reparar la estufa. Fue su error él lo repara—tenía razón, en especial con lo de disculparse por haberle dicho eso, había sido tan hiriente, lo había corrido, le había dicho que ojalá no hubiera nacido e incluso que lo odiaba. Quizá en realidad estoy exagerando y no le había dolido lo que le dije pero una disculpa no estaba de más—Sobre tu trabajo, hiciste lo correcto—
—Era el colmo elaine, ya estaba harta de sus abusos de poder. Incluso si no sabía hacer lo suyo que me pagará lo que merezco y le hacía todo el trabajo que quisiera—
—Linda, aquel que tiene dinero y poder jamás dará lo justo—suspiré, tenía razón y eso ya lo sabía por completo, pero por esa misma razón era que ya no estaba dispuesta a dejarme manipular, esas personas son las peores—Lo que me sorprende es lo que dijiste, le revelaste a meliodas lo que te pasó —
—No se lo dije, solo comente algo que tal vez no va a entender—forme una mueca en mis labios
—Tarde o temprano se lo tendrás que decir —
—Cuando se entere que soy infertil va a dejarme, seguramente quiere formar una familia y yo no sé la puedo dar—voltee mi mirada una vez más para no ver la pena en sus ojos y mucho menos como depositaba a su bebé en el sofá. ¿Qué esperaban? ¿Qué fuera algo de menor intensidad? Yo no decidí no poder tener hijos, pero ese hijo de...
—Ellie, eso no fue culpa tuya y si de verdad te ama sabrá aceptarte como eres—
—Da igual elaine, seguramente ya volvió a su casa para esta hora—mire el reloj, tarde no era pero tampoco temprano, había pasado la mayoría del tiempo llorando en brazos de mi amiga y contándole todo lo que había pasado ese día, había sido de los peores de mi vida—Lo que pasó en ese lugar, el moho y la sangre seca en la a paredes, el olor a muerto, la suciedad—cualquiera pensaría que mi obsesión con la limpieza era solo por que no me gustan los germenes, pero no, digo, no me gustan los germenes pero no es solo por esa tontería. Aveces hay lugares que no pueden olvidarse
—El pasado no siempre es pisado—
—Tal vez tengo que volver con gearhead—
—Si, le llamaré para que pueda volver a recibirte y yo te mandare mensaje—asentí con una sonrisa, limpie mi nariz con una pequeña servilleta que estaba ahí y la mire a los ojos—No puedo ayudarte con tu trauma, no puedo ayudarte con meliodas pero si puedo ayudarte con tu trabajo—mis ojos brillaron por primera vez en todo el día y tuve que sentarme correctamente para poder prestarle atención—Ban necesita una secretaria, empezarás desde abajo pero la paga es buena y sabes que él te tiene mucho cariño —no pude evitar sonreír con agradecimiento mientras las malditas lágrimas seguían saliendo de mis ojos, odiaba ser tan llorona, pero los sentimientos no deben de reprimirse y eso lo aprendí a la mala—Prometo mover mis influencias para que te asciendan de puesto y puedas relajarte un poco—
—Gracias elaine—
—De nada—
*
Mire el lugar y cerraré su puerta intentando ser silenciosa, olía a jabón, demasiado, el piso estaba algo húmedo y el humo había desaparecido al igual que el negro en las paredes. Camine con la misma sutileza hacia la cocina esperando ver lo que quería ver, sonreí agradecida, estaba todo completamente limpio y reluciente, la estufa seguía carbonizada pero sin duda era un escenario más lindo que el de en la mañana.
Aún así aún había una cosa más por arreglar, meliodas, no estaba y tampoco estaba en la sala para recibirme con una sonrisa, no estaba en su trabajo así que no pude pasar a recogerlo y lo que menos quería era ir a presentarme en su casa para preguntar si estaba ahí. Lo más probable es que el señor me alejara sin nada de tacto o me impidiera verlo
—Mel —no hubo respuesta, eso solo me desconcertó aún más, no lo culpaba si decidía tomar sus cosas e irse, había dicho más cosas de las que debería haber dicho, era tanto mi enojo que ahora me arrepiento. No pueden juzgarme, cuando vez que algo como eso sucede nadie piensa en hacerlo de forma linda. Subí las escaleras aun con algo de esperanza en mis pasos, debía de estar, debía de estar para poder disculparme y esta vez hablar de forma más civilizada—Meli, cariño por favor responde—pero no hubo nada que me dijera que estaba en casa. Inspeccione el baño sin poder encontrarlo, abrí la puerta de la habitación y casi grito de el alivio.
Ahí estaba, dormido sobre la cama de forma pacífica, si cara seguía ligeramente negra por el humo, su ropa era la misma que en la mañana y desprendía un olor a quemado que poco me importo cuando me acerque hasta él, solo pude soltó una pequeña lagrima, me senté a su lado y acaricie sus cabellos llenos de un polvo negro empezando a sacudirlo.
Meliodas soltó un quejido en su lugar, se removió inquieto y no abrió sus ojos, hice un puchero, cambie mi mano hasta sus mejillas para acariciarla y solo hasta que empecé fue que abrió sus ojos, me miraron somnolientos y llenos de vida, alzó su mano para apretar la suya contra su mejilla y me sonrió de una forma tan luminosa que casi grito una disculpa torpe y rápida
—Creí que no volverías—
—Se supone que debía de irme antes de que regresaras—me agache hasta besar su frente y negué con la cabeza, era ahora o nunca y más valía ver su sorpresa por un disculpa que permitir que se fuera
* Meliodas*
—Lo lamento—abrí más mis ojos al escucharla pronunciar esas palabras, fue tanta mi impresión que me senté aún algo adormilado y solté su mano—Te dije cosas horribles, herí tus sentimientos. Lo siento tanto, no quería decir esas cosas solo estaba molesta y consternada—suspiró—Se que no voy a reparar lo que dije con un simple "lo siento" pero mi cielo, de verdad lo lamento mucho. Nunca debí decirte que no quería que navieras, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida—bese su mano con una sonrisa y algunas lágrimas. Por un momento pude escuchar las palabras de mi mamá cuando me gritaba "ojalá no hubieras nacido" era muy joven para entender lo que eso significaba
—Soy yo quien debo disculparme—hable con seguridad—Incendie tu estufa de forma estúpida, se supone que no debo de cocinar pero quería hacerte una sorpresa—
—¿Por qué sorpresa? —la mire con algo de burla y negué incontables veces, quería ir a golpear a su jefe por lo mucho que la sobre explotaba a tal grado que ni su cumpleaños recordaba.
—Ellie, hoy es tu cumpleaños ¿Enserio no lo recordabas? —soltó un respingo de sorpresa enrojeciendo de la vergüenza —Quería hacerte un pastel para antes de irte pero no funciono, seguro este fue tu peor cumpleaños—
—No negare que es verdad—hice una nueva pero reí al segundo siguiente, no siempre pasaba lo que queríamos—Pero aún ni acaba el día, podemos ir a algún restaurante o comprar un pequeño pastel solo para ti y para mi—
—No—suspiré un poco, me estire y me baje de la cama, debía tomar un baño y ponerme ropa limpia, sabía lo que a ella le gustaba y mínimo podría hacerla pasar un rato lindo—¿Te parece un maratón de películas románticas? —
—Meliodas, a ti no te gustan esas películas—
—No, pero puedo hacer el sacrificio por ti hermosa—ambos reímos en un ambiente ameno que olvidaba lo horrible que había empezado el día, me quite la camisa llena de humo y antes de poder salir de ahí, me voltee a mirarla, apenas pude contener la mirada que le dedique—Oye ellie...—
—¿Qué pasa cariño? —
—¿En verdad sientes todo lo que dijiste? —se tenso en su lugar, había tocado algo que no quería que tocara—Se que soy un inútil, pero intento cambiar, se que aveces me odias pero haré que no vuelvas a sentir oído, se que no soy responsable pero prometo serlo—
—Solo explote, no me gusta mi cumpleaños mel pero puede cambiar ahora que estoy contigo. No te odio, te amo mas que a mi vida, no eres inútil mel apenas estas aprendiendo y sobre lo otro—se puso mortalmente seria en su lugar y me miró, un escalofrío puso mi piel de gallina y trague en seco—Meliodas, no voy a tolerar otro error como este. Esta bien que pongas ropa blanca con color, que dejes el suelo empapado o dejes la llave abierta pero esto va a costar mucho dinero—solo baje la mirada y mordí mi labio inferior.
—Lo sé —
—Mel fue algo grave, incluso pudiste incendiar la casa, debería cortarte por lo que hiciste pero te amo demasiado como para hacerlo—no sabía si llorar o reír por eso, pero si hacia lo segundo tal vez iba a molestarse y lo primero iba a dejar de hablar sobre el tema. Lo mejor era no hacer ninguno—La estufa vas a pagarla tú—
—Es lo justo—se levantó de la cama un poco más relajada después de haber aclarado este último punto. Lección de esto, yo no vuelvo a cocinar ni aunque mi vida esté en juego. Acarició mi cabello, beso mi frente y se quedó inerte con un espacio corto entre nosotros. Fui yo el que no pudo soportarlo más, la tomé de la cintura la pegue a mi cuerpo y junte nuestros labios, mi diosa, mi ellie, sabían tan dulces como las fresas y eran tan suaves como siempre, terminó tan rápido como había empezado pero estuvo el tiempo suficiente como para hacerme sentir tranquilo y las conocidas mariposas en el estómago que solo ella provocaba en mi, volvió al cuarto para sacar su pijama dedicándome una hermosa sonrisa.
—Ahora ve a bañarte mel, estaré esperando abajo—
—¿Qué película pondremos? —
—Yo antes de ti—no pude evitar hacer una cara de asco y rodar los ojos. Elizabeth solo soltó una risa, sabía que esas películas para llorar no me gustaban, más que nada porque yo me ponía a llorar y me tenía que estar consolando después. Entre al baño y suspiré, esperaba que eso no se repitiera pero pensándolo bien, ¿a que se refería con dejarla desagrada?
*
Aviso que tanto meliodas o elizabeth tendrán pasado fuertes pero que solo harán que su amor sea más puro y verdadero
¿Qué les pareció? Espero les haya gustado como a mi me gustó escribirlo
Se vienen cosas lindas, problemas, pasados y también el tan ansiado lemon *_* que será dulce como el momento en que se dará así que paciencia
Disculpen faltas de ortografía y sin las que decir nos veremos después
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