Suena el timbre de la última clase, ruedo los ojos agotada y recojo mi bolso para ir camino a la detención. El olor a pescado me sigue persiguiendo y solo quiero llegar a mi casa y meterme bajo la colcha, luego de darme un glamuroso bajo.

Los pies me pesan y al abrir la puerta de detención veo a una pareja, un chico y a Jack, quien enseguida mueve su mano contento. Me maldigo mentalmente, primer día y ya estoy en detención. Me siento en el último puesto y acuesto mi cabeza en el pupitre cuando los demás chicos comienzan a mirarme.

—Tengo algún mono pintado en la cara ¿Por qué me miran así?

Uno de los chicos, de piel blanca como la leche, de pelo rubio, un piercing en la nariz, lleno de músculos y lleno de tatuajes en su brazo derecho. La verdad que ese uniforme le queda como anillo al dedo, ya saben súper apretado haciendo que sus músculos se vean a la perfección. Comienza a observarme y mirar a la chica de su lado.

— ¿Qué hiciste para estar en detención? —Pregunto ese chico y enseguida rodé los ojos, ¡Era en serio!

—Estaba en el baño de chicas con Samuel, limpiándole unas heridas que le hicieron unos tipos por droga y la doña Mitsubishi nos cogió, pensaba que estábamos follando.

Mueve mi pelo nervioso y lo hago una pequeña coleta, mientras veía con curiosidad a los otros integrantes.

— ¿Qué hicieron ustedes?

—Nos cogieron follando en las gradas.

Me contesto la chica mientras que señalaba al chico rubio, ¡Oh! Son parejas, o eso creo.

—A mí por hacer explotar el laboratorio de Química.

— ¿Eso se puede bro? —Le pregunto el rubio y ahí es donde caigo que ellos dos son hermanos— Mamá cuando se entere nos va a colgar.

—A ti solo no chico, mi mamá es muy conservadora.

Me acomode en la silla, puse los pies encima de la mesa y comencé hacer masajes en mi frente, el dolor de cabeza era inmenso.

— ¿Qué hiciste tu Jackie? —Pregunto la chica que tenía su pelo castaño suelto y andaba vestida con ropa de porrista.

—Puede decirse que me cogieron tomando y no consejos…

Ruedo los ojos con una sonrisa. Estos chicos lo cogieron en cosas peores que yo y tienen una consciencia tranquila.

—Me llamo Fernanda, por cierto.

—Lauren, mucho gusto.

Los hermanos se presentaron, el rubio se llama Lorenzo y su hermano mayor Leonardo. Al rato llego la Mitsubishi para darnos las ordenes de lo que íbamos hacer, un trabajo comunitario en el salón de la escuela, donde teníamos que pintar y arreglar el lugar para la graduación de último año.

Así que nos fuimos directo para el salón y comenzamos hacer nuestras labores. Leonardo es un año mayor que nosotros, pero tuvo que repetir un año porque tuvo decidió irse con su padre de viaje por Italia y perdió el año, ahora da clases con nosotros, si porque todos tenemos la misma edad.

Recojo mi larga cabellera en un moño alto y comienzo a recoger los papeles con Fernanda.

—Te mudaste hace poco ¿No?

Asiento con la cabeza rápidamente.

—Yo me mude hace un año, y créeme me cuesta adaptarme. —Siguió recogiendo papeles y miro a los chicos, que estaban tirándose papeles— Por cierto, Sam es buen chico, lo que está muy influenciado por su novia o mejor amiga, creo que son amigos con derecho.

— ¿Por qué me cuentas eso?

Me le quedo mirando buscando una respuesta a todas esas cosas que me anda diciendo. A mí no me interesa Samuel, solo tuve un inconveniente con él y ni siquiera esta acá presente.

—Es que soy su vecina y veo cosas horribles por su ventana.

La puerta del salón se abre y entra el susodicho con la mejilla aun rojo, además de tener la bandita que le había puesto. Entro chocando con las cosas, parece que esta drogado hasta el culo.

—Buenas buenas —Comenzó a gritar y alzar sus brazos. Los demás chicos no le hicieron caso y solamente Fernanda fue directo ayudarlo.

Yo me limite a colocarme mis audífonos y poner la música de Taylor Swift a todo volumen. Termine de limpiar mi parte y comencé a mirar a los chicos, quien aún estaban limpiando.

—Son muy lentos.

Me quejo mientras me siento en una de los asientos. Abro mi Whatsapp y veo varios mensajes de Jocelyn y de mis amigos de Puebla, todos preguntándome por mi primer día, decido ignorarlos aunque luego me lamentare.

— ¡Hey Lau! Terminamos.

Me grita Jack mientras alza los brazos en forma de victoria. Miro la hora y me doy suavemente en la frente, ¿Ahora como me iré a mi casa?

—Sirenita, vamos que Leo nos va a llevar a la casa. —Me grita Lorenzo ya que estaba sumida en mis pensamientos. Asiento con una sonrisa en el rostro y me levante en busca de mi mochila, pero antes fui a donde esta Lorenzo.

—La próxima vez que me digas Sirenita, vas a quedarte sin descendencia.

Lo amenazo con una sonrisa burlona y agarro mi bolso. Me adelanto para ver a Jack y disculparme por mi actitud grosera de hace unas horas.
Todos nos montamos en el auto de Leonardo, algo apretados pero íbamos directo a nuestra casita. Yo me senté en el asiento de copiloto mientras que Lorenzo, Jack, Fernanda y un drogado Samuel iban apretados. Fernanda lo tenía aguantado porque se iba para los lados y ya se había dado con la ventanilla.

Los chicos no paraban de hablar sobre cualquier tema y me tenían bastante agobiada.

—Lau, espero que la detención te haya sido un poco entretenida.

Menciona Leo mientras comienza a mirarme, no puedo mentirme y decir que Leonardo no es sexy, que no te pone los pelos de punta, y que no me llama la atención.

—Ha sido mucho mejor de lo que imaginaba, me lo he pasado bien, aunque cuando llegue a mi casa mi madre va a matarme.

—Nos va a matar nuestras madres— Menciona Lorenzo mientras sigue empujando a Jack y jugando por el móvil.

Me rio al ver la actitud infantil de mis nuevos compañeros, de mis nuevos amigos. Soy la primera en bajarme del auto y me despido de ellos. Suspiro y decido entrar a mi casa para recibir a la fiera de mi madre.

Entro a la casa, todo está demasiado tranquilo, veo a Adara y Steve corriendo por toda la sala mientras juegan con pistolitas de bolitas de goma. Un fuerte olor a carne asada hace que mi estómago comience a crujir, dejo el bolso en uno de los asientos de la sala y comienzo a caminar hasta la cocina. Mi madre anda bailando mientras fríe algo en una cazuela.

Me paro a su lado y espero disciplinadamente a que comience a regañarme.

— ¿Qué tal te fue la escuela, cariño?

—Un asco, antes que me preguntes, estuve en detención por ayudar a un muchacho que le estaban dando la paliza del año pero a pesar de ir a detención, te tengo una súper noticia— Cogí un poco de aire y la mire a los ojos— Hice nuevos amigos, son 4 en total.

(…)

Luego de bañarme, de quitarme todo ese aroma raro a sopa de pescado, me acuesto en mi cama y decido abrir el Whatsapp para hablar con mis amistades de Puebla, cuando me entra la notificación de un nuevo grupo.

Los marginados de Fairfax.

Comienzo a reírme cuando veo el nombre de los integrantes y de lo que estaban hablando.

Lau
Pueden callarse, uno intenta dormir.

Jack tu matador
Echaaa!!! Hasta que al fin aparece la hottie salvaje

Lolo
Sirenita! ¿Te castigaron?

Lau
No, mi madre se alegró en cuanto le dije que había hecho amistades, que casi ni caso le hizo a la detención. ¿Llegaron bien?

Leo
A pesar de que Samuel me vomito el carro, todo bien.

Lau.
¡Iugh! Que asquerosidad. Los dejo mis hermanos necesitan de mí. Mañana nos vemos.

Antes que contestaran, apago los datos y comienzo a mirar el techo donde tengo pegado unas estrellas que mi papá me había regalado. Cuanta nostalgia traigo de mi pueblo.
Dejo el celular en una esquina y solamente comienzo a cerrar los ojos, solo quiero dormirme y descansar mi mente, volver a Pueblo….

Mi celular comienza a sonar, abro los ojos asustada y miro la hora, son apenas las 2 de la mañana. ¿Quién carajo llama a las dos de la mañana? Decido contestar

—Hola ¿Quién es?

—Lauren, es Sam disculpa por lo que sucedió hoy entre la sopa y la detención. No fue mi idea lastimarte.

—Samuel, son las 2 de la mañana, ¿Crees que podamos hablar en la escuela? Tengo sueño…

—Es que necesito tu ayuda y estoy debajo de tu casa.

Suelto el teléfono de pronto y voy directo a la ventana, cuando lo veo. ¡Dios mío, Lauren! En que te has metido