Sentimientos cruzados (II)
Me voy quedando sin ideas :(
Las horas en mi huida fueron largas. Me moví por casi toda la región, cruzando veloz las rutas entre ciudades, y pasando el tiempo suficiente en cada ciudad, para luego continuar camino; un camino que no tenía destino.
Luego de un tiempo, decidí regresar a casa, pensando en que mis padres podrían estar preocupados. En cuanto crucé los grandes portales del exterior, y llegué hasta las puertas de abeto de la mansión, sentí que la ilusión de regresar a casa era, en realidad, eso mismo: una ilusión.
Mis padres no estaban y los sirvientes se habían marchado de la casa para estar unos días de franco.
Caminé por la casa, imbuida en ese extraño silencio que deja la soledad, y fui directo hacia mi cuarto para descansar un poco. Luego de un relajante baño y de alimentar a mis compañeros, me dejé caer sobre la gran y mullida cama.
Estaba contenta de poder regresar a casa y descansar. Rodé sobre la cama, con mi pijama ya puesto, y quedé finalmente con la vista al techo. La casa estaba en completo silencio. Miré a mis alrededores, observando mi habitación y cada detalle de la misma.
En un rincón de la cómoda de luz, donde la joyería, los cepillos para el cabello y accesorios se juntaban, había dos cosas que llamaron mi atención. No pude evitar sonreí cuando recordé la historia detrás de aquellas cositas.
―Esa bufanda es de... Diamond, y aquel gorro de... Pearl.
Las palabras casi no salían de mi garganta, atascándose en el nudo que se había formado. Una bufanda en rosa salmón, y un gorro de lana blanca, con una Pokéball celeste bordada en su frente. Casi podía ver sus sonrisas cuando me acerqué para tomar en mis manos aquellos objetos.
Recordé el día que me los habían obsequiado, uno muy frio por cierto. Pero ni el frio ni el sueño eran suficientes, como para perderme el maravilloso cumpleaños que me esperaba.
Temprano ese 27 de Octubre, habíamos acordado que ellos vendrían a desayunar a esta casa, y luego pasaríamos todo el día jugando con nuestros Pokémon. Cuando cayera la noche, iríamos hasta las cercanías del Lago Veraz y nos quedaríamos hasta que ya el frio fuera insoportable.
De más esta decir que no fue como lo había planeado. Ellos si llegaron para desayunar, y vaya que si lo hicimos. Recuerdo al abuelo gritando y sermoneando por toda la casa mientras Diamond se llenaba los bolsillos de dulces y galletas, y Pearl salía corriendo por los pasillos mientras intentaba contener a Chahiko, su Chatot.
Al mediodía, ellos me propusieron ir a comer fuera, invitándome a un restaurante que había abierto recientemente en Jubileo. Fue una buena decisión, de hecho. Comimos, charlamos, contaron muchos buenos chistes y luego fuimos a descansar un poco en las cercanías de la ciudad, de regreso a Pueblo Arena.
Visitamos al profesor Serbal y seguimos jugando con los nuevos Pokémon del profesor, además de que tuve algo de tiempo para revisar los últimos avances de las investigaciones del profesor y de mi padre.
La noche cayó rápidamente y, con algo de dificultad y vergüenza, todo había que decirlo, los convencí de dirigirnos hacia la Orilla Veraz. Tardamos bastante en llegar, no específicamente por las distancias.
Entre chistes y conversaciones sin sentido, pronto nos habíamos quedado en silencio en las orillas del lago, observando las tranquilas aguas y viendo hacia las estrellas que iluminaban el firmamento. Era todo precioso, pero pareció que no fue suficiente para ellos.
―Señorita―dijeron al unisonó―. Feliz cumpleaños.
No había forma de que lo viera venir, ni mucho menos que pudiera ocultar mi sorpresa y felicidad. No solo eran obsequios comunes; eran mágicos objetos otorgados por maravillosas personas que tanto quería y apreciaba. Ver sus tímidas sonrisas y el rojo en sus mejillas me llenó de ternura.
Estaba realmente feliz de poder compartir aquel momento, y de, por un momento, creer que era especial para ellos, tanto como lo eran para mí.
Dejé aquellos bellos regalos en la cómoda y me volví a lanzar en la cama, aguantando las ganas de llorar, y esperar que aquel doloroso nudo en mi garganta y el filoso punzar en mi pecho desaparecieran finalmente.
El recuerdo fresco de Diamond, en estado de shock, y de Pearl, completamente confundido y asustado, me atormento por el resto de la noche.
Ya no habrá más cumpleaños, ni salidas, ni sonrisas que puedan ser anheladas ni recordadas sin dolor. Eso era lo que creía firmemente.
Como dije, me voy quedando sin ideas de como hacer esto.
Sé adonde quiero llegar, pero el camino es difuso.
Por el momento, espero les guste.
No sé cuando habrá continuación, pero espero que el finde, a lo mejor domingo.
¡Nos vemos!
El próximo cap debe aparecer: ¿Black o White? :)
Se los nombraría de la otra forma, pero no me la conozco :p
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