¿Quién dijo que una piedra podría...? (2° Parte)
Segunda parte. ¡Yey!
El aire estaba completamente encendido en llamas mientras que la arena de la blanquecina playa donde me encontraba comenzaba a levantarse y prenderse entre el fuego de aquel corcel.
Con cada respingo y sobresalto que daba tan majestuoso Pokémon, llamaradas y vientos calientes eran despedidos de su hocico y pelaje, ofuscando el ya de por si caluroso ambiente. Del otro lado, su enemigo hacia poco más de lo mismo al sobrecargar de agua el campo de batalla, provocando cada tanto mini-tsunamis y cañonazos de agua.
Rapidash se mantenía firme, contrarrestando los pesados disparos de Armaldo, un Pokémon que, además de ser ancestral, estaba muy bien entrenado, demostrándolo en la abrumadora confianza que expresaba al mantenerse erguido aguantando los golpes de las patas de su rival.
Detrás del Pokémon fósil, el entrenador que lo dirigía mantenía una intranquilizadora calma mientras la sonrisa de confianza no se le borraba ni aunque Rapidash hubiera logrado mover unos centímetros a su compañero. Sus ojos plateados mantenían estrictamente vigilada a su contrincante, la cual no podía siquiera pensar en una forma de asestar un golpe lo suficientemente duro.
Finalmente, en un momento de lucidez bajo presión y un descuido torpe por parte de Rapidash, Armaldo arremetió con Poder Pasado contra el corcel de fuego, arrojándolo sobre la arena mojada y rematándolo con Hidrobomba, dando por terminada la batalla. Pero lejos de quedarse satisfecha, la retadora chasqueó su lengua en completo desacuerdo y, al tiempo que regresaba a Rapidash a su Pokéball, arrojo una nueva, liberando a su mejor Pokémon.
―Señorita Berlitz, es tan obstinada y determinada como me contaron sus amigos. Pensar que terminaría encontrándomela aquí... ¡Ve, Metagross!
Sin detenerse a esperar a nadie, la joven de cabello azabache le ordenó a su Empoleon que arremetiera con Acua Jet a Metagross, impactándole de lleno y sacudiéndolo sobre el aire; más no pudo vencerlo de un solo golpe, si eso esperaba.
El sujeto de cabello plateado y traje elegante se lanzó sobre su compañero y comenzó a moverse a gran velocidad, increíble de creer para un Pokémon de tipo acero como Metagross, y a hostigar a Empoleon con una serie de certeros Golpe Meteoro.
Intentado detener su ímpetu, la chica se lanzó a un costado de su Pokémon y le ordenó utilizar Barrera, lo cual elevaría su defensa física para poder aguantar mejor los golpes de su rival.
En seguida, Metagross cambió la estrategia y envistió directamente a Empoleon con Cabeza Hierro, arrojándolo contra la arena y tomando distancia para preparar un nuevo ataque: Giga Impacto.
―No... ¡Levántate, por favor! No te dejes derrotar, Empoleon.
Ella gritaba desesperada intentando hacer reaccionar a su compañera, pero era evidente que la pelea había llegado a su fin; pero en cuanto mi vista fue hacia el otro entrenador, el ver a Metagross acumular la energía en su frente me causo un gran escalofrió.
¿Es que acaso pensaba matarla junto a Empoleon? El Pokémon de la chica había despertado de su corto desmayo pero, aunque ella siguiera gritándole y ordenándole actuar, estaba claro que Empoleon estaba en sus últimas. Que Pokémon más fuertes tienen, pensé en cuanto lo vi poner una rodilla en tierra. ¡Empoleon estaba levantándose! ¿Cómo era eso posible?
La respuesta tardo un poco más en llegar, pero mientras tanto estaba viendo como Empoleon comenzaba a rodearse de un aura azulada que, luego de unos segundos, comenzó a volverse cuerpo en lo que parecía agua. Esta comenzó a juntarse alrededor del pico del pingüino, arremolinándose salvajemente. La presión podía sentirse y hasta respirarse en la atmosfera.
Ambos entrenadores estaban atónitos observando a Empoleon realizar un movimientos bastante difícil de lograr, e incluso de aprender. Puede tratarse de un movimiento distinto y lo estuviera confundiendo pero, el hecho de ver al otro sujeto cambiar la estrategia y a Metagross redirigir esa energía que había juntado en un último ataque a distancia, me dio un nuevo escalofrió.
―Engreída, arrogante y obstinada... Es una pena que sus amigos la describieran tal cual―noté la molestia de la muchacha ante aquellas palabras―. Pero no me dijeron nunca que fuera también temperamental, explosiva y peligrosa. ¡Esta es la definitiva! ¡Metagross, Electrocañón!
―¡Ataca, Empoleon!
Chispas y haces de luz resplandecientes fueron disparados a gran velocidad y con enorme intensidad hacia Empoleon, el cual lanzó su Hidrocañón en el último instante, liberando una poderosa onda de agua a alta presión. Ambos movimiento colisionaron entre si y se mantuvieron a la par durante unos instantes que parecieron eternos, hasta que una de las rodillas de Empoleon cedió y todo su cuerpo se desplomó en un gran haz de luz que explotó y levantó por el aire la arena del campo y una increíble cantidad de agua electrificada y humo.
―Increíble―pensé en voz alta al ver el nivel de estos personajes―. Pensar que trabajare con semejantes sujetos... Increíble.
No encontré imagen de Máximo/Steven que me convenciera para adornar el capi, pero bueno... el fandom femenino tiene demasiada imaginación, por lo que pueden imaginárselo ya bien padre al amante de las piedras.
¡Hasta otra!
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