✞ XXII ✞

Todo el pueblo acordó que aquella mujer fuese colgada.

Era más sencillo colgarla por su belleza que culpar al hijo del gobernador por ceder a sus instintos básicos.

La insultaron y patearon mientras la conducían a la horca. Sin embargo, las voces se fueron apagando poco a poco.

En ese momento, ella los reto con la mirada y les sonrió con cinismo, moviendo la cabeza de un lado a otro para observarlos a todos.

Esto los tenía aterrados, hace que sus piernas tiriten y su boca seque.

Sobre todo porque la mujer fue colgada hace más de veinte minutos.





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top