Capítulo 3
Preparó su cuadernillo para continuar el retrato, se distraía de vez en cuando, cada vez que él hacía geniales jugadas, era el mejor... él y nadie más, nadie se comparaba a él, era el mejor y el más lindo y hermoso de todos para el rubio.
Se oía el aliento de sus compañeros animándolo, su nombre era Ness..., Ness era quien enamoró a Lucas.
Lucas se quedó ahí en su lugar hasta llegar el atardecer y todos comenzaron a caminar hasta sus hogares.
Por fin el retrato estaba terminado y Lucas estaba muy cansado y hambriento y Ness estaba en la entrada, como siempre, sentado en el pavimento como si esperase a alguien. Lucas se quedó un poco más para conocer a quien Ness esperaba cada día.
Después de media hora Ness se puso de pie y volvió al campo para seguir entrenando, él solo sin nadie más. La noche se asomaba y Ness permaneció entrenando hasta las ocho.
Lucas lo esperó y cuando notó que ya ponía marcha, decidió ir también a su hogar para descansar. Comprendió que Ness solo esperaba que los demás se marcharan para él seguir con su entrenamiento, era algo que amaba y se esforzaba por ser el mejor, eso le dio ánimos y motivación al rubio para no rendirse.
Al día siguiente a nadie parecía importarle saber el motivo por el cual Lucas había faltado. Ni siquiera la maestra se veía preocupada de ello.
―S-señorita K-Kumatora... ―Dijo Lucas con mucho nerviosismo.
―¿Qué pasa?
―Es que yo... quiero mostrarle algo, pero a la vez quiero que me lo devuelva y no lo altere... es muy importante para mí. ―Dijo el joven mostrando su dibujo.
Ella no podía manifestar palabra alguna. Lo que Lucas le estaba mostrando era un verdadero retrato, no se lo creía, ella lo tomó y lo examinó.
―¡No lo dañe por favor!
―Te quedó tan... bonito, genial, ¿Quién es él?
―Es un chico... y-yo fui el campo ayer y entonces lo retraté.
―Lucas, ¿sabías que estás aprobado?
―¡¿De verdad?! ―Exclamó el chico dando un montón de pequeños saltitos de emoción.
―De verdad es el mejor trabajo que he recibido. ¿Me dejas tomarle unas pocas fotos?
―S-si, por supuesto.
Lucas estaba muy agradecido con Ness, él lo había motivado para no rendirse, a él sentía que le debía mucho y a pesar de que las clases terminaron..., Lucas, ya con su diploma entre su cuadernillo, decidió madrugar cada día para ir a ver a Ness en sus partidos y entrenamientos.
Siempre iba con su cuadernito y lápices, y en pocos días ya ni hojas le quedaban para seguir retratando o haciendo un montón de dibujitos de Ness.
Cada madrugada iba a verlo, y se quedaba con él hasta el anochecer, Lucas se auto-proclamó el fanático número uno de Ness... aunque de eso él joven beisbolista jamás se enteró. Lucas era muy feliz gracias a él.
―Lucas... ese no es el fin, no me engañas... dime que se quedaron juntos, por favor.
―No, no se quedaron juntos hermanito.
Claus sintió un fuerte nudo en la garganta. ―M-me gustan mucho tus cuentos, creo que ya me dio sueño, muchas gracias por contarme esa linda historia. Buenas noches.
Lucas también se acostó en su cama, al igual que Claus. ―¿Buenas tardes no querrás decir?
―Si... verdad, que tonto soy.
Ambos guardaron un momento de silencio.
―L-Lucas... ―Dijo Claus.
―¿Si?
―Debes dejar tu timidez de ladito... y decirle a Ness lo que sientes.
―Oh, gracias, lo intentaré.
―De nada, que duermas bien.
―También tú, sueña con Ninten.
―Y tú con Ness.
Ambos rieron juntos unos breves momentos y luego sin darse cuenta se durmieron de una buena vez.
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