Capítulo 2: Aquel lindo chico
―No me gusta que los demás se burlen de ti, yo sé que tú te esfuerzas mucho, demasiado, pero no sirve de nada. ¿Eres consciente que se vienen las vacaciones y yo debo hacer el examen final?
Las lágrimas de Lucas aminoraron al oír esa noticia.
―¿Examen final? ―Inquirió.
―Tienes que mostrarme tu mejor dibujo antes de los próximos cuarenta días, es el último plazo y si no puedes con eso no podre diplomarte... o deberás tomar las clases desde el comienzo.
Aquella noticia acabó con las esperanzas del joven quien decidió dejar los cursos para siempre desde ese mismo instante, no iba a volver jamás.
Deprimido y decepcionado de él mismo, al termino de las clases se subió por lo que creía sería su última vez en aquel bus que lo trasladaba de un lugar a otro. Lucas se apoyó en la ventana mirando así los alrededores para quitar su tristeza y así poder despejar su mente aunque fuese por un momento.
El bus hizo una pequeña pausa en un pase habilitado para transeúntes. Lucas se percató que un montón de beisbolistas pasaban por la calle para llegar al otro lado, jamás se había dado cuenta que allí mismo había un campo de beisbol. Era un campo grande y se quedó un tiempo admirándolo y entonces vio a un joven en la entrada casi, de un cabello color negro, parecía exhausto de haber jugado tanto. Él estaba sentado sobre el pavimento mientras que parecía esperaba a alguien.
Lucas lo admiró, él a diferencia de los demás, estaba cansado y algo sucio. Con solo mirarlo sabía que era quien más se esforzaba entre todos los jugadores. Lucas sacó su cuadernillo de dibujo y su lápiz para dibujarlo, pero para su mala suerte el bus comenzó a avanzar y solo pudo hacer un par de líneas.
Durante todo el resto del día no pudo sacarse a ese lindo chico solitario, solitario como él, tal vez guardaban cierta similitud porque siempre estaba solo sin nadie.
Lucas volvió a observar lo poco y nada que hizo en su cuadernillo, y se dispuso a volver a clases con la intención de volverlo a ver a él y terminar aquel dibujo, ese mismo dibujo que decidió sería su prueba final.
Al día siguiente, al termino de las clases Lucas volvió a verlo y consiguió dibujar uno de sus parpados, no era mucho, pero si suficiente considerando que tendría que dibujar una pequeña fracción de él cada día antes del último plazo.
Día tras día, Lucas seguía asistiendo a esas clases y viendo a ese joven, de quien también comenzó a profundizar sentimientos especiales hacia él, su sonrisa le fascinaba, todo de él era perfecto para Lucas y más de una vez consideró bajarse del bus para hablarle o dibujarlo más de cerca, pero su miedo y timidez se lo impedían.
Enamorado de él Lucas estaba, de él, el mejor beisbolista.
El tiempo avanzaba rápidamente y distraído el rubio notó que la fecha se aproximaba, sólo quedaban cuatro días y el retrato no llevaba más de la mitad. Lucas se desesperó, no sabía ya que hacer. Si no conseguía terminarlo reprobaría y sería el hazmerreir de todo la clase.
A dos días del plazo correspondiente, Lucas decidió hacer algo muy arriesgado; dejó pasar el bus que venía por él, para no asistir a sus clases de dibujo, sino al campo de beisbol con su cuadernillo, dispuesto a terminar su retrato, pero sobre todo, para ver más de cerca al dueño de su corazón.
Los jugadores ya estaban la mayoría en sus lugares y Lucas se sentó en los primeros asientos de las gradas. El joven aquel... apenas venía entrando al campo para entrenar. Lucas sentía su cálido corazón estallar con solo verlo tan de cerca.
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